Ya en más de una ocasión os he comentado que me parece una indignante muestra de los abusivos privilegios que se conceden a la banca el que, a las personas que no pueden terminar de pagar una de esas brutales hipotecas que llevamos décadas soportando, se les arrebate la vivienda, pero se las obligue a seguir pagando la hipoteca hasta el final. Cuando las cosas ruedan sin problemas, los bancos ganan una suculenta pasta en concepto de intereses, así que, si las cosas se tuercen, ya van pero que muy bien aviados quedándose con ese bien que representa la vivienda, con cuya venta en el mercado podrán compensarse, y si no... mala suerte, ya se sabe que los negocios -incluido el préstamo con interés- tienen su riesgo. Eso de que la banca gane en cualquier circunstancia a costa de las espaldas del ciudadano y juegue siempre sin riesgos vulnera las leyes del mercado, que, cuando suben los precios de la vivienda, los combustibles, los alimentos o los servicios esenciales, se nos dice que nada se puede hacer, porque son sagradas, así que, venga: las mismas reglas para todos. Eso de que la banca, en estos casos, se quede con la pasta y con la casa es un abuso que debería abolirse por ley.
Por todo esto, creo que se merecen un fuerte aplauso quienes están rebelándose contra esta injusticia por la vía de los hechos y están paralizando desahucios. Ya lo han hecho, que yo sepa, en el barrio de Tetuán de Madrid, Hospitalet, Barcelona y Parla, pero creo que hay bastantes más casos, supongo que eso lo sabrán mejor personajes tan solidarios como Elena Salgado y Miguel Ángel Fernández Ordóñez, que deben de estar encantados con este invento. Los organizadores de estas acciones han creado una Plataforma de Afectados por la Hipoteca que, a mi juicio, constituye una respuesta muy adecuada a uno de los males que nos aquejan. Su propuesta es la siguiente: llaves entregadas, deuda saldada, como se hace en otros países menos demenciales que el nuestro, incluido Estados Unidos. Justo, sencillo y clarito, un punto pa' ellos. Y la última: dentro de no sabemos cuán poco, habrá elecciones: deberíamos negar el voto a todo partido que no incluyera en su programa la firme promesa de acabar inmediata y fulminantemente con este disparate, que ha mandado a muchísimos a la miseria, mientras los ejecutivos bancarios tienen unos ingresos de escándalo.
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