Hoy me he enterado de quién es Mohammed Aziz, un marroquí que durante años ha vivido en España y que, en 2007, tuvo la fortuna de caer en las garras de Caixa Tarragona, entidad bancaria que, cuando a Mohammed le resultó imposible pagar la hipoteca que había suscrito con ellos, se lanzó sobre él con la bestial falta de escrúpulos y la repugnante avidez con que la banca ha zarandeado y expoliado a los españoles durante muchísimos años, con el resultado en los últimos veinte de habernos arruinado a todos mientras el dinero se lo quedaban cuatro sinvergüenzas que, no nos hagamos ilusiones, jamás pisarán la cárcel. Por suerte para Aziz, para su familia y para muchísima gente, el acierto de su abogado al pedir la nulidad de la hipoteca por claúsulas abusivas, la entereza del juez José María Fernández al admitir a trámite la demanda (ya sabéis que no todos lo habrían hecho) y la receptividad de los organismos jurídicos europeos, es posible que nos estén llevando al final feliz de tumbar la aberrante y abusiva Ley Hipotecaria, un texto de 1.944 que fue refundido por un decreto de 1.946 y que ha hecho muchísimo daño. Los pormenores del asunto, incluida la enternecedora conducta del banco, podéis verlos en la notica que os enlazo.
Al final de ella, hace el señor Aziz estas reflexiones: "He visto que estas semanas se han movido mucho los políticos y los jueces... Tendrían que haberlo hecho antes, y no esperar a que la gente se suicide. Las familias se van a la calle y los pisos están vacíos. Los bancos viven de nuestro sufrimiento". Inapelable. ¿Qué ha podido pasar en España para que una ley del periodo franquista (adjetivo tan socorrido para anatemizar cuando a mano viene) haya aguantado sin tocar durante 34 años de democracia? ¿No habían visto nada raro los jueces? ¿No habían visto nada raro los gobiernos y los partidos? Me refiero especialmente a los de izquierda, claro, de los de derecha como el PP o CiU, no era esperable, aunque hoy mismo ha habido patéticos y demagógicos guiños de ambos, mirad los medios; eran los de izquierda, IU y PSOE, o los sindicatos, que para algo se presentan como los defensores de las clases asalariadas, quienes tenían que haber hecho algo contra esto: ¿en qué han estado pensando todos estos años frente a esta ley de la que parece que dentro de nada Europa nos va a decir que es abusiva? ¿No lo habían visto, no se habían parado a pensarlo? ¿Estaban amordazados por el servilismo frente a los bancos que han generado los créditos que les conceden y, al parecer, les perdonan si son buenos chicos? ¿O quizás estaban muy ocupados siendo testigos y cómplices de los chanchullos desde los consejos de administración de las cajas a los que pertenecían? La historia de Mohammed Aziz es una muestra palmaria de dejación de responsabilidades: lo que tenían que haber evitado instituciones en las que creíamos los ciudadanos, al final se resolverá por el talento y el coraje de unos particulares. Ahora, sindicatos y partidos lanzan ayes de plañidera, obligados por la presión ciudadana y después de que el mal que no se quiso arreglar haya llegado incluso a cobrarse vidas, muy típico de España. Pero están muy calados, sabemos que lo hacen porque no hay otra, ya no cuela: quienes dejaron crecer los problemas tal vez porque les convenía no pueden extrañarse de que los ciudadanos les vuelvan ahora la espalda.
Tú lo has dicho, Pablo, y en esto puede resumirse: servilismo a la banca y chanchullo político, o al revés, que tanto monta. Y desde fuera nos tienen que alertar de cláusulas abusivas, como si no lo supiéramos, y de que el nivel de corrupción es alarmante. Pero todo sigue igual... o casi, porque la improvisación no es buena fórmula.
ResponderEliminarEstamos en un momento en que los que hemos conocido la época de Franco, la Transición y la ilusión que generó y el periodo democrático tenemos todo el derecho a sentirnos desencantados con partidos y sindicatos, por cómo han pervertido el papel que les correspondía para venderse y amarranarse. Sé que es remachar el clavo, pero la clase política ha engañado a la ciudadanía española, por eso los problemas actuales solo se podrán solucionar cuando se marquen unas nuevas pautas para la práctica de la política y se haga rendir cuentas a los corruptos.
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