Libros que he publicado

-LA ESCUELA INSUSTANCIAL. Sobre la urgente necesidad de derogar la LOMLOE. -EL CAZADOR EMBOSCADO. Novela. ¿Es posible reinsertar a un violador asesino? -EL VIENTO DEL OLVIDO. Una historia real sobre dos asesinados en la retaguardia republicana. -JUNTA FINAL. Un relato breve que disecciona el mercadeo de las juntas de evaluación (ACCESO GRATUITO EN LA COLUMNA DE LA DERECHA). -CRÓNICAS DE LAS TINIEBLAS. Tres novelas breves de terror. -LO QUE ESTAMOS CONSTRUYENDO. Conflictividad, vaciado de contenidos y otros males de la enseñanza actual. -EL MOLINO DE LA BARBOLLA. Novela juvenil. Una historia de terror en un marco rural. -LA REPÚBLICA MEJOR. Para que no olvidemos a los cientos de jóvenes a los que destrozó la mili. -EL ÁNGULO OSCURO. Novela juvenil. Dos chicos investigan la muerte de una compañera de instituto. PULSANDO LAS CUBIERTAS (en la columna de la derecha), se accede a información más amplia. Si os interesan, mandadme un correo a esta dirección:
repmejor@gmail.com

Tenéis información de los precios aquí:

domingo, 24 de febrero de 2013

Con el paso de los años, la basura sigue siendo basura

   Lo que nos faltaba: ¿también resucitan las tramas negras de la Transición? Nos enteramos hoy de que Emilio Hellín, el valeroso justiciero que en 1980 mató a Yolanda González, trabaja para la Guardia Civil, La Policía Nacional, el Ministerio de Defensa, la Ertzaina y los Mossos de Escuadra. En definitiva: un exmilitante de grupos fascistas que en su día conspiraron contra el actual régimen democrático (cada vez cuesta más creer esto último), está injertado en nuestro aparato de seguridad, increíble. ¿Tendremos que resucitar palabras que suponíamos olvidadas, como connivencia entre cuerpos de seguridad y ultraderechistas, infiltración, etc.? Pero lo que debiera haber hecho imposible que este sujeto trabajase para un estado democrático no son tanto las razones de seguridad como las éticas, porque los actos que inmortalizan a Emilio Hellín y sus compinches en su desalmada ejecución de Yolanda fueron hazañas como estas: cobarde y alevoso secuestro de una casi niña de diecinueve (19) años; asesinato igualmente cobarde de esa persona, con superioridad, indefensión de la víctima, premeditación y nocturnidad, en despoblado y todos los agravantes que imaginar podáis; creación de banda armada y demostradamente violenta; conspiración golpista... Leed los enlaces y lo veréis. ¿Puede un estado democrático tener servidores de esta calaña? ¿Debemos pensar, a la vista de esto y de las facilidades que tuvo el "señor" Hellín para sus repetidas fugas, que en la seguridad del Estado sigue habiendo quienes favorecen a los fascistas? Nada justifica que Hellín trabaje para nuestras policías; ni aunque fuera el mayor virtuoso de la electrónica y la informática -cosa que está por demostrar-, debería alguien con su trayectoria prestar el menor servicio al Estado. En democracia, la ética cuenta, si bien, nada más escribir esto último, se me ocurre que quizás el problema sea precisamente este: que nuestros dirigentes no piensan lo mismo, miles de hechos lo demuestran. Termino: ¿le propinarán quienes han contratado al señor Hellín la inmediata patada en el trasero que se merece? ¿Explicarán quién, cuándo, cómo y por qué contrató sus servicios y en qué condiciones se desempeñan estos? ¿Recibirán el/los responsable(s) del despropósito la sanción que sin duda merecen?  

viernes, 22 de febrero de 2013

ME COMUNICAN POR AQUÍ número 10 (22 de febrero de 2013)

   En el día de la fecha, me comunican  por aquí los siguientes asuntos:
   1.- Exceso de fair play. Hoy hemos podido ver a Juan Rosell en el 10º Congreso de CCOO, donde ha sido abucheado e insultado. Teniendo en cuenta las recientes salidas de pata de banco de este señor y aun siendo como son reprobables los insultos, resultan más coherentes que la invitación al acto. La dirección de CCOO se ha equivocado: aunque quieran mantener esa comedia del buen rollito con la CEOE, lo que tocaba esta vez era haberle hecho llegar al señor Rosell una invitación a desinvitarse.
   2.- ¿Y no sería mejor haberlas metido en la cárcel? Hoy nos ha llegado la noticia de que a estas cinco ladronas indecentes, tristemente célebres con el sobrenombre colectivo de las Bosnias y que llevan más de 300 denuncias y 10 años robando impunemente en el metro de Madrid, las han condenado a un alejamiento de las instalaciones de este medio de transporte para que no puedan seguir robando. Como no soy jurista y soy un palurdo, voy a permitirme decir lo que pienso: lo que tendrían que haber hecho es haberlas metido en la cárcel hace mucho tiempo, cosa que no puede hacerse debido al creo que erróneo tratamiento del hurto y su reincidencia en nuestro sistema legal. Lo de los robos en el centro de Madrid y en el metro es sangrante y se debe a ese fallo legal conocido mejor que por nadie por los chorizos, un fallo que debería haber sido corregido hace muuuucho tiempo, porque ni esto es un problema menor ni esas normas son garantía de otra cosa que la felicidad de la gentuza que se dedica a robar. Nadie puede decir que sea bueno un sistema legal que permite estas atrocidades, pero parece que para nuestras leyes el último mono es el ciudadano honrado, ese al que, por un lado y por otro, siempre le acaban robando la cartera.
   3.- Sin embargo a este señor, que era inocente, sí lo metieron. Ya lo veis: a José Antonio Valdivieso, sin embargo, siendo inocente, lo han tenido nueve años en la cárcel por culpa de un proceso muy mal llevado. El caso es kafkiano, en el enlace se cuenta por extenso. Y el verdadero culpable, como las bosnias, tan feliz en la calle. Si hay algo que urge reformar, es la justicia.
   4.- ¿Exactamente qué pasa en el PSOE? Creo no exagerar si afirmo que el debate sobre el estado de la nación ha discurrido por los cauces de lo esperable y que la verdadera campanada ha sido la extravagancia esa con que se ha descolgado el PSC, lo de pedir la abdicación del Rey, no por la petición en sí, sino por la forma inesperada de hacerla, la inadecuada situación y el lanzamiento a espaldas del PSOE, que una vez más tendrá razones para sentirse ridiculizado y traicionado por el PSC, solo había que ver las caras de los peperos. ¿A qué juega el PSC? ¿A qué espera el PSOE para romper con ese esperpento político?
   5.- ¡Si es que las hemerotecas deberían estar prohibidas! Este cartelito es archiconocido, pero me acaba de llegar con una petición de que lo divulgue y, como creo que hoy es oportuno, así lo hago:
cid:D6C47442D9BC41358438EA0D2A1EE6B6@pcjoana




  






















    NO más IVA, no más impuestos, no más paro, no más mentiras: ¡ja, ja, ja, ja, ja!

   Y no habiendo más asuntos que comunicar, se cierra el ME COMUNICAN POR AQUÍ número 10 en Tres Cantos a 22 de febrero de 2013, día de santa Margarita.

miércoles, 20 de febrero de 2013

Una anécdota, una autocrítica y una recomendación

 
I
 
   Esta tarde me ha contado mi mujer una pequeña anécdota cotidiana, uno de esos sucesos menores de los que no se reflejan en los grandes medios informativos. Aproximadamente a las 12 de la mañana, iba viajando en el metro cuando ha aparecido en su vagón una de esas personas que cuentan en voz alta una serie de razones que las obligan a pedir limosna y luego pasan recogiendo lo que la gente quiera darles. Un episodio así no tiene nada de particular aquí en Madrid; lo que a mi mujer le ha llamado la atención era la historia con que la chica se justificaba: afirmaba ser diplomada en educación y haber estado ejerciendo como profesora interina hasta que perdió el trabajo hace un par de años. El haberse quedado sin recursos y el tener dos hijas ha sido lo que finalmente la ha empujado a "pedir una ayuda", que es el eufemismo que en el español actual usamos para referirnos a la caridad.
 
 
II
 
   En Madrid no son pocos los que piden limosna, "ayuda", colaboración para unos enfermos reales o imaginarios, dinero para saciar el hambre o para un dudoso bocadillo y hasta para gasolina, y esto no es de ahora, sino de siempre. Lo que se observa desde que estamos en crisis es no solo que el número de personas que piden ha aumentado, sino que se han hecho patentes algunas que, por sus modos, su vestimenta o cualquier otro síntoma, denotan proceder de estratos socio-económicos que, en circuntancias normales, jamás se verían obligados a mendigar. Salió hace no mucho en la televisión un muy creíble pequeño empresario arruinado, y hoy ha tropezado casualmente mi mujer con esta exprofesora, que era también muy creíble.
   Sabemos todos cuáles son las causas y los muy culpables causantes de la crisis, esos mismos que ahora la están descargando despiadadamente sobre los demás para seguir gozando de sus privilegios, y sabéis que no les concedo la menor justificación, pero, aun así, voy a decir algo que probablemente os disgustará: creo que, en parte, el que esta chica esté hoy pidiendo limosna en el metro es también culpa de los profesionales de la enseñanza. ¿Por qué? Muy sencillo: en septiembre de 2011, el gobierno madrileño asestó un brutal golpe al sector, que se tradujo en miles de despidos y unos inaceptables empeoramientos en nuestras condiciones de trabajo y la organización de los centros. A una agresión de ese calibre y a unos adversarios de la monstruosa falta de escrúpulos de Esperanza Aguirre y el PP, la única manera de replicar con garantías de éxito habría sido una respuesta también contundente, que solo podía ser una: la huelga indefinida. En lugar de ello, aduciendo un melindroso temor a los descuentos, organizamos una estrategia de paros intermitentes y manifestaciones que solo podía llegar a donde llegó: al desgaste y a la derrota. He aquí el balance final de nuestra "prudente" estrategia: recortes en el sueldo, recortes en derechos, descuentos a pesar de todo por los días de huelga inútil, empeoramiento de las condiciones de trabajo, aulas más llenas, despidos en masa y... como guinda, profesores teniendo que pedir en el metro. Son las cosas que les pasan a quienes no saben defender lo suyo. Eso sí: de vez en cuando, nos ponemos la camiseta verde o hacemos un "flashmob", que molan mucho. 
 
III
 
   Y, al paso que vamos, seguirá todo el país por el mismo camino. Hora es, pues, de que tomemos muy en consideración esto que voy a recomendar: si, por las traiciones del zapaterismo, en 2011 los españoles hundimos al PSOE en la miseria política por la que ahora se arrastra, en 2015 o cuando sea, al PP tenemos que demolerlo, por la sencilla razón de que este partido que más parece una banda de esquilmadores se ha lanzado a degüello a por nosotros, se ha convertido en el peor enemigo de nuestros intereses: más de un año después de llegar al gobierno, ya no le valen excusas: sus políticas económicas, lejos de levantar la economía, la están hundiendo más y su reforma laboral, lejos de frenar el paro, lo está aumentando, y a todo ello se une una destrucción de servicios públicos, de derechos y de garantías que no deja lugar a dudas acerca de una cosa: este partido no solo se propone explotarnos, sino que se propone además esclavizarnos. Y, mientras tanto, con el más grosero de los desparpajos, sus líderes responden con desafíos o falsedades insultantes, como ese supuesto propósito de luchar contra la corrupción que pregonan, al mismo tiempo que por otro lado los vemos hundidos hasta la coronilla en asuntos como el de Bárcenas, Gürtel o Noos. Repugna ver junto a esto a Ana Mato empecinándose en no dimitir, al propio Bárcenas haciendo cortes de mangas, a Alonso, González Pons o Floriano diciendo sandez tras sandez y, ya en el paroxismo, a Arenas argumentando que aquí lo que hay es una conspiración contra su impecable partido... como en el 11-M: ¿ha perdido esta gente ya hasta el respeto a las tragedias? Es necesario que, en las próximas elecciones, hundamos al PP en el olvido, así como recuperar todo lo que nos ha ido quitando y lo que nos pueda quitar de aquí a entonces. Cuatro años más de PP gobernando en beneficio de sí mismos y de los magnates que han dictado sus políticas pueden acabar con todos pidiendo en el metro. 


viernes, 15 de febrero de 2013

Ocasiones desperdiciadas

      En los últimos tiempos, ciertos prohombres y alguna que otra promujer de los que cortan el bacalao aquí en España recuerdan a esos futbolistas un poco tuercebotas que se hinchan a perder grandes ocasiones: los futbolistas tuercebotas las pierden de meter goles, mientras que las propersonas de la élite las pierden de estarse calladitas.
     A diario tenemos a don Carlos Floriano, quien, con explicaciones como la del finiquito o la de la improcedencia del despido de Sepúlveda, se ha convertido en el más pertinaz perdedor de ocasiones del campeonato, un auténtico paquete, vamos: alguien debería sentarle en el banquillo para que enmudeciera, porque, además de hacer el ridículo él y poner en evidencia constantemente a su partido, traslada la impresión de que él (y su partido) nos toman a los españoles por imbéciles, un respeto, por favor.
     Ha aparecido luego por ahí la señora Ana Mato, demostrando que en las categorías femeninas también disponemos de grandes valores, a la que desde el comienzo de la legislatura se criticó por su mutismo, pero últimamente nos ha hecho entender los motivos de tal conducta: cual loro, es persona de enunciados repetitivos ("Yo no dimito, yo no dimito, yo no dimito...") o capaz de ese torpe intento de parapetarse tras su condición femenina para eludir la cuestión de sus gastos gürtelianos, tan poco sostenible que ya están pidiendo su cabeza hasta señalados peperos: sí, estaba mejor calladita.
      ¿Qué me dicen de ese gran espada de la teoría económica llamado Juan Rosell? No pasan ni dos días desde sus alifafes contra parados y funcionarios y va don Arturo Fernández, su segundo en la CEOE, y lo deja en evidencia con sus irregulares pagos en metálico (otra de sobres, por cierto), un asunto que también ha dejado con las vergüenzas al aire a los sindicatos. Volviendo con Rosell, que debería aprender eso de que quien tiene casa de cristal no debe tirar piedras, le cuadra mucho aquella frase regia: ¿por qué no te callas?, la cual tampoco le vendría mal a la dicharachera Esperanza Aguirre, que defendió a Fernández, lo que unido a sus facilidades para con Adelson apunta a una inquietante afición al chorizo. Esperanza Aguirre es tan asidua de la pérdida de ocasiones de callarse que hasta una vez tuvo el propio Manuel Fraga que mandarla callar.  
     La última gran ocasión perdida le corresponde a un fervoroso aficionado al balompié, Mariano Rajoy, con su despectiva frase hacia lo que él ha llamado partidos estrafalarios, un fallo clamoroso imperdonable en un titular indiscutible como él. Vuelvo a lo de las casas de cristal: ¿cómo puede permitirse despreciar a ningún partido el líder de uno que está envuelto en asuntos como lo de Bárcenas o lo de Gürtel o lo de Camps u otros diez mil chanchullos? Cualquiera podrá decirle que, entre los estrafalarios y los corruptos, la elección no resulta demasiado difícil. La frase no se sabe si es más desafortunada por soberbia o por estúpida: ¡qué gran ocasión de estarse calladito ha perdido el presidente del Gobierno! 

sábado, 9 de febrero de 2013

Opiniones de un payaso

   Empezaré por decir que a menudo me sucede que encuentro para mis artículos títulos geniales que ya estaban ocupados, me apropio de ellos y, en consecuencia, me veo obligado a hacer las oportunas aclaraciones. Aquí va la de hoy: este artículo no va a hablar de la extraordinaria novela Opiniones de un payaso, de  Heinrich Böll, sino de otro payaso bastante menos admirable, un aprendiz que, con un talento situado a años luz de la ironía y sutileza del personaje de Böll, apenas alcanza la categoría de patán.
   Romperé el suspense desde el principio: me estoy refiriendo a Juan Rosell, presidente de la CEOE, el cual nos ha ¿sorprendido? a todos arrancándose con unas declaraciones en un estilo tabernario por el que tenemos que felicitarnos, ya que, procediendo de alguien que ocupa su puesto, inspira tranquilidad y satisfacción, al demostrarnos el nivel de los timoneles de esta nave llamada España. Ha llegado a afirmar el máximo mandatario del empresariado patrio lo siguiente: "Si a mí me dejas la legislación laboral, te la cambio en una semana": esperemos que quien sea no se la deje, porque la historia de nuestro país ya tuvo suficiente con una Semana Trágica. Ha dicho también esto otro: "Lo único que queremos es un contrato muy simple, muy fácil, de tres líneas". Es que es así de cuco, el señor Rosell, ¡anda, pillín!, si todos sabemos que en realidad a ti te bastaba con tres palabras, si lo tuyo es la simpleza, tú mismo lo has dicho. Mira, te voy a dar un par de borradores sin cobrarte nada, que yo sé que los empresarios gordos como tú andáis a dos velas (no como esos seis millones de falsos parados, que, además, son solo cinco, que lo sabes tú, que eres el más guay y estás capacitado para desmentir encuestas de prestigio mundial) y, además, me has caído simpático, aquí van:
   1.- ¡POR MIS COJONES!
   2.- ¡AQUÍ MANDO YO!
   3.- ¡A LA PUTA CALLE!
   Ya sé que el número tres, con esas cuatro letras, a ti te parecerá ya un "tocho tremendo" (son tus palabras, puro tecnicismo de aquilatado experto en economía), pero es que en realidad no es la propuesta de contrato de trabajo, sino el anexo para la regulación del despido, cuestión, tú ya lo sabes, de mayor complejidad.
   ¡Ay, Juan! Pero había un títere que se te escapaba con cabeza: ¡el puto funcionario!, esa sabandija de mierda que, con su corrupción, su lujo, su megasueldo, sus sobornos y demás trapicheos ha hundido al país en la ruina y la crisis, suerte que al final has tenido reflejos y lo has puesto en su sitio: ¿qué son los funcionarios? Grasa. ¿Cuántos sobran? 300.000 o 400.000. ¿Qué hacen? Gastar papel y teléfono. Me maravillo, Juan: ¡menos mal que nos lo has descubierto! Un colectivo como ese es puta escoria, nada que ver con tu selecto círculo de la CEOE, al que pertenecen figuras como José María Cuevas, su hijo, Díaz Ferrán o Arturo Fernández, con sus cosillas  y sus cosazas. ¡Ya te imagino, rodeado de esa audiencia de ejemplares ciudadanos, en el bar de VIPS de la sede de la CEOE, en torno a unas cuantas botellas de whisky del bueno, defendiendo tus sólidas tesis en el tono y escenario apropiados! ¡Qué lucidez en el análisis, qué verbo más escogido, qué prudencia en las propuestas, qué rigor en los argumentos! ¡Qué lástima que no fueras capaz de acabar Políticas, qué gran líder se perdió España!
   Bueno, Juan, como a alguien que se manifiesta como tú le creo capaz de no entender la ironía, voy a terminar con un par de líneas en serio: el país está para pocas bromas, los parados lo están pasando mal de verdad, los jóvenes se merecen algo más que esas migajas de minijobs que tú les arrojas con desprecio desde tu atalaya de sátrapa autosatisfecho, los funcionarios trabajamos en serio y de firme todos los días para ganarnos el pan honradamente, no como tus amiguetes, y antes que sobrar uno solo de nosotros, a lo mejor sobra un bocazas soberbio como tú, que, por mucho que seas o te creas, no vales ni para darte cuenta de que no es piadoso ni sensato machacar a los que ya están machacados. Para insultar, mentir y decir estupideces, hasta el presidente de la CEOE es mejor que se esté calladito, y más, ante micrófonos. Dedícate a tu dinerito y no quieras arreglar España, anda: con la sensatez que demuestras y las burradas que piensas, Dios nos libre de tus coces. 

viernes, 8 de febrero de 2013

El chiste del día

   Supongo que lo conoceréis, porque me lo ha mandado un amigo por Internet, así que debe de estar circulando por ahí, pero me ha parecido tan atinado que lo pongo aquí:

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jueves, 7 de febrero de 2013

Sobre la huida hacia adelante como forma de suicidio político

   Después de ver lo que está saliendo acerca de fiestas, viajes y globos y de oír unas sonrojantes "explicaciones" que nos dejan con la incógnita de si tendremos una ministra que no sabe ni cuándo se separó de su marido, ¿qué credibilidad suponen el PP y ella misma que tiene Ana Mato como ministra ni como nada?
   Después de logros como encender fuegos en la cuestión del aborto, imponer unas tasas tan injustas que han escandalizado hasta a los jueces, firmar el arbitrario indulto del conductor homicida (¿lo vería tan claro si la víctima hubiera sido un familiar suyo?) añadiendo la desafortunada burla del precedente de un gobierno socialista, tener en pie al sector de la justicia por la falta de medios en que lo mantiene y -la guinda- haber salido hoy defendiendo sin pestañear a Ana Mato con argumentos que ofenden a la inteligencia de la ciudadanía, ¿qué credibilidad suponen el PP y él mismo que tiene Alberto Ruiz Gallardón como ministro de Justicia? ¿Realmente piensa que alguien puede considerarle defensor, por ejemplo, de la imparcialidad?
   Después de la hombrada de proclamar una amnistía fiscal en unos tiempos en que el país está sometido a tremendos sacrificios por culpa de una crisis en gran parte provocada por la corrupción y el fraude fiscal, y de que ahora salga el asunto Bárcenas señalando a esa amnistía como más que probable coladero de corruptos y ladrones, ¿qué credibilidad suponen el PP y él mismo que ofrece Cristóbal Montoro como ministro de Hacienda?
    ¿Se estará haciendo Mariano Rajoy estas preguntas? Lo que está claro es que estos ministros no resisten el menor análisis. Están quemados y, sin embargo, se empecinan en mantenerlos. ¿Es que el PP está dispuesto a estrellarse? Si es así, que procure al menos estrellarse solo.   

Parecidos razonables

 


martes, 5 de febrero de 2013

El subidón del guachimán

   Queridos amigos, si hace unos días me mostraba umbrío por la pena, casi bruno, pues la pena tizna cuando estalla, y todo por culpa de Eurovegas, hoy me ha inundado una bocanada de optimismo gracias a estas palabras que ha pronunciado en el parlamento madrileño José Qunitana, portavoz adjunto del PSM: "Adelson no va aponer ni un ladrillo". Lo repito y lo enlazo en letras de molde: 
 
ADELSON NO VA APONER NI UN LADRILLO

   Y en la misma línea están IU y UPyD. El repetirlo en letras de molde no es solo por entusiasmo, sino también por advertencias del tipo: "Y si no cumpliereis, que el pueblo os lo demande". En pro del beneficio de la duda, borro mis suspicacias contra estos grupos de anteriores artículos. Sigo, no obstante, muy atento a la evolución de este asunto: no otra cosa me permite mi condición de guachimán (guachimán = watching man = vigilante, ¿o es que os creíais que era una voz precolombina? ¡No, hijos, no: es un anglicismo!).
   Que la cosa alcance un final feliz, o sea: que el señor Adelson se busque la república bananera en otros pagos. O mejor: que no la encuentre: las repúblicas bananeras son repugnantes per se.  


sábado, 2 de febrero de 2013

Indecentes

   Como estoy -igual que mucha gente- indignado, preocupado y asombrado por los límites -o, mejor, la falta de ellos- de codicia, iniquidad, desvergüenza, inmoralidad y corrupción a que se ha llegado en los últimos lustros en la política y en los negocios, y como quiero conocer hasta donde me sea posible los hechos y los pasos que nos han traído hasta esta crisis, en los últimos tiempos -igual que mucha gente-, me estoy informando  sobre asuntos económicos más de lo que solía. Fruto de esta caída de la burra (el tradicional esperpento español impide que me caiga del noble animal del que cayó el santo del que tomo el nombre), ha sido la lectura de tres libros que os recomiendo y que os presento brevemente a continuación.
   El primero de ellos es Indecentes, de Ernesto Ekaizer. Está publicado por Espasa y ha sido un libro que ha alcanzado un merecido éxito. Nos presenta la crisis desde su gestación en Estados Unidos y a través de los pasos que siguió durante las etapas de los distintos gobiernos españoles. Ya desde 2004, gobernantes y expertos económicos sabían que algo pasaba y ya desde 2000 prestigiosos expertos habían avisado en los foros adecuados, tales como el FMI (léase a este respecto lo que cuenta en el capítulo 7 de la primera parte alguien llamado William White sobre algo ocurrido entre el endiosado Greenspan y el economista Edward Gramlich).  Sabroso también el asunto de la carta que el BCE mandó al Gobierno de Zapatero en 2011 imponiendo unas durísimas condiciones que luego José Luis impodría a su vez a los españoles. ¿Quién las diseñó? El inefable MAFO. Y luego están Caruana, Solbes, Rato, Guindos, Rajoy...: el nombre de este libro no puede estar mejor puesto.
   El segundo es La crisis en 100 apuntes, de Ignacio Escolar. Está editado en Debate y es una colección de cien artículos del autor que dan una buena panorámica y un buen montón de interesantes reflexiones sobre la gestación de la crisis, sus causas, los sectores a los que ha afectado, las posiciones de partidos y políticos... Tiene la virtud de la amenidad y añade a ella la de suministrar un gran caudal de datos concretos en lo referido a cifras y estudios estadísticos, datos que el autor suele integrar muy bien en el argumento de que la crisis se debe más a lo que se roba o no se paga que a lo que se gasta, por ejemplo, en sanidad.
   El tercero es El hundimiento  de la banca, de Íñigo Barrón Arniches. Está publicado en Catarata y su título ya es buen indicativo de su contenido. Aparecen en él algunos de los episodios y personajes que salen en el libro de Ekaizer, tales como los inspectores del Banco de España y sus desoídas advertencias a Solbes o MAFO. Critica a fondo la pasividad del Banco de España y señala las responsabilidades de Ordóñez y Caruana y, a otro nivel, de Rato. Su especialización en el tema bancario le permite presentarnos más a fondo la connivencia entre políticos y banqueros  y los entresijos del naufragio de las cajas.
   ¿Eh, cómo? ¡Ah!, que creíais por el título que iba a hablar de Bárcenas, Ana Mato y compañía. Bueno, la verdad es que lo he puesto por el libro de Ekaizer y, además, el guachimán tiene poco que añadir a lo mucho que está saliendo en la prensa, pero quiero recalcar que, en el lío de Bárcenas, la pasta recibida por el PP la dejaban... constructores que luego obtenían contratos de la Administración, luego no estamos solo ante un caso de corrupción, sino ante un episodio del hundimiento del país al que nos han llevado unos pocos para enriquecerse. Bárcenas, Sanchis, Palop, Naseiro...: viene de muy lejos. ¿Y lo de Ana Mato? 40.000 pesetas de esas de antes en globos: hay detalles que dicen más que seis tomos de sumario.