El primer artículo que escribí en este blog (pero tengo algún otro anterior ya perdido) sobre pactos educativos es uno de septiembre de 2009 que titulé Sobre el arte de no decir nada con grandiosas palabras, que versaba en torno a un artículo escrito por un coloso de ese arte: José Luis Rodríguez Zapatero. La mayor parte de mis planteamientos de ese artículo serían válidos hoy por muchas razones, las principales de las cuales son dos que han estado presentes en todos y cada uno de los simulacros de llamada al pacto que se han producido en los últimos años: el proponer vaciedades o disparates absurdos aunque vistosos y la disposición de partidos y demás comensales implicados no a arreglar los problemas reales de la educación (que son bien visibles), sino a procurar su particular ganancia. Acerca de la actual edición de esta cansina comedia, dije hace unos días que nacía muerta, pero me equivoqué: ni siquiera llega ni llegará nunca a la categoría de cadáver: nunca será nada.
La frivolidad de nuestros partidos nos ha hecho mucho daño y me temo que nos va a seguir haciendo mucho más. Cada vez se muestran más incapaces de afrontar una tarea de manera seria y constructiva, de anteponer el bien común, de asumir un riesgo, de tomar una decisión responsable, de dialogar, de elaborar en nada un discurso sólido y bien fundamentado y defenderlo, parecen más bien estar abonados a la gesticulación, el enrocamiento y la bronca. Un ejemplo: ¿qué se puede esperar de este pacto educativo si el PNV afirma que asiste a los trabajos con distancia y ERC que lo hace como observador crítico? Nada: porque es de sobra conocida la capacidad de obstruir y destruir de estas dos formaciones: o sale un plan con el que se puedan llevar algo suculento entre las fauces o lo dinamitarán. Si la iniciativa fuera seria y creíble, a estos grupos se les habría dicho: o dentro con todas las consecuencias o fuera, pero ¿quién en este país de chiste es capaz de asumir la firmeza necesaria para esto? ¡Si hasta pasamos por alto el absurdo de que se permita esta prepotencia fiscalizadora del pacto sobre la educación española a partidos que han dejado muy claro su propósito de segregarse de España!
Pero, sin meternos en el cada vez más insostenible universo de las incongruencias y excesos del nacionalismo, tenemos ya dos partidos que han manifestado su propósito de abandonar el pacto: el PSOE y Unidos Podemos.
Los socialistas fundamentan su distanciamiento en su disconformidad con la financiación propuesta por el PP, que es de suponer que no alcanza el 5% del PIB que el PSOE defendía como inversión mínima. Desconozco la mecánica de los pactos políticos, pero me parece que, antes de fijar el gasto, sería lógico decidir o al menos aproximar lo que se va a hacer, para fijar sobre ello una previsión de gasto. Si esto aún no se sabe, aunque comparto el deseo del PSOE de que no se escatime con la inversión, creo que este partido ha estado muy ligero en su decisión de levantarse: no se trata de decir "Vamos a gastar 15.000 o 50.000 millones", sino más bien "Vamos a acordar un plan eficaz y realista y luego fijemos la inversión adecuada". ¿Por qué se ha dado tanta prisa el PSOE en romper la baraja? ¿Estaremos aún con el "no es no"?
La motivación aducida por Unidos Podemos es esta: lo hace a petición de la comunidad educativa. Si leemos el artículo enlazado, comprobaremos quién es para esta formación la comunidad educativa: el Sindicato de Estudiantes, Europa Laica, los MRP y el STE. Aclaración políticamente incorrecta: echando un vistazo a sus dirigentes y cuadros, el Sindicato de Estudiantes debería llamarse Sindicato de Cuarentañeros Ultrarrepetidores; Europa Laica es una entidad que ni me suena; los MRP (=Movimientos de Renovación Pedagógica) son la ruina encanecida de algo que nació hace 50 años, justo los que llevan "renovando" la educación y, por último, el STE, aunque de fachada sea un histórico sindicato, es en realidad un grupúsculo radical que defiende también a ultranza las momificadas propuestas "innovadoras". Después de reunirse ¡durante una hora! con unos interlocutores tan representativos de la comunidad educativa, Unidos Podemos ha decidido obedecer a su llamada, júzguese la seriedad de la formación podemita, que hace bueno lo que he dicho más arriba acerca de los comensales que se van a guisar y zampar el pacto educativo. Y hago una advertencia: esta coalición se ha autoproclamado portadora de los ideales de la marea verde, espero que, por una vez, EL PROFESORADO NO VAYA A SER TAN TONTO DE DEJARSE ARRASTRAR POR UNA SUPUESTA IZQUIERDA A MOVILIZACIONES EN LAS QUE ÚNICAMENTE IRÁ A SERVIR DE COMPARSA... Y GANARSE UNOS DESCUENTOS. Cada cual sabrá lo que le conviene.
A la espera de la próxima ocurrencia, quiero terminar proclamando una vez más esta gran verdad: en contra de lo que sostienen desde el PP hasta Podemos, los actuales problemas de la educación no son ni la deficiente formación del profesorado ni el uso de metodologías inapropiadas, sino el vaciado de los programas, el aprobado regalado y la cada vez más disparada conflictividad de los centros. Si no se tiene esto en cuenta, se escucha solo la voz de los expertos, se desoye al profesorado y los partidos se mantienen en su clamorosa ignorancia sobre temas educativos, jamás se arreglará nada en la educación española. Y, como está claro que los tiros no van por ahí, tampoco debemos preocuparnos si, como parece más que probable, el famoso pacto educativo se queda una vez más en una columna de humo disipada por el viento.
Hola, Pablo. Yo, como tú, no espero nada de este pacto educativo. O más bien diría que no espero nada bueno. Dos asuntos que nombras en el artículo y que yo también me he planteado como problemáticos: la financiación y la comunidad educativa. Aparte del buen apunte que haces de que se debe financiar una vez vistas las necesidades, yo añadiría que financiar "qué". Puedes gastar hasta el 95% del PIB en sandeces. Imaginemos que el gasto sanitario se nos fuese en financiar laboratorios homeopáticos y terapias con flores de Bach. Pues eso es lo que se hace en educación. Por otra parte respecto a la "comunidad educativa" que sea representativa de quienes dice representar es altamente dudoso.
ResponderEliminarSi no hay pacto, pues mire usted, a mí no me quitará el sueño.
Un abrazo, Pablo.
Está claro lo del financiar qué, Pilar. Nadie va al mercado diciendo: "Voy a gastarme cien euros", sino que lo que se hace es llevar el dinero y gastar 20, 60, 110 o lo que haga falta en función de las necesidades. Y, naturalmente, tienen que ser necesidades reales, no, por ejemplo, 15 pizarras digitales por centro para hacernos los innovadores o sufragar chollos de amiguetes hasta alcanzar al menos el 5% del PIB: primero se acuerdan unos planes RAZONABLES y después se determina la inversión necesaria. La cuestión, además, es de carácter político-ideológico, porque la izquierda educativa con demasiada frecuencia recurre al argumento de la insuficiente financiación para justificar los fallos, cuando todos sabemos que, por ejemplo, el vaciado de los programas no es cuestión de dinero y no haría falta ni medio euro para resolverlo. Sánchez e Iglesias -para mí está muy claro- lo que quieren es sacar el asunto a la calle, instrumentalizar una vez más la educación para sus fines políticos, de ahí mi aviso del artículo: las huelgas de 2011 estuvieron calculadas al milímetro para fingir que se luchaba pero ser inoperantes, puedo demostrarlo: aquella fue la última gran traición de los sindicatos. En Madrid, quienes paramos los once días a cuentagotas que se convocó, sufrimos todos esos descuentos para nada y las organizaciones torpedearon propuestas de movilización que hubieran sido más eficaces. Si queremos repetir esto en 2018... Y fíjate en que estoy hablando de los sindicatos más potentes, conque imagínate lo que se podrá esperar de esas organizaciones con las que Podemos ha hablado durante una hora. En efecto, habría que hablar más a fondo de esa fantasmagoría llamada "comunidad educativa". Suerte que lo que se está boicoteando es un pacto que da muy malas vibraciones. Un abrazo.
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