Libros que he publicado

-LA ESCUELA INSUSTANCIAL. Sobre la urgente necesidad de derogar la LOMLOE. -EL CAZADOR EMBOSCADO. Novela. ¿Es posible reinsertar a un violador asesino? -EL VIENTO DEL OLVIDO. Una historia real sobre dos asesinados en la retaguardia republicana. -JUNTA FINAL. Un relato breve que disecciona el mercadeo de las juntas de evaluación (ACCESO GRATUITO EN LA COLUMNA DE LA DERECHA). -CRÓNICAS DE LAS TINIEBLAS. Tres novelas breves de terror. -LO QUE ESTAMOS CONSTRUYENDO. Conflictividad, vaciado de contenidos y otros males de la enseñanza actual. -EL MOLINO DE LA BARBOLLA. Novela juvenil. Una historia de terror en un marco rural. -LA REPÚBLICA MEJOR. Para que no olvidemos a los cientos de jóvenes a los que destrozó la mili. -EL ÁNGULO OSCURO. Novela juvenil. Dos chicos investigan la muerte de una compañera de instituto. PULSANDO LAS CUBIERTAS (en la columna de la derecha), se accede a información más amplia. Si os interesan, mandadme un correo a esta dirección:
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lunes, 19 de octubre de 2020

Isabel Celaa continúa demoliendo la enseñanza española

    A principios de octubre, aprobó el Gobierno el RD 31/2020 de 29 de septiembre, el cual implantaba en la educación algunas medidas urgentes y provisionales para hacer frente a las consecuencias de la pandemia. Entre las más criticadas, se encontraban unas instrucciones de evaluación que en la práctica suponían la posibilidad de obtener los títulos de ESO o Bachillerato con asignaturas suspensas, con alguna restricción en el caso del Bachillerato, pero no para la ESO. Esto es así digan lo que digan los defensores de la norma (incluida nuestra inefable ministra), y quien quiera evitarse estériles especulaciones, que le eche un vistazo al artículo 6, donde la disposición se hace efectiva negro sobre blanco. Y, atención, recalco una cosa para que se entienda la gravedad del asunto, estamos hablando de TITULAR, no de promocionar, aprobar curso o pasar de curso, como he visto en algunos medios, que en esto han creado alguna confusión, sino del escalón más alto de los criterios de evaluación, la concesión de títulos, y, con ese artículo 6 en la mano, en el curso 2020 - 21 (como mínimo), se podrá perfectamente obtener el título de Graduado en ESO con cinco asignaturas suspensas y no sería inviable obtener el de Bachillerato con dos, incluso con más.

     Todos entendemos que las situaciones excepcionales hay que afrontarlas con medios excepcionales, pero, sinceramente, creo que la señora Celaa ha aprovechado la excepcionalidad que nos mortifica para arrimar de forma tramposa y abusiva el ascua a sardinas que son muy de su gusto, tales como el aprobado general o las restricciones a la repetición de curso, a las que también se refiere el decreto. Esas trampas no mejorarán la enseñanza, porque además me quedo con la duda de si la provisionalidad con que hoy se adoptan estas medidas no será el puente hacia una implantación definitiva.

     Porque las intenciones de Celaa en lo referido al empobrecimiento de los currículos son muy inquietantes y, aunque en apariencia no tenga nada que ver, el debilitamiento de los criterios de evaluación influye mucho en ellos, pues, por maravillosos que sean, si el alumno sabe que va a aprobar de todos modos, podrá permitirse el lujo de despreciarlos. Para mayor escarnio, publica hoy "El País" una noticia que nos informa de que, con la ley que tiene en el horno la Sra. Celaa, la llamada LOMLOE, las autonomías y los centros podrán establecer contenidos de los currículos en una medida aún mayor de lo que ya pueden. Con lo que sabemos que está pasando en Cataluña y otras autonomías, esto es sencillamente echar gasolina al fuego, un acto disparatado que desacredita (una vez más) a la señora Celaa como gobernante, pero que no extraña, si se tiene en cuenta que lo va a acordar con Podemos y la constelación nacionalista. Llevamos años viendo cómo el particularismo autonómico ha introducido monumentos de burricie en los programas; nadie hoy puede ignorar el arrinconamiento o acoso al español en la educación de diferentes partes de España (Cataluña, Valencia, Baleares, la comunidad vasca, Navarra y Galicia); solo irresponsables como Celaa pueden volver la cara a las conductas adoctrinadoras en la escuela que está llevando a cabo el nacionalismo; desde ámbitos educativos guiados por la prudencia, por estos motivos, se está reclamando la recentralización de las competencias en enseñanza...: y ahora, la LOMLOE que el PSOE ha pactado con sus actuales compañeros de viaje lo que va a hacer es reforzar la intervención de autonomías y centros en los currículos. Pero tampoco hay que extrañarse: si el mayor desastre educativo que ha padecido España, es decir, la LOGSE, es obra del PSOE, el lógico que este partido se empeñe en ahondarlo.

     Porque resulta que detrás de esta medida está el espíritu de la LOGSE. Veamos este párrafo de la noticia de "El País", enternecedor de puro perverso:

       Fuentes que han participado en la negociación argumentan que en los centros educativos se han gestado las grandes experiencias de innovación pedagógica, y que la petición de disponer de autonomía curricular por parte de las corrientes renovadoras ya fue planteada hace 30 años durante la elaboración de la Logse, la ley educativa aprobada en 1990 por el PSOE que configuró la estructura actual del sistema educativo.

      ¿Pero todavía estamos con esta retórica? ¿Todavía creen que vincular la autonomía de los centros con patrañas como la innovación pedagógica o las corrientes renovadoras es prestigiarla? ¿Por qué sigue el progresismo educativo mintiendo o autoengañándose? Lo que en España se ha vendido como experiencias de innovación pedagógica no ha sido más que una colección de disparates; los actos de autonomía que más han practicado los centros han sido el empobrecimiento de los programas y el regalo de las notas, presionados, precisamente, por innovadores o progresistas (el PSOE, CCOO, los apóstoles de la idea, la secta pedagógica y demás, sin olvidarnos de la propia Administración) que han ido durante décadas en la misma dirección a la que ahora se ha subido la señora Celaa y que solo ha conseguido cargarse la enseñanza e inocular en la sociedad la convicción de que sin esfuerzo se puede aprender o que el aprobado es un derecho inalienable. ¿No se dan cuenta de que queda un pelín patético seguir llamando innovaciones a "innovaciones" planteadas hace ya 30 años? Y yo añado lo ya dicho: que en realidad son solo ensoñaciones disparatadas, como fue la propia LOGSE y promete ser su nieta o bisnieta, la LOMLOE. Solo un apunte más: después de 30 años con unas estructuras educativas creadas, ciertamente, por la LOGSE, ¿no deberían sus defensores empezar a reconocer que alguna culpa tendrán esas estructuras de los no pocos males de nuestra enseñanza actual? ¡Ah, no!, que eso es por culpa de la enseñanza memorística en que se empeñan los fachas de los profesores. Pues eso: más autonomía, más innovación, más LOGSE... Treinta añitos más, que para eso dentro de dos días vamos a tener la flamante LOMLOE.

sábado, 10 de octubre de 2020

Los tres cerditos


    Me aburro tan soberanamente que he decidido hacer un artículo, aunque sea para hablar de las gili_ _ _ _ _ _ _ _ de unos gili_ _ _ _ _ _, bien que además malvados hasta la médula, tan malvados que... Pero vayamos a la nueva versión de los tres cerditos. 
    Érase una vez, en una próspera región llamada Butifarria de un próspero país llamado Jamonia, que existía un gobernador llamado Cerdito I. Una tarde, después de comer, Cerdito I se zumbó dos botellas de un licor muy rico que se llamaba ratafía y pilló un pedo que se quedó dormido y entonces soñó que iba a construir una nación de la que él sería el rey. Cerdito I, después de muchos esfuerzos, convirtió Butifarria en nación, salió al balcón de su palacio y dijo:
     -¡A partir de ahora, somos una nación y yo seré el rey!
     ¡Pobre Cerdito I! Sin darse cuenta, había construido una nación de paja que, en cuanto vino un vientecillo, se la llevó abajo. Después llegó la justicia del verdadero rey a pedirle cuentas por lo que se había gastado y Cerdito I tuvo que salir de palacio. Al poco tiempo, se hizo gobernador de Butifarria otro cerdito, llamado Cerdito II. Una noche, después de cenar, Cerdito II se zumbó dos botellas de un licor muy rico que se llamaba ratafía y pilló un pedo que se quedó dormido y entonces soñó que iba a construir una nación de la que él sería el rey. Cerdito II, después de muchos esfuerzos, convirtió Butifarria en nación, salió al balcón de su palacio y dijo:
     -¡A partir de ahora, somos una nación y yo seré el rey!
     Pero le pasó lo mismo que a Cerdito I: sin darse cuenta, construyó una nación de paja que salió volando por un estornudo y Cerdito II, que había sido muy malo, escapó de Jamonia escondido en un cesto de sandías.  Cuando se fue, hicieron gobernador de Butifarria a Cerdito III. Una mañana, cuando no eran aún ni las once, Cerdito III se había zumbado ya dos botellas de un licor muy rico que se llamaba ratafía y pilló un pedo que se quedó dormido y entonces soñó que iba a construir una nación de la que él sería el rey. Cerdito III, después de muchos esfuerzos, convirtió Butifarria en nación, salió al balcón de su palacio y dijo:
     -¡A partir de ahora, somos una nación y yo seré el rey!
     ¡Pobre Cerdito III! Como era más tonto que Cerdito I y Cerdito II, se creyó que la paja que les había sobrado serviría para construir la nación, pero, lo mismo que las anteriores, salió volando por un airecillo. Al día siguiente, los consejeros de la justicia real lo sacaron de palacio cogido de una oreja. 
      Ahora los tres cerditos han quedado convertidos en unos tocinos amargados que no hacen más que gruñir contra Jamonia. Cerdito II vive en un reino lejano, desde donde no para de decir que Jamonia es un país horrible y que no va a parar hasta hacer que se hunda. Cerdito I y Cerdito III siguen viviendo en Butifarria, a costa de los tres sacos de bellotas que les manda cada mes el gobierno regional, pagados con los impuestos de todos los jamoñoles, y eso que ellos hacen todo lo posible por fastidiarles. Y en cuanto a Butifarria, no solo no ha cumplido aquel sueño beodo de convertirse en una nación, sino que ahora está muchísimo peor que antes de que Cerdito I la arrastrase a sus chifladuras.
     Cuentan que hace unos días se los vio a los tres juntos en el país vecino, Coñaquia, gruñendo insultos y amenazas contra Jamonia, pero que, a los cinco minutos, cuando vieron que nadie les hacía caso, se fueron a un monte cercano a ver si encontraban alguna trufa. 
            Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

sábado, 3 de octubre de 2020

Madrid, una comunidad estigmatizada

     Si no llevásemos meses con el PSOE y Podemos embarcados en una feroz campaña de acoso y derribo contra el Gobierno madrileño; si no llevase semanas viendo a diario que la primera página de "El País" incluía en cabecera una noticia a grandes titulares hablando de la desastrosa situación sanitaria de Madrid; si no hubiera contemplado, allá por mayo y junio, el chalaneo miserable en que el Gobierno nacional convirtió el final del estado de alarma, con arbitrariedades para contentar a las comunidades de siempre; si no recordara que en abril, cuando el Gobierno de Sánchez ostentaba el mando de la política sanitaria de toda la nación, la Generalidad de Cataluña, sin recibir el menor reproche, impidió la construcción de un hospital de campaña en Sabadell, podría tener un resquicio de duda acerca de que el cierre de Madrid llevado a cabo por el Gobierno central tiene razones sanitarias y no políticas. 

     ¡Qué ganas había de meterle mano a Madrid! ¡Qué locos están en el PSOE y el fabuloso mundo de la podemia por crear una imagen de caos en esta comunidad que les permita derribar al gobierno y ocuparlo ellos! Y bien que la señora Ayuso, a la que ni defiendo ni considero más eficiente que sus adversarios, se lo está poniendo en bandeja con su torpeza. Pero está claro que las razones han sido distintas a las esgrimidas y además inconfesables, lo que no extraña viniendo de un gobierno de Sánchez. Aparte de lo dicho en el párrafo anterior, las motivaciones del Gobierno de todos los españoles se hacen increíbles por otros datos, como estos: es inexplicable tal giro de ciento ochenta grados a pocos días de la escenita en que Sánchez y Ayuso anunciaron que iban a colaborar; no parece que lo que se ha implantado hasta ahora, desde el punto de vista sanitario, sea muy distinto de lo que ya había, y, sobre todo la cara de Salvador Illa: el día que anunció la decisión, era patética: despeinado, con una rara mezcla de aflicción e ira y sin apenas atreverse a levantar la mirada: inseguridad, falta de convicción... Repito: patético. En la grave situación sanitaria que atravesamos, me he abstenido de hacer valoraciones sobre el ministro de Sanidad, consciente de que debe de ser un palo ocupar un ministerio de algo de lo que no tienes ni idea porque, total, con las competencias transferidas, ahí ibas estar haciendo pajaritas y que a los dos días se te venga encima una catástrofe como la del coronavirus. ¡Por favor, si yo me metí aquí para que hubiera  en el Gobierno otro amiguete de los separatistas! Son los gajes de la política cínica de la actualidad y de nuestro INSOSTENIBLE Estado de las autonomías. Lo pasó mal en la primeras semanas, cometiendo fallo tras fallo, viendo la nulidad de su cargo, recibiendo diarios aluviones de críticas... Pero, en su situación de entonces, era inexcusable ser comprensivos con él. Pero ya no. Visto que la emergencia sanitaria se iba a extender por algún tiempo, Illa debió dimitir nada más levantarse el estado de alarma, con el fin de que su jefe -contando con que hubiera tenido un rapto de sensatez- hubiese puesto en su lugar a alguien con conocimiento profundo de la sanidad. Esta es otra razón para no creer en la limpieza de lo que Sánchez acaba de hacer en Madrid: ¿qué credibilidad tiene la preocupación por la sanidad de un presidente que sigue manteniendo a Illa? Si a Illa, un incompetente manifiesto, lo sigue teniendo en un puesto tan delicado por la razón política de que es del PSC, ¿por qué habríamos de tragarnos los españoles que el señor Sánchez ha intervenido en Madrid por razones sanitarias y no políticas? (1)

     Madrid ha sido estigmatizada y eso acabará trayendo consecuencias. Empezó todo con aquella estúpida caza de brujas de las primeras semanas, cuando de todas partes se quejaban de esos madrileños que se escapaban a sus segundas residencias, una torpeza importante y una auténtica satanización, primero, porque a segundas residencias escapó gente de todas partes; segundo, porque el pecado de unos cuantos nos lo colgaron a todos los madrileños, que somos muchos millones, con la frívola complicidad de los medios de comunicación de mayor alcance. El madrileño se convirtió en un apestado por unos conductos propios de la Edad Media. Después vino ya la muy meditada operación política, con intervenciones tan memorables como las de Rafael Simancas y su terrible demonización de Madrid. Cuando lo vi, me dije: ¡Y pensar que este señor pudo haber sido presidente de la comunidad!

     Pero la cosa sigue; de hecho, si me he decidido a escribir este artículo es porque hoy he visto en La Sexta un reportaje que rayaba a los altos niveles de manipulación de esta cadena. Comparaba Madrid con otra grandes capitales del mundo, con el fin de dejarla en evidencia ante el mayor rigor de las medidas de las demás y, una vez más, demostrar que está tan mal porque es pecadora y culpable. Ahora bien, Madrid ha tomado unas medidas en la línea de las tomadas en toda España, de modo que la comparación, lógicamente, habría que haberla hecho entre países, no entre capitales: Madrid es una ciudad que está muy mal en coherencia con que España es un país que está muy mal. Reflexiono sobre estas cosas y luego veo a cierto individuo poniendo carita de bueno y diciendo que en la lucha contra la pandemia hay que dejar de lado las diferencias políticas y me dan ganas de vomitar. 

     Lo que nos importa a todos es que la epidemia acabe cuanto antes y, desde luego, sería ideal que quienes deben luchar contra ella apartasen sus intereses particulares. Ahora bien, quiero dejar una reflexión: lo normal cuando un lugar es especialmente azotado por una catástrofe es que todos a su alrededor se compadezcan de él, le den ánimos e intenten ayudarle, así que me llena de perplejidad lo que ha ocurrido con Madrid: ante el hecho de que hayamos sido los más duramente castigados por la pandemia, la reacción ha sido criminalizarnos. Esto lo han hecho algunos miserables anónimos, medios de comunicación perrunos y partidos políticos. A estos últimos, los esperamos en las elecciones. A lo mejor consiguen cargarse a Ayuso, pero eso de que entonces subirán ellos puede que no esté tan claro. 


1.- Unas horas después de escribir estas líneas, me encuentro en "El País" un artículo cuyo titular empieza con esta frase tan esclarecedora: El pulso político que terminó con el cierre de Madrid, un relato inefable en el que, involuntariamente, el no menos inefable Carlos E. Cué y otros dos periodistas dejan retratado a Salvador Illa.