Cuando Mariano Rajoy consiguió sacar adelante sus
presupuestos con el apoyo del PNV, apostó por una vía que tenía demasiadas
grietas, como el hacer concesiones que hicieron sentirse agraviados a muchos,
el ponerse en manos de una formación que se arrogaba excesivas exigencias en el
delicado asunto del 155 o la enorme contradicción de hacer suculentas cesiones
ante unos nacionalistas al mismo tiempo que estaba manteniendo un duro pulso
con otros.
Paradójicamente, ese partido del que Rajoy pensó que le
venía la salvación, lo que ha hecho ha sido hundirle dándole la espalda en un
momento crítico una semana después. Y es que en política hay que tener muy
presentes dos cosas: que lo que puede salir mal siempre saldrá mal y que hay
que elegir muy bien los compañeros de viaje. Dado que tengo esto por muy
cierto, no le veo un futuro muy prometedor a la presidencia de Pedro Sánchez.
En cualquier caso, el tiempo dirá.
Lo que habéis leído hasta aquí y con ese título es el texto de la carta que ayer le mandé a "El País" acerca de la Pedrada que acabamos de recibir todos los españoles. Hoy ha salido publicada (podéis verlo pulsando aquí), aunque con algunos recortes motivados por razones de espacio que la empobrecen un poco.
Así a botepronto, este asunto de la moción de censura me suscita estas tres reflexiones:
Primera: ¡que Dios nos pille "confesaos"!
Segunda: ¿habrá en el mundo un partido más rastrero, traidor e indigno de confianza que el PNV? ¿Qué pensará el señor Maíllo cuando rememore aquello que dijo de que Ciudadanos era Judas? ¡Vaya lince!
Tercera: lo de Rajoy ha sido de tragedia griega: traicionado por un aliado al que tuvo que venderse aun sabiendo que para el PNV traicionar es como respirar; abatido por la resurrección de los errores pasados no purgados; derrotado en una moción en la que, con encomiable brillantez, aplastó dialécticamente a su decepcionante adversario y desenmascaró hasta el ridículo las mentiras, carencias y flaquezas de su proyecto: el que tenía toda la razón perdió, desoído por una cínica confabulación de intereses, pocas veces veremos una muestra más clara de la hipócrita crueldad de la política.
La victoria de un personaje con la nula credibilidad de Pedro Sánchez no es una buena noticia para España. Que la haya obtenido con los votos de grupos en los que, por mucho que a los implicados les moleste que se diga, es totalmente cierto que hay chavistas, racistas, xenófobos, aliados de terroristas y totalitarios de los más diversos pelajes, debería hacernos estar muy atentos a lo que ocurra a partir de hoy en la política española.
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Pues qué quieres que te diga, querido Guachimán. Yo, como socialista, debería estar eufórico porque vuelva a haber un presidente del PSOE en La Moncloa. Pero comparto tus mismos sentimientos y resquemores. Por mucho que Sánchez también puede traicionar sin problemas a sus compañeros de viaje y no tendría ningún problema en desembarazarse de ellos si le conviniera para su ambición personal. El coste en imagen de lograr la presidencia con toda esa pandilla que tú denominas con tanto acierto con no muy cariñosos epítetos, puede ser enorme. Cierto es que en los sectores más sectarios de la izquierda, dentro y fuera del PSOE, se ve con buenos ojos el descabalgamiento de Rajoy. Y hay una sensación de euforia, que no comparto, por lo cual soy mirado como bicho raro por no decir cosas peores. Aparte de la suma de todos los oportunismos posibles y sus nefastas consecuencias para la credibilidad del hoy presidente y de su proyecto (suponiendo que tenga algo más que personalismo, ansias de poder y poco más), creo que se avecinan tiempos muy difíciles, en los que el nuevo gobierno tendrá que demostrar que da la talla en cuestiones tan peliagudas como la crisis del golpismo en Cataluña. Pedro ya ha empezado a hablar de diálogo. Peligroso. Y se habla de ministros del PSC. No sabemos si de los que querían indultar a los golpistas. No es que haya que estar atentos a lo que vaya a pasar a partir de ahora en la política española, es que no vamos a tener más remedio que no bajar la guardia.
ResponderEliminarDe acuerdo al cien por cien. Rajoy no dejó de aludir al hecho de que Sánchez quería er presidente a cualquier precio y eso es innegable. Ya veremos a cuánto asciende la factura y quién la paga.
EliminarYa te digo yo quien la va a pagar, los españoles en general, los castellanohablantes en particular y los charnegos, los maquetos y los churros en especial...
ResponderEliminarTienen toda la pinta de ser los que corran con los gastos. Ahora, yo cada día estoy más perplejo: después de lo ocurrido el 1-O y el 27-O, la respuesta del nazindependentismo (utilizo este término porque supongo que sería muy del gusto de Torra) es insistir en la secesión; más lo de Baleares; más lo de Navarra; más la cadeneta de los vascos con impuesto revolucionario a los bares incluido... Y aquí, como si nada. Supongo que algún día saldrá un partido que recoja la demanda de los cada vez más españoles que estamos por la recentralización.
ResponderEliminarYa hay dos, DciDe en la izquierda, y VOX en la derecha...
EliminarLo de VOX lo sabía, pero DciDe no lo conocía, gracias.
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