No sé si me estoy precipitando -espero que no-, pero parece que Salman Rushdie va a salir vivo del atentado que sufrió el pasado 12 de agosto, lo cual es un motivo de satisfacción, matizada por el hecho de que el escritor ha sufrido secuelas muy graves de las que ignoramos aún cómo quedará. Fue realmente curioso ver como, en los momentos inmediatos al ataque, algunos medios dijeron que se desconocían los motivos, como si Rushdie no llevase desde 1989 teniendo que ocultarse debido a que el ayatollah Jomeini, guía de la revolución islámica iraní, lanzó contra él un anatema condenándolo por su libro "Versos satánicos" y animando a todo buen musulmán a asesinarlo. Por si la exhortación no resultaba del todo persuasiva, se añadió a ella una recompensa de tres millones de dólares, que ahora no sé a cuánto ascenderá. La persecución no afectaba solo a Rushdie, sino también al libro, que gracias a ella es hoy en día prácticamente clandestino, ya que no hay editorial que se atreva a publicarlo, por temor a las seguras represalias o atentados. No es ocioso recordar a este respecto que ese anatema en su momento costó la vida a un traductor del libro al japonés, así como ataques de intenciones mortales a un editor italiano y otro noruego. Y la cosa no para, porque, poquito después del apuñalamiento de Rushdie, J. K. Rowling recibía amenazas de muerte por la imperdonable blasfemia de calificar la noticia como horrorosa. Algo bueno tendrá la señora Rowling cuando colecciona los enemigos más despreciables.
Por suerte para el mundo, las dudas no tardaron en despejarse (salvo para los muy poco suspicaces), ya que pronto se hizo pública la identidad del agresor, un tal Hadi Matar, estadounidense de origen libanés que es admirador del régimen de Irán y de sus Guardianes de la Revolución y que, según cuentan, en sus redes ha aparecido con retratos de Jomeini y Alí Jamenei, otro destacadísimo líder político y religioso de aque país. En estas circunstancias, sorprende el escueto pronunciamiento del Gobierno iraní en torno al intento de asesinato de Rushdie, acerca de quien dice:
No consideramos a nadie más que a él y a sus seguidores dignos de culpa e incluso de condena.
Su terrible pecado ha sido insultar a 1.500 millones de musulmanes, demasiada condena me parece la muerte para una falta como el insulto, por no decir que intuyo que no todos los musulmanes del mundo se sentirán ofendidos por lo que Rushdie escriba o deje de escribir. Quedan por resolver algunos matices ante este lavado de manos. Aunque oficialmente el Gobierno iraní no apoya el anatema de Jomeini, lo cierto es que al lanzarse sí que lo hizo y que la recompensa corría de su cuenta. ¿La ha declarado extinta alguna vez? Que yo sepa, no, como tampoco se ha distanciado del anatema, basta leer esta breve respuesta oficial para entenderlo. Sería una gran noticia para la libertad, la paz, la cultura y la seguridad particular de personas como Salman Rushdie, J. K. Rowling o muchos otros cuyo nombre desconozco que las autoridades de la República Islámica de Irán tuvieran gestos como condenar la violencia contra ellos o anunciar que no van a dar ni un solo céntimo a quienes los ataquen o atenten contra sus vidas.