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sábado, 1 de marzo de 2025

Parece que Trump tiene prisa

  ¿Y quién no? A todos nos gustaría que la guerra de Ucrania acabara cuanto antes, por razones que no hace falta explicar, pero que salieron en la canibalesca encerrona a que fue sometido ayer Zelensky en el despacho oval, pues el propio Trump habló de los millones de muertos, como si el presidente ucraniano no supiera muchísimo mejor que él los que ha habido, y hasta le llegó a acusar de estar jugando con la tercera guerra mundial, lo cual fue un alarde de jeta, como si Ucrania fuese la superpotencia imperial, la que tiene espeluznantes arsenales nucleares y la que invadió Rusia.

 


    Se defendió bien Zelenski, y eso que todo estaba en su contra en el bochornoso recibimiento que le preparó el Gobierno norteamericano -que, a juzgar por el espectáculo, parece no saber muy bien lo que es la diplomacia-, desde el hecho de que el encuentro no se desarrollara en su lengua hasta la presencia de hooligans desvergonzados que tuvieron la grosería de afearle su vestimenta, dignísima y de causas muy razonables y por todos conocidas, pasando por los inadmisibles modales de Trump y Vance. Les dijo que él no había empezado la guerra y que esta no podía cerrarse premiando al agresor, les advirtió que se arrepentirían si impulsaban la victoria de Putin y les dio a entender que no aceptaría acuerdos que perjudicasen a su país. Estuvo sólido, a pesar de que casi ni le dejaron hablar.

    El frustrante final de esta reunión ha provocado mayoritarias reacciones de apoyo a Ucrania y diversas reflexiones, las más acertadas de las cuales sugieren una reconstrucción del diálogo, particularmente, entre Europa y Estados Unidos, pero, en todo caso, el fiasco se veía venir, a juzgar por los resultados de la conversación previa mantenida entre Trump y Putin (CP1, CP2), que, en lo referente a las expectativas del mandatario norteamericano, se podrían resumir en que el acuerdo de paz que pondría fin a la guerra representará que: la recuperación por parte de Ucrania de territorios invadidos por Rusia es poco probable (o sea, una quimera); Ucrania no se adherirá a la OTAN, pues no tendría sentido; habrá una fuerza que velará por la pacificación, pero de eso se tiene que ocupar Europa, no los Estados Unidos; este país y Ucrania firmarán un acuerdo por el que los ucranianos le cederán el derecho a explotar recursos naturales de su territorio hasta un beneficio (para los yanquis, claro) de 500.000 millones de dólares, derecho cuya compensación sería la ayuda que los EEUU ya han prestado a Ucrania (o sea, que ya está pagao), la cual Trump ha llegado a estimar en 300.000 millones de dólares y la mayor de todos los cooperantes, pero parece que más bien se reduce a 115.000 millones y está por detrás de la de la UE, que ha sido de 138.000. Cuando uno ve la película que se ha montado Trump después de sus arreglos con Putin, se acuerda de Le gateau des rois, aquel cuadrito que salía en los libros de historia cuando llegábamos al siglo XVIII:



    Y por eso se entiende lo que pasa: que Trump tiene prisa: ¡menudo negocio se ha motado el tío: el lío se acaba, el fregao se lo deja a otros y el negociazo, para su país! ¿El Zelenski ese que va vestido de soldadito? ¡Qué tío más plasta! ¡Firma y calla, joder! ¿Que Ucrania pierde un tercio de su territorio después de una invasión brutal y la pérdida de miles de vidas humanas? ¡Que les den! ¿Que a los países limítrofes con Rusia y a Europa en general se les queda al lado una escalofriante amenaza permanente? ¡Es su problema!

    Esta es la razón de sus modales groseros y apremiantes ayer con Zelenski, aunque tampoco es que sean raros en él: ¡apurando, que voy con la saca! ¿Es su posición auténtica o ha salido pisando fuerte por cálculo y para intimidar? Eso solo lo sabe él, pero ni para Zelenski ni para Ucrania ni para Europa esto es un juego, así que todos esos actores han visto que ni la cosa se puede quedar así ni las ensoñaciones de Trump (y quizás también de Putin) pueden cumplirse, porque para ellos sería la claudicación y el desastre, de manera que ahora ocurrirá lo único que puede ocurrir: que les pondrán las cosas claras a EEUU y su presidente para que entren en razón. Y lo más acorde al sentido común -expresión que el propio Trump ha usado mucho en torno a este asunto- será que lo hagan. Lo que se alcance al final ya es otra cuestión, porque en esta guerra -en sentido literal y figurado- también participa Putin, y de este no podemos esperar nada bueno. Muchos especulan con que, en realidad, Trump a lo que aspira es a un entendimiento y alianza permanente con él, pero otros aseguran que no llegaría a eso ni aunque fuera su propósito, porque sería desastroso para todos, incluidos los Estados Unidos. Esperemos que sean estos últimos los que estén en lo cierto.

             

     

 

4 comentarios:

  1. Mis suegros son estadounidenses..... En pasados años he tenido algún desencuentro con ellos respecto la la particular; cándida, idea que tienen de sí mismos como país y de su historia.... Son furibundos " demócratas" antitrumpistas... Como les dije estás navidades, ahora con Trump será lo mismo de siempre, para los demás, pero sin paripé.... Esto de Ucrania es como lo de La Marcha Verde pero al estilo Gil y Gil

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    1. Pero con una devastación brutal, o sea, ruina, pobreza, hambre... Y con millones de desplazados y cientos de miles de muertos y heridos. Y la innegable amenaza expansionista de un gobernante que no se corta en oprimir y reprimir a su pueblo, encarcelar a sus adversarios hasta que mueran o los maten en la cárcel o perseguirlos por todo el mundo para matarlos, ni, por último, invadir países y declarar guerras. Nos jugamos mucho ahí, aunque no es extraño que el dirigente que ha empezado su mandato diciendo las cosas que ha dicho Trump sobre Canadá, Groenlandia o el canal de Panamá lo que nosotros nos juguemos lo minimice. Los cachondos también se mueren; Trump puede estar dentro de dos años arrepintiéndose de su soberbia. Lo de Putin es distinto; está más blindado, él y su país son lo que son.

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  2. Con la sacudida de Trump yo aún estoy en estado de "shock". Es tan brutal, tan macarra y tan matón que cuesta incluso creer que estamos ante imágenes y hechos reales. No tengo todos los datos para hacer un análisis de lo que está pasando. Si es una estrategia para partir de una posición de fuerza. Si realmente expresa su firme determinación de humillar a Ucrania y saquearla. Porque pedirle a una nación seriamente dañada por la guerra provocada por Putin que le pague esas ingentes cantidades que EEUU había gastado sin contrapartidas es propio de piratas chorizos e imperialistas caníbales. Y recuerda al muro que quería construir en la frontera con Méjico en su primer mandato, cuyo coste quería cobrar a los mejicanos, lo que al final no consiguió imponer. Lo que me preocupa en el tablero es la posición de Europa, que está débil, fragmentada y que lleva muchos años encerrada en sí misma en su carísima burocracia, en sus absurdas agendas climáticas y en su falta de unidad política y de armonización económica. El primer ministro británico, pese a que no es totalmente trigo limpio, puede iniciar una mediación para suavizar la barbarie del loco de la Casa Blanca. Sea como fuere, el puñetazo en la mesa que ha dado Trump amenaza con desestabilizar el precario orden mundial. En el que están en riesgo las democracias, la soberanía de muchos países, la seguridad colectiva y el bienestar. No parecen buenos los tiempos que se avecinan tras el huracán Trump. Que habrá que contener con determinación. Pero no veo muy bien cómo.

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    1. Asusta, desde luego, porque uno que va por ahí diciendo que poco menos que va a invadir territorios extranjeros, que se entiende muy bien con Putin y que monta el aquelarre del otro día en su despachito, objetivamente, se está presentando como una amenaza sin demasiados miramientos y muy hostil. Y en cuanto a los pagos que pide, va muy lejos: reclama más del cuadruple de lo que puso. Lo que se presentaba como una ayuda lo quiere cobrar como un préstamo, y además, con usura, y piensa que a esa factura económica de medio billón de dólares hay que añadir otra partida: la exigencia que impone a Ucrania de avenirse a una paz en la que nadie le ha dicho que contrapartidas tendría por parte de Rusia, que me temo que serían estas: el cumplimiento de unas cesiones draconianas impuestas a Ucrania. Trump, además de otras muchas cosas, ha sido torpe, porque no le ha dejado a Zelenski más salida que el rechazo.

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