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sábado, 30 de diciembre de 2023

La gran incongruencia: aprobar suspendiendo

    El título de este artículo coincide con el de uno de los apartados de La escuela insustancial (1) y lo escribo movido por unos datos aparecidos el pasado martes en "El Mundo" acerca del porcentaje de alumnos que obtienen el Graduado en ESO con asignaturas suspensas, datos que me suscitan alguna reflexión, entre otras razones, porque vendrían a ser una ejemplificación práctica de las cosas que en ese libro explico. 

    1.- Un 23% de los alumnos de 4º de ESO pasa de curso con suspensos. Este es el titular de la noticia (al menos, en la edición en papel del diario) y su asunto principal. Es, sin duda, un hecho gravísimo, pero, a mi juicio, la redacción del titular oculta un poco hasta qué punto, porque no es solo que esos alumnos "pasen de curso" -los que no abandonen la enseñanza, puntualicemos-, sino que también obtienen el título de Graduado en ESO y con ello, además de pasar de curso, pasan de etapa, pues acceden al Bachillerato o a la FP de grado medio, lo cual eleva mucho la magnitud del daño, porque al hecho de obtener un título con una capacitación más que dudosa agrega el de llegar a unos escalones educativos superiores sin la preparación adecuada, con lo cual, como la experiencia lleva décadas demostrando, son fuertemente perjudicados esos alumnos abocados al fracaso y la frustración y a la vez esos niveles educativos, que se verán degradados por la masificación y los males que lleva casi inevitablemente aparejados: la ralentización de los programas, el descenso de los niveles y, más veces de las que nos gustaría, la disrupción. 

    2.- Si se dan títulos a quienes no los merecen, nuestra enseñanza es una estafa. Es el colofón natural de lo anterior: una estafa para los alumnos (veintitrés de cada cien, ahí es nada) y para la sociedad, a la que se está engañando en el nivel de cualificación de los titulados y del sistema que los forma. ¿Estaríamos contentos si supiéramos que 23 de cada 100 cirujanos o bomberos o policías o profesores o arquitectos de nuestro país son dueños de un título que esconde una falsa cualificación? Pues, salvando las proporciones (a los chicos que se gradúan en ESO no se les destina a hacer operaciones, apagar fuegos, detener a delincuentes, enseñar o construir edificios), dar títulos de ESO con asignaturas suspensas es también una irresponsabilidad. En el artículo, además se refuerza esta tremenda acusación de gestión irresponsable y fraudulenta (que padecemos desde 1990, año en el que se implantó la LOGSE) con algunos datos que la confirman, en especial, uno: que, mientras la evaluación externa del informe PISA refleja un mal estado de nuestra enseñanza, en nuestro país los datos de titulados en ESO están disparados y cada vez con más expedientes de calificación brillante (esto lo sabemos por otras noticias), cuya proliferación es también dudosa, por usar un término piadoso. Otro dato que resulta decpcionante son las cifras que reúno en este cuadrito:

 

Aprobados totales

Titulados con

todo aprobado

Titulados

con suspensos

Pública

85’5%

58’8%

26’6%

Concertada

92’7%

75’3%

17’5%

Privada

98%

87’6%

10'5%

    No voy a entrar en los porqués de que la enseñanza pública obtenga peores rendimientos generales (es asunto ajeno a este artículo y bastante complejo), pero quiero fijarme en un dato: el de que, de las tres redes que componen nuestro sistema educativo, sea la pública la que, con diferencia, conceda más títulos a alumnos que tienen asignaturas suspensas. Siendo como he sido profesor de la pública y considerando como considero esas titulaciones una estafa, este dato me produce disgusto, ahora bien, para quienes estén afilando el cuchillo contra la enseñanza pública por este cuadro, recomendaré no precipitarse, porque con algunas cosas que aún quedan por decir veremos que no es tan condenatorio para ella como podría parecer. Adelantaré que, por mucho que me disgusten, los aprobados con suspensos no son hoy responsabilidad de los centros, sino una imposición legal, así que poca culpa de ellos les debemos atribuir a las juntas de evaluación que los conceden. La irresponsabilidad y la estafa de este caso son canalladas atribuibles en exclusiva a quienes han elaborado la LOMLOE y la han impuesto

    3.- El fraude que no sale en las cifras. El gráfico que refleja en el artículo de "El Mundo" los titulados en ESO con asignaturas suspensas de los últimos once cursos brinda bastantes informaciones muy enjundiosas, pero me fijaré solo en la secuencia de los tres últimos: 19-20 (12'9%), 20-21 (18'5%) y 21-22 (23'3%). La primera cifra y la última son, respectivamente, la más baja y la más alta de toda la serie, lo que en el caso de la primera se explica porque aquel curso fue el de las clases telemáticas por culpa del confinamiento, y la presión de la entonces ministra de Educación, Isabel Celaa, en favor del aprobado general (2) produjo este exagerado resultado, mientras que la explicación de lo del segundo caso es bien sencilla: ya estaba plenamente vigente la normativa sobre evaluación de la LOMLOE, que favorece de forma grosera el aprobar y hasta titular sin límite de asignaturas suspensas, con lo que este 23% que hoy nos escandaliza quizás dentro de unos años nos parecerá un dato excelente. 

    Está, por otro lado, el mapa en el que se refleja el porcentaje de alumnos que obtienen el Graduado en ESO con asignaturas suspensas desglosado por comunidades autónomas, el cual arroja este paradójico resultado: que Cataluña (15'8%) y la comunidad vasca (18'3%), dos regiones en plena barrena educativa y recientemente vapuleadas por PISA, son las que menor porcentaje presentan de titulados con suspensos, muy por debajo de Castilla y León (25'2%), Madrid (25%) y Navarra (25'3%), que todo el mundo sabe que son las mejores en enseñanza, aunque me apresuro a aconsejar que nadie tire cohetes, porque, a última hora, todas están sometidas a la deplorable legislación general. 

    La explicación de esto es la misma de ese sorprendente 12'9% general del curso 19-20: el falso aprobado, es decir, la práctica de poner cincos -y quién sabe si notas más altas- donde debían haber figurado cuatros, treses y hasta calificaciones más bajas. Esto es indiscutible, no solo porque es una tremenda incongruencia que el año en que más dificultades hubo o las comunidades en que más alumnos hay que leen malamente presenten los mejores balances de expedientes limpios, sino porque, como cualquiera que conozca nuestra enseñanza sabe muy bien, es un procedimiento usado aquí -y en todas las redes: en la pública, en la concertada y en la privada- desde hace años, precisamente para blanquear las estadísticas de aprobados, bien con intereses comerciales o bien en aras del gran objetivo que, desde la LOGSE, impera en nuestra enseñanza: poder presumir de unas cifras de aprobados lo más próximas posible al cien por cien, independientemente de los procedimientos con que se consiga. Y entre estos, ha sido muy utilizada la presión sobre los profesores, eso que llevan décadas ejerciendo padres, alumnos, directivos y el propio sistema, ya hemos visto las cosas que decía la señora Celaa. 

    Siempre he dicho que los resultados de nuestra enseñanza son en realidad peores de lo que parece, porque se valoran, como no podría ser de otro modo, a partir de las calificaciones emitidas, que son la base de informes y estadísticas, las cuales nunca podrán reflejar esos aprobados que en realidad debieron ser suspensos, porque de eso nadie deja constancia, pero existe y no es de leve proporción. Una prueba de ello sería algo bien conocido: la constatación que se hace en las universidades de las grandes carencias de los alumos que acceden a ellas, que llegan aprobados e incluso con buenos expedientes. Esto ha sido así desde 1990, pero, ya desde 2020, con la normativa de la LOMLOE, el Graduado en ESO se puede obtener sin límite de suspensos, el Bachillerato se puede conseguir con una asignatura suspensa y, en ambos casos, los criterios de evalación y titulación son descabellados, nuevas trampas que se han añadido al ya mencionado aprobado falso para esa enloquecida búsqueda del cien por cien de aprobados a cualquier precio. En consecuencia, se impone una duda: si ya estábamos mal, ¿alguien piensa que vamos a mejorar?

    4.- Un par de puntualizaciones al artículo de "El Mundo". Pues no, no vamos a mejorar, porque la LOMLOE está pensada para mantener la línea actual, y férreamente, así que no es posible de ningún modo encaminarse hacia la mejora, sino todo lo contrario. Y el supersólido anclaje de esta línea está en los procedimientos de evaluación marcados por la propia ley, es decir, de obligado cumplimiento. Acerca de la evaluación se dicen un par de cosas en el artículo de "El Mundo" que se deben precisar. La primera se refiere a la de la LOGSE, sobre la que se señala que "tampoco había límite de suspensos y se produjeron muchos problemas en los institutos, porque la arbitrariedad provocaba peleas entre los profesores en las juntas de evaluación que llevaron a muchos centros a poner sus propias reglas para establecer criterios objetivos". La cosa se le pareció bastante, pero falta puntualizar que la decisión de los centros de poner sus propias normas se fundamentó en una orden sobre la evaluación en ESO de 1992, que determinó que el título se concedería por decisión "adoptada de forma colegiada por el conjunto de los profesores a través del procedimiento que establezca el Proyecto Curricular". Así se produjo el caos que se produjo y ya pocos recuerdan: que cada centro tenía sus propias normas, que en general se fijaron con arreglo al número de asignaturas suspensas, lo que mitigó algo el gran sindiós, a pesar incluso de que se produjera el esperpento de que en un centro se pudiera titular con dos suspensos y, en el de al lado, con cuatro, fue muy fuerte lo de la LOGSE.

    Pero se podía empeorar y el PSOE lo ha demostrado con la LOMLOE. Hay en lo relativo a ésta otra pequeña inexactitud en "El Mundo", cuando dice que en abril de 2020 Isabel Celaa permitió por el Covid que los alumnos de la ESO pasaran de curso u obtuvieran el título  sin límite de suspensos y añade luego: "La dispensa de Celaa ha permanecido hasta hoy y tiene su reflejo en la útima estadística, del curso 2021-22".  No es así; el "permiso" para promocionar o titular en ESO sin límite de suspensos no es ya ninguna dispensa de Celaa, sino lo que marca la normativa hoy vigente. Será muy ilustrativo ver lo que dice el RD 217/2022, que es el que lo fija, en su artículo 17, 2:

    "Las decisiones sobre la obtención del título serán adoptadas de forma colegiada por el profesorado del alumno o alumna. Las administraciones educativas podrán establecer criterios para orientar la toma de decisiones [...] siempre que dichos criterios no impliquen la fijación del número ni la tipología de las materias no superadas". 

    No es, pues, como se ve, ni casualidad ni dispensa prorrogada de nadie lo que permite titular en ESO con asignaturas suspensas: es ley, y nótese que esta va mucho más allá, porque no se limita a abrir esa opción, sino que prohíbe usar las asignaturas suspensas como criterio, es decir, trata a esa posibilidad de titular con suspensos como un derecho protegido. La LOMLOE profundiza el caos de la LOGSE y lo blinda contra posibles ataques del sentido común. La LOMLOE es una ley concebida contra la calidad de la educación. Muy probablemente, triunfará en su objetivo de erradicar el suspenso, pero dará un poco igual, porque, con el marco de siembra de la ignorancia que establece, cuando llegue el día en que por fin alcance el ansiado cien por cien de aprobados, el sistema será tan penoso e inútil que valdrá tanto como el cien por cien de suspensos. 


1.- Os reproduzco unas líneas de aquel apartado: "En la LGE, el título más elemental, que era el Graduado Escolar, se daba si el alumno lo tenía todo aprobado, y ni que decir tiene que lo mismo ocurría con el Bachillerato; en la FP, siempre ha sido obligatorio tener aprobados todos los módulos y asignaturas para obtener el título de grado, en todos los sistemas y cualquiera que fuese su nivel, desde el grado superior a la FPB. Lo razonable y sensato para obtener un título es haber acreditado la suficiencia, y eso siempre supone el tenerlo todo aprobado. En este marco, resulta incomprensible el paso que dio la LOGSE al determinar que su título básico pero esencial, el Graduado en ESO, pudiera obtenerse con asignaturas suspensas, medida que derogó con mieditis la LOCE, mantuvieron la LOE y la LOMCE y la LOMLOE ha traído a los demenciales extremos de hoy. Sabemos, además, que esta ley ha ampliado el alcance de la insensatez al Bachillerato, al permitir que se obtenga con una asignatura suspensa. ¿Qué trayectoria se ha recorrido desde un Graduado Escolar obtenido con catorce años y con la obligación de aprobarlo todo hasta un Graduado en ESO obtenido con dieciséis y sin límite de asignaturas suspensas, más un Bachillerato -nivel no obligatorio y que siempre ha llevado implícito un cierto matiz de excelencia- obtenido con dieciocho y la posibilidad de tener una asignatura suspensa? La que salta a la vista: el camino de la degradación. Solo con ver detalles como este, queda muy claro que el sistema logsiano fomenta desde la propia formulación legal la mala calidad de la enseñanza."

2.- Aquí tenemos una prueba de que así lo hizo esta nefasta dirigente: Celaa y el aprobado general.

2 comentarios:

  1. ¡Qué pérdida de tiempo enseñar sin resultados provechosos! ¡Qué inutilidad estudiar para aprobar y no aprender! ¡Qué estafa que te aprueben sin haber aprendido o ni siquiera estudiado!

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    1. Pues esas aberraciones, desde que en 1990 se implantó la LOGSE, se convirtieron en trampas a las que era muy fácil recurrir, pero con la LOMLOE (de 2020) el sistema está ya directamente diseñado para abolir el conocimiento. El desastre educativo propiciado por sus leyes ha sido uno de los mayores golpes que el PSOE le ha asestado a la sociedad española y sus nefastos resultados ya se están viendo desde hace años en la economía, la política, el empobrecimiento cultural de las personas y los medios de comunicación y el comportamiento cívico.

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