Por fin se cerró el acuerdo para aprobar los presupuestos de este ejercicio. El PSOE logrará pasarlos con el apoyo -nunca gratuito- de dos grupos nacionalistas, Coalición Canaria y el PNV. Por supuesto, en política nadie da nada gratis, pero el problema de pactar con los nacionalistas es que son partidos que no hacen política general, sino miserable política de campanario, y difícilmente se puede construir un país cuando hay banderías cuyo programa consiste en pillar cuanto más mejor, aunque sea a costa del resto de la sociedad. En el caso del PNV, esto es manifiesto y sangrante: su consigna es que ellos están frente a España, a la que no pertenecen y de la que, por lo tanto, es lícito sacar el máximo provecho en la relación mutua, sin el menor miramiento. Quien crea que exagero, que se acuerde de aquello del árbol y las nueces o que eche un vistazo a aquella payasada insultante y demencial que se llamó plan Ibarretxe, monumento a la oligofrenia que, por fortuna, es tan pasado como su mentor.
Y así seguimos. Ayer, en la televisión, era de risa. Al ofrecer la noticia del acuerdo, sacaron en un momento a un representante de CC, que dijo que habían firmado porque el acuerdo era beneficioso para Canarias; después salió el inefable Ercoreka -¿a qué esperan para darle a este señor el premio Nobel a la inteligencia?-, diciendo, naturalmente, que ellos habían firmado porque se obtenía un gran beneficio para Euskadi, cosa absolutamente cierta, sólo que... Finalmente, y aquí es donde me dio la risa, apareció José Antonio Alonso, el portavoz del Gobierno, mostrándose muy satisfecho por una firma que representaba grandes beneficios para todos.
El año pasado o hace dos años, el PNV logró unas competencias en FP a condición de apoyar los presupuestos de Zapatero; este año, se lleva nada menos que el blindaje de los conciertos económicos vascos, es decir, una norma que hace más inatacable legalmente el particular sistema de recaudación de la comunidad autónoma vasca, sin discusión beneficioso para ellos, que son los únicos que lo tienen, y que es por tanto un privilegio antidemocrático y asimétrico. No debe de haber ni un solo experto en economía que no admita que sería imposible mantener la hacienda pública si todas las comunidades tuvieran este sistema. Entonces, ¿por qué lo tienen? ¿Por qué ahora se refuerza? Da la impresión de que, en los últimos ejercicios, el PSOE no ha hecho política de gobierno, sino política de partido, pues ha pactado cualquier cosa con tal de mantenerse. Como aquellos ricos venidos a menos de los folletines, Zapatero, para mantenerse él, les está regalando a los usureros las joyas que no son suyas, sino de la familia. Ésta es una de las peores taras de nuestro sistema político, porque Zapatero no es el primero que ha pasado por el chantaje de los nacionalistas.
Ellos sí pueden, a ellos les sienta como un guante esta política; durante sus años en el poder (vasco), para el PNV, hacer política de partido era hacer política de gobierno (vasco), tal era el enseñoreamiento que habían alcanzado sobre las instituciones (no en vano se les comparaba con el PRI). Pero en los partidos nacionales esto ya es cada vez más inadmisible; ningún político sin apoyos puede ya salvarse él a base de aumentar los desequilibrios. Y para más inri y por si a Zapatero le quedaban dudas acerca de quiénes son sus apoyos, hoy el PNV le manda otro recadito: esta tarde, saldrán a manifestarse junto a los abertzales, supongo que para denunciar las injusticias del estado opresor español. Ya digo, la risa me dio ayer cuando oí lo que decía Alonso.
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