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viernes, 19 de diciembre de 2014

Lo de Francisco Camps es muy gordo

   
   Aún no hace ni un mes de que en el segundo de los artículos que dediqué a los presidentes autonómicos envueltos en asuntos turbios incluyera a Francisco Camps y lo dicho allí, en esta España que en los últimos meses parece un acelerador de bombazos informativos sobre la corrupción, ya se ha quedado muy viejo. Las cosas que entonces se podían decir de él eran esas pequeñeces que le llevaron a condenas simbólicas o morales, las cuales, eso sí, acabaron descabalgándolo de la presidencia valenciana, aunque muchos éramos los que sospechábamos que eso era muy poco, que Francisco Camps tenía para bastante más de lo que había llevado, y parece que hoy la noticia de que Anticorrupción se va a querellar contra él por los contratos de la Fórmula 1 viene a darnos la razón. La noticia de ABC trae un enlace a la querella íntegra, aquí lo tenéis:
   Creo que deberíais leer sus 18 páginas, porque se tarda poco y porque son un relato claro y conciso del espeluznante asunto, en el cual se nos muestra a un altísimo responsable público maquinando la creación de una empresa privada llamada Valmor Sports, S. L. para que se quedase con el dinero del negocio (que al final resultó ruinoso) de la Fórmula 1, saltándose todas las normas de adjudicación de actividades, haciendo que empresas públicas, con el dinero de todos los contribuyentes, asumiesen las pérdidas (de 45 millones de euros) correspondientes a esa empresa, falsificando firmas (página 10) o   haciendo poco menos que de recadero entre una  empresa privada y Bernard Ecclestone, a cuyas exigencias y caprichos, por cierto, se plegaba con un servilismo repugnante, impropio de alguien con su rango político. 
   Y sí, en efecto: esto ha sucedido en la Comunidad Valenciana, donde el profundo pozo de corrupción y despilfarro coexiste con un trato tiránico a la ciudadanía: el espectáculo que está dando el PP valenciano resulta de los más pavorosos de España, que es mucho decir. Los propietarios de Valmor Sports, S. L. eran Jorge Martínez "Aspar", el famoso excorredor (que ha recorrido el camino entre dos nominaciones al Príncipe de Asturias y la actual querella), Fernado Roig (el de Mercadona y Pamesa) y Bancaja, una de esas cloacas bancarias por las que tanto dinero se ha ido. Bonito reparto, ¿verdad?  Unos tanto y otros tan poco.
   Estas son las cosas que están pasando en Valencia y en España, así han hundido el país unos cuantos sinvergüenzas. Esta vez, parece que Francisco Camps se las ve con algo muy serio. Habrá que ver cómo acaba y cuánto tardamos en saberlo. Termino con una profecía del guachimán: tal y como van apuntando las cosas, de aquí a mayo y después a noviembre, van a ir saliendo una catarata de asuntos de dimensiones amplias, culpables importantes y responsabilidades incuestionables, ya lo veréis. No quiero ser catastrofista, pero no me extrañaría que, dentro de nada, ni siquiera con la pasmosa modorra de que estamos haciendo gala los españoles, los escándalos puedan resolverse con los parcheos a los que estamos acostumbrados. ¿Qué pasará entonces?

2 comentarios:

  1. Pocas veces he sentido más miedo que aquel día en el cine viendo la famosa "Alien, el octavo pasajero", de Ridley Scott y la incomparable Sigourney Weaver. Fue uno de esos momentos en los que el terror traspasó el ámbito mental y llegó a tener consecuencias físicas (ojo, con la escatología, que no van por ahí los tiros). Ahora ando en esas mismas y este tipo de artículos ayudan lo suyo a la desazón. Pero he de aclarar que el pánico no es por la existencia de malandrines tipo Camps, ni, como les pasa a muchos idiotas, por el temor a lo desconocido (Podemos), ni siquiera por miedo hacia quienes siguen apoyando al partido de la cleptocracia. No, el pavor procede de esa "modorra" colectiva que menciona usted en su artículo, señor Guachimán. Me tiene escalofriado desde que alcancé a leer ese último párrafo. Le felicito por haber sacudido mi indiferencia.

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  2. Gracias, don Manuel. Ocurre a veces que uno quiere hablar de una cosa y, en efecto, habla de esa cosa, pero al final, sin querer, llega a otra que no esperaba y que a lo mejor es más importante. Modorra y perspectivas muy inciertas: cosas, en efecto, temibles, Manolo, y de gran calado. Ahora, particularmente y aunque tenga menor importancia, me alegro de que, probablemente, a Camps lo hayan pillado en un buen renuncio. Este señor las hecho de las gordas, y espera, porque, si le van a juzgar por esto, lo mismo tiene que acabar explicando aquella otra cacicada de avalar a un ruinoso Valencia C. F. con dinero público, en época de crisis y cuando por otro lado hacía recortes brutales. Y si ese asunto sale, creo que se va a los 90 millones de euros.

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