Está visto que en verano las carteleras se ponen imposibles, porque todos los agostos me toca recomendaros que huyáis como de la peste de algún bodrio cinematográfico: recuerdo haberlo hecho con joyas como Sexo en Nueva York o El caballero oscuro, que eran dos auténticas memeces, por muy pretencioso que sea el director de la segunda. Este año le toca el turno a Salt, la película que protagoniza Angelina Jolie y que bien hubiera podido titularse Salt-amontes, dado que la bella actriz se pasa todo el metraje pegando botes, ahora de un camión a otro en una autovía, luego en los túneles del metro, después en el hueco de un ascensor... En fin, lo dicho, un auténtico correcalles sin pies ni cabeza, porque el argumento... bueno, resultaría una verdadera exageración llamarle argumento a la sucesión de insensateces en que se sostiene el concurso de saltos, carreras de coches, tiros y puñetazos que componen esta absurda gimkana.
Obsolescencia programada y medio ambiente
Hace 3 horas
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