Gracias a la conocida como Ley Sisí (1), hoy está muy de actualidad esa pregunta que figura en el título de esta entrada: ¿qué se puede hacer con los delincuentes sexuales? Resulta vergonzoso que la respuesta sea rebajarles los años de condena o adelantar su salida de prisión, como está sucediendo hoy en España, y la aberración se hace aún más repulsiva cuando los autores del desastre, en lugar de remediarlo de inmediato, llevan ya más de cuatro meses permitiendo que la sangría continúe, con lo que en este momento son ya 199 los violadores y fauna similar beneficiados, pero pensemos que dentro de media hora podrán ser 200, o 210, quién sabe, y dentro de un mes, trescientos. O más (2).
Sobre lo que se puede hacer con los violadores, acabo de publicar en Amazon una novela que se titula El cazador emboscado. Esta es la cubierta:
Seguro que alguno estará preguntándose a qué diablos viene ahí esa linda mariposa, pero tiene su explicación, os lo aseguro. Aquí os dejo los enlaces para el acceso a la compra, por si os interesa:
Versión en papel (tapa blanda, 10 €)
Versión en libro electrónico (3 €)
Como podéis imaginar, este libro no lo he escrito a toda velocidad en los cuatro meses que lleva en vigor la Ley Sisí, sino que es el fruto de una elaboración más meditada y bastante compleja, cuyo punto de partida debemos situar en torno a las fechas en que, hace cinco años, el PNV presentó una propuesta para derogar la figura de la prisión permanente revisable. Alegaba el piadoso partido jeltzale que esta era una condena desproporcionada y que la Constitución prohíbe penas inhumanas y tratos crueles, y probablemente recordéis que se desató una fuerte polémica (3).
A raíz de esa polémica, que vino a caer sobre el propósito que yo tenía hacía ya tiempo de escribir una novela sobre delincuentes sexuales -tipos humanos a los que aborrezco de manera particular-, me pregunté por primera vez ya como si tuviese que ser yo quien respondiera qué se podría hacer con ellos: atraparlos, juzgarlos, condenarlos, encarcelarlos, someterlos a tratamiento (si ellos quieren), reinsertarlos, liberarlos, tenerlos encerrados para siempre... La cuestión es que la mayoría, más tarde o más temprano, salen de nuevo a la calle, y entonces... ¿qué?
La novela tiene cuatro partes. En la primera, una joven es violada y asesinada en un parque, pero el asesino es atrapado poco después y encarcelado. En las tres restantes, lo vemos en un programa de reinserción, tras el cual obtiene la libertad condicional. Y entonces... ¿qué? ¿Qué hay en realidad dentro de su mente? ¿Cuáles son sus planes? ¿Está de verdad rehabilitado o sigue siendo un monstruo asesino de instintos incontrolables? ¿Que pasa cuando un hombre que ha violado y matado a mujeres sale de la cárcel? ¿Cuál es su destino? El cazador emboscado indaga en esas incógnitas.
1. Aquí está el texto de la que en realidad se llama Ley de Garantía Integral de la Libertad Sexual:
2. ¿Qué han hecho el Gobierno y los partidos que lo componen, es decir, el PSOE y Podemos para solucionar tan escarnecedor problema? Tres cosas: echar la culpa a los jueces (para general asombro), hacer chistes o decir a mujeres amenazadas por sus agresores estupideces humillantes. Nada más, ante una situación tan alarmante, dado el peligroso carácter de los delincuentes sexuales.
3. La polémica pivotó sobre el contraargumento de que, para inhumanos y crueles, los actos de los candidatos a ser condenados a prisión permanente revisable, bastantes de los cuales eran y son delincuentes sexuales. Escribí entonces un artículo que titulé, precisamente, Sobre penas inhumanas y tratos crueles.