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domingo, 17 de enero de 2021

Comprar ácido sulfúrico por internet

     Supongo que casi todos habréis visto estas imágenes o algunas parecidas, pero las enlazo para aquellos que no lo hayan hecho: 



    Se trata de la detención de un personaje que en los últimos días se ha hecho tristemente célebre bajo la denominación de el Melillero, acusado de haber rociado con ácido sulfúrico a una joven que hasta hacía poco había sido su novia y a otra que la acompañaba. ¿El motivo? Que Sandra, su exnovia, había decidido romper con él. Si os pongo este vídeo es para que observéis lo modosito que anda el personaje, que "no solo no opuso resistencia, sino todo lo contrario", según fuentes cercanas al caso; confróntese ello con el tremendo historial que aparece en la noticia que enlazo y con lo  difundido sobre el ataque a Sandra y su amiga para constatar cómo se amansan las fieras cuando no se las ven con adversarios más débiles o pillados por sorpresa. Este tipo de historias suelen confirmar una gran verdad: que la "c" de criminal es la misma que la de cobarde. 

    Los daños infligidos a Sandra y Cristina, la amiga que la acompañaba, han sido gravísimos y espero que se puedan reponer tanto como sea posible. Y, naturalmente, espero que el autor de un crimen tan atroz y miserable acabe en la cárcel durante una buena cantidad de años. 

    El origen de estas abyecciones está en la quema de novias, una monstruosidad que empezó a extenderse en India y Pakistán hacia finales del pasado siglo. La terminología es muy explícita: la quema de la novia consiste en rociar a la persona con cualquier combustible y luego prenderle fuego. Mediante esta cruel monstruosidad, algunas familias asesinaban a la mujer con la que alguno de sus miembros acababa de contraer matrimonio, con el fin de apoderarse de la dote. Si miráis el enlace o buscáis información, veréis que esta práctica llegó a tener una alarmante extensión y, aunque parece que está ya bastante en retroceso, lo cierto es que se ha propagado ya macabramente por las razones dichas y por otras, como la venganza por cuestiones de celos o rechazos.

    En países de Asia y posteriormente también de Europa, esta práctica criminal devino en los ataques con ácido. Generalmente han ido dirigidos contra mujeres y han tenido las repugnantes motivaciones de la quema de novias, pero, como pudimos ver a raíz de una ola de ataques acaecida en Londres hace un par de años, los móviles se han diversificado. En aquella época, las autoridades británicas llegaron a la conclusión de que los ataques con ácido habían aumentado a causa de una legislación que penalizaba fuertemente la posesión de armas blancas, debida al aumento de actos delictivos en que se hallaban implicadas. ¿Qué fue entonces lo que hicieron algunos delincuentes? Pasarse al ácido, sobre el que no pesaba legislación explícita y era fácil de obtener. Añado esta otra motivación de mi propia cosecha: entre los malvados que ejercen la delincuencia, no escasean los que disfrutan haciendo sufrir, y está claro que las personas que reciben un ataque con ácido sufren terribles dolores físicos inmediatos y están a menudo condenadas a graves secuelas en lo físico y en lo psíquico que duran toda la vida.

    A la vista de todo esto, me parece muy preocupante que el autor del ataque a Sandra y a Cristina pudiera obtener medio litro de ácido sulfúrico al 98% a través de internet (o por cualquier otro conducto, da igual), por algo más de trece euros y sin dificultad ninguna. Creo que la adquisición de estos productos tan peligrosos debería estar lo más controlada posible, como creo que su uso en ataques como el padecido por Sandra y Cristina o por Kamal Mouloudi hace un par de años en Caspe tendría que ser penalizado como agravante y con muchos años de castigo, si es que no lo está ya. Estoy convencido de que nuestras autoridades judiciales y legislativas no tardarán en ponerse a ello, porque una amenaza así no se le pasa por alto a nadie. Antes de acabar el artículo, echo una ojeada por la noticias y me encuentro con que el Melillero declara que el autor del ataque no fue él, sino dos amigos suyos. Esto plantea una duda: ¿será la pobrecita víctima de una confusión o un criminal abyecto, cobarde y miserable que se escuda en mentiras? Sin salir de este artículo, tenéis bastante información, y más que hay en las redes, juzgad vosotros mismos.   

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