Pedro Sánchez y Joaquín Torra hablando de sus cosas
El 31 de diciembre pasado, escribí mi último artículo de 2017, que titulé
Encuentro histórico entre Puigdemont y Rajoy y consistió en una noticia
falsa que me inventé, en la cual "informaba" sobre una
falsa entrevista entre ambos políticos, sujeta a unas pautas
falsas supuestamente impuestas por Cocomocho.
Si me hubieran dicho entonces que un año después iba a poder escribir un artículo sobre un encuentro parecido a ese -es decir, celebrado entre un presidente del Gobierno español y otro de la Generalidad y con unos planteamientos disparatados-, pero
verdadero, no me lo habría creído. Pero así fue: sucedió el pasado 20 de diciembre, como todos sabéis, con la reunión entre Torra y Sánchez cuyo resultado fue un
comunicado conjunto posterior, os recuerdo el texto, que es muy breve. Los Gobiernos dirigidos por ambos mandatarios señalan que:
Coinciden en la existencia de un conflicto sobre el futuro de Cataluña. A pesar de que mantienen diferencias notables sobre su origen, naturaleza o sus vías de resolución, comparten, por encima de todo, su apuesta por un diálogo efectivo que vehicule una propuesta política que cuente con un amplio apoyo en la sociedad catalana.
Por ello, y con el objetivo de garantizar una solución, deben seguir potenciándose los espacios de diálogo que permitan atender las necesidades de la sociedad y avanzar en una respuesta democrática a las demandas de la ciudadanía de Cataluña, en el marco de la seguridad jurídica.
La vía del diálogo requerirá del esfuerzo de todas las instituciones, de los actores políticos y de la ciudadanía. Ambos gobiernos se comprometen a trabajar para hacerlo posible.
El soporte humorístico de mi artículo del año pasado consistía en montar una noticia absurda sustentada en un disparate: que Rajoy había cedido a unas prepotentes condiciones que por entonces le había puesto Puigdemont y le había acabado concediendo una entrevista, una negociación y hasta la independencia de Cataluña. No es que Rajoy fuera maravilloso, porque cometió muchos errores, pero en este asunto del desafío separatista, al menos, jamás habría caído en cesiones tan vergonzosas como las que le ha regalado Sánchez a Torra. Entregas tan humillantes que en Rajoy -y en cualquier gobernante mínimamente sensato- nos habrían parecido un chiste absurdo e imposible, Pedro Sánchez las ha hecho efectivas, voy a enumerar unas cuantas:
-En primer lugar, mientras que Rajoy se negó a conceder estatus de interlocutor a un Puigdemont que se había puesto en contra de la legalidad, Sánchez sí se lo ha dado, porque esta reunión entre Torra y él es en realidad
una propuesta de Cocomocho (amo del capataz Torra) que Moncloa aceptó y se fraguó con los celestineos de Pablo Iglesias.
-En segundo lugar, está el propio ceremonial: llámesele cumbre, reunión o cita a ciegas, el hecho es que el encuentro se produjo. Nuevamente el presidente del Gobierno español dio legitimidad a un personaje (en este caso, Torra) que por sus actos, palabras, políticas e intenciones declaradas se señala como un enemigo de la democracia y de ese país que Pedro Sánchez preside.
-En tercer lugar, está el comunicado que tenéis unas líneas más arriba, que ha sido comentado por muchísimos analistas, los cuales (salvo los vergonzosamente cegados por la parcialidad) han advertido que tanto su lenguaje como sus vaporosas propuestas son una calculada declaración favorable a los planes del separatismo. Os entresaco algunos de los puntos que más se han señalado: la no mención de la Constitución, su sustitución por un ambiguo "en el marco de la seguridad jurídica", la velada alusión en el último párrafo a que esas instituciones refractarias (el rey, la judicatura...) acabarán teniendo que someterse al enjuague que se acuerde en su día, la posible interpretación del primer párrafo como una alusión a un referéndum pactado, la identificación -con ese "demandas de la ciudadanía de Cataluña"- entre los deseos del separatismo y los de todos los catalanes, el uso torcido de la palabra "conflicto", eufemismo heredado del lenguaje oblicuo del PNV en los tiempos de ETA, etc.
-En cuarto lugar, están los contenidos de la reunión: mientras que el Gobierno de la nación los ha ocultado tras una cortina de vaguedades, Torra
ha salido galleando y diciendo que habló de autodeterminación irrenunciable, de presos políticos, de que no descarta ninguna vía... mientras Sánchez tomaba notas. No he visto por ahí ningún desmentido. ¿Sánchez qué dijo? ¿Solo tomó notas o hizo algo más? ¿Por qué no se levantó? Y todavía hoy nos desvela el conspirador desquiciado que manda en Cataluña que le dio a Sánchez un documento que proponía
una mediación internacional "entre España y Cataluña". Ya sabemos lo que ha hecho Sánchez: el ridículo, por eso no se ha atrevido a decir ni una sola palabra de lo que sucedió en la reunión.
Queda claro, pues, que estamos peor que hace un año: cosas que entonces parecían barbaridades que en el mejor de los casos daban para un chiste, hoy se han llevado a cabo con toda naturalidad. El presidente español de hoy dialoga con alguien que, ante sus propias narices, se presenta con un lazo amarillo y dice que persigue la independencia de Cataluña por cualquier medio: ¿esto es un avance? Cuentan que Marx dijo que la historia se repite dos veces, la primera como tragedia y la segunda como farsa; en España, donde siempre hemos sido muy partidarios de la guasa, lo hacemos de otra manera: primero como broma y después como esperpento. Veremos cómo acabamos con tanta charlotada.