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martes, 5 de abril de 2016

Tres escenas catalanenses

    En los últimos días, han salido reflejados en la prensa tres episodios que considero ilustrativos del clima del deterioro de la convivencia a que se ha llegado en Cataluña, deterioro que es responsabilidad exclusiva de las ambiciones y desafueros del independentismo. Veámoslos  brevemente uno por uno.
   1. Félix de Azúa y la distribución al por menor de pescado. Han levantado una considerable polvareda estas palabras de Félix de Azúa acerca de Ada Colau: "Una ciudad civilizada y europea como Barcelona tiene como alcaldesa a Colau, una cosa de risa. Una mujer que debería estar sirviendo en un puesto de pescado".  No ha podido ser más torpe el académico en sus últimas palabras, ya que encierran un innegable clasismo y corresponden a una mentalidad y un lenguaje arcaicos y trasnochados, precisamente, por ese clasismo. Deben por tanto ser condenadas y extrañan en alguien de la formación de Félix de Azúa. Dicho esto, querría hacer algunas precisiones. Primera: que lo único condenable de las palabras de Azúa es ese zafio clasismo, lo digo porque también he visto por ahí que se le acusaba de machista, cosa que me hace ponerme en guardia, porque hay por ahí ciertos sectores ultrafeministas que sacralizan a la figura de la mujer y te lanzan el anatema de machista a la más mínima, por no hablar de las políticas que recurren a él cuando se quedan sin argumentos. Segunda: en esa entrevista, Azúa no demuestra nada especial contra Ada Colau, sino que es tan crítico con todo que hasta el periodista llega en algún momento a decirle que su discurso es desolador, y hay que señalar que la mayoría de sus críticas tenían, como mínimo, algún fundamento. Tercera: las palabras sobre Colau, en realidad, la traen a ese discurso supercrítico solo de refilón, ya que, como puede verse incluso en las que yo he citado, están inscritas en un problema mayor: el del deterioro de la vida social, política y cultural en Barcelona en particular y en Cataluña en general. Acerca de esto, Azúa (que, como exiliado del independentismo, sabe muy bien de qué habla) dice algunas cosas muy graves y certeras, como que la situación allí es grotesca, que en las escuelas se enseña el odio a los españoles y que lo que domina allí es un fascismo que recuerda al País Vasco de la época de ETA. Estas cosas sí que eran importantes, mucho más que ese exceso tontorrón de la pescadera, ha sido una lástima que el propio Azúa haya conseguido que quedaran eclipsadas. En todo caso, para terminar, supongo que está claro que Ada Colau puede ser criticada como cualquier otro, más aún: creo que está haciendo sobrados méritos para ganarse muchas críticas, pero esto ya es otra historia. 
     Los que queráis ver completa la entrevista de Félix de Azúa, pinchad este enlace: Félix de Azúa en Tiempo
     Post scripta: mientras estoy escribiendo este artículo, escucho en el informativo de Radio Nacional de las 14:00 que se ha formado una plataforma autodenominada ciudadana que pide que se expulse a Félix de Azúa de la Real Academia Española por lo de Ada Colau, en otras palabras: ¡a la hoguera con ese hereje por haber osado blasfemar contra Santa Alcaldesa de Barcelona!: como ya he dicho una y mil veces, la corrección política es la Santa Inquisición de nuestros tiempos.  
     2. ¿Será la casa de Albert Boadella el punto limpio de su pueblo? A propósito de ese fascismo nacionalista de Cataluña que muchos denuncian hoy en día, encontramos una noticia sobre otro ilustre exiliado del independentismo catalán, Albert Boadella, en la que afirma que "en España, la ultraderecha se llama nacionalismo".  Cuenta el dramaturgo que en su pueblo, Jafre (Gerona), le están sometiendo a cobardes actos vandálicos de acoso, tales como estropearle las chumberas de su jardín, talarle los árboles o echarle bolsas de basura por encima de la tapia, porque un día se le ocurrió pedir que retirasen una estelada del campanario de la iglesia. Un nuevo episodio de totalitarismo nacionalista, sí señor, pero merece la pena leer el artículo completo, ya que Albert Boadella, auténtico experto ya desde la época de Franco en sufrir acosos fascistas e inquisitoriales, hace una magistral disección de cómo se producen en la actualidad estas prácticas, en la que se incluyen unas perspicaces observaciones sobre las redes sociales. No debería echarse en saco roto el que una voz tan autorizada como la de Boadella haya equiparado mil veces a los nacionalistas de hoy con aquellos franquistas de antaño.
     3.- Segregacionismo y tergiversaciones en la universidad. A mediados de la pasada semana, saltaba a los medios de comunicación la presentación en público de un manifiesto impulsado por la Universidad de Barcelona y respaldado por -hasta ese momento- 280 firmantes relacionados con la universidad y el mundo de la cultura. El elaborador de ese manifiesto era un colectivo de nombre Koiné y su propuesta era rotunda: que se abandone el bilingüismo en Cataluña y la lengua oficial sea allí solamente el catalán. Por suerte, esta propuesta modelo de moderación, realismo y respeto a la ciudadanía se contempla sobre todo para cuando Cataluña sea independiente, que es tanto como decir ad calendas graecas, tal vez sea esta la causa de que el colectivo Koiné haya elegido una palabra griega para bautizarse. Pero casi peor que la propuesta eran el tono y los argumentos. En primer lugar (y previa tergiversación de la historia) el manifiesto pinta una Cataluña en la que el catalán es la lengua de los catalanes y el castellano la lengua de la inmigración española, cosa que no es cierta, porque tan catalanes son los que hablan una lengua como la otra, por no mencionar el hecho de que muchísimos se manejan con las dos. Esa división además lleva implícita una separación perversa entre catalanes que son catalanes y catalanes que son, en realidad, inmigrantes: que me maten si eso no es segregación: ¿es ese el ideal de sociedad que ofrece la Cataluña independiente? Para fundamentar esto, se ha partido previamente de un amplio muestrario de mentiras impropias de un documento elaborado en una universidad: que en 1714 el reino castellano invadió el principado catalán e impuso el castellano como lengua de dominación; que el franquismo utilizó la inmigración desde territorios castellanohablantes como instrumento de colonización lingüística; que el régimen de 1978 ha reforzado la imposición del castellano...: las ya cansinas tergiversaciones victimistas del nacionalismo, ese nacionalismo cínico que, al mismo tiempo, trata de ocultar los graves excesos de su inmersión lingüística. Este documento es un alarmante avance en el sectarismo y el radicalismo de los planteamientos independentistas; su propuesta resulta a ratos guerracivilista y transpira el voluntarismo de los fanáticos que tiran p'alante con sus planteamientos aunque sean disparatados. Tan excesivos son que los han rechazado hasta los propios Rufián y Tardá. Os dejo aquí la respuesta que por su parte ha emitido Societat Civil Catalana.
     Pinchando este enlace podréis ver el texto íntegro del manifiesto del Grup Koiné. Asusta que una cosa así proceda de círculos universitarios.

9 comentarios:

  1. Amigo Pablo, ¿cómo estás?
    Hace tiempo prometí escribirte al correo, pero no cumplí. Disculpa. Me metí esta tarde en tu blog y me he dado una buena panzada a leer tus últimos artículos. Como siempre, excelentes.
    Estoy muy de acuerdo con todo lo que dices en este. Discrepo, eso sí, de que Azúa haya estado desafortunado en sus recomendaciones laborales a Colau. Perdona mi rabia, pero es que estoy hasta más al norte del cogote de tanta corrección política y tanta gilipollez vocacional. Azúa ha estado más que comedido, porque si fuera por mí, esa señora llevaría grabada en la frente la etiqueta de retrasada mental. Una mentecata tan cabal como para sustituir la palabra homenaje por “mujeraje”, es obvio que debería estar fregando platos, vendiendo pescado o poniendo ladrillos en una obra (si esto le parece más igualitario), pero jamás sobando la poltrona de una alcaldía. Tanta ignorancia y estupidez me enferma, Pablo.
    Lo siento, Pablo, pero no veo que hablar con mediana claridad sea un acto de clasismo. Ojalá todos hablásemos con tanta claridad de los incompetentes que nos desgobiernan. Tal vez nos corriera otro pelo.

    Antonio Gallego Raus

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  2. Hola, Antonio. Celebro mucho tu retorno por esta página y te agradezco esas flores que me echas. Como me conoces bien, sabes hasta dónde estoy yo de la corrección política y de los excesos contra el lenguaje que el feminismo radical se permite so capa de la igualdad. Esto del "mujeraje" es una bobada como la Sagrada Familia y mira lo de Andalucía y el intento (abortado por la propia Junta a la vista del recibimiento que ha tenido) de imponer a los profesores (¡cómo no!) el llamado lenguaje no sexista. Imponer un lenguaje, Antonio: una hazaña a la altura de dictaduras como el estalinismo o el franquismo y que Orwell saca en sus obras como un rasgo muy significativo del totalitarismo. Yo llevo casi 30 años luchando contra este atropello contra el lenguaje y la cultura (estas propuestas suelen partir de planteamientos muy ignorantes), y lo llevo haciendo por la libertad de expresión en la escuela, ya que este fue el primer ámbito donde esta política nada casual y muy planificada empezó a infiltrarse, con la tontería esa de los niños y las niñas, que mira a qué extremos está llegando. El progresismo en descomposición que hoy padecemos y su corrección política pueden tener modos muy totalitarios. Cambiando de tema, te diré que me mantengo en que Azúa comete el error de usar un lenguaje muy inadecuado y clasista. Se puede estar harto de Ada Colau (yo también lo estoy) y considerar que es una incompetente (creo que lo es), pero si decimos que por ser una mentecata debería estar vendiendo pescado, fregando platos o poniendo ladrillos, puede muy bien deducirse que es que esos son los oficios apropiados para los mentecatos, o que quienes los ejercen lo son, cosas ambas que son insostenibles. Yo (que también te conozco a ti muy bien) sé perfectamente que tú ni eres un clasista ni generalizas así contra esos colectivos ni contra ningún otro, pero el problema es que este tipo de lenguaje sí es clasista, porque era usual en épocas en que el clasismo no estaba mal visto, como afortunadamente lo está ahora. La sociedad cambia y las sensibilidades sociales se reflejan en el lenguaje; yo creo que en este caso el abandono del uso público (en privado, allá cada cual, faltaría más) de esas expresiones está muy justificado, no me parece una muestra de corrección política hipócrita. Sobre Ada Colau: cosas como lo de los bustos reales, sus inconfesados coqueteos con el independentismo y atrocidades como la de aquella "señora" a la que llevó a un acto del Ayuntamiento a recitar una aberrante versión del "Padre nuestro" (no me explico qué gracia, qué beneficio o qué valor artístico le pudo ver) dan idea de su valía. Que haya llegado a alcaldesa de Barcelona es una más de las consecuencias del disparatado momento político que vivimos en España, particularmente, en Cataluña. No creo que repita y me temo que va a dejar muy alto el listón del mal recuerdo. Un abrazo.

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  3. Sí, Pablo, siempre he disfrutado mucho con tus análisis sobre la realidad política y educativa. Los encuentro afinadísimos.

    Voy con Colau y Azúa. Entiendo bien tus escrúpulos, pero no creo que, necesariamente, esté en el ánimo de Azúa ofender a las pescaderas ni el despreciarlas directa o indirectamente. Yo fui tendero y puedo asegurar que no hace falta un talento especial para serlo (al menos en un pueblo pequeño). Ahora recojo basura por las noches y, como comprenderás, todavía hace falta menos talento que para vender en la tienda: absolutamente ninguno. El tendero, el pescadero, el que friega platos o el basurero saben (sabemos) perfectamente que para desarrollar sus trabajos no se necesita ninguna habilidad especial, y sería una tontería por nuestra parte ofendernos porque alguien los ponga como ejemplo de dónde debería trabajar alguien que carece de inteligencia. Pero cuidado. Esto no significa que estemos diciendo que esos trabajadores sean (seamos) tontos. Se puede ser inteligente siendo basurero (puede ser mi caso), pero es evidente que la inteligencia NO es necesaria para recoger basura o fregar platos. Esta es una verdad como un templo. Dicho con otras palabras: vender pescado o recoger basura son actividades que las puede realizar cualquier persona: los tontos, los normales y los inteligentes. Yo no me ofendería con Azúa si hubiera dicho que Colau debería estar recogiendo basura, porque, insisto, lo que yo entiendo en esa afirmación es que Colau debería hacer algo que no requiriese de especial inteligencia (fregar platos, recoger basura o vender pescado…).

    Colau no tiene la materia gris necesaria para ser alcaldesa de una gran ciudad. Ella, como muchos, pero muchos, de nuestros políticos, debería trabajar en algo donde pudiera tomar decisiones sin trascendencia pública, donde su estupidez no fuera un peligro para la cultura, las letras y la misma civilización. El abanico de posibilidades laborales es muy amplio.

    Un abrazo.
    Antonio Gallego Raus.

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  4. Tu razonamiento es impecable, Antonio: las tareas más simples necesitan menos talento y preparación, las tareas más difíciles y complejas solo están al alcance de los que reúnen las condiciones para ellas y los puestos de responsabilidad deberían ser ocupados por los mejores. Mi padre era camarero y yo lo fui durante algún tiempo; ambos entendíamos y reconocíamos esto. Pero, a la vez, todos sabemos que talento y oficio no siempre van parejos: se puede ser inteligente siendo basurero (en efecto: es tu caso) y un imbécil siendo ingeniero (he conocido a un "puñao") y, como todos sabemos, a los puestos de responsabilidad no siempre llegan los mejores. Esto último es un punto muy delicado y que tiene que ver con las últimas líneas de tu comentario: ¿cuántos malvados y/o inútiles hay y ha habido siempre en puestos de responsabilidad? No es solo Colau, ni es ni de broma el peor caso, por lo que aquí entramos en el complejísimo terreno de cómo elegir a los responsables (en todos los ámbitos). El fondo de la cuestión del comentario de Azúa no es todo esto, es decir, una realidad que nadie sensato cuestiona, sino que está en el terreno comunicativo. Dichas en público, esas palabras carecen del principio de cortesía que debe actuar en determinados niveles comunicativos. Además, piensa esto: muchos asumirán lo que hemos dicho tú y yo en estos comentarios, pero otros muchos no lo verán así y podrán darse por ofendidos, por no hablar de los que aprovechen ese tipo de valoraciones para para estirarlas como el chicle y usarlas con fines inconfesables; de estos ha habido muchos en este asunto, y es que las palabras tienen su peligro, hay que medirlas muy bien.

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    1. Dos cosas, Pablo:
      1. Llevas razón. Aunque la intención de Azúa (desde luego la mía) no sea menospreciar a nadie, lo cierto es que son palabras que se prestan a confusión y se pueden malinterpretar. No es prudente decirlas en público. Quede claro por mi parte que yo jamás diría que los pescaderos son tontos, sino que para ser pescadero no hace falta demasiada inteligencia. Imagino que a esto mismo se refería el bueno de Azúa.
      2. He sentido una buena dosis de vergüenza al releer mi propio comentario: yo nunca he dicho ser inteligente (más bien al contrario), pues creo que eso lo deben de decir los demás (o negarlo). Lo que quise decir es que yo puedo ilustrar el caso de un currante que tiene capacidad para hacer trabajos más cualificados. Pero lo escrito, escrito está; así que te pido disculpas por esa fatuidad que, creo, me es ajena.

      Antonio Gallego Raus

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    2. Es muy cierto: Colau es un caso más de estulticia. Aún los hay peores. Si Platón levantara la cabeza y viera la caterva que nos gobierna, a gusto volvería a la tumba. "El gobierno de los mejores" es aquí el gobierno de los "menores" de edad mental que, si de algo andan sobrados, es de malicia y sinvergonzonería. Me temo que antes o después nos daremos cuenta de que el problema de España no era el bipartidismo. El tretapartidismo es igual de mezquino. El problema es España.

      Antonio G.R.

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    3. Noventayochista estás, Antonio. Desde luego, España no está para tirar cohetes, pero mira, sin ir más lejos, lo que acaba de salir de Panamá: la mierda alcanza a todos los países. Es la condición humana (ahora soy yo el que se pone filósofo).

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    4. Pues también llevas razón.

      A.G.R.

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  5. Disculpas innecesarias, ya que no hay tal fatuidad. En todo caso, yo, como soy uno de "los demás", me ratifico en lo dicho.

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