Que se critique a un personaje y que se haga por medios humorísticos son cosas que entran dentro del juego político democrático. Ahora bien, lo que llama la atención de este cartel es la manera en que a sus autores se les ha ido la mano en dos cosas; primera: ni Obama ni el socialismo se acercan lo más mínimo al extremismo cerril del Joker de El caballero oscuro, aunque ya sé que este aspecto de la campaña debe entenderse como un uso de las hipérbole como recurso; segunda: la transformación de Obama en un socialista feroz con los rasgos del Joker la justifican los autores del cartel con los propósitos presidenciales de reformar el sistema sanitario estadounidense. Teniendo en cuenta que este deja sin cobertura a cuarenta millones de personas y a otras muchas las protege de forma bastante deficiente a cambio de unas cuotas de unos seis mil euros al año, ¿quién se parece más al Joker, el que intenta cambiar este sistema o el que lo defiende? No me extrañaría que la cola para pegar esos cartelitos la hubiese pagado alguna aseguradora.
Obsolescencia programada y medio ambiente
Hace 1 día
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