Se congratulan hoy ERC y el PSC de haber alcanzado un acuerdo (1) cuyo cumplimiento sería la claudicación con que el PSC pagaría ese miserable plato de lentejas que representa la concesión a Salvador Illa de la presidencia de la Generalidad. Este documento es una especie de constitución woke-separatista que lógicamente pone de los nervios a Puigdemont, pues representa que otros se anoten el punto de alcanzar su sueño: que Cataluña siga siendo parte de España para que la juerga se la paguemos entre todos los españoles, pero, a efectos prácticos, el separatismo (o sea, Junts, ERC y el PSC) la gobierne a su capricho como si fuera independiente. Sí amigos: con este acuerdo, el PSC se quita por fin la careta y muestra a quienes aún no lo hubieran visto que es un partido separatista más.
Sus 25 páginas componen un horror inasumible en su totalidad, del que los medios han señalado sobre todo los aspectos económicos, despreciando con lamentable ceguera otros como el lingüístico, que es crucial, la piedra de toque del plan segregacionista edificado por el intocable corrupto Jordi Pujol, o la acción exterior, que también tiene su peso. Voy a limitarme en este artículo a señalar algunos de los aspectos principales del plan lingüístico, centrándome en especial en lo educativo. Traduciré al español lo que cite del texto del acuerdo.
El bloque número tres tiene este título: Cataluña es una nación con lengua propia y voluntad de proyectarse al mundo. Solo con esta falsificación, una hostil omisión de España y el español -injurioso ninguneo a la verdadera nación y a la lengua oficial de España y mayoritaria en Cataluña-, bastaría para rechazar el acuerdo, pero señalaré alguno de los puntos que la concretan. La columna vertebral del control social es para el separatismo la lengua catalana, de ahí que el acuerdo la cuide mucho y disponga la creación de un Departamento de Política Lingüística y la elaboración de un Pacto Nacional por la Lengua, para el que ya se prevé incluso la dotación económica, 200 milloncetes en el primer año, que pagaremos entre todos, tanto el separatista más furibundo como la familia catalana más sometida al acoso lingüístico, sin olvidarse de los españoles no catalanes, que para eso está la parte económica del acuerdo.
El catalán será la lengua de uso "normal" en las instituciones y su empleo en todos los ámbitos sociales, educativos, económicos o culturales se impulsará de tal forma que, de hecho, será la lengua universal impuesta, no impulsada, en Cataluña. Acerca de la educación, donde será la única lengua vehicular, entresaco algunas cláusulas del acuerdo:
El Departamento de Educación orientará a los centros, de acuerdo con los datos sociolingüísticos disponibles, en la aplicación de metodologías de inmersión lingüísitica en lengua catalana, con el fin de que el alumnado de contextos en que la lengua habitual y familiar no sea el catalán tenga la oportunidad de aprenderla en igualdad de condiciones (página 11, punto 1.4).
El Gobierno de la Generalidad, si se pone en riesgo la prevalencia de este criterio pedagógico, promoverá, con el consenso del resto de las fuerzas políticas y entidades que defienden el modelo de la escuela catalana, las reformas y acciones necesarias para defenderlo y garantizarlo, sin abandonar nunca el objetivo (página 11, punto 1.4).
a) Extender la vehicularidad de la lengua catalana al ámbito de las actividades extraescolares, del deporte de base y la lectura, mediante el despliegue progresivo de los Planes de Educación en el Entorno a todos los municipios de Cataluña y adoptando la metodología de la inmersión lingüística donde sea necesario. Estas actividades tendrán carácter universal (página 11, punto 1.5).
En resumen: un plan de imposición y condicionamiento que no haría el ridículo en ninguna de las dictaduras más rígidas: como ese catalán nuestro ni por extensión ni por legitimidad es la lengua "normal" (¡ojo a la adjetivación!) que nosotros sostenemos, lo haremos hegemónico por decreto.
Lo relativo a la lengua se concentra sobre todo en las páginas 10, 11 y 12, en las que los pérfidos redactores de este documento deslizan a menudo verborrea pedagógica y alusiones a los derechos de todos destinadas a confundir, porque la realidad, como demuestran años de política lingüística y educativa de la Generalidad, es la de estas citas que me he tomado la libertad de seleccionar: que el separatismo se propone imponer el catalán como lengua exclusiva con sus inmersiones, defensas y planes de "educación en el entorno" 😂😂😂 obligatorios hasta en los recreos, con espías incluidos, como todo el mundo sabe. Este es el acuerdo alcanzado entre el PSC y ERC para hacer presidente al ínclito Illa (🐍). Deja pocas dudas acerca de las intenciones de sus firmantes. Espero que quienes algún día gobiernen con el propósito de desmantelar los atropellos del separatismo valoren la primordial importancia de la lengua española para combatirlo.
1. Aquí tenéis su texto íntegro: Acord d'investidura entre el Partit dels Socialistes de Catalunya y Esquerra Republicana de Catalunya.