Han producido inquietud en los últimos días las filtraciones (1) del borrador de currículo que el Ministerio de Educación nos tiene preparado, inquietud más que justificada, porque lo que ha salido a la luz delata que el actual gobierno tiene un empeño por colonizar ideológicamente la educación de todos tan nocivo como inadmisible. Empezaré por decir que me parece bochornoso el modo en que nos ha llegado esta información; en otros tiempos -por ejemplo, cuando Gabilondo se propuso construir un consenso educativo-, los borradores y documentos llegaban con fluidez al alcance de todos, pero por desgracia, en este caso, el Gobierno de Sánchez ha hecho uso una vez más de su inclinación a la opacidad (que es constante y que ha alcanzado unos extremos franquistas) y nos vemos todos obligados a analizar y valorar a la media luz de unas filtraciones.
Lo que más se ha subrayado en general ha sido la estrafalaria ocurrencia de plantear la enseñanza de las Matemáticas bajo un sesgo emocional y "de género", y por ello la perla más citada ha sido esta:
La adquisición de destrezas emocionales dentro del aprendizaje de las Matemáticas fomenta el bienestar del alumnado y el interés por la disciplina y la motivación por las Matemáticas desde una perspectiva de género, a la vez que desarrolla la resiliencia y una actitud proactiva ante nuevos retos matemáticos, al entender el error como una oportunidad de aprendizaje y la variedad de emociones como una ocasión para crecer de manera personal.
Ahí queda eso, una muy significativa muestra de la verborrea pedagogista, tan pringosa como hueca. Creo que hasta el más lego e indiferente en cuestiones educativas se sorprendería del tonillo de novela rosa que desprende esta larga frase. Fijémonos, por ejemplo, en las palabras que he he subrayado: ¿de qué se habla aquí, de matemáticas o de las enseñanzas que uno debe extraer tras un desengaño amoroso? Queda patente que quienes así se expresan, quienes utilizan para referirse a la enseñanza de las matemáticas unos términos y unas ideas no ya tan inadecuados, sino tan kilométricamente alejados del asunto al que se refieren, lo desconocen por completo y están por tanto incapacitados para formular en torno a él propuestas dignas de crédito. Y, teniendo en cuenta que esas palabras proceden de un borrador del Ministerio de Educación, esto amenaza con algo gravísimo: unos resultados catastróficos para la enseñanza que recibirán en los próximos años millones de niños y jóvenes españoles.
Desde el punto de vista pedagógico, la frase da para muchísimo más de lo que podría decir aquí, así que me limitaré a lo más importante, empezando por algo ya aludido: la enseñanza es transmisión de conocimiento, por lo que todo ese aparato de emociones, bienestar y perspectiva de género que domina esta frase será, en el mejor de los casos, inútil o de escasa utilidad, pero, como sucede que no estamos en el mejor de los casos, sino en uno mucho peor: el intento de vaciado de contenidos e introducción del adoctrinamiento de género en la enseñanza, que se confirma por textos y acciones distintas a lo que aquí nos ocupa, llegamos a que también estos elementos "didácticos" apuntan hacia unos resultados catastróficos para nuestra enseñanza. Resulta cómico, por otra parte, eso otro de la resiliencia, la actitud proactiva y la valoración positiva del error, porque quienes llevamos años viéndonoslas con los defensores de la pedagogía de la molicie entendemos claramente lo que esconde: el intento de eludir la mención de dos de sus grandes anatemas: el esfuerzo y la evidencia de que del error también se aprende, quizás más que del acierto, lo que obliga por tanto a corregirlo, a hacer que el alumno se enfrente a dificultades cada vez mayores y, a veces, a suspenderle (lo que ellos sostienen como un dogma sagrado es que el aprendizaje debe basarse en retos facilones de superar, porque los consideran dotados de la incentivación del éxito seguro, al contrario que los difíciles, que pueden llevar al error y quizás al suspenso y por eso frustran mucho al infante. Un despropósito más, un considerable freno a la progresión educativa).
Supongo que a estas alturas muchos os habréis dado cuenta de que esa frase que con toda justicia ha llamado poderosamente la atención trasciende el límite de las Matemáticas a las que se refería y delata la vaciedad y endeblez de la propuesta en que se inscribe para todas las áreas educativas. Para que comprobéis que es así, os propongo un experimento: formuláosla referida a otras asignaturas (Lengua, Latín, Química, Física, Historia, Filosofía, Tecnología...) y veréis como con todas pasa lo mismo que con las Matemáticas: relacionar con ellas esos planteamientos y esos términos es un completo disparate, así que vuelvo a lo mismo de unas líneas más arriba: el someterla a planteamientos disparatados, ¿qué podrá suponer para nuestra enseñanza sino un desastre? Pues bien, lamento deciros que los despropósitos no solo están en esa frase, sino que abundan en otras muchas de las filtradas, como podréis comprobar por los ejemplos que vamos a ver a continuación.
Según parece, en el segundo ciclo de primaria, se impulsarán tutorías de orientación académica y profesional (¡a los ocho años!) que incluyan "el progresivo descubrimiento de las profesiones y la generación de intereses vocacionales libres de estereotipos sexistas". No hay estereotipos sexistas en la escuela, puedo afirmarlo categóricamente después de haber sido profesor durante treinta y cinco años, como tampoco los hay en la sociedad española. La obsesión contra ellos del progresismo me recuerda a la de aquellas beatas de cuando Franco que veían pecado hasta en las películas de Paco Martínez Soria y no es más que uno de sus pretextos para implantar leyes inquisitoriales como la propia LOMLOE.
Algo parecido sucede con la Lengua, donde, entre un buen manojo de disparates que podréis ver en los artículos enlazados, se pretenden cosas como el reconocimiento de la diversidad lingüística para "favorecer actitudes de aprecio hacia la diversidad étnica y cultural, combatir prejuicios y estereotipos lingüísticos e iniciarse en la reflexión entre distintas lenguas, incluidas las lenguas de signos"; o "prestar especial atención a las mujeres escritoras"; o "identificar y rechazar los abusos de poder a través de la palabra". Se culmina todo esto con una afirmación que encuentro en "El País": "El castellano es una lengua universal y policéntrica, con una enorme diversidad dialectal, en la que cada variedad geográfica tiene su norma culta, y por tanto, no puede establecerse una de ellas como la más correcta". Creo que todo esto me autoriza a finalizar este artículo con lo referido a la asignatura de nuestra lengua, a la que, como ya empiezo a estar muy harto de ataques tan envenenados como hipócritas, llamaré español y no castellano, porque está visto que esta última palabra se ha convertido ya en una especie de desdichado eufemismo destinado a no herir la sensibilidad de los ortúzares, los torras, los cuixarts y las aizpurúas que flagelan a este perro mundo.
"Español" y no "castellano" debe decirse cuando hablamos de la proyección universal de nuestra lengua, así que, al petimetre que haya redactado las líneas que se citan en "El País", se le ve la mala intención ya desde el principio por la incorrecta elección de los términos: está claro que de lo que se trata es de presentar una versión empequeñecida de esa gran lengua que es el español, se ve muy bien, aunque el mencionado petimetre intente ocultar sus intenciones. Le pasa como a Pedro Sánchez, el presidente de ese Gobierno que nos ha asestado la LOMLOE: se va a EEUU a largarse discursitos en los que finge un gran amor a la lengua del país que gobierna, pero luego, aquí en España, se alía con todos los energúmenos que están poco menos que prohibiéndola en unas cuantas regiones. Otra de las razones en las que se ve la intención de empequeñecer al español es ese afán de dividirlo: ¿qué es eso de poner el énfasis sobre la variedad dialectal? ¿A qué equipo de ignorantes o pirómanos en materia lingüística y educativa se le puede haber ocurrido semejante disparate (y van...)? La variedad lingüística que debe predominar en la enseñanza es la estándar, o la culta o las especiales de cada materia cuando la ocasión lo requiera, por dos archiconocidas razones: que son el vehículo de la cultura y el conocimiento (algo que parecen no valorar mucho los responsables de la LOMLOE) y que son las que dan a esa lengua la unidad y universalidad para el conjunto de todos sus hablantes, algo importantísimo, a lo que ninguna comunidad de hablantes debe renunciar por razones históricas, culturales, económicas, emocionales, políticas o de algo tan conveniente como la presencia e importancia en el mundo, que son mayores cuanto más son los hablantes de una lengua, lo que requiere cuidar su unidad. Despierta suspicacias que en los proyectos curriculares de nuestro Gobierno se abogue por lo contrario, es decir, por lo que representa división. ¿A qué se deberá? ¿A ignorancia pura y dura? ¿A que queda la mar de progre querer j_ _ _ _ a una lengua tan facha como el español ya desde sus propias leyes educativas? ¿A que en realidad al Gobierno de Sánchez el español no le gusta mucho? ¿A que así se les da gustillo al PNV, Bildu, ERC y toda esa peña? Yo creo que debe de haber de todo un poco, así que estamos listos. Por otra parte, quien haya redactado esas tres líneas debería aclarar sus conocimientos. Que cada país o incluso cada región tengan su variante dialectal no significa forzosamente que cada una tenga su norma culta. Las variantes dialectales están relacionadas sobre todo con el habla y la lengua oral, en general más descuidada y no del todo ajena a los vulgarismos, mientras que las cultas se relacionan con cosas como la norma, la fidelidad al sistema general, la gramática, el buen decir... Solo por esto, es un desbarre dar relevancia a lo dialectal en la educación, pero tómese en cuenta además, primero, que no toda variante dialectal tiene su correspondiente norma culta en un sentido rígido (esto es una burrada tal que presuponerlo desacredita a quien lo haga): pensemos por ejemplo en el andaluz, el extremeño o las variantes dialectales del español que se hablan en Cataluña, Vizcaya o los Monegros (variantes que existen), cuya lengua culta es el español culto, no los inexistentes andaluz culto o monegrino culto; segundo, que, aunque sí existan academias de la lengua no solo en España sino también en países como México, Argentina o Uruguay, todas estas academias lo son de la lengua española, y aun así, conscientes de las ligeras diferencias de norma culta que hay en los distintos países, mantienen un estrecho contacto para elaborar documentos y obras de referencia panhispánica, tales como gramáticas o diccionarios, con el fin de mantener ese español universal tan vivo y tan sano como está. Que no nos vendan los redactores de la LOMLOE esa filfa del español policéntrico que obliga a enseñar dialectos, porque el español es una lengua mayestática (aunque le fastidie a algún rufián que otro), con una sólida unidad y una norma clara, y es bajo la óptica de esa norma bajo la que debe enseñarse en las escuelas. La prensa se ha centrado en el disparate de la LOMLOE con las Matemáticas, pero pienso que este de la Lengua es igual de gordo y, políticamente, mucho más malintencionado.
Después de esto, ¿hace falta que diga algo acerca de esa solemne bobada de pretender que la asignatura de Lengua Española se dedique a enseñar lenguaje de signos y distintas lenguas? ¿Pretenden los sabios que están detrás de la LOMLOE que el de lengua, en lugar de hablar de Cervantes, Carmen Martín Gaite o la conjugación del español se dedique a enseñarles a los niños chino, inglés o sueco? ¿O quizás catalán, gallego y vasco? Dan risa estos señores. En fin, ya solo dos palabras acerca de eso de los prejuicios, estereotipos y abusos: tiene gracia que parezcan tan preocupados por estas cosas precisamente desde el Gobierno que, de todos los que hemos tenido desde 1975, más nos ha hecho pensar en la orwelliana policía del pensamiento.
1.- Aquí tenéis una pequeña selección de lo publicado en algunos medios:
-El Independiente: Educación promueve la asignatura de Valores y la oposición estalla: "Tenemos un Gobierno como para enseñar ética" (elindependiente.com).
-El Confidencial: La llegada a las aulas de la ley Celaá anticipa una nueva bronca política en Educación (elconfidencial.com).
-República: El Gobierno pretende que se enseñe Matemáticas con "perspectiva de género" - Republica.com.
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