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miércoles, 19 de septiembre de 2012

Doña Cecilia se autorretrata

   Esta visto que Celtiberia solo deja de ser un país de show para rizar el rizo y convertirse en un megaparque temático de supershow. Señor Carandell, allá donde se encuentre: ¡cuánto se le añora! A nadie le hará falta que le recuerde el circo que se montó este verano con la patética restauración de un fresco del Ecce Homo perpetrada en Borja por una espontánea de los pinceles llamada Cecilia Giménez. A la vista de la avanzada edad de esta señora, la tendencia unánime fue la de ser benévolos con su patochada, y a lo más que llegamos algunos fue a censurar las frívolas reacciones que este episodio había provocado, pero héteme aquí que ahora doña Cecilia se siente legitimada para reclamar una parte de las ganancias que su "producción artística" parece estar generando. ¡Caramba con doña Cecilia!, a ver si va a resultar que no es la ancianita timorata e ingenua que nos habíamos imaginado. ¿Es que alguien le ha metido en la cabeza que es la Picassa del siglo XXI y ella ha sido tan mema de creérselo? ¿Es que no se ha dado cuenta de que su "artística intervención" ha generado interés no por su excelencia sino por su ridícula ineptitud? ¿Es que ella y los allegados que me figuro que la están aconsejando no se han parado a pensar que su "restauración" no ha sido un arreglo, sino un lamentable estropicio? ¿Es que pretende que se le pague por cargarse por su cuenta y riesgo algo sobre lo que no tenía el menor derecho a intervenir? Pretender recompensas por cualquier cosa, hasta por no hacer nada o por cometer desastres: muy español de los últimos tiempos, de la España de la LOGSE y del buenismo que ha desembocado en lo que hay.
    En mi anterior artículo señalé que quienes celebraban la ocurrencia de doña Cecilia porque podría ser la fuente de la que manasen cuatro céntimos malamente ganados demostraban padecer la inescrupulosa avidez de sacar perrillas fuera como fuera que nos ha traído a la actual crisis; entonces dejaba a salvo de esta crítica a la "pobrecita" doña Cecilia, pero ahora no tengo más remedio que incluirla con todos los honores y uno más: el de tener la desvergüenza de reclamar recompensas por haber llevado a cabo un despropósito. La España demente del pelotazo, con sus más que dudosos "principios", parece que sigue vivita y coleando hasta en los más profundos estratos de nuestra sociedad.   

4 comentarios:

  1. Pues cosas más difíciles y raras se han visto y la mujer si hace caso de lo que le rodeará, pues solicitará ser recompensada por "el estropicio" que cualquiera sabe en qué puede convertirse.
    ¡¡¡"El Cristo" que se ha montado con motivo del "Cristo"!!!

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  2. Lo que tú decía hace unos días, Paco: Olvidito por aquí, doña Cecilia por allá. ¡Para estas memeces estamos!

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  3. Aquí sólo triunfa lo frívolo y lo grotesco. Me avergüenzo de ser spagnistano (ya no somos ni celtibéricos).

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  4. Una cosa buena que puede tener la crisis es que nos va a obligar a todos a volvernos un poquito más serios, Pepe.

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