Libros que he publicado

-LA ESCUELA INSUSTANCIAL. Sobre la urgente necesidad de derogar la LOMLOE. -EL CAZADOR EMBOSCADO. Novela. ¿Es posible reinsertar a un violador asesino? -EL VIENTO DEL OLVIDO. Una historia real sobre dos asesinados en la retaguardia republicana. -JUNTA FINAL. Un relato breve que disecciona el mercadeo de las juntas de evaluación (ACCESO GRATUITO EN LA COLUMNA DE LA DERECHA). -CRÓNICAS DE LAS TINIEBLAS. Tres novelas breves de terror. -LO QUE ESTAMOS CONSTRUYENDO. Conflictividad, vaciado de contenidos y otros males de la enseñanza actual. -EL MOLINO DE LA BARBOLLA. Novela juvenil. Una historia de terror en un marco rural. -LA REPÚBLICA MEJOR. Para que no olvidemos a los cientos de jóvenes a los que destrozó la mili. -EL ÁNGULO OSCURO. Novela juvenil. Dos chicos investigan la muerte de una compañera de instituto. PULSANDO LAS CUBIERTAS (en la columna de la derecha), se accede a información más amplia. Si os interesan, mandadme un correo a esta dirección:
repmejor@gmail.com

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domingo, 22 de agosto de 2021

El Ministerio de Igualdad no era solo innecesario, es también perjudicial

    Hace algo más de año y medio, me hacía aquí mismo esta pregunta: ¿pero de verdad es necesario un ministerio de igualdad? Era naturalmente una interrogación retórica, porque todo lector imaginaba que yo tenía en mi mente y presuponía en la suya una respuesta inequívoca: NO. Pasado ese tiempo, se ha comprobado que nos equivocábamos todos, porque la cosa iba mucho más lejos: el Ministerio de Igualdad no ha resultado solo innecesario, ha resultado además perjudicial. 

    Decía en ese artículo que, dado que nuestras leyes y nuestra conciencia social llevan ya una enorme carga de prevención contra las discriminaciones, me parecía completamente innecesario que hubiera un ministerio igualdad, pero no me limitaba a eso, sino que avanzaba ya entonces la sospecha de que, en realidad, como parecía claro que no iba a hacer frente a todo tipo de desigualdades, sino solo a las relacionadas con las que interesan al feminismo y los cruzados de la causa LGTBIQ, el ministerio que iba a dirigir Irene Montero fuera a ser no ya un lujo prescindible y un despilfarro, sino el búnker desde el que estos movimientos impulsasen privilegios para sí mismos, lo que lo convertiría en un intolerable y muy perjudicial Ministerio de Desigualdad.


    Diecinueve meses después, el tiempo me ha dado la razón de forma fulminante, para lo que no hubiera hecho falta esperar ni un día, pues hubiera bastado con ver el equipo del que se rodeaba Irene Montero, compuesto por personas de reconocida militancia en el feminismo y los movimientos LGTBIQ más beligerantes, radicales y excluyentes. Y así, desde el primer momento, la ministra y su departamento se han volcado en producir políticas, propaganda y leyes para favorecer a esos colectivos, o más bien para privilegiarlos con la excusa de protegerlos de ataques y discriminaciones las más de las veces dudosos, es decir, para procurar la desigualdad en beneficio de los que estaban al mando de un ministerio convertido en megachiringuito. Ejemplos hay en cantidad: el machacón intervencionismo en cuestiones lingüísticas, el adoctrinamiento escolar en asuntos relacionados con el sexo o la ley trans. En el terreno de la propaganda, las campañas han sido numerosas y a menudo desafortunadamente tendenciosas. La última perla es la parte izquierda del cartelito que he incluido más arriba, que es una modificación de la de la derecha y ha producido la lógica indignación desde todos los ángulos.

    Hace falta tener mucha desvergüenza y muy mal gusto para concebir y producir una manipulación así; hace falta tener una soberbia y un fanatismo político talibánicos para publicarla con el patrocinio de un ministerio. Algunos parece claro que ya no respetan nada: ni a los vivos, ni a los muertos, ni a los genios de la cultura (en esto, Federico García Lorca lleva muchos años siendo víctima de un maltrato monstruoso por parte de cientos de moscas carroñeras), así que bien ilusos somos quienes pretendemos que nos respeten a los ciudadanos normales y corrientes. Me reafirmo en lo dicho en el título de esta entrada: un ministerio que realiza estas políticas es mucho más que inútil, es perjudicial, y entiendo que cualquier gobierno futuro que quiera ganarse la credibilidad entre los españoles no podrá hacer otra cosa que suprimirlo y mandar a quienes vivan a su costa y la de todos a pagarse de su bolsillo las pancartas, los cartelitos patéticos y los panfletos.

jueves, 19 de agosto de 2021

Feminista, Nigeriano y su encendida defensora

     Llevo ya bastantes años sosteniendo que la corrección política es la Santa Inquisición de nuestros tiempos y el ardor (nunca mejor dicho) de sus adeptos es tan creciente que ya me encuentro en la fase de preguntarme cuándo será el primer auto de fe. ¿Cuál será el día del siglo XXI en que veamos arder la primera gran pira alimentada por un tropel de réprobos que hayan pecado de machismo, homofobia, elegetebeicufobia, especismo, colonialismo, transfobia, maltrato animal, racismo, eurocentrismo, capacitismo, culturalismo, sexocentrismo, heteropatriarcalismo o intelectualismo? ¿Cuál será la plaza mayor que tenga el honor de acogerla? Podrían ser muchas, y no solo de localidades gobernadas por Podemos o el PSOE, sino también por Ciudadanos o el PP, formaciones que han dado más de una muestra de acatamiento de los dogmas de la posmodernidad izquierdista, ya sea por aprobación, inadvertencia, oportunismo o cobardía moral.

    Aunque, ciertamente, lo más probable será que ocurra en algún feudo izquierdista, no solo porque vaya de suyo, sino porque la mayor parte de los abusos inquisitoriales que se han producido hasta ahora han sido obra de izquierdistas. Izquierdista es la concejal de la CUP que, en Navarcles, exactamente igual que habría hecho un cura de pueblo en los años cincuenta, interrumpió el monólogo de un humorista porque le parecía que estaba haciendo intolerables referencias sexuales; superhipermegaultraizquierdista del recopón y del archiprogresismo es el Ayuntamiento de Barcelona, que se tomó la libertad de apreciar racismo en un trivial episodio de alquileres y machacó a sus herejes particulares con una multa de 45.000 euros que sería desproporcionada aun en el caso de que el pecado fuera real, cosa más que discutible; del PSOE (aunque bajo las siglas FSA) es Ana González, la alcaldesa de Gijón que ha considerado que el hecho de que un toro se llamase Feminista y otro, Nigeriano era razón más que suficiente para rescindir la concesión de unos festejos taurinos en una ciudad como Gijón, ahí es nada; ¿quién más izquierdista que el Ministerio de Derechos Sociales y su titular, Ione Belarra, que instaron a la cancelación de un espectáculo de enanos toreros por apreciar en él no sé qué discriminaciones, y que recibieron la contundente réplica de los supuestos protegidos? Aunque bien es verdad que a esta compasiva campaña contra las cuadrillas de enanos se ha unido una desfacedora de entuertos no izquierdista, sino de Ciudadanos, Rocío Ruiz, la consejera de Igualdad de la Junta de Andalucía, en confirmación de lo que señalé más arriba. El departamento que dirige presionó para que se suspendiera uno de estos festejos en Baza, cosa que consiguió, y ahora a lo que estamos asistiendo es a un lamentable espectáculo de patéticas autoexculpaciones, que dejan claro que esos políticos que les complican la vida a los enanos toreros quizás deberían imitar el valor y la vergüenza que sin duda ellos sí tienen, en lugar de flagelarlos con una compasión tan hipócrita como sonrojante. Una pregunta que me hago es la siguiente: tanto el departamento de Belarra como el de Ruiz han tratado a estos toreros de discapacitados: ¿es la escasez de estatura realmente una discapacidad? Tengo mis dudas, que se acrecientan en este caso, ya que esos hombres demuestran estar capacitados para ejercer un trabajo, y nada menos que el de enfrentarse a un toro, oficio para el que no sé si estarán capacitadas Ione Belarra y Rocío Ruiz, pero os aseguro que yo, desde el día en que con diecisiete años me revolcó una vaquilla, me considero un completo incapaz.  

    Sin duda alguna, ser inquisidor es muy reprobable, pero serlo y además carecer de vergüenza quita muchos puntos. Aquí tendré que dedicarle un sincero aplauso a Ylènia Morros, la concejal cupera de Navarcles, porque, después de su monjil patinazo, ha tenido la vergüenza de dimitir, y, teniendo en cuenta lo trivial de su error y el hecho de que en España, aun habiendo hecho cosas infinitamente más gordas, muchos han permanecido en el cargo, haciendo un balance de lo bueno y lo malo, de esta historia ella puede salir con la cabeza bien alta. Todo lo contrario ocurre con Belarra, Ruiz y quienes hayan facilitado sus disparates: si alguien ha discriminado a los bomberos toreros han sido ellos, al tratarlos de lo que no son, defenderlos sin necesidad, minusvalorarlos y, encima, entorpecer y amenazar el trabajo con que se ganan la vida, y además, los han manipulado de una manera desvergonzada, solo para engordar su autoadoración. Qué decir de quienes desde el Ayuntamiento de Barcelona se permiten multar a un ciudadano por parecerles a ellos que era racista con unos desproporcionados 45.000 euros: hace falta tener muy poca vergüenza para cometer tales desafueros. 

    Y estar muy convencido de que se está en posesión de la verdad, tanto que ya no se tenga sentido de la proporción. Eso les pasaba a los inquisidores, y también a sus contemporáneos cazadores de brujas del mundo protestante (no perdamos de vista a estos pajarracos, que fueron responsables de muchísimas más atrocidades y muertes que la Inquisición, y eso aquí no se dice), que eran unos iluminados, como iluminados son estos neoinquisidorcillos de la posmodernidad.

    Y por ello, esa desproporción, como sus modelos de épocas pasadas, la usan para castigar abierta o encubiertamente a sus enemigos políticos. No es casual el hecho de que en Extremadura, Andalucía y Gijón estos dislates hayan recaído sobre espectáculos taurinos: tengo muy claro que era esto lo que querían cargarse en realidad en los dos primeros sitios y así sucede también en el caso de Gijón, cuya alcaldesa ha obrado de forma extremadamente ruin y abusiva. Y, si nos fijamos en el procedimiento, muy inquisitorial, pues, como a menudo ocurría en los procesos del Santo Oficio, su actuación ha partido de una motivación insignificante y nebulosa. Veamos estas palabras del artículo que enlazo (que es sabroso como un imbatible chuletón al punto):

    "Una ciudad que cree en la igualdad de mujeres y hombres, que cree en la integración, en las puertas abiertas a todo el mundo no puede permitir este tipo de cosas", ha afirmado la regidora antes de sostener que se han cruzado "varias rayas".

    Vamos a lo concreto: la señora González pretende cargarse los toros en Gijón, lo que produciría un importante perjuicio a aficionados, ganaderos, trabajadores del sector y empresas vinculadas a este, y lo piensa hacer basándose... ¿en qué? ¿Cuál es exactamente la acusación que formula? ¿Cosas que no se pueden permitir? ¿Rayas que se han cruzado? ¡Es exactamente el procedimiento de los inquisidores y los cazadores de brujas! Un juez de hoy no permitiría que se llevase ante él a un reo acusado de cosas que no se pueden permitir ni de haber cruzado varias rayas, ni, por supuesto, en función de sobreentendidos, guiños y ustedyamentiendes, pero eso en la Inquisición era muy habitual: al apresado empezaban a torturarle y a exigirle que confesara no unos hechos concretos de los que se le acusaba, sino lo que había hecho o generalidades como ser judío o adorar al diablo. La alcaldesa de Gijón ha caído en el prejuicio, pues ha etiquetado sin demasiada base unos hechos como horribles delitos, pero se guarda incluso de formularlos con claridad, con lo que ha vuelto a la era en la que no existían las garantías procesales, a la época inquisitorial. Pero yo sí me voy a atrever a formular los supuestos pecados: el antifeminismo por ponerle Feminista a un toro y el racismo por ponerle a otro Nigeriano. Y con esto, dado el abusivo castigo que le va a imponer a lo que como mucho sería una broma verbal, ha caído en la desproporción. ¿Quedará algo más? Creo que sí, y muy gordo: ha obrado con arbitrariedad y guiándose por sus fobias y filias personales, pues las consideraciones con que adereza su decisión dejan muy claro que castiga a los festejos taurinos porque no le gustan a ella y se ha dejado presionar por las diatribas sesgadas de colectivos  feministas y animalistas. 

    Puede que a alguien le parezca que esto va de toros o de chistes, pero no es así: va de libertades. Resulta evidente que la izquierda tiene muy claro su derecho a aplicar esta fórmula: si tus gracietas no me gustan, te paro el espectáculo a la mitad (como los más viejos del lugar recordamos que se hacía en la época de Franco); si haces el más leve chistecito sobre el feminismo, me cargo tu negocio, dejo sin pan a los que viven de él y suprimo un espectáculo de masas; si presupongo que eres racista porque un marroquí me ha dicho que no quieres alquilarle tu piso o porque le has puesto a un toro un nombre con no demasiada gracia, les pego un crujido a tus intereses económicos; si no me gustan los toros, como soy ministra, o consejera, o alcaldesa, los persigo, los asfixio y hago lo posible por que desaparezcan (en realidad, lo que me gustaría es prohibirlos). Creo que esto tiene un nombre fino, cultura de la cancelación, o algo así, pero yo prefiero ponerle un nombre más basto, más expresivo y que denota mejor el peligro ante el que nos hallamos: lo que no me gusta, me lo cargo, una tarea en la que, mientras la sociedad sestea y sonríe, se están aplicando con esmero la izquierda y ciertos sectores del sedicente centro, que se proclaman progresistas al mismo tiempo que reprimen chistes y espectáculos o mangonean lo que uno hace o deja de hacer con sus bienes particulares.  

    Insisto: va de libertades, que son algo sagrado. Yo podría sobrevivir sin corridas de toros, pero pienso que de ningún modo podemos permitir que se las carguen así, porque estos procedimientos son dictatoriales. Y el que no me entienda o no esté de acuerdo conmigo, que piense que algunos ya van a por los filetes o el fútbol en la escuela (escuela feminista, Martinet) o lo que un día se le pueda ocurrir a cualquier fanático.

    Y de fanáticos hoy andamos sobrados, así que creo que estas cosas no deberíamos tomárnoslas como inofensivas serpientes de verano.      

sábado, 14 de agosto de 2021

Borrador de currículo: si malo es lo de Matemáticas, peor es lo de Lengua

     Han producido inquietud en los últimos días las filtraciones (1) del borrador de currículo que el Ministerio de Educación nos tiene preparado, inquietud más que justificada, porque lo que ha salido a la luz delata que el actual gobierno tiene un empeño por colonizar ideológicamente la educación de todos tan nocivo como inadmisible. Empezaré por decir que me parece bochornoso el modo en que nos ha llegado esta información; en otros tiempos -por ejemplo, cuando Gabilondo se propuso construir un consenso educativo-, los borradores y documentos llegaban con fluidez al alcance de todos, pero por desgracia, en este caso, el Gobierno de Sánchez ha hecho uso una vez más de su inclinación a la opacidad (que es constante y que ha alcanzado unos extremos franquistas) y nos vemos todos obligados a analizar y valorar a la media luz de unas filtraciones.

    Lo que más se ha subrayado en general ha sido la estrafalaria ocurrencia de plantear la enseñanza de las Matemáticas bajo un sesgo emocional y "de género", y por ello la perla más citada ha sido esta:

    La adquisición de destrezas emocionales dentro del aprendizaje de las Matemáticas fomenta el bienestar del alumnado y el interés por la disciplina y la motivación por las Matemáticas desde una perspectiva de género, a la vez que desarrolla la resiliencia y una actitud proactiva ante nuevos retos matemáticos, al entender el error como una oportunidad de aprendizaje y la variedad de emociones como una ocasión para crecer de manera personal.

    Ahí queda eso, una muy significativa muestra de la verborrea pedagogista, tan pringosa como hueca. Creo que hasta el más lego e indiferente en cuestiones educativas se sorprendería del tonillo de novela rosa que desprende esta larga frase. Fijémonos, por ejemplo, en las palabras que he he subrayado: ¿de qué se habla aquí, de matemáticas o de las enseñanzas que uno debe extraer tras un desengaño amoroso? Queda patente que quienes así se expresan, quienes utilizan para referirse a la enseñanza de las matemáticas unos términos y unas ideas no ya tan inadecuados, sino tan kilométricamente alejados del asunto al que se refieren, lo desconocen por completo y están por tanto incapacitados para formular en torno a él propuestas dignas de crédito. Y, teniendo en cuenta que esas palabras proceden de un borrador del Ministerio de Educación, esto amenaza con algo gravísimo: unos resultados catastróficos para la enseñanza que recibirán en los próximos años millones de niños y jóvenes españoles. 

    Desde el punto de vista pedagógico, la frase da para muchísimo más de lo que podría decir aquí, así que me limitaré a lo más importante, empezando por algo ya aludido: la enseñanza es transmisión de conocimiento, por lo que todo ese aparato de emociones, bienestar y perspectiva de género que domina esta frase será, en el mejor de los casos, inútil o de escasa utilidad, pero, como sucede que no estamos en el mejor de los casos, sino en uno mucho peor: el intento de vaciado de contenidos e introducción del adoctrinamiento de género en la enseñanza, que se confirma por textos y acciones distintas a lo que aquí nos ocupa, llegamos a que también estos elementos "didácticos" apuntan hacia unos resultados catastróficos para nuestra enseñanza. Resulta cómico, por otra parte, eso otro de la resiliencia, la actitud proactiva y la valoración positiva del error, porque quienes llevamos años viéndonoslas con los defensores de la pedagogía de la molicie entendemos claramente lo que esconde: el intento de eludir la mención de dos de sus grandes anatemas: el esfuerzo y la evidencia de que del error también se aprende, quizás más que del acierto, lo que obliga por tanto a corregirlo, a hacer que el alumno se enfrente a dificultades cada vez mayores y, a veces, a suspenderle (lo que ellos sostienen como un dogma sagrado es que el aprendizaje debe basarse en retos facilones de superar, porque los consideran dotados de la incentivación del éxito seguro, al contrario que los difíciles, que pueden llevar al error y quizás al suspenso y por eso frustran mucho al infante. Un despropósito más, un considerable freno a la progresión educativa).

    Supongo que a estas alturas muchos os habréis dado cuenta de que esa frase que con toda justicia ha llamado poderosamente la atención trasciende el límite de las Matemáticas a las que se refería y delata la vaciedad y endeblez de la propuesta en que se inscribe para todas las áreas educativas. Para que comprobéis que es así, os propongo un experimento: formuláosla referida a otras asignaturas (Lengua, Latín, Química, Física, Historia, Filosofía, Tecnología...) y veréis como con todas pasa lo mismo que con las Matemáticas: relacionar con ellas esos planteamientos y esos términos es un completo disparate, así que vuelvo a lo mismo de unas líneas más arriba: el someterla a planteamientos disparatados, ¿qué podrá suponer para nuestra enseñanza sino un desastre? Pues bien, lamento deciros que los despropósitos no solo están en esa frase, sino que abundan en otras muchas de las filtradas, como podréis comprobar por los ejemplos que vamos a ver a continuación.

    Según parece, en el segundo ciclo de primaria, se impulsarán tutorías de orientación académica y profesional (¡a los ocho años!) que incluyan "el progresivo descubrimiento de las profesiones y la generación de intereses vocacionales libres de estereotipos sexistas". No hay estereotipos sexistas en la escuela, puedo afirmarlo categóricamente después de haber sido profesor durante treinta y cinco años, como tampoco los hay en la sociedad española. La obsesión contra ellos del progresismo me recuerda a la de aquellas beatas de cuando Franco que veían pecado hasta en las películas de Paco Martínez Soria y no es más que uno de sus pretextos para implantar leyes inquisitoriales como la propia LOMLOE.

    Algo parecido sucede con la Lengua, donde, entre un buen manojo de disparates que podréis ver en los artículos enlazados, se pretenden cosas como el reconocimiento de la diversidad lingüística para "favorecer actitudes de aprecio hacia la diversidad étnica y cultural, combatir prejuicios y estereotipos lingüísticos e iniciarse en la reflexión entre distintas lenguas, incluidas las lenguas de signos"; o "prestar especial atención a las mujeres escritoras"; o "identificar y rechazar los abusos de poder a través de la palabra". Se culmina todo esto con una afirmación que encuentro en "El País": "El castellano es una lengua universal y policéntrica, con una enorme diversidad dialectal, en la que cada variedad geográfica tiene su norma culta, y por tanto, no puede establecerse una de ellas como la más correcta". Creo que todo esto me autoriza a finalizar este artículo con lo referido a la asignatura de nuestra lengua, a la que, como ya empiezo a estar muy harto de ataques tan envenenados como hipócritas, llamaré español y no castellano, porque está visto que esta última palabra se ha convertido ya en una especie de desdichado eufemismo destinado a no herir la sensibilidad de los ortúzares, los torras, los cuixarts y las aizpurúas que flagelan a este perro mundo.

    "Español" y no "castellano" debe decirse cuando hablamos de la proyección universal de nuestra lengua, así que, al petimetre que haya redactado las líneas que se citan en "El País", se le ve la mala intención ya desde el principio por la incorrecta elección de los términos: está claro que de lo que se trata es de presentar una versión empequeñecida de esa gran lengua que es el español, se ve muy bien, aunque el mencionado petimetre intente ocultar sus intenciones. Le pasa como a Pedro Sánchez, el presidente de ese Gobierno que nos ha asestado la LOMLOE: se va a EEUU a largarse discursitos en los que finge un gran amor a la lengua del país que gobierna, pero luego, aquí en España, se alía con todos los energúmenos que están poco menos que prohibiéndola en unas cuantas regiones. Otra de las razones en las que se ve la intención de empequeñecer al español es ese afán de dividirlo: ¿qué es eso de poner el énfasis sobre la variedad dialectal? ¿A qué equipo de ignorantes o pirómanos en materia lingüística y educativa se le puede haber ocurrido semejante disparate (y van...)? La variedad lingüística que debe predominar en la enseñanza es la estándar, o la culta o las especiales de cada materia cuando la ocasión lo requiera, por dos archiconocidas razones: que son el vehículo de la cultura y el conocimiento (algo que parecen no valorar mucho los responsables de la LOMLOE) y que son las que dan a esa lengua la unidad y universalidad para el conjunto de todos sus hablantes, algo importantísimo, a lo que ninguna comunidad de hablantes debe renunciar por razones históricas, culturales, económicas, emocionales, políticas o de algo tan conveniente como la presencia e importancia en el mundo, que son mayores cuanto más son los hablantes de una lengua, lo que requiere cuidar su unidad. Despierta suspicacias que en los proyectos curriculares de nuestro Gobierno se abogue por lo contrario, es decir, por lo que representa división. ¿A qué se deberá? ¿A ignorancia pura y dura? ¿A que queda la mar de progre querer j_ _ _ _ a una lengua tan facha como el español ya desde sus propias leyes educativas? ¿A que en realidad al Gobierno de Sánchez el español no le gusta mucho? ¿A que así se les da gustillo al PNV, Bildu, ERC y toda esa peña? Yo creo que debe de haber de todo un poco, así que estamos listos. Por otra parte, quien haya redactado esas tres líneas debería aclarar sus conocimientos. Que cada país o incluso cada región tengan su variante dialectal no significa forzosamente que cada una tenga su norma culta. Las variantes dialectales están relacionadas sobre todo con el habla y la lengua oral, en general más descuidada y no del todo ajena a los vulgarismos, mientras que las cultas se relacionan con cosas como la norma, la fidelidad al sistema general, la gramática, el buen decir... Solo por esto, es un desbarre dar relevancia a lo dialectal en la educación, pero tómese en cuenta además, primero, que no toda variante dialectal tiene su correspondiente norma culta en un sentido rígido (esto es una burrada tal que presuponerlo desacredita a quien lo haga): pensemos por ejemplo en el andaluz, el extremeño o las variantes dialectales del español que se hablan en Cataluña, Vizcaya o los Monegros (variantes que existen), cuya lengua culta es el español culto, no los inexistentes andaluz culto o monegrino culto; segundo, que, aunque sí existan academias de la lengua no solo en España sino también en países como México, Argentina o Uruguay, todas estas academias lo son de la lengua española, y aun así, conscientes de las ligeras diferencias de norma culta que hay en los distintos países, mantienen un estrecho contacto para elaborar documentos y obras de referencia panhispánica, tales como gramáticas o diccionarios, con el fin de mantener ese español universal tan vivo y tan sano como está. Que no nos vendan los redactores de la LOMLOE esa filfa del español policéntrico que obliga a enseñar dialectos, porque el español es una lengua mayestática (aunque le fastidie a algún rufián que otro), con una sólida unidad y una norma clara, y es bajo la óptica de esa norma bajo la que debe enseñarse en las escuelas. La prensa se ha centrado en el disparate de la LOMLOE con las Matemáticas, pero pienso que este de la Lengua es igual de gordo y, políticamente, mucho más malintencionado. 

    Después de esto, ¿hace falta que diga algo acerca de esa solemne bobada de pretender que la asignatura de Lengua Española se dedique a enseñar lenguaje de signos y distintas lenguas? ¿Pretenden los sabios que están detrás de la LOMLOE que el de lengua, en lugar de hablar de Cervantes, Carmen Martín Gaite o la conjugación del español se dedique a enseñarles a los niños chino, inglés o sueco? ¿O quizás catalán, gallego y vasco? Dan risa estos señores. En fin, ya solo dos palabras acerca de eso de los prejuicios, estereotipos y abusos: tiene gracia que parezcan tan preocupados por estas cosas precisamente desde el Gobierno que, de todos los que hemos tenido desde 1975, más nos ha hecho pensar en la orwelliana policía del pensamiento.

    1.- Aquí tenéis una pequeña selección de lo publicado en algunos medios:

    -El Independiente: Educación promueve la asignatura de Valores y la oposición estalla: "Tenemos un Gobierno como para enseñar ética" (elindependiente.com).

   -El Confidencial: La llegada a las aulas de la ley Celaá anticipa una nueva bronca política en Educación (elconfidencial.com).

    -República: El Gobierno pretende que se enseñe Matemáticas con "perspectiva de género" - Republica.com.

    -El País: Currículum de Primaria: La asignatura de Educación Física incluirá debates para frenar los comportamientos antisociales | Educación | EL PAÍS (elpais.com).

sábado, 7 de agosto de 2021

Te has "pasáu", Colau

     La noticia la oí ayer medio de refilón en un telediario y, como no daba crédito, la he buscado hoy en un medio escrito para tener la certeza de que oí lo que oí. Y, en efecto, había oído bien: el Ayuntamiento de Barcelona les ha metido 45.000 euracos de multa al propietario de un piso en alquiler y a la agencia que lo gestionaba por ser -según parece tener muy claro el consistorio dirigido por Ada Colau- unos racistas, ya que no le alquilaron la vivienda a un hombre que estaba interesado en ella por -según parece etc., etc.- ser marroquí. Sinceramente, encuentro abusivo que un ayuntamiento pueda condicionar a nadie los inquilinos que elige o descarta para su casa, por mucho que se sustente en una ley autonómica de 2007, pero lo que ya me parece aberrante es la cuantía de la sanción, ¡45.000 euros!, tan aberrante que no me extrañaría que, por tamaña extralimitación, los hoy sancionados pudieran un día pasar a ser denunciantes. Está claro que este despropósito se debe a las inclinaciones woke de Ada Colau y su equipo, que les impulsan lo mismo a defender a Pablo  Hasel que a cruzadas pretendidamente antirracistas como esta. Y, si lo queréis tener más claro, mirad en la noticia los departamentos municipales que han intervenido en este asunto: Oficina de No Discriminación, Unidad de Disciplina y Antiasedio, Unidad Antiacoso y de Disciplina (no sé si las dos últimas son la misma o un chiringuito duplicado)...: juzgue cada cual las connotaciones de la nomenclatura. La señora Colau se ha propuesto pasar a la historia como la alcaldesa más guay del mundo, aunque, por otro lado, su gestión no parece ser muy brillante, pero, bueno, nadie es perfecto. Sea lo que sea, este episodio no me parece una anécdota trivial, sino un atropello y un abuso de poder muy inquietantes, por razones como estas:

    1.- Por los datos que he obtenido, que son básicamente los de la noticia enlazada, parece que la sanción se ha impuesto con el mero sustento de la denuncia del ciudadano marroquí, lo cual, de haber sido efectivamente así, representa una inaudita parcialidad: ¿y si ese señor estuviera mintiendo?, de ahí que más arriba me haya permitido ironizar un par de veces con la ligereza con que el Ayuntamiento ha calificado los hechos. Si realmente ha procedido con estos modos inquisitoriales y además para concluir en una sanción tan desorbitada, no solo ha practicado una gestión chapucera y parcial, sino que me temo que quizás se haya arriesgado a tener que acabar indemnizando por ello a sus sancionados.  

    2.- Otra cosa que me gustaría saber es cuánto tiene que pagar la agencia y cuánto el propietario del piso, y en razón de qué en cada caso, pues son actores distintos y bolsillos distintos: ¿se ha establecido pero no se ha dicho o es un nuevo elemento chapuceril? 

    3.- ¿Tiene el propietario de un piso derecho a descartar a un posible inquilino que no le inspire confianza? Pienso que la respuesta solo puede ser afirmativa, porque puede haber mil razones para rechazar a un inquilino, y no creo que ninguna ley pueda obligarte, qué sé yo, a alquilarle tu piso a una persona con la que tuviste una fuerte discusión de tráfico tres días atrás. Tampoco creo que la ley pueda obligarte a explicar las causas de lo que haces o dejas de hacer con un bien de tu propiedad. Por todo ello, me temo que el Ayuntamiento de Barcelona está pisando aquí un terreno que no es de su competencia. 

    4.- Termino volviendo a la cuantía de la sanción. Si hasta aquí me parece que en este asunto el equipo de Colau ha sido muy poco respetuoso con derechos elementales y en materia de procedimiento, lo de los 45.000 euros es sin duda una buena muestra de que, ante los que considera los malos de su película, la señora Colau se sirve de una ¿justicia? medieval y vengativa. Esto no es sancionar una falta de un ciudadano, esto es abusar del poder del que se dispone para machacar a un enemigo. Un exceso como este es intolerable en gestores de lo público y espero que sus responsables tengan que rendir cuentas por ello. 

    Alguna vez he dicho que, desde hace algunos años, Barcelona es una ciudad desquiciada, conflictiva y más peligrosa de lo que debiera, espejo de lo que es hoy Cataluña gracias al separatismo y otras hierbas, como la floreciente formación de Ada Colau y Jaume Asens. Uno de los problemas que más atribulan a la capital catalana es el de la vivienda, con frentes calientes como la okupación y los alquileres, cosa que no extraña, si se mira su trayectoria histórica y la de su actual alcaldesa. Lo que le correspondería al Ayuntamiento sería aportar soluciones, pero ya vemos cómo entienden algunos esa tarea.