Que no es otro que España, ya que esa técnica literaria fue creación de Valle-Inclán. Como sabéis, consiste en una deformación grotesca de la realidad, pero, como ya advirtió el propio Valle, con el paradójico fin de reflejar la realidad tal y como es cuando uno se encuentra en una realidad absurda hasta la náusea. Y esa era la situación en que se encontraba el genial escritor gallego cuando, hacia 1920, inventó el esperpento: ante una España tan ridículamente absurda que solo podía retratarse con realismo mediante la deformación grotesca. Parece que, un siglo después, nos vamos acercando.
La declaración/suspensión de la independencia de Cataluña que presenciamos ayer es el último capítulo del esperpento español. De camino, hago esta observación: el primer Estat Catalá duró once horas; el segundo no ha llegado al medio minuto: ¿no bastaría esto para hacer recapacitar a cualquier persona sensata? Nuevamente Puigdemont nos ha hecho hacer el ridículo internacional: ¿qué estarán pensando a estas alturas sobre España los ciudadanos inteligentes de otros países? Les tendrá que parecer de chiste un país con gobernantes que declaran una independencia y acto seguido la suspenden, un país donde los poderes locales se constituyen en contrapoder estatal, un país donde el Gobierno central no fulmina de inmediato a sujetos que, como Mas en 2014 y Puigdemont en 2017, pretenden romper su integridad, un país donde se puede estar ¡diez días! con dos poderes contrapuestos mandando en una de sus regiones, un país donde se alza una conspiración golpista y no solo no se frena con contundencia, sino que hay partidos supuestamente constitucionales (PSOE, Podemos, PNV) que consideran al líder del golpismo un interlocutor válido para una negociación.
Sin duda, el prestigio de España está hoy por los suelos, debemos de parecer un país esperpéntico en el que cualquier aventurero puede burlarse de las leyes y de los ciudadanos de bien. Un país con un sistema legal incapaz de autodefenderlo.
Y eso no es nada: ¿qué pensarían en el mundo si conocieran la larga historia de abusos permitidos que han conducido durante más de 30 años a que el independentismo catalán haya llegado hasta donde está hoy?
Y eso no es nada: ¿qué pensarían en el mundo si conocieran la larga historia de abusos permitidos que han conducido durante más de 30 años a que el independentismo catalán haya llegado hasta donde está hoy?
La palabra esperpento se quedaría corta.
Puigdemont, la CUP, la ANC y demás golpistas se han estado riendo de España durante mucho tiempo y la declaración/suspensión de ayer fue la última burla. Pero cualquiera puede entender que sus chistes tendrían muy poca gracia si no les hiciesen pagar, sobre todo, para los propios catalanes.
Hoy, Rajoy ha puesto en marcha el 155 y Sánchez ha dicho que le ha arrancado el compromiso de reformar la Constitución; ya pueden tener mucho cuidado con lo que hacen, porque la credibilidad del sistema está bajo cero y me temo que no seríamos pocos los que no llevaríamos bien que se convirtieran en cómplices del cachondeo independentista. Esperpentos, los justos.
Puigdemont, la CUP, la ANC y demás golpistas se han estado riendo de España durante mucho tiempo y la declaración/suspensión de ayer fue la última burla. Pero cualquiera puede entender que sus chistes tendrían muy poca gracia si no les hiciesen pagar, sobre todo, para los propios catalanes.
Hoy, Rajoy ha puesto en marcha el 155 y Sánchez ha dicho que le ha arrancado el compromiso de reformar la Constitución; ya pueden tener mucho cuidado con lo que hacen, porque la credibilidad del sistema está bajo cero y me temo que no seríamos pocos los que no llevaríamos bien que se convirtieran en cómplices del cachondeo independentista. Esperpentos, los justos.
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