Libros que he publicado

-2028. ¿Cómo será la Tercera República? -LA ESCUELA INSUSTANCIAL. Sobre la urgente necesidad de derogar la LOMLOE. -EL CAZADOR EMBOSCADO. Novela. ¿Es posible reinsertar a un violador asesino? -EL VIENTO DEL OLVIDO. Una historia real sobre dos asesinados en la retaguardia republicana. -JUNTA FINAL. Un relato breve que disecciona el mercadeo de las juntas de evaluación (ACCESO GRATUITO EN LA COLUMNA DE LA DERECHA). -CRÓNICAS DE LAS TINIEBLAS. Tres novelas breves de terror. -LO QUE ESTAMOS CONSTRUYENDO. Conflictividad, vaciado de contenidos y otros males de la enseñanza actual. -EL MOLINO DE LA BARBOLLA. Novela juvenil. Una historia de terror en un marco rural. -LA REPÚBLICA MEJOR. Para que no olvidemos a los cientos de jóvenes a los que destrozó la mili. -EL ÁNGULO OSCURO. Novela juvenil. Dos chicos investigan la muerte de una compañera de instituto. PULSANDO LAS CUBIERTAS (en la columna de la derecha), se accede a información más amplia. Si os interesan, mandadme un correo a esta dirección:
repmejor@gmail.com

Tenéis información de los precios aquí:

jueves, 19 de junio de 2025

La temible escalada de Pedro Sánchez

  Desde la famosa "confusión" del 12 de octubre de 2018 en el besamanos junto a los reyes, tengo muy claro que el anhelo de Pedro Sánchez ha sido siempre ocupar él la jefatura del Estado, para lo cual le sobraban el monarca y la monarquía constitucional, de ahí que no me hayan extrañado nunca ni uno solo de sus actos y sus pactos en contra de ambos, porque, si en algo es coherente este señor es en el seguimiento y aplicación de su guion. Recuerdo que, por aquellos años, cuando decía esto, la gente me llamaba chiflado y conspiranoico y se arriscaban todos en la beatífica interpretación de que aquello había sido un error de novato (😂😂😂), a lo que yo respondía esto: repasa el vídeo, fíjate en el careto que pone el tío cuando le echan y luego me lo cuentas. Esa respuesta sigue siendo válida, pero, al lado de todas las evidencias que el héroe de Paiporta ha dejado desde entonces para confirmar lo que yo decía, ya se ha quedado en una anécdota inocente.

    El otro gran sueño de Pedro Sánchez era y es adueñarse del poder de forma vitalicia, pero hoy en día está seriamente amenazado por sus excesos, sus traiciones y la espantosa corrupción que afecta a su partido, su gobierno y sus círculos más cercanos, corrupción de la que todos sabemos -y algunos muy señalados lo reconocen ya, aunque entre embustes- que irán apareciendo más testimonios demoledores, por lo que el presidente ya ha activado el protocolo de defensa a ultranza de ese poder que considera suyo. El protocolo se inicia reforzando los pactos con las bandas de dementes y saqueadores que le apoyan, a los que dará todo lo que le pidan para que lo sigan haciendo, con lo que multiplicará el ya gravísimo perjucio que han infligido a España y al Estado de derecho en los últimos siete años. El segundo paso es ir construyendo el cinturón defensivo para encastillarse cuando llegue -y quizás no tarde en llegar- ese momento de crisis ya insostenible o ese mandato judicial que le imponga el abandono inexcusable del poder. Este proceso ya está en marcha también. Su primer escalón fue la comaparecencia del pasado 13 de junio, en la que vino a decir que la corrupción se ceñía a Santos Cerdán y que él no tenía ni idea; el segundo fue la comparecencia del lunes 16, en la que, entre falsas disculpas, cargó contra todos los que considera sus enemigos, en especial, contra el PP y Vox, a los que, ejecutando un asombroso ejercicio de proyección, acusó de corruptos, cuando los corruptos son él, su entorno, su gobierno y su partido; el tercero ha sido la carta que dirigió a la militancia del PSOE el mismo día 16, un documento que resulta muy inquietante por dos cosas: las tremendas y calumniosas acusaciones que lanza contra el PP y Vox y el tono beligerante que se oculta en su llamamiento a resistir los torcidos planes que indignamente les atribuye. Como era de esperar, son además abundantes en ese mensaje las mentiras, de las que me limitaré a espigar algunas de las más notables.

    En la línea 10, al hablar de la corrupción y de la disposción del PSOE a atajarla, dice: "Hemos actuado con contundencia", y en la 20 añade: "Nosotros denunciamos las prácticas corruptas", colosales embustes que se desmienten solo con recordar las renuencias y secretismo de Sánchez y su partido con todos los avisos que ya desde 2020 aparecían acerca de las mascarillas, de Ábalos, de Cerdán, de Armengol, de Torres, de Begoña y de tantos otros. En la 25 sostiene que "el poder ejecutivo no interfiere en investigaciones que dependen del poder judicial", afirmación que sin duda leerán con asombro e indignación los jueces encargados de los asuntos de Begoña Gómez, David Sánchez y el fiscal García Ortiz. En la 32, proclama que España tiene "un Partido Socialista Obrero Español limpio", pero le bastaría con mirarse a sí mismo para entender que eso es para carcajearse, una trola sonrojante salvo para quien, como él, es inmune al sonrojo. Por último, os dejaré una cita un poco más larga que está entre las líneas 59 y 62:

    Hemos aumentado los niveles de transparecia y endurecido leyes. Hemos elevado los niveles de rendición de cuentas y mejorado la posición de España en los rankings internacionales de percepción y de lucha contra la corrupción.

    Hace falta, lo diré por enésima vez, desvergüenza para decir esto, cuando Sánchez ha llegado a cerrar el Portal de Transparencia y tanto él como sus ministros son unos obsesos de la opacidad; cuando ha dado indultos y amnistías a golpistas, ha maniobrado para exonerar a los expoliadores de los ERE, ha  suavizado las penas por malversación y sedición y promulgado una ley que ha reducido condenas a los violadores; cuando, en lo relativo a la corrupción, hemos hecho justamente lo contrario de lo que afirma: empeorar. Pero todo esto no es mentir por mentir, sino que está puesto al servicio de otra finalidad: presentar un PSOE enormemente limpio para que así parezca mayor la iniquidad que atribuye a sus oponentes. Son mentiras destinadas a indignar y enardecer a la militancia, la tropa con la que cuenta, más adelante veremos para qué.

    Paso a continuación a analizar el tratamiento que dedica a esos que ha convertido en enemigos inicuos que tanto me alarma, popósito al que realmente sirve el mensaje. Después de acusar a la derecha de borrarse del debate sereno y de querer solo destruir, lanza este furibundo ataque entre las líneas 48 y 55:

    Y porque lo único que son capaces de ofrecer pasa por el apoyo de una fuerza de ultraderecha incompatible con el progreso, los derechos y las libertades que tanto costaron levantar en España. Lamentablemente, el Partido Popular y Vox están en una deriva de odio y legitimación de la violencia que se refleja, entre otras cosas, en el acoso a muchos militantes socialistas y en el ataque a numerosas casas del pueblo. Unos y otras tienen toda mi solidaridad y apoyo.

    Puede que el Partido Popular haya renunciado a defender las conquistas y valores fundamentales de nuestra democracia. Nosotros jamás lo haremos.

    Estas palabras constituyen una más de las ya innumerable muestras de la brutal abyección de Pedro Sánchez. Aterrado porque sus desmanes y su corrupción le han llevado a un cerco cada vez más asfixiante, el hombre que desde 2018 se ha convertido en la mayor amenaza contra el Estado de derecho y la propia nación, el hombre que lleva siete años fomentando la división y la discordia de las que se alimenta, ha sido capaz, en un nuevo alarde de proyección, de acusar a sus adversarios de cometer los pecados en los que él se revuelca. Tiene incluso el atrevimiento de presentarse a sí mismo y a su hoy fecalizado partido como modelos de pureza. Que nadie piense que esto es tan solo para exponer una maniquea y falsaria contraposición entre el bien (= el PSOE) y el mal (= el PP y Vox), porque tiene una intención mucho más perversa, que se entiende muy bien leyendo lo que dice entre las líneas 72 y 80:

    Sé que la decepción es enorme. Pero también debemos tener claro que nos enfrentamos a una operación de demolición moral, por procedimientos que llevan más peligro para la democracia que aquello que pretenden combatir.

    La mejor forma de salir de esta prueba es recordar por qué estamos aquí. No hemos venido a ocupar sillones. Hemos venido a mejorar la vida de la gente, a combatir la desigualdad y a defender las libertades. Y no vamos a permitir que nada nos aparte de esos anhelos en los que millones de personas han depositado sus esperanzas

    No me resisto a señalar otra muestra de la ilimitada osadía de Sánchez, porque hace falta poseerla para permitirse decir eso de "No hemos venido aquí a ocupar sillones", que, puesto en su boca, no por ser grotesco deja de ser insultante. Dejando aparte su insistencia en demonizar al enemigo y angelizar a su bando, la gran aportación de estos párrafos es que resultan ser una llamada a la guerra sin cuartel, intensa y reiterativa, como queda patente en la semántica y abundancia de las expresiones que he destacado en negrita. Y el uso de la primera persona del plural en estas líneas de tonos un tanto épicos, refuerza la intención de involucrar a su partido en esa cruzada: como adelanté más arriba, la militancia del PSOE podría ser la tropa con la que ya está contando Pedro Sánchez. 

    ¿Pará qué? Este sería el cuarto de los escalones de que consta el cinturón defensivo con que Sanchez piensa retener el poder, y son, como se ve, de una dureza ascendente. Los tres anteriores ya se han hecho reales, y, en cuanto a este cuarto, una vez enviado a la militancia el mensaje de que son los arcángeles del Bien contra el Mal... ¿está acariciando Pedro Sánchez la idea de lanzarla a la calle si las fuerzas infernales (jueces, UCO, Parlamento...) se atrevieran a cercarle a él, el depositario de las conquistas y valores fundamentales de nuestra democracia? Teniendo en cuenta que, en sus comparecencias, vino a decir que no dimitía por evitar que el poder llegase a manos de la ultraderecha y las repetidas muestras que ha dado de su "desapego" al sillón (😂😂😂😂), deberíamos tomarnos esta posibilidad muy en serio; yo incluso voy más lejos: estoy convencido de que, si se diera el caso, solo la escasez de apoyos le impediría hacerlo, así que me sorprende la tranquildad con que se ha recibido esta carta, en la que encuentro un evidente aviso de las posibles intenciones insurreccionales de Pedro Sánchez. ¿Queda todavía en España alguien que crea que no sería capaz? ¿Sí? ¿Y qué se lo impediría? ¿El respeto a la legalidad? ¿La limpieza? ¿El altruismo? ¿El amor a la patria? ¿El temor a ocasionar un grave daño a su nación? ¿La sensatez? ¿La cordura? ¿Alguien está dispuesto a sostener que Pedro Sánchez respeta la legalidad, es limpio, es altruista, ama a su patria, teme dañar a su nación, es sensato o es cuerdo? He puesto "o", no "y", tómese nota. 

    Yo, desde luego, no lo sostendría, y a quienes sí lo hicieran, en apoyo de mis temores, aún les diría que vienen avalados, aparte de por casi todo lo que he dicho aquí, por otros indicios muy concretos: Pedro Sánchez confió en la manipulación -y la complicidad, todo hay que decirlo- de la militancia de su partido para que le convirtiera en el César -más bien, el Nerón- del PSOE a través de las primarias, así que muy bien pudiera seguir confiando en ella para otros fines; Pedro Sánchez aprende mucho de Zapatero, a quien nadie le regateará sabiduría acerca de los procedimientos bolivarianos; Pedro Sánchez se ha hecho también muy amigo de los golpistas del prusés, que ya intentaron algo muy parecido a lo que aquí aventuro. ¿Hace falta más? Ahí va la última: cuando tengo dudas acerca de las motivaciones de Sánchez o de las posibles cosas que vaya a hacer, las resuelvo siempre decantándome por la peor de las posibilidades. Llevo años haciéndolo así y nunca me ha fallado. 


viernes, 13 de junio de 2025

¿Cómo ha podido un sinvergüenza como Pedro Sánchez llegar a presidente del Gobierno?

     Es la pregunta que llevamos muchos años haciéndonos quienes pensamos (o pensábamos) que para llegar a tan alta responsabilidad había que reunir unos mínimos más bien exigentes de inteligencia, cultura, honradez, sensatez y decencia, así que estaba vedada para los patanes sin principios, porque, con lo que llevamos visto en los últimos siete u ocho años (1), no podemos entender las razones de este misterio. Estoy seguro de que los observadores de países extranjeros también estarán perplejos y supongo que hoy, después de la comparecencia motivada por el demoledor informe de la UCO sobre las aventuras de Santos Cerdán, muchos de esos españoles que de buena fe han creído en Sánchez todo este tiempo -de los que se van desengañando cada vez más- se habrán apuntado a nuestro club.

    La comparecencia del presidente ha durado cuatro minutos y a continuación ha habido una ronda de preguntas de los medios que no ha llegado a los veinte, podéis verlo todo pulsando aquí. Sánchez ha empezado pidiendo perdón, pero no por la grave corrupción de su partido, sino porque ¡hasta esta mañana, él estaba convencido de la integridad de Santos Cerdán! (😂😂). Hace falta ser sinvergüenza, ya digo. Hace falta ser muy sinvergüenza para pretender que los españoles nos traguemos esa bola indecente. Mirad el vídeo, observad las caritas, la consabida escenificación, la fingida tristeza: una vez más, por lo que dice y por como lo dice, este señor nos está llamando a todos gilipollas. Hace falta ser muy sinvergüenza para haberse pasado siete años tomando a los ciudadanos por gilipollas desde el cargo que él ocupa, y en muchas ocasiones -como esta- con asuntos gravísimos de por medio; hace falta ser muy sinvergüenza para salir ante los medios y decir en cuatro minutos que aquí no pasa nada, que solo es cosa de un santo varón llamado Santos, con lo que está cayendo en su partido y en su familia; hace falta ser muy sinvergüenza para presentarse como un inocente que se chupa el dedo, cuando es justamente todo lo contrario; hace falta ser muy sinvergüenza para descolgarse con esa "medida" de ordenar una auditoría en el PSOE. Hace falta tener una carencia absoluta de vergüenza para hacer las cosas que hace Pedro Sánchez

    Y hace falta ser muy sinvergüenza para no dimitir ni convocar elecciones. Pero todo esto era esperable en quien ha amnistiado a golpistas o maniobrado para exonerar a los condenados por los ERE (otros gigantescos sinvergüenzas), porque quien ha hecho cosas tan graves no va a dimitir porque pillen a uno de su banda. Lo malo es que, si Sánchez es coherente con esta lógica, podemos temernos que hará cosas espeluznantes para no soltar el poder, estemos atentos.

    Pero nada de esto responde a la gran pregunta: ¿cómo ha podido un sinvergüenza como Pedro Sánchez llegar a presidente del Gobierno? ¿Cómo ha podido mantenerse siete años? ¿Cómo ha podido conseguirlo, además, cometiendo las atrocidades que ha cometido? Estas preguntas no le conciernen a él, sino a la sociedad española, que es quien le ha dejado alcanzar todas esas metas. Las razones serán múltiples y complejas, y es inexcusable que las descubramos para atajar el daño que nos están haciendo en el presente sanchista y evitar que puedan aparecer en el futuro más personajes como este. Por mencionar algunas que se me ocurren, creo que la culpa ha sido de que nuestro sistema legal carece de los mecanismos para contrarrestar enemigos de la democracia que hagan cosas como las que han hecho Sánchez o los separatistas; de que nuestro sistema de partidos es débil para expulsar parásitos destructivos; de que los propios partidos se han pasado décadas haciendo política y gobernando en beneficio propio aun a costa del perjuicio para la nación; de que no le han hecho muchos ascos a la corrupción; de que la moral pública está pervertida hasta el punto de que millones de ciudadanos están dispuestos a votar y apoyar, solo por conveniencia o sectarismo, a locos o corruptos que les premian con migajas mientras llevan a cabo sus torcidos planes, y esto no ha pasado solo con Sánchez, pensemos en quienes han apoyado a organizaciones asesinas, planes secesionistas o a mafiosos patibularios que, para enriquecerse ellos, aportaban una apariencia de prosperidad a base de pisotear todos los límites y leyes. 

    Pues ya podemos ir tomando conciencia de que, o arreglamos estos males, o nos hundiremos en la corrupción, la miseria, el conflicto y la división. Y no hace falta decir que en el mundo de la política abundan las manadas de hienas o los chacales solitarios que estarán encantados en ayudarnos a hundirnos si con ello logran un pedazo de carroña que llevarse a las fauces. Toca ejerecer de ciudadanos comprometidos y decentes.


1.- Aquí os dejo un breve compendio: cosas de Pedro. Como veis, es de octubre de 2024, así que, como el ritmo de producción de canalladas del sanchismo es inagotable, procede que añada también esto otro: Leire y demás. Observaréis que su audacia es cada vez mayor y que cada vez queda más claro que es una amenaza para la democracia.

domingo, 1 de junio de 2025

¿Cocinando falsas conspiraciones para justificar un golpe al orden constitucional?

     Cuando tuvimos claro que Pedro Sánchez carecía de límites y de escrúpulos y que la estrategia de su desparramada carrera de abusos, atropellos y desafueros consistía en cometer hoy uno que dejase pequeño al de ayer y que fuese a la vez un juego de niños comparado con el que  perpetraría mañana, empezamos a compararlo con el Jean-Paul Belmondo de Al final de la escapada, aquel inmoral descerebrado que no tiene ni la capacidad ni la voluntad de frenar sus crímenes y acaba estrellándose, víctima de la espiral cada vez más acelerada que él mismo ha creado. Parece que para Sánchez ese momento ha llegado ya, dada la abundancia, la pestilencia y la envergadura de las hortalizas que abarrotan el berenjenal en que está metido. Ahora bien, a la vista de cómo ha demostrado ser este personaje, los que no creemos en él  también hemos sospechado siempre que no abandonaría el poder por las buenas y que, cuando se viese ante esa tesitura, sería capaz de recurrir a cualquier vileza para conservarlo. En los últimos días están saliendo a la luz algunas noticias muy alarmantes que, por desgracia, dan la razón a esos temores.

    A principios de esta semana, llegó a conocimiento de la opinión pública el escabroso asunto de la conspiración que una tal Leire Díez, militante del PSOE muy bien relacionada con lo más granado del partido y con un historial que demuestra que tiene no poca importancia dentro de él (1), estaba tramando con un puñado de siniestros colaboradores, conspiración que pretendía sacar información comprometida contra el teniente coronel Antonio Balas, mando de la UCO, y el fiscal anticorrupción José Grinda. Merece la pena, si queréis revisar la información sobre el asunto, que oigáis también los elocuentes audios, que son de escasa duración, pero retratan muy bien lo que se cocía y a los cocineros, en especial, a la señora Díez (2). Lo que se pretendía, en suma, era quitar de en medio por procedimientos sucios a dos personas clave en las investigaciones de los casos que más inquietan al PSOE: Koldo, David Sánchez, Begoña..., con el fin de torpedearlas. Pura metodología mafiosa.

    Que la UCO es la gran jaqueca de Sánchez, el PSOE y Frankenstein 2 lo demuestra el segundo asunto inquietante de estos días (dadas las mañas del sanchismo, mañana podría salir un tercero), que es de hace apenas unas horas (3). Todo parte de una noticia propagada por "El Plural", en la cual este medio divulga una conversación mantenida en 2021 entre Juan Vicente Bonilla, capitán de la Guardia Civil hoy al servicio de la Comunidad de Madrid, y el empresario José Luis Caramés. De ella puede deducirse que están tramando poner una bomba lapa en los bajos del coche de Pedro Sánchez. Esto, naturalmente, es una enormidad, un intento de atentado terrorista, pero sucede que... la conversación está manipulada. Como se demuestra en la explicación del asunto que facilita "The Objective", que también poseía ese documento, los responsables de "El Plural", de manera vergonzosa y ladina, han suprimido en él unas pocas líneas, con el resultado de que lo que en realidad era una broma de Bonilla ironizando con que él mismo podía ser el destinatario de la bomba, queda convertido en una conspiración magnicida. A la hora en que escribo estas líneas, de quienes se subieron al carro de este bochornoso montaje, solo se ha apeado La Sexta, pero ni "El Plural" ni RTVE ni los ministros María Jesús Montero, Pilar Alegría y Óscar López lo han hecho. Lo último que he visto es una noticia de "El Plural" que da cuenta de la exigencia del PSOE de que Ayuso cese a Bonilla. Ayuso: no podía faltar el ataque indecente contra esta persona, a la que el sanchismo está sometiendo a un acoso que los retrata como hienas repugnantes.

    Estas vomitivas campañas del sanchismo y sus sicarios tienen un nombre: GUERRA SUCIA. Esto es gravísimo, no es ninguna broma; el PSOE se ha internado ya en el terreno del ataque a degüello y sin cuartel, con lo que demuestra lo que algunos sospechábamos: que Pedro Sánchez sería capaz de llegar a los peores extremos con tal de apalancarse en el poder.

    Las implicaciones son muy serias y la más grave es esta: que, si se les pone por delante el sistema constitucional, se lo cargarán sin contemplaciones.  Las evidencias que están dejando son irrefutables y, al fin y al cabo, no debería sorprendernos en un PSOE con estos precedentes: el proclamado republicanismo de Zapatero, un personaje que puso en marcha la rebelión del prusés con su insensato estatuto para Cataluña y que hoy manda mucho en el partido; la amnistía a los golpistas del prusés y su complicidad con ellos; las ocho naciones que según el PSC y Miquel Iceta (uno de los amigos de Leire Díez, por cierto) componen España o eso que sostiene Pedro Sánchez de que España es una nación de naciones. El PSOE lleva ya bastantes años aventando unas inclinaciones republicanas y fragmentaristas muy en la línea de ese separatismo con el que tan bien se entiende. Un dato chusco como guinda: Aina Calvo, la recién ascendida nada menos que a secretaria de Estado de Seguridad, promovió en 2014, desde el PSOE de Baleares, un referéndum para proclamar la IIIª República (4).

    No son bromas, insisto. El sanchismo lleva siete años pisoteando límites, leyes y a la propia nación. ¿Qué más tiene que hacer para que le paremos los pies?


1. Fue concejal en Vega de Pas entre 2011 y 2015 y tuvo un alto cargo en Correos entre 2021 y 2023, bajo la protección y las órdenes nada menos que de Juan Manuel Serrano.

2.- Esta es la narración de "The Objective", que incluye los audios. Os dejo también la de "Público".

3.- Nuevamente es el relato de "The Objective" el más afinado.

4.- Republicanistas de izquierdas, separatistas y PSOE son un explosivo batiburrillo contra la nación española y la democracia. En mi novela 2028 trazo una parodia de lo que sería esa Tercera República, y me sale una república plurinacional, bananera y esperpéntica. El punto de partida del que nace es, precisamente, una revolución promovida por un gobernante corrupto que se niega a abandonar el poder. 

lunes, 26 de mayo de 2025

Laberinto educativo y aprendizaje "fake"

     El título de este artículo coincide con el del libro escrito por Ramón Espejo Romero que publicó el pasado mes de marzo la editorial Brief (1). Comienza con un prólogo en el que Javier Orrico se pregunta cómo ha sido posible que, con las mejores condiciones materiales de los últimos cincuenta años, lo único que se haya conseguido sea hundir calamitosamente el nivel de instrucción de nuestros jóvenes y sus virtudes más propicias para el aprendizaje. Achaca este desastre a ocho trampantojos que, a su modo de ver, constituyen los sólidos pilares sobre los que se ha asentado el disparate logsiano. Viene a continuación una introducción del autor en la que nos propone un viaje auténtico y no meramente turístico, es decir, uno de esos viajes interesados sobre todo en la cantidad y profundidad de cosas que podemos llegar a conocer. El destino de ese viaje será el mundo de la educación y la introducción se cierra con estas palabras: "Para aprender (y viajar) tenemos que ir allí donde nos vamos a sentir incómodos, perdidos, y yo no he esquivado estos lugares". 

    Con estos planteamientos, difícilmente se podría rechazar la invitación que se nos presenta, y no seré yo quien recomiende hacerlo, porque ese largo, denso y enriquecedor periplo es el libro que ha escrito Ramón, un colosal trabajo en el que ha acudido a mil puntos de toda España, incluida la insular, para hablar cara a cara con una larga serie de personas que él considera que tienen algo que decir en torno a la enseñanza de hoy en nuestro país. La serie la componen exactamente ochenta y cuatro entrevistados, que podrían haber sido unos cuantos más, pero hubo un puñado de elegidos que se negaron a hablar con Ramón, con la consecuencia de que su silencio ha resultado sin duda más elocuente que lo que hubieran sido sus palabras. Móntense al tren, únanse al viaje, háganme caso, no les va a decepcionar.

    El propósito de Ramón ha sido reunir en la misma ágora las voces procedentes de todos los ángulos posibles, con las coincidencias y discrepancias que pudiese haber entre los distintos enfoques: indiferentes, apocalíticos, integrados, innovadores, tradicionales, políticos, profesores, inspectores, pedagogos... En efecto: están todas las tribus, y no pasemos por alto que a esta diversidad de escuelas se une la abundancia de posturas personales, con lo cual el cuadro resultante es de una extremada riqueza de matices. ¿Y no será también una jaula de grillos?

    No me lo ha parecido en absoluto, porque la polifonía de este libro tiene dos grandes virtudes. La primera es evidente: el escuchar las voces de muchos actores enriquece nuestro conocimiento del mundo educativo y la diversidad de situaciones, problemas y propuestas que envuelve. La segunda y paradójica es que, conforme vamos avanzando en la lectura, la discordancia se va convitiendo en armonía y va surgiendo una melodía clara, ya que van tomando forma las situaciones predominantes, los problemas de más envergadura y las propuestas que tienen mayor aceptación (y también las debilidades y fortalezas de cada una).

    Eso permitirá a cada lector extraer del conjunto sus conclusiones, cosa a la que el autor dedica el último apartado, que encierra una recapitulación, una síntesis y una presentación de propuestas. La conclusión más clara -y evidente- es que tenemos que hablar; tenemos que lograr por fin ese gran diálogo sobre la educación y ese gran pacto que tanto tiempo se está posponiendo, porque urge poner fin al desastre educativo que llevamos padeciendo más de treinta años, que con la LOMLOE ha alcanzado unos extremos inquietantes. Y hablar implica manifestar las opiniones y respetar las críticas, porque es inconcebible la autocomplacencia en que se ha blindado el poder educativo, cuando pilota una nave con excesivas vías de agua, como lo es también la acritud con que se reciben las discrepancias, tan impropia de un país democrático, que ha llevado a muchísimos a refugiarse en un silencio que no por prudente deja de ser lamentable. Este libro podría ser un precedente de ese gran diálogo.


1.- Aquí tenéis la ficha editorial: Laberinto educativo.

sábado, 17 de mayo de 2025

Eduardo Mendoza, galardonado con el Princesa de Asturias 2025

     Aunque pasando como de puntillas, hace dos o tres días los medios de comunicación nos han informado de que el escritor barcelonés Eduardo Mendoza ha sido señalado como el ganador del Premio Princesa de Asturias de las Letras 2025, cosa que me satisface, porque es un autor que personalmente me cae muy bien y sus libros me gustan mucho. Su producción (podéis verla aquí) es muy extensa, pero las cuatro cositas que voy a decir en este artículo, naturalmente, tomarán como base las obras que yo he leído, que son unas cuantas (y tengo por aquí algunas más a las que quizás ahora me anime a hincarles el diente).

    Es una verdad indiscutible que el rasgo más característico de Mendoza es el humor, y pura y esencialmente humorísticos son los libros protagonizados por ese catastrófico personaje que se dio a conocer con El misterio de la cripta embrujada (1978), serie de la que, además de esta novela, he leído también El laberinto de las aceitunas y El enredo de la bolsa y la vida. También leí, en 1991 y sin perderme ni una, las entregas de Sin noticias de Gurb que fue publicando "El País" (años después me compré el libro, claro). Son obras de una comicidad absoluta y que me han proporcionado muy buenos ratos y me han hecho soltar muchas carcajadas, cosas por las que le estaré siempre agradecido al señor Mendoza, cuya maestría en el humor es tan poderosa que no se le escapa ninguno de sus recursos: la ironía, la fina alusión, la caricatura, el esperpento, la parodia, la satira, el humor negro, lo absurdo (creo que Sin noticias de Gurb podría optar al título de campeón mundial de este tipo de humor), el disparate, el juego de palabras o el humor de batacazo. Es, por ejemplo, un maestro en la creación de nombres con retranca, como el de Aurelio Li Gratacós, el dueño de un restaurante chino barcelonés, hijo de un chino y una catalana, o el de Mercedes Negrer, una progre de El misterio de la cripta embrujada que presume de ser una tía muy liberada y de haberse acostado con todos los negros que componen la plantilla de Industrias Lácteas Mamasa (aunque al final resulta ser una pobre reprimida que no se come una rosca).

    Estos dos nombres bastarían para darnos la pista de una de las motivaciones más fuertes de las que parten los libros y el humor de Eduardo Mendoza: la sátira social o de costumbres. El misterio de la cripta embrujada es una sátira de las memeces y las contradicciones de la sociedad española (en especial, la catalana) de la Transición y Sin noticias de Gurb retrata y despelleja el enloquecimiento de esa misma vida, con un acento muy especial sobre lo que afectaba a las expectativas creadas por el año olímpico que se avecinaba. En esos retratos paródicos (en estas y en las demás novelas), el simpático humor de nuestro novelista es bastante despiadado y no se detiene a la hora de pintar la suciedad, la estupidez, la miseria física y moral o los vicios, con el resultado de que el cuadro resulta un tanto solanesco algunas veces y otras, un tanto quevediano. ¿Y Cervantino? Pues también; pensando ahora, por ejemplo, en Mercedes Negrer o en cualquier otro de los personajes más inocentes de los centenares que desfilan por los libros de Mendoza, se me ocurre que a menudo su autor los trata con una ironía piadosa que, sin perder en absoluto la gracia, se acerca a la del genio de Alcalá de Henares.

    Trasladándonos a los libros de Eduardo Mendoza escritos en otros registros que podríamos suponer más serios, es decir, a novelas como La verdad sobre el caso Savolta, La ciudad de los prodigios o Riña de gatos, tengo que decir que también en ellas está presente el humor, aunque, por supuesto, sin ser dominante, como ocurre con las otras. De estas tres, la que más lo utiliza es La verdad sobre el caso Savolta, de 1975, primera obra que publicó el autor y, a mi juicio, lo mejor que ha escrito, y ya tiene mérito que haya conseguido engastarle sin que chirríen retazos humorísticos, porque es una historia bastante terrible, con una parte ambientada en la sombría época del pistolerismo patronal de principios del siglo XX y otra en la Guerra Civil, en la que la vida zarandea a personajes de destinos muy tristes la mayoría de ellos y, sin embargo, Mendoza se las arregla para ponerle a ese infeliz de Pajarito de Soto ese nombre tan burlón (no será el único), o para presentar a los dos brutales forzudos que explotan a María Coral como unos imbéciles esperpénticos. En estas novelas, Mendoza se acredita como un excelente creador de historias y de episodios y no dejaré de recomendar La verdad sobre el caso Savolta, porque ahí construye una muy lograda, en la que encontraremos dramatismo, amor, tragedia, humor, ambición (y ambiciones), justicia (al menos, poética), nobleza...

    En definitiva, que debemos congratularnos porque se le haya concedido el premio Princesa de Asturias, pues lo merece. No quiero cerrar este artículo sin hacer mención de una rareza que se me escapa un poco. Hace algunos años, buceando por la biblioteca, encontré un libro suyo que desconocía, una colección de relatos largos que se titulaba Tres vidas de santos, un libro paradójico en el que se empieza por advertirnos que los protagonistas de esas hagiografías no serían canonizados por ninguna iglesia, pero, no obstante y de forma inexplicable, algo o mucho tienen de santos. Al terminar de leerlo, tuve que convenir en que así era, aunque no sabría decir por qué. Es un libro desconcertante en el que percibí una melancolía que no había notado en ningún otro de este autor, salvo quizás en La verdad sobre el caso Salvolta, aunque ahí está más diluida. Me resultó muy sugestivo. 

    

domingo, 11 de mayo de 2025

Doce libritos que recomiendo

     Repasando los libros que he leído en los últimos dos años, se me ha ocurrido que a lo mejor merecía la pena permitirme un jueguecillo, consistente en hacer una pequeña relación (de extensión arbitraria, he decidido que fuera de doce, pero podrían haber sido diez, o quince) de títulos que recomendaría seleccionados de entre todos ellos. Las razones para estar o no en la lista han sido diversas, desde parecerme ociosa la inclusión de alguno habida cuenta del arrollador éxito del que goza en este momento (tal ha sido el caso del excelente El infinito en un junco, de Irene Vallejo) hasta excluir otros por haber sido ya objeto de análisis particular en algún artículo del blog. Organizaré la lista por orden alfabético de los nombres de los autores. 

    1. Arthur Miller: Las brujas de Salem. Entre 1692 y 1693, en la localidad norteamericana de Salem, con el estúpido detonante de un juego de niñas (cuya actuación en los hechos fue perversa) que pronto fue envenenado por la superstición, los odios larvados y la fatuidad de un puñado de jueces y clérigos ignorantes, se produjo una demencial tragedia que acabó con la muerte de veinte reos que vieron con horror cómo se les condenaba por crímenes imposibles sin que hubiera modo de evitarlo. Si impresionante es esta historia, no menos lo es la magistral obra teatral en que Arthur Miller la llevó a las tablas. Insuperable tensión dramática.

    2. Dubravka Ugresic: Zorro. Esta es una obra difícil de catalogar, pero me arriesgaré a decir que es un relato autoficcional en el que su autora (fallecida en 2023) mezcla tramos que bien podrían ser diarios con apariencia de novela con otros que podrían ser ficción o ficciones con apariencia de diario. Es un libro en el que abunda la reflexión, amarga en general, sobre temas tales como la naturaleza de la creación literaria, el desarraigo del exiliado y sus miserias, el lado gris de la vida del artista, la indecente corrupción de los traficantes de la política y, sobre todo, el trágico dolor de la guerra. Leído por un español de hoy, la inmunda bellaquería de esos desalmados que acabaron provocando la guerra de los Balcanes lleva inevitablemente a pensar en cierta gentuza que padecemos por aquí.

    3. Emmanuel Carrere: V13. Se trata de un libro muy conocido, la recopilación de las crónicas periodísticas que su autor hizo del juicio por los atentados perpetrados en París el 13 de noviembre de 2015, que causaron 90 muertos y centenares de heridos. La fina perspicacia de Carrere pone ante nuestros ojos diversos asuntos de gran interés, tales como el horror de la matanza, el dolor de los familiares, la indefensión de los ciudadanos y sociedades objeto del ataque, las dificultades procesales, las consecuencias penales y la patata caliente de las comunidades islámicas en Europa. Su retrato de la mezcla de brutalidad, perversidad, estupidez, fanatismo, miseria e inconsciencia de los autores del atentado es magistral. 

    4. Enrique Jardiel Poncela: Eloísa está debajo de un almendro. Yo creo que esta obra la vi representada en aquel mítico Estudio 1 de la televisión de los años 60, así que entenderéis que no recordara nada de ella, porque, por H o por B, ni volví a verla ni la leí, hasta el año pasado. Como sabréis los muchos de vosotros que la conozcáis, esta genial comedia da para unas buenas risas, más cuanto más avanza la obra. Humor en estado puro y, en general, bastante absurdo.

    5. Jon Juaristi: El bucle melancólico. Libro que releí el verano pasado y muy recomendable para todo aquel que quiera conocer la verdadera naturaleza del nacionalismo vasco en sus hechos y personalidades, una lamentable parada de monstruos compuesta de fanáticos, palurdos casposos, cínicos refinados o de brocha gorda, ventajistas, peseteros y, lo peor de todo, asesinos. El autor -dejando aparte su magistral estilo y su ácida ironía- los retrata muy bien porque son sus paisanos y los conoce a fondo, e incluso a buena parte de ellos los trató personalmente.

    6. Jorge Ibargüengoitia: Las muertas. Una novela que desconocía (como a su autor) y que pillé un día casualmente brujuleando por la biblioteca, y he de decir que constituyó una agradable sorpresa, agradable no por la historia, que es cruel, violenta, trágica y sórdida (y basada en hechos reales, para acabarlo de redondear), sino por la excelente presentación literaria. Ibargüengoitia tiene un estilo sobrio y de un distaciamiento descarnado, que recuerda mucho al de Rulfo.

    7. José Manuel Caballero Bonald: Examen de ingenios. El gran aliciente de este libro, aparte de estar escrito con el excelente estilo esperable en su autor, es que constituye una galería de personajes notables del mundo de la cultura y la literatura, galería muy amplia (de más de cuatrocientas páginas), pues, dada la extensa biografía del autor (1926 - 2021), aparecen en él desde Juan Ramón Jiménez hasta figuras del siglo XXI. El panorama, por tanto, es rico y extenso. Es de agradecer además que Caballero se deje la hipocresía en el fondo de un baúl y se permita, llegado el caso, contar hechos o emitir juicios poco agradables: 464 páginas de almíbar se le habrían atragantado a cualquiera.

    8. Juan Ruiz de Alarcón: La verdad sospechosa. No me gusta perder de vista a los clásicos, así que a menudo leo o releo a alguno. Si en algo eran maestros los mejores dramaturgos de nuestros Siglos de Oro, era en la elaboración de enredos. Los de esta obra nos proporcionan escenas realmente graciosas, que, unidas a las disparatadas trolas que se va inventando el protagonista a cada paso para huir de los callejones sin salida en que se mete con las anteriores, dan como resultado una comedia muy divertida.

    9. Mario Vargas Llosa: La civilización del espectáculo. En este interesante ensayo, reflexiona Vargas Llosa sobre la cultura y el espectáculo y su relación con la ética ciudadana y la política. Para que entendáis mejor en qué registro se mueve, voy a dejaros una cita un pelín larga, sacada del capítulo quinto (página 144 de la reimpresión de 2020, Alfaguara):

    Comencé a escribir estas líneas en momentos en que, en la dictadura cubana, un disidente, Orlando Zapata, se había dejado morir después de ochenta y cinco días de huelga de hambre protestando por la situación de los presos políticos en la isla, y otro, Guillermo Fariñas, agonizaba después de varias semanas de privación de alimentos. En esos días leí en la prensa española insultos contra ellos de un actor y un cantante, ambos famosos, que, repitiendo las consignas de la dictadura caribeña, los llamaban "delincuentes". Ninguno de ellos veía la diferencia entre Cuba y España en materia de represión política y falta de libertad. ¿Cómo explicar semejantes actitudes? ¿Fanatismo? ¿Ignorancia? ¿Simple estupidez? No. Frivolidad. Los bufones y los cómicos, convertidos en maîtres a penser -directores de conciencia- de la sociedad contemporánea, opinan como lo que son: ¿qué hay de raro en eso? Sus opiniones parecen responder a supuestas ideas progresistas pero, en verdad, repiten un guión esnobista de izquierda: agitar el cotarro, dar que hablar

    10. Roland Topor: El quimérico inquilino. Una espeluznante y originalísima novela de terror que incluye bastantes elementos absurdos o surrealistas y que resulta tanto más terrorífica por el hecho de estar muy presente en ella el humor, un humor, ni que decir tiene, más negro que el carbón, voy más lejos aún: si alguien no tiene claro lo que es el humor negro, que se lea este libro y se le disiparán las dudas. No es muy largo, andará en torno a las ciento cincuenta páginas. 

    11. Sara Stridsberg: La Antártida del amor. La historia que cuenta este libro es la de una joven toxicómana y prostituta que cae en manos de un psicópata que la asesina cruelmente. La voz narradora es la de la propia víctima, que cuenta estos hechos envueltos en su infortunada existencia como si lo viera todo desde el más allá. El resultado es un relato tremedamente triste, melancólico y de tonos apagados. Estos rasgos, unidos al lirismo, la narración morosa y la recurrencia, son muy propios de Stridsberg, una interesante escritora sueca de personalísimo estilo, de la que he leído también La facultad de sueños, una novelación de la vida de Valerie Solanas, la chifladita que en 1968 casi mata a tiros a Andy Warhol.

    12. Taina Tervonen: Las sepultureras. Taina Tervonen es una documentalista de la televisión finlandesa que fue a Bosnia a hacer un reportaje sobre la búsqueda de cadáveres de personas que fueron vícitmas de la terrible limpieza étnica llevada a cabo por los serbios en aquel país durante la guerra de los Balcanes. Sobre el terreno, conoció a una forense y a una investigadora implicadas en esa dramática labor y el reportaje consistió en un seguimiento de su trabajo. Tuvo también una réplica en libro, este que os presento. Es bastante impresionante, muy duro, aunque lo iluminan algo las tres mujeres y la encomiable tarea que, cada una en su oficio, llevan a cabo.

domingo, 20 de abril de 2025

Nos dejó Vargas Llosa

    Hace justamente una semana abandonó este mundo miserable Mario Vargas Llosa, uno de los más grandes escritores de la literatura hispanoamericana y de la lengua española del siglo XX -y con expansión al XXI-, un autor que, por la extensión y excelencia de su obra, presenta méritos muy poderosos para perdurar en el Olimpo de los clásicos. Soy una más de las millones de personas en el mundo que hemos admirado la obra de este coloso y, en mi caso concreto, la impresión se produjo especialmente por sus posturas políticas, por sus artículos y por sus libros, así que basaré este pequeño homenaje en estos tres soportes.

    En lo referido a sus posturas políticas, conozco solo por referencias sus comienzos izquierdistas y de apoyo a la revolución cubana, pero en cambio he tenido noticias  más directas de su posicionamiento favorable a la democracia pluralista, esa que hace que vivir en París sea tan distinto de sobrevivir en La Habana o en Kabul. Recuerdo un episodio realmente singular que ocurrió creo que a finales de los 90, que consistió en un mano a mano entre Felipe González y Vargas Llosa, el cual se celebró en la Casa de Las Américas ante los ojos de 250 o 300 privilegiados, uno de ellos, vuestro amigo el guachimán. Aquellos dos insignes personajes debatieron sobre todo de política y resultó curioso y aleccionador ver cómo el astuto González, en una época en la que él y su partido estaban muy desprestigiados por la mala gestión y la corrupción, se imponía dialécticamente con su demagogia izquierdista a un Vargas Llosa que bastante tuvo con poder colocarle alguna estocada crítica. Y es que, por muy sólido que sea su bagaje teórico, un intelectual nunca superará a un político en su propio terreno, cosa de la que Vargas tuvo una experiencia personal aún más elocuente cuando optó a la presidencia de Perú y perdió ante un pajarraco llamado Alberto Fujimori (y aún hay algunos que dicen que el pueblo nunca se equivoca). Y si honorable fue este lance de la vida del gran escritor en la política peruana, tanto o más lo han sido sus alineamientos de los últimos años en la española, muy especialmente, su frontal oposición al separatismo, de la que siempre se ha destacado su memorable discurso de 2017 en una manifestación contra el prusés. Esto es algo por lo que los españoles deberíamos estarle eternamente agradecidos.

    Muy relacionados con sus convicciones políticas estuvieron sus artículos de prensa, pues en ellos, tomando como chispa de inspiración tanto un hecho trivial como un gran acontecimiento, exponía Vargas Llosa sus reflexiones acerca de los más diversos campos de la vida y la actividad humana, pero muy frecuentemente elegía asuntos relacionados con la convivencia, la ciudadanía, la justicia, la política, el derecho o la ética. Es ocioso señalar que sus artículos siempre seducían por el primoroso estilo literario y que jamás leí uno en que ni la anécdota que relataba ni las reflexiones que a él le inspiraban carecieran de interés: antes bien, he de declarar que esos artículos eran una alta escuela de los temas que he mencionado. Me estoy refiriendo a los que publicó durante años en "El País" en una tribuna dominical que se titulaba Piedra de Toque, una serie que se inició en 1990. Siempre me acuerdo de uno que se titulaba El oscuro vidriero, que contaba la historia de un cristalero inglés -creo- que un día comprobó que todos sus proveedores de materia prima le cobraban un mismo y abusivo precio, por lo que se quejó ante las autoridades de defensa de la competencia de su país, destapó con ello el pacto oculto e ilegítimo que tenían acordado los fabricantes y lo echó por tierra. Quería demostrarnos el escritor que, para que haya democracia real (económica en este caso) deben existir y funcionar leyes que impidan los abusos de los fuertes y que permitan a los débiles recurrir a ellas, y creo que este ejemplo es muy ilustrativo de su modo de pensar.

    Vargas Llosa escribió muchos libros y confieso que yo no los he leído todos, pero sí bastantes. Ha habido alguno que otro que no me ha gustado, pero ha habido muchos que sí, e iré aún más lejos y diré que entre estos hay unos cuantos que encuentro extraordinarios. Uno de ellos es el muy aclamado La verdad de las mentiras, una interesantísima y enriquecedora reflexión sobre la narración, la ficción, la literatura, el hecho de escribir y de leer, "cosillas" así. Su faceta de crítico o estudioso literario la descubrí hace muchos años, cuando, siendo estudiante de Filología, me tocó leer Tirant lo Blanc, y descubrí en la encomiable edición de Alianza un estudio inicial de Vargas Llosa que era -es- un estupendo aunque breve tratado de teoría literaria. Yendo al género en el que sobresalió, es decir, la novela, recuerdo que en el año 2000, cuando llevaba ya bastante tiempo sin leerle, me compré sin demasiada fe (fruto de la excesiva promoción que se le había hecho) La fiesta del chivo, y me encontré con una novela fabulosa. Enmarca ese relato en la República Dominicana del general Rafael Trujillo, lo que le da pie para poner en solfa al dictador y su mundo y manejar sus recursos para la ambientación histórica, que son muy brillantes, pero quiero aclarar que no debemos con esto entender que ni esa ni las otras novelas en las que los utiliza sean novelas históricas, porque en ellas esos recursos son solo un elemento auxiliar. Algo parecido ocurre con Conversación en la Catedral y La guerra del Fin del Mundo: lo que ocurre en ellas está inscrito y presentado en una concreta circunstancia histórica, pero lo que le interesa al autor y de lo que habla es otra cosa. Citaré para terminar La ciudad y los perros, de 1962, que fue su primera novela, y este es un hecho que nunca debe pasarse por alto. Le tengo un especial cariño a este libro, cuya historia me atrapó con mucha fuerza, ya que lo leí cuando hacía poco que había terminado mi servicio militar, así que los padecimientos de los cadetes del Leoncio Prado me recordaban bastante a algunos que yo había sufrido o de los que tenía noticia, por lo que me dije que algún día escribiría un libro como ese. Años después, me tomé en serio esa promesa y me puse manos a la obra: releí La ciudad y los perros, leí algunos otros libros e informes, me zambullí en las hemerotecas para buscar casos reales, consulté a mis amigos de la Organización del Defensor del Soldado... Y de ahí salió La república mejor. Naturalmente, no es La ciudad y los perros, pero a mí me sirve para ver en Vargas Llosa a mi maestro, además del genial escritor del que gustosamente he leído tantísimas páginas de esas magníficas obras que le servirán para estar para siempre entre nosotros.