Libros que he publicado

-LA ESCUELA INSUSTANCIAL. Sobre la urgente necesidad de derogar la LOMLOE. -EL CAZADOR EMBOSCADO. Novela. ¿Es posible reinsertar a un violador asesino? -EL VIENTO DEL OLVIDO. Una historia real sobre dos asesinados en la retaguardia republicana. -JUNTA FINAL. Un relato breve que disecciona el mercadeo de las juntas de evaluación (ACCESO GRATUITO EN LA COLUMNA DE LA DERECHA). -CRÓNICAS DE LAS TINIEBLAS. Tres novelas breves de terror. -LO QUE ESTAMOS CONSTRUYENDO. Conflictividad, vaciado de contenidos y otros males de la enseñanza actual. -EL MOLINO DE LA BARBOLLA. Novela juvenil. Una historia de terror en un marco rural. -LA REPÚBLICA MEJOR. Para que no olvidemos a los cientos de jóvenes a los que destrozó la mili. -EL ÁNGULO OSCURO. Novela juvenil. Dos chicos investigan la muerte de una compañera de instituto. PULSANDO LAS CUBIERTAS (en la columna de la derecha), se accede a información más amplia. Si os interesan, mandadme un correo a esta dirección:
repmejor@gmail.com

Tenéis información de los precios aquí:

domingo, 31 de julio de 2022

El tonto, el dedo y la corbata

     Se atribuye a Confucio la autoría del siguiente dicho: 

    Al tonto le señalaron la Luna y él se quedó mirando el dedo.

    Se trata, está claro, de una fustigación de la estupidez de aquellos que reciben noticia de una cuestión importante y fijan su atención en aspectos superficiales mientras se desentienden de lo esencial. Viene muy al caso este dicho de lacónica agudeza por la farsa que montó el pasado viernes el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, al ponserse a sí mismo como ejemplo de austeridad energética por la hazaña de aparecer ante el mundo sin corbata:



    Viendo ahora el vídeo, me hago las mismas preguntas y siento el mismo asombro que cuando vi la escena por primera vez en televisión: ¿qué ahorro energético obtiene el país del hecho de que Sánchez no lleve corbata? ¿De verdad estoy viendo al presidente de un Gobierno proponer el destierro de la corbata como medida de ahorro energético?

    La ocurrencia es tan absurda y ridícula que no resulta extraño que haya sido blanco de críticas y burlas, pero a mí me parece que lleva implícito algo que no se ha destacado mucho, una conducta aborrecible en la que un presidente no debería caer nunca, pero Sánchez lo hace con demasiada frecuencia: la de tratar a los ciudadanos como si fueran idiotas. Solo alguien que piense que somos idiotas podría atreverse a descolgarse con esta comedia de la corbata y a pretender que nos creamos que un "sacrificio" así tiene el más mínimo valor, o que con eso se ahorre nada; solo alguien que nos tome por tontos puede esperar que nos fijemos en el dedo de la corbata cuando tenemos ahí delante lunas tan llenas como ese 10'8% de inflación al que hemos llegado o esa mesa de diálogo con los separatistas en la que el PSOE ha pactado con ellos la complicidad del Gobierno de la nación en el empeño de expulsar el español de las aulas catalanas, algo tremendamente grave. Y los ERE, por supuesto, ¡me había olvidado de los ERE! Claro, con tanto canalla asegurando que aquel monumental expolio no fue corrupción... Tercera luna, y bien gorda, aunque hay muchas más.

    Sánchez acostumbra a tratarnos como a idiotas, hecho que en este asunto quedaría confirmado por la bellaquería que cometió inmediatamente después del sainete de la corbata, esa de montarse en un helicóptero para hacer un viaje de veinticinco kilómetros que nos habría salido mucho más barato si lo hubiera hecho en coche: ¿cómo se explica esto en un presidente que hasta es capaz de quitarse la corbata con tal de ahorrar energía? Está tan convencido de que somos tontos que ya ni se preocupa de disimular un poquito cuando se ríe de nosotros. 

sábado, 23 de julio de 2022

Las nuevas aventuras de Ada Colau

    Para quien no conozca Societat Civil Catalana (SCC), diré directamente que es una de las organizaciones que más están haciendo hoy en día por impedir que España deje de ser una democracia, a través de su lucha valiente y decidida contra el totalitarismo nacionalista que hoy la está desmantelando en Cataluña, lo que la somete a los permanentes ataques de los caciques que se tienen por amos y señores de aquella región. 

    El ideal de SCC es la concordia entre todos los catalanes -pisoteada hoy por el separatismo- y su lucha se concreta en actos festivos, de hermanamiento o culturales, denuncias ante la Justicia de los abusos nacionalistas y campañas que reivindican las cosas buenas que nos unen a todos, que son muchas. Por estos días ha puesto en marcha una iniciativa en conmemoración de la olimpiada de Barcelona 92, con el elocuente lema de "Recuperemos la convivencia". Pues bien, según acabo de ver en ABC, la empresa pública que gestiona el metro de Barcelona, presidida por Ada Colau, ha prohibido a SCC colocar en sus instalaciones la publicidad de esta campaña, alegando motivos que ni se molestan en disimular que nos hallamos ante una alcaldada más de la regidora podemita. Hagamos un somero repaso de algunas de estas.

    Que hoy se haya permitido censurar una campaña tan civil, decente e irreprochable como la de SCC es una más de las abominables cancelaciones que retratan a Ada Colau como lo que es: una impenitente totalitaria que se conduce por este principio: yo tengo la vara (que ella maneja a título de garrote) y lo que no me gusta lo persigo o lo suprimo. Citaré alguno ejemplos anteriores, como su retirada del busto de Juan Carlos I (uno de los primeros actos de su mandato), la barriobajera retirada de una bandera española del balcón del ayuntamiento con su esbirro Gerardo Pisarello como mamporrero,  la persecución encarnizada contra Barcelona con la Selección o su miserable empeño en ridiculizar la Navidad (Nav18, Nav19). Creo que este pequeño muestrario es harto elocuente.

    Por el contrario, es una persona que no se ha recatado en apoyar y regar con dinero público a organizaciones, grupos, movimientos o actividades ligados a ella por razones ideológicas o de amistad, o de los que le parece que molan por supermodernos y avanzados. En esta colección se hallan la enseñanza del twerking, sus amiguetes de la PAH, otros amiguetes conocidos como APE o IFS (favorecer a tanto amiguete la ha llevado a tener que explicarse ante la Justicia), okupas diversos -oku1, oku2, oku3, oku4-, que parecen ser una de sus pasiones, o esa ridícula extravagancia de las nuevas masculinidades.

    Con esta objetiva equidad distribuye doña Ada Colau el dinero de todos los barceloneses. Añadamos a esto un preocupante dato: desde que ella es la alcaldesa de Barcelona, a pesar de que no era precisamente una balsa de armonía, esta bellísima e importante ciudad ha visto como crecían en ella los problemas de desorden, suciedad o, muy significativamente, inseguridad, cosa que ni siquiera están ya dispuestos a negar algunos de esos que alguna vez la vieron con simpatía o la apoyaron, como los aprendices de brujo del separatismo.

    ¿Qué nos sale de aquí? Algo que yo tengo por muy cierto: visto que persigue a sus enemigos con animosidad franquista mientras favorece a sus amiguetes con el descaro con que lo hacía ese mismo régimen y visto que algunas de las organizaciones y actividades que promociona están muy alejadas de la urbanidad y de la seguridad ciudadana, si Ada Colau gobernase España, en lo político esto acabaría pareciéndose demasiado a la Cuba castrista y me temo que nuestras ciudades irían evolucionando hacia simpáticas y divertidas réplicas de Caracas. Esperemos no comprobarlo nunca.  

viernes, 22 de julio de 2022

El esclarecedor currículum de Pilar Alegría, ministra de Educación

     La hasta hoy última huida hacia adelante de Pedro Sánchez, con efectos pirotécnicos tan vistosos como las "dimisiones" de Adriana Lastra y Dolores Delgado, nos ha dejado entre otros cambios de cromos el de quitar al previsible y gris Felipe Sicilia del cargo de portavoz del PSOE y poner en su lugar a Pilar Alegría, la actual ministra de Educación y Formación Profesional. Esto ha motivado que en los medios se aireasen una vez más sus ejecutorias formativa, política y profesional, lo que me ha dado ocasión de conocer algunos datos de su trayectoria que desconocía y que creo que son dignos de una pequeña reflexión.

    Si empezamos por su bagaje formativo, podremos ver tanto en la página ministerial como en Wikipedia que básicamente consiste en una diplomatura en Magisterio en la especialidad de Educación Primaria (Universidad de Zaragoza) y en un máster en Educación Social (Universidad Complutense).

    En lo referido a su trayectoria política, esas mismas fuentes nos darán cuenta con mayor o menor prolijidad de lo más sustancial: vocal de la Ejecutiva Federal del PSOE (2008 - 2012), diputada del Congreso (2008 - 2015), diputada autonómica y consejera del Gobierno de Aragón (2015 - 2019) o ministra de Educación desde 2021. Esto, entre otras cosas, algunas de las cuales son cargos internos del PSOE de cuyos periodos no dispongo, pero presumo que son anteriores a 2008. 

    Llegamos finalmente al terreno profesional, en el que, con lo visto en el párrafo anterior, queda muy claro que el verdadero oficio de Pilar Alegría es la política. Mientras estaba elaborando este artículo, me he encontrado con un detalle de esos que provocan la sonrisa irónica, referido a su titulación como profesora: en Wikipedia se deja constancia del conocido hecho de que nuestra ministra de Educación nunca ha ejercido como docente, a pesar de tener la titulación idónea, pero en la página ministerial y en la de Transparecia se omite este dato. 

    Es en este capítulo donde aparecen los motivos de reflexión. Pilar Alegría nació en 1977, con lo que podemos aventurar que hasta más o menos el año 2000 estuvo dedicada a su formación. En 2008 o muy presumiblemente uno, dos o quizás incluso tres años antes, estaba ya dedicándose a su profesión política. ¿Qué hizo en el lapso que nos queda sin rellenar? Lo normal sería que se hubiera dedicado a alguna ocupación profesional, como en efecto ocurrió, pero, sabido que no fue a aquella para la que se había preparado académicamente, ¿a cuál fue? ¿Cuál fue la trayectoria laboral de Pilar Alegría antes de llegar a su definitiva profesión política, en la que hoy ejerce el cargo de ministra de Educación? En un perfil que publica "El Mundo" hoy se nos dan algunos datos:

        Pertenece a una generación que se estrenó en el mercado laboral con trabajos precarios, tras la crisis de los 90, y eso le ha generado resistencia. Diplomada en Magisterio y máster en Educación Social, recogió fruta en su pueblo, fue camarera en los fines de semana, estuvo dos meses sexando pollos y se empleó como técnica en una empresa de informática antes de dedicarse plenamente a la política de la mano de Carmen Chacón y Eva Almunia y ejercer de diputada autonómica.

     Diré de antemano que no tengo nada contra estos empleos, y aún más: yo mismo, en mi juventud, sembré melones, hice la vendimia, fui camarero o hice encuestas, lo cual no me convierte en un resistente (¡vale ya de elevar a virtudes cosas que no lo son!), sino en un hijo de vecino normal y corriente, o sea, uno más que se ha buscado la vida en lo que ha podido, pero hay algo que me deja un mal regusto en esta trayectoria de Pilar Alegría. Están muy bien los caminos de perfección, eso de empezar en lo más humilde e ir subiendo a lo más alto, pero hay algo que no debe despreciarse: los pasos intermedios. Aunque me llaméis elitista, tendré que decirlo, y bien alto: algo falla si has saltado de los trabajos que no exigen gran cualificación a los despachos o las cámaras que rigen las sociedades. Algo falla si quienes mandan no han ejercido nunca profesiones que enfrentaran a retos de envergadura y obligaran a demostrar la capacidad para vencerlos. No tengo además que arrancarme la piel para demostrarlo, porque la política actual nos da ejemplos muy clamorosos, uno de los cuales aparece en la segunda línea de este artículo.

    El caso de Pilar Alegría viene además con recargo: del manojo de trabajos que tuvo antes de aterrizar en la política, ninguno estuvo relacionado con los estudios que había hecho. No sé, pero a mí desde luego me da que pensar, y más si posteriormente acabó de ministra de Educación: resulta que nuestra ministra de Educación tiene el título de Magisterio pero nunca ha ejercido como maestra, aunque sí ese variopinto muestrario de profesiones enumerado arriba: algo cojea, ¿no? Y ya, si te pones a mirar las cosas que defiende, cosas como la LOMLOE, los criterios estos de evaluación que nos ha vendido, su inhibición en la guerra contra el español en Cataluña... Ya si te pones a mirar todo eso, te asalta la absoluta perplejidad: ¿cómo es posible que una diplomada en Magisterio adopte esas posiciones? ¿Tendrá que ver con el hecho de que, al no haber ejercido esa enseñanza para la que se preparó y de la que ahora es tan alta responsable, no la conoce como debiera? 

martes, 12 de julio de 2022

Culto al líder

     Empiezo a ver el debate sobre el estado de la nación y ya desde el minuto uno me asalta un recuerdo de las cortes franquistas o de aquellas ceremonias estalinianas que veíamos hace años: todos los diputados del PSOE aplaundiendo con expresión almibarada. Se me ocurre de repente un símil taurino: ¿en qué se diferencian José Tomás y Pedro Sánchez? En que a José Tomás le aplauden cuando termina alguno de esos faenones en que demuestra que es un enorme torero, mientras que Sánchez no necesita demostrar nada (lo cual, bien mirado, nos favorece, porque cada vez que demuestra sus "méritos"...), pues sus acólitos se ponen a aplaudirle en cuanto asoma la nariz, y se tiran cinco minutos con las palmas echando humo, solo les falta ponerse a gritar: "¡Sánchez! ¡Sánchez! ¡Sánchez! ¡Sánchez!" A lo mejor me equivoco, pero no recuerdo que esto pasara en otros periodos de nuestra democracia. Lo del aplauso pringoso empezó en la era de Sánchez, con esperpentos como aquel del gabinente en pleno recibiéndole a la entrada de un consejo dando palmas como si se fuera a arrancar por bulerías, o el de aplaudirle a todo un general de la Guardia Civil en una sesión informativa, o el aborregamiento de todo un país poniéndolo a aplaudir a las ocho de la tarde durante meses así porque sí, al aire, a no se sabe qué. Ciudadanos, ministros o diputados aplaudiendo por motivos inexistentes, con el entusiasmo de niños en un cumpleaños y con el sentido del ridículo desterrado a lejanos confines. ¡A lo que nos están llevando!

domingo, 10 de julio de 2022

El curiosísimo concepto de beca de la Comunidad de Madrid

     Me habían llegado vientos de cierta polémica por unas becas que ha convocado la Comunidad de Madrid, pero, como entre pitos y flautas he estado un tanto ajeno a los sucesos de este mundo miserable, no había podido enterarme muy bien del meollo del asunto. Por fortuna, ayer publicó "El Mundo" una entrevista a don Enrique Ossorio, consejero de Educación madrileño, gracias a la cual he podido informarme desde tan fiable fuente de lo que concierne al caso. Señalaré que la entrevista se la hace Olga R. Sanmartín y una vez más quiero aplaudir a esta periodista, porque se dirige sin complejos a los puntos polémicos y no elude las preguntas ni las objeciones incómodas: si alguna vez la elogié por no darle almíbar al dominante pedagogismo "progre", hoy debo hacerlo por negárselo a un político pepero: parece ser que la señora Sanmartín tiene la gratificante convicción del que el periodismo, si llega el caso, tiene que ser incisivo. 

    El titular de la entrevista, en la versión en papel en que la he leído, es esta frase del consejero: "Las becas se modificarán y se pondrá una nota mínima de acceso", lo cual me deja con los ojos haciendo espirales, porque implica que la Comunidad de Madrid había concebido y convocado unas becas sin un listón mínimo de excelencia para otorgarlas, que es como si mañana se dedicase a fabricar coches saltándose el pequeño requisito de ponerles ruedas para que corriesen. Obstinado como soy en mis ideas anticuadas, considero que la beca hay que ganársela, primero, acreditando unos conocimientos adecuados; segundo, mereciéndola a lo largo del tiempo con hechos, los cuales consisten simplemente en ir superando los estudios para los que a uno se le beca. Esto lo dejé muy claro en un artículo en el que critiqué severamente al ya por fortuna cesado Manuel Castells porque puso en marcha una política de becas universitarias en las que eliminaba el criterio del mérito. Supongo que entonces el PP clamaría al cielo por esta burrada del ministro socialista, y ahora, solo un par de años después, se despacha convocando unas becas para hacer Bachillerato en las cuales el listón será... ¡no haber repetido curso! Un cinismo vergonzoso, pero tranquilos, porque es posible que en el futuro pongan "una nota mínima de acceso a los alumnos. Puede ser un 5 o incluso más". Me desangro de horror solo de pensarlo, porque al precio a que se ha puesto con la LOMLOE el 5 en el título de ESO (el que abre la puerta al Bachillerato) esto es de una crueldad neroniana. 

    Hasta aquí los preliminares y las bromas, vayamos ya a lo serio y a la trampa de este enjuague, que, como muchos sabréis y otros supondréis, la tiene, y bastante miserable. Lo que la Comunidad de Madrid ha hecho ha sido dotar un fondo de 600.000 euros para proveer de becas de entre 2.000 y 3.750 euros a aspirantes a bachilleres, pero -y aquí es donde ha venido la polémica- sin tener en cuenta ninguna limitación económica. Simplificando: si una familia que ingresa 100.000 euros anuales tiene un hijo que nunca ha repetido y va a empezar Bachillerato, podrá optar a una beca, eso sí, de las de 2.000 euros, pues las de 3.750 estarán al alcance solo de las familias de 10.000 euros de renta para abajo. Desde aquí lanzo mi aplauso al señor Ossorio, que ha superado a Castells en su desnaturalización de lo que debe ser y ha sido toda la vida una beca, es decir, una ayuda al estudio para quienes tienen talento pero carecen de recursos económicos: Castells se cargó lo del talento, pero Ossorio ha dado un pasito más y se ha pulido también lo de la precariedad económica.

    Ante esta charlotada, la señora Sanmartín le hace al consejero esta pregunta: 

    -¿Por qué lo llaman beca cuando es un cheque escolar?

    -Porque son becas.

    Como muy bien ha captado la sagaz periodista, aquí está la clave del asunto: lo que el PP ha hecho en realidad con estas pseudobecas es ayudar a las familias sin ahogos económicos a que les salga un poco más baratito el Bachillerato en un centro privado, es decir favorecer a un sector social y a otro educativo tradicionalmente de su preferencia. Esta es la cuestión: nada de ayudar al talento perjudicado por la escasez económica, es decir, nada de becas: aquí de lo que se trata es de privilegiar a los sectores educativos privados o concertados y lo puedo demostrar con poderosas razones, la primera de las cuales son estas palabras del propio consejero: 

    Las familias que saldrán más benefciadas son las de la concertada. También nos gustaría que las de la pública puedan llevar a sus hijos a concertados o privados en Bachillerato. Nadie hay más defensor de las familias de la concertada que nosotros

    ¿Resulta poco covincente? Pues ahí va la segunda razón: si se analiza el contenido implícito de estas palabras, no cuesta mucho entender que en ellas aparece la enseñanza pública como una especie de horrible mal del que habría que salvar a los alumnos a toda costa: ¿con qué se come que un consejero de Educación diga eso de que "nos gustaría que las de la pública puedan llevar a sus hijos a concertados o privados en Bachillerato"? ¿Acaso es que para don Enrique Ossorio el Bachillerato que se ofrece en la pública es una patata podrida indigna de los alumnos madrileños? Pues no me lo explico, porque por fuerza tiene que saber que, en virtud de su cargo y le guste o no, está obligado a ser el principal defensor y perfeccionador del sector educativo público, pero tanto en esta entrevista como en ese andamiaje de sus "becas" la impresión que da es toda la contraria, y no solo por las palabras que he citado, sino porque parece que da por supuesto que esas "becas" serán provechosas solo en centros de un buen nivel educativo, y está claro que esos para él nunca serán ls públicos.

    Pero debería ser justamente al revés -tercera razón-, por un motivo muy sencillo: el Bachillerato es un nivel sobradamente cubierto por los institutos públicos de Madrid: ¿a qué viene que el Gobierno de la comunidad, responsable de esos centros, se meta a dar becas para que se estudien en los de otra titularidad? Da la impresión de que la Consejería de Educación desprecia el nivel de las enseñanzas que sus propios centros ofrecen. O a lo mejor es simplemente lo que dice la señora Sanmartín: que estas becas no son más que un cheque escolar disfrazado.

    Pero -cuarta razón- no nos engañemos, porque se trata de las dos cosas, la ya mencionada ruindad del chequecito escolar y el proverbial encono que el PP de Madrid ha tenido siempre contra le enseñanza pública, ahí están el arrinconamiento a que la ha sometido durante años, o la fobia que mostró contra ella Esperanza Aguirre, que señalé aquí en montones de artículos. ¡Qué bien le han venido durante décadas al PP de Madrid los desastres legales perpetrados por el PSOE, esa LOGSE, esa LOE...! Bajo ese paraguas necia y perversamente facilitado por el adversario, el PP ha tenido un puente de plata para permitir el empobrecimiento de los centros públicos y con ello favorecer la demanda y crecimiento de los privados y concertados, mientras arteramente clamaba contra los desmanes socialistas en la enseñanza. ¡Qué enorme daño les han hecho el PSOE, los pedagogos innovadores (¡ja!), CCOO, UGT y todo el progresismo escolar a los hijos de las clases pobres y medias! Le han puesto en bandeja a la derecha el clasismo ya desde la mismísima escuela: la gratuita para los menos favorecidos y el negocio (que no una enseñanza mucho mejor) para los que puedan pagarse el huir de la enseñanza emocional, los proyectos y los energúmenos adueñándose de patios y aulas. Y ahora, esa catástrofe llamada LOMLOE. Sea usted considerado, señor Ossorio, agradézcales al PSOE y sus amiguetes lo mucho que le han allanado el camino para esas "becas" suyas tan chulísimas, como diría la otra.