El 17 de mayo de 2015, en mi artículo
Una de deberes, reflexioné en torno a una noticia de "El País" que nos hablaba acerca de Eva Bailén, una madre que llevaba recogidas 100.000 firmas en demanda de la supresión de los deberes escolares; hoy, cinco meses y medio después, la iniciativa de la señora Bailén vuelve a salir en los medios, esta vez,
en ABC (parece que los grandes buques de nuestro periodismo tienen las mismas preferencias educativas), el cual nos cuenta que lleva ya 155.000 firmas y que ha difundido el vídeo titulado
Lo haces y punto en refuerzo de su campaña. Como ya señalé en mi anterior artículo, yo reconozco que el exceso de deberes puede convertirse en un verdadero problema para los alumnos, de ahí que en mi práctica profesional recurra a procedimientos como dedicar, siempre que me es posible y en la mayor cantidad que es posible, tiempo de clase a su realización: tengo dicha mil veces -mientras me paseo entre los pupitres- esta frase: "Lo que se hace aquí no se hace en casa", pero he de advertir que, aun así, siempre hay alumnos que remolonean, lo que tenemos que interpretar como síntoma de que este es un asunto con muchos actores y facetas, de esos que no se resuelven de radicales plumazos del tipo "quedan suprimidos los deberes por decreto", fin que parece perseguir la señora Bailén y cuyo propio maximalismo debería hacerle entender que es imposible. Es este maximalismo lo que rechazo de su propuesta, así como ciertas insensateces y simplificaciones con que en el artículo de "El País" y en el de ABC se pronuncian ella misma, algunos espontáneos y los inevitables expertos, pero el capítulo de hoy incluye otra importante fuente de desacuerdo: el vídeo, que está plagado de manipulaciones.
Amigo como es de las frases altisonantes, en uno de sus titulares dice ABC que, en el vídeo, "un niño
demuestra con sus respuestas simuladas cómo vive bajo el yugo de los deberes igual de sometido o más que cualquier adulto en su desempeño profesional". Siento desilusionar al encanecido decano de nuestro periodismo, pero este vídeo no
demuestra nada, así que sería bueno que anduviese con más tacto a la hora de manejar verbos de tan rotundo significado, lo digo porque este diario está demasiado acostumbrado a frivolizar con la educación (
F1,
F2,
F3), asunto demasiado serio como para andarse con frivolizaciones. De ningún modo puede ese vídeo demostrar nada porque es un juguetito promocional, sentimental, superficial y parcial (todo en
-al), hecho con tan nulo rigor que al final ni siquiera sabemos si ese "niño" de que habla ABC es en realidad un niño o un niño y una niña y terminamos sospechando que sus interlocutores (que se nos presentaban como desconocidos que no sabían de qué ni con quién hablaban), con la enternecedora ristra de abrazos, arrumacos y cuasilágrimas del desenlace, son "desconocidos" tales como sus abuelos, sus tíos, algún amigo de sus papás...
La falta de rigor, no obstante, no se queda ahí. En el desarrollo del vídeo, el informador oculto les va encogiendo el corazón a sus interlocutores con los horrores de lo que ellos "creen" que es su trabajo de currante adulto y que luego resultan ser los deberes. El guachimán se ha tomado la molestia de recopilar esos horrores y le salen los siguientes:
1.- Tener ocho horas de trabajo en el centro más tres en casa. ¿Ocho horas de trabajo en el centro? ¿Qué centro es ese? Esto es, además de una exageración interesada, una mentira: no hay en España centros con un horario de ocho horas diarias de trabajo, no entre los públicos, desde luego. Esto, o es mentira -repito-, o es que la señora Bailén lleva a su hijo a algún centro muy particular y con alguna organización extraña, con lo que su problema podría haberlo evitado ella misma simplemente con no llevar allí a su hijo, y así se habría ahorrado de paso el andar recogiendo firmas, haciendo vídeos y llamando a periódicos.
2.- Haber llegado la hora de cenar y no haber terminado.- Esto sí puede ocurrir cuando hay muchos deberes, pero no pasa todos los días y lo hemos afrontado con éxito millones de padres e hijos. Respondo a ello en mi otro artículo.
3.- Trabajar los fines de semana.- Digo lo mismo de lo anterior, pero advierto algo que les señalo a mis alumnos todos los principios de curso: una semana tiene 168 horas, que dan para mucho. Cada año, les demuestro en la pizarra que, si saben organizarse, podrán sacar una media de siete horas diarias para ocio de libre disposición más estudio (incluso reservando horas para esas actividades a las que sus padres les llevan, que eso es algo que también omite la señora Bailén). Solo es cuestión de distribuir bien... y no vaguear.
4.- Trabajar durante las vacaciones.- Esto, soltado a la buena de Dios como se suelta en el vídeo, me parece una intoxicación. Solo en una situación están generalizados los deberes -que no son exactamente deberes- para las vacaciones: cuando el niño suspende. Pero es que lo que se suspende hay que aprobarlo, y ya me dirá doña Eva Bailén qué hay que hacer para recuperar los suspensos.
5.- Estar tan agobiado que la familia tiene que ayudarle.- Ver los puntos 1 y 2.
6.- Recibir como respuesta: "Hay que hacerlo y punto".- Nueva intoxicación; esta conducta despótica no es generalizable entre el profesorado, a no ser que, torticeramente, se entienda que decirle a un alumno que debe cumplir sus obligaciones es decirle eso.
7.- Recibir una bronca como respuesta ante las quejas e incluso ser humillado ante los compañeros.- Nueva generalización intoxicadora; la respuesta habitual ante las quejas es dar explicaciones, y solo cuando son muy inapropiadas o groseras reciben la comprensible bronca. La bronca como respuesta sistemática -que es lo que insinúa el vídeo- no existe y los profesores que la practiquen a título personal me parecen muy censurables. No digamos ya lo de la humillación ante los compañeros, algo legalmente prohibido y repugnante para cualquier profesor que se precie: insinuar que esto se hace de forma regular es una auténtica indecencia.
Puede que algunos os hayáis preguntado si realmente un asunto como este merecía tanta atención, pero me parece que, si habéis llegado hasta aquí, habréis visto que sí que la merecía, y eso que no me he referido aún al factor que, por razones personales, más me ha indignado del vídeo, que no es otro que ese "profesor" que figura entre los "desconocidos" que dialogan con el ordenador. Ese profesor afirma que trabaja veinte horas semanales y lo subraya diciendo cínicamente: "¡Qué suerte!", al tiempo que sonríe. Menos mal que al final lo arregla poniendo tono de disculpa cuando le dice a la niña que es profesor. ¿Es este personaje un rencoroso dardo de doña Eva Bailén contra el colectivo que, mientras disfruta de unas cargas horarias escandalosamente privilegiadas, es responsable de las torturas a los alumnos que previamente ha presentado el vídeo? Por desgracia, mucho me temo que sí, lo que me obliga a recordarle que las famosas veinte horas de un profesor de secundaria son solo las lectivas, pero que luego están otras como las que se dedican a guardias, reuniones o atención a padres. Habréis notado que en estas no incluyo, por supuesto, las dedicadas a preparación de clases, corrección y otras cosas que eventualmente puedan surgir, como actividades extraescolares, por ejemplo. No tenemos nada de que avergonzarnos, cosa que sí les ocurre a algunos que se dedican, por ejemplo, a este tipo de manipulaciones burdas y envenenadas. Quiero recordar que la mayor virulencia de estas manipulaciones se produjo allá por 2010 y 2011, impulsada por políticos que nos utilizaron como chivo expiatorio, algunos de los cuales se hallan hoy incursos en procesos por corrupción.
Creo por tanto que merecía la pena refutar esta noticia y este vídeo -aunque este artículo solo lo vayáis a leer cuatro gatos-, por contener la enésima vileza contra los profesores, por ser una manipulación y por estar plagado de las incongruencias y falsedades perjudiciales para la imagen de la escuela que he analizado más arriba. Y lanzo unas preguntas: ¿cuánta gente va a leer esa noticia de ABC? ¿Cuánta gente va a ver el vídeo? ¿Cuánta gente se va a dejar atrapar por su tramposa ñoñería? ¿Cuánta gente se va a tragar las intoxicaciones de las que he hablado? Nos quedará, desgraciadamente, el inevitable saldo de confusión y de descrédito. Doña Eva Bailén es muy dueña de emprender sus cruzadas, aunque debería ser más respetuosa de ciertos límites, pero ABC, que llega a mucha gente, debería estar cuidadosamente al tanto de lo que publica, ya que puede perjudicarnos a muchos que no lo merecemos.