Libros que he publicado

-LA ESCUELA INSUSTANCIAL. Sobre la urgente necesidad de derogar la LOMLOE. -EL CAZADOR EMBOSCADO. Novela. ¿Es posible reinsertar a un violador asesino? -EL VIENTO DEL OLVIDO. Una historia real sobre dos asesinados en la retaguardia republicana. -JUNTA FINAL. Un relato breve que disecciona el mercadeo de las juntas de evaluación (ACCESO GRATUITO EN LA COLUMNA DE LA DERECHA). -CRÓNICAS DE LAS TINIEBLAS. Tres novelas breves de terror. -LO QUE ESTAMOS CONSTRUYENDO. Conflictividad, vaciado de contenidos y otros males de la enseñanza actual. -EL MOLINO DE LA BARBOLLA. Novela juvenil. Una historia de terror en un marco rural. -LA REPÚBLICA MEJOR. Para que no olvidemos a los cientos de jóvenes a los que destrozó la mili. -EL ÁNGULO OSCURO. Novela juvenil. Dos chicos investigan la muerte de una compañera de instituto. PULSANDO LAS CUBIERTAS (en la columna de la derecha), se accede a información más amplia. Si os interesan, mandadme un correo a esta dirección:
repmejor@gmail.com

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martes, 31 de octubre de 2023

Ramoncín nos explica lo que es la monarquía

     ¿Monaquía o república? Es este uno de los grandes debates a los que desde hace siglos hacen frente las naciones, la política y disciplinas tan respetables como la historia, el derecho o la sociología. Y sin duda, como en todos los asuntos de profundo calado para el progreso de la humanidad, el dictamen de esas personas que por su ejecutoria y su sabiduría la han enriquecido e iluminado debe ser tenido particularmente en cuenta: si un sabio se decanta por una u otra de estas opciones, buena será su decisión para tomarla como ejemplo. Para quien ande necesitado de  ello, hoy se ha pronunciado el famoso cantante de rock, actor, escritor y presentador español conocido como Ramoncín. Veamos su sentencia:

DE LO QUE RAMONCÍN DISPUSO SOBRE LA MONARQUÍA

    Dejándonos ya de ironías, me parece lógicamente muy respetable lo que cada cual piense sobre la monarquía o la república, pero sucede que, cuando uno lo expresa en un medio de comunicación de gran cobertura, pasa de ser opinión a ser propuesta, con lo que queda expuesto a la aprobación, la matización, el rechazo o la crítica. En el caso de estas palabras de Ramoncín, creo que se hacen muy merecedoras de esta última, y por múltiples razones. En primer lugar está la frivolidad. Las memeces que nos asesta Ramoncín vienen motivadas por la inminente jura de la Constitución por parte de la princesa Leonor, un evento ya de por sí muy importante para ella y para el país. Ya solo por eso, se merecería un trato más serio que el que se le da en el corte que os he enlazado: entre risas y para alumbrar unas paridas cuñaderas que producen vergüenza ajena, pero es que además el momento que atraviesa España está para pocos chistes con la forma de Estado. Solo alguien muy descerebrado, muy ignorante o muy malintencionado (este paquete estaría en segundo lugar) podría permitirse una actuación como esta engendrada por La Sexta. En tercer lugar, están la demagogia y el cinismo, la primera, porque los topicazos de igualitarismo barato que nos empaqueta Ramoncín son pobres, resobados y de una antigüedad de dos siglos o más, y el segundo, porque, encima, este señor se adorna comenzando su intervención arremetiendo contra la demagogia de no se sabe quién, pero además y sobre todo porque nos dice: "Yo estoy muy preocupado por las chicas que cumplen dieciocho años...": ¡no, hombre, no, Ramoncín, eso no cuela! A los que te conocemos desde que empezaste a hacerte famoso no nos la vas a dar, porque sabemos la clase de personaje que eres y cuál es tu única preocupación: tu santo trasero, así que eso de que estás preocupado por no sé quién no nos lo cuentes. En cuarto lugar está la pobreza dialéctica: lo que dice Ramoncín para descalificar la monarquía es de una vaciedad y una ignorancia que solo merecen un comentario: infórmese usted un poco, señor, lea algo, no tenga la desvergüenza de pontificar con un nivel tan sonrojantemente bajo de concimiento y razonamiento. 

    Dejo para el final la quinta razón, a mi juicio, la más poderosa: la inhabilitación personal. ¿Quién es Ramoncín para ponerse estupendo y dar lecciones de moral y de teoría política? ¿Podría Bernard Madoff dar lecciones de honradez? ¿Podrían Hitler, Stalin, Mao, Pol Pot o Franco dar lecciones de humanitaria piedad? ¿Podría el tonto del pueblo impartir cursos de metafísica o de química molecular? Entonces, ¿cómo se atreve este señor a pontificar sobre sistemas políticos? ¿Qué formación tiene, qué talentos, qué currículum? Este caballero no sabe nada de nada que no sea buscarse su puestecito al sol. ¡Qué decir de la ética! Los que le recordamos de sus comienzos, con aquellas actuaciones que eran batallas de escupitajos con su selecto público o con sus declaraciones jactándose de haber estado en la cárcel, nos escandalizamos al verle ahora reconvertido en censor de la moral política y pública. ¿Quién es este señor para desempeñar estos papeles? El menos indicado, y voy a dejar un pequeño documento que así lo demuestra. Hoy la princesa Leonor, una joven en muchos aspectos ejemplar, está a punto de dar un importante paso en su vida. Tiene dieciocho años, esos dieciocho años con los que hemos visto a Ramoncín ponerse estupendo y campanudo. ¿Queréis verlo a él con unos poquitos más, unos veintitrés, si no me equivoco? Bueno, aunque sean veintidós, o veinte, o incluso los mentados dieciocho:



    ¿A quién le confiaríais vuestros hijos o le compraríais un coche usado, a este farsante o a Leonor? Este sujeto es el que ahora quiere darnos lecciones acerca de moral y de política. Él y la cadena para la que trabaja, que son tal para cual.   

    

martes, 24 de octubre de 2023

Sobre la persecución al profesor conocido como J. P. S.: reduplico mi aplauso y mi apoyo

   Al hilo de la kafkiana situación en la que se ha visto envuelto un profesor de Valladolid que, por hacer bien su trabajo, ha sido sometido al infame acoso de una capillita de inquisidores, aparece hoy una noticia que arroja nueva luz sobre el asunto. Como se recordará, el horrible delito que cometió ese profesor consistió en obligar a sus alumnos a corregir en sus libros de texto algunas cosas que estaban mal, y lo que nos desvela la noticia que os enlazo es cuáles fueron esas correcciones, que os presento aquí:

Texto original

Texto corregido

1. Jefatura del Estado: la corona

Jefatura del Estado: la Corona

2. Los actos del rey deben estar refrendados por el gobierno

 Los actos del rey deben estar refrendados por el Gobierno

3. El Congreso lo integran entre 300 y 400 diputadas y diputados elegidos por la ciudadanía cada cuatro años.

 El Congreso lo integran 350 diputados elegidos por los ciudadanos cada cuatro años.

4. El Senado […] está formado por senadores y senadoras de las provincias

  El Senado […] está formado por senadores de las provincias

5.

Poder ejecutivo: el gobierno

Está compuesto por el presidente o presidenta votado por el Congreso, y los vicepresidentes y vicepresidentas y las ministras y los ministros elegidos por la presidencia.  

 

Poder ejecutivo: el Gobierno

Está compuesto por el presidente, votado por el Congreso, y los vicepresidentes y los ministros elegidos por el presidente.

6. [El poder judicial] lo ejercen las juezas y los jueces y los magistrados y magistradas.

[El poder judicial] lo ejercen los jueces y los magistrados.

    Como puede verse, las correcciones son tan razonables e impecables que no puedo por menos que ratificarme en el apoyo de mi anterior artículo y multiplicar por diez la condena a quienes han tenido la indecencia de arremeter contra este profesor, pues no solo han obrado de un modo intolerablemente inquisitorial y sectario, sino que además se han coronado con el galardón de la asnalidad, al arremeter, en un alarde de ignorancia, contra quien hizo poner bien lo que estaba mal. Y tiene mayor delito cuando los firmantes de este atropello son profesores, buróctas amperos o padres de alumnos a los que ese profesor estaba dando las enseñanzas correctas frente a la pócima burricial que les suministraba la letra impresa de sus libros de texto, se lo tendrían que hacer ver las editoriales educativas, ya cometan estos despropósitos por sectarismo alineado con el error o por aquiescente sumisión, cosas ambas radicalmente reñidas con la extensión del saber que se suponía que estaba en sus manos.

    Os habréis fijado en que las correcciones se deben en general a razones de ortografía mal usada o de inclusión mal entendida. Creo que se defienden todas por sí solas (pues para algo existen unas reglas gramaticales), pero, aun así, quisiera comentar algunas de ellas. En la número 3, podría parecer que el profesor se ha equivocado, ya que la ley en efecto marca que el número de diputados será de entre 300 o 400, pero me voy a meter a interpretador y voy a decir que pienso que lo que ha hecho J. P. S., dado que ese número desde que estamos en democracia ha sido siempre de 350, ha sido ajustarse a los hechos, con el fin de clarificarles las cosas a sus alumnos, y he de decir que yo, en su caso, habría hecho lo mismo, como habría hecho cualquiera que sepa lo que es darles clases a alumnos de Secundaria, donde es muy sensato no andarse por las ramas. Si nos fijamos en las correcciones 3, 4, 5 y 6, basta con poner los ojos en ellas para que a uno se le disipen las dudas -si es que las tenía- acerca de la absurda, cacofónica y agramatical sobrecarga con que la "gramática" inclusiva emborrona los enunciados, sobrecarga que basta para condenarla de manera fulminante. Llamo también la atención sobre otro de los disparates de esta (ejem) gramática: el uso de sustitutivos para paliar la sangrante omisión que nuestra feroz, machista, fascista, excluyente y heteropatriarcal lengua perpetra sobre las mujeres. Así, en la frase número 3, J. P. S. tacha "la ciudadanía" y pone en su lugar "los ciudadanos", corrección de alcance no solo gramatical, sino de alcance político, pues esa abstracción que es la ciudadanía no elige a los diputados, sino que son los ciudadanos concretos quienes lo hacen, en el ejercicio de sus derechos. Algo parecido ocurre en la número 5, donde quita "la presidencia" y pone "el presidente", porque, nuevamente, la elección de sus colaboradores gubernamentales la hace, en uso de sus atribuciones, la persona que ejerce la presidencia, de nigún modo esta, que es un cargo, una abstracción jurídica. Puro sentido común, laudable hablar con propiedad y enseñar a los alumnos a hacerlo, en lugar de crear confusión, como habían hecho los libros de texto como ofrenda a la locura del lenguaje inclusivo, sectaria, necia y sembradora de necedad, algo imperdonable. Termino con una observación que ya he hecho otras veces: la gramática inclusiva (¿la qué inclusiva?) es tan insostenible que ella misma se incumple en sus construcciones concretas, como puede verse en la correción 3, donde, si siguiera sus propias reglas, en lugar de decir "diputadas y diputados elegidos por la ciudadanía", diría "diputadas y diputados elegidas y elegidos por la ciudadanía". El mismo error se comete en la corrección número cinco. 

    Conclusión: en un exiguo puñado de frases, J. P. S. ha barrido un considerable montón de errores y hasta disparates, de modo que la pregunta es esta: ¿cómo tienen las autoridades educativas (?) de España y las editoriales didácticas (?) la desvergüenza de castigar y confundir con esta aberración a los niños y los jóvenes a los que deberían instruir? 

    Que sigan haciéndolo es una dejación de sus obligaciones, un insulto a la inteligencia y al saber, una prevaricación en el caso de las autoridades y una estafa en el caso de las editoriales. 

    Que esto se haya agravado con el ataque de la horda ignorante a J. P. S. y su abandono por parte de la dirección de su centro, de la Consejería y (siento decirlo, a falta de pronunciamientos públicos y contundentes) de sus compañeros, produce amargura e impulsa al pesimismo sobre el porvenir de nuestra educación.  

   También produce esos estados el hecho de que, a estas alturas, J. P. S., en lugar de ir con la cabeza bien alta, siga teniendo que esconderse bajo unas siglas, mientras algunos de sus inquisidorzuelos (la sindicalista Cristina Fulconis, el ampero Juan Sánchez...) se han pronunciado desde el principio a cara descubierta, incluso con el desparpajo del que se siente en posesión de la verdad, cuando en realidad están observando unas conductas deploarables.

    Amigo J. P. S., te lo digo una vez más: tienes mi apoyo y mi aplauso. Ánimo y adelante, porque creo que vas a ganar, y aun pienso que esta victoria tuya, en apariencia pequeña, puede ser la chispa de una mucho mayor sobre las imposiciones caprichosas de la ignorancia sectaria. 

domingo, 15 de octubre de 2023

Rose Parks y J. P. S., profesor de Valladolid

     Muy mal tienen que andar las cosas en un país cuando se llega al extremo de que un acto elemental, inocente, justo y del más irrefutable sentido común es objeto de prohibición y convierte a quien se la salta en un héroe o un símbolo de la libertad, como ocurrió en 1955 con Rose Parks, una estadounidense negra que se atrevió un día a sentarse en una parte del autobús reservada a los blancos, horrible sacrilegio por el que fue detenida, con lo que se desató una rebelión que acabó, entre otras notables consecuencias, con este resultado: que los negros pudieron ocupar en los autobuses estadounidenses los mismos lugares que los blancos, es decir, lo elemental y lo justo.

    Parece ser que a la señora Parks le ha salido un émulo aquí en España, un profesor de Secundaria cuyas iniciales son J. P. S. y trabaja en el IES "Las Salinas" de Laguna de Duero (Valladolid). Por lo visto, existe ya en nuestro país el pecado de no someterse al lenguaje inclusivo (1), esa neolengua oligofrénica cuyos defensores -una auténtica horda de fanáticos sectarios-, si hemos de guiarnos por lo que le ha ocurrido a J. P. S., han conseguido ya que sea sancionable el no aceptarla, hecho que pone los pelos de punta: los capataces de la corrección política han llegado con esto a extremos a los que no se atrevió ni el franquismo contra el que tanto despotrican, pero que está claro que secretamente admiran.

    Según lo que leo, debo deducir que los libros de texto de hoy han saltado una barrera que, cuando yo estaba en activo, ni por asomo pensábamos que iban a franquer: la de enlodar la gramática haciendo uso de la neolengua inclusiva, ya sabéis, cosas del tipo "Los ciudadanos y las ciudadanas españoles y españolas comprometidos y comprometidas con los ideales republicanos se lanzaron a las calles para defenderlos el 18 de julio de 1936, con el trágico resultado de que muchos y muchas de ellos y ellas perdieron la vida". Al parecer, harto de estas burradas, J. P. S., profesor de Geografía, hizo que sus alumnos corrigieran algunas de las que afeaban sus libros de texto, por el viejo y expeditivo procedimiento del tachón. No puedo hacer otra cosa que aplaudir tal decisión. Fijaos, por ejemplo, en lo que ocurriría con la frasecita que me he sacado de la manga unas líneas más arriba si fuera sometida a tan razonable reforma:

Fase 1. Tachado:

    Los ciudadanos y las ciudadanas españoles y españolas comprometidos y comprometidas con los ideales republicanos se lanzaron a las calles para defenderlos el 18 de julio de 1936, con el trágico resultado de que muchos y muchas de ellos y ellas perdieron la vida.

Fase 2. Texto definitivo corregido y muy mejorado: 

    Los ciudadanos españoles comprometidos con los ideales republicanos se lanzaron a las calles para defenderlos el 18 de julio de 1936, con el trágico resultado de que muchos de ellos perdieron la vida.

    Como suele suceder en las refutaciones del estúpido e irracional lenguaje inclusivo, bastan sencillísimas demostraciones como la que acabamos de ver para probar que es un completo disparate. Una frase simple y clara, con la sobrecarga inclusiva, se hace pesada y farragosa, con lo que, además, su comprensión se dificulta. Esta es la gran verdad que no les entra en la cabeza a los defensores de esa abominación: que atenta contra un principio universal y muy útil en la comunicación: la economía del lenguaje. Pues bien, por actuar en defensa de esta gran verdad y por hacer lo que un profesor debe hacer, es decir, enseñarles a sus alumnos lo correcto y erradicar el error, en suma, por llevar a cabo una acción elemental, inocente, justa y de irrefutable sentido común, a J. P. S. se le han echado encima los comisarios políticos del wokismo, en defensa cerril de la ignorancia y, MUCHO OJO CON ESTO, con el propósito de castigar a alguien que no se come sus ruedas de molino

    ¿Quiénes han sido los Torquemadas tercermilenarios que se han lanzado sobre él? Los medios hablan de tres colectivos: las familias, las AMPAS y los sindicatos. En cuanto a las primeras, debo entender que se trata de la típica queja que algunos padres de alumnos del centro habrán elevado a la dirección. Debo explicar algo que no todo el mundo sabe: que en la vida escolar, la expresión "los padres", a no ser que se especifique cuántos y a ser posible cuáles, es muy a menudo un arma arrojadiza rellena tan solo de intereses inconfesables. Y, en este caso concreto, es muy probable que así sea. Supongamos que el IES "Las Salinas" tiene  quinientos alumnos, cosa que arrojaría, grosso modo, la cifra de quinientas familias y mil progenitores, contando padres y madres. De acuerdo con esto, si no se especifica cuántos de ellos están descontentos (si se han quejado dos, tres, treinta o cien), utilizarlos como fuerza de choque puede ser una manipulación, porque son incontables las veces que he visto a directores (los peores, por supuesto) acudir a esos nebulosos "padres" para colar cualquier cacicada.

    Poco diré de las AMPAS, pues todo el mundo sabe que están parasitadas en su mayoría por los partidos de izquierda, así que, al ser este del lenguaje inclusivo y otras fabulaciones wokistas un instrumento de guerra política de esa misma izquierda, era tan esperable como tramposa su participación en esta verbena, que supone además una cacería de un profesor, deporte al que son bastante aficionadas estas entidades.

    Están, por último, los sindicatos, que, como era de esperar, de entre los muchos que hay, también los que se han significado en esta orgía han sido los de izquierdas, muy destacadamente, uno: STECyL, o sea, la representación en Castilla y León de la federación STE (Sindicato de Trabajadores de la Enseñanza), que es la extrema izquierda del sindicalismo educativo. Cualquiera que vea a un sindicato dedicándose a aporrear a los trabajadores en lugar de defenderlos se quedará asombrado, a no ser que pertenezca al colectivo profesoral, que sabe muy bien que el sindicalismo de izquierdas, en educación, a lo que se dedica es a sus batallitas político-pedagógicas, aunque sea en perjuicio de los docentes. Ejemplos de ello hay a centenares, pero me bastará con mencionar dos: la LOGSE y la LOMLOE, dos desastres legales que suponen auténticos atentados contra la educación y la profesión docente y de los que el sindicalismo de izquierdas es coautor, cómplice y comprometidísimo impulsor. En el asunto que ahora nos ocupa, lo que digo queda demostrado con creces con las palabras que se permite una militante de STECyL llamada Cristina Fulconis: 

    Es un profesor que ha utilizado su clase para algo diferente de lo que se debería utilizar, que es dar una clase de Historia, así que lo primero que hacemos es condenar rotundamente este hecho. 

    Alguien le tendrá que dar un toque, porque eso que ha hecho no es algo que se deba hacer dentro de la libertad de cátedra, la libertad de cátedra no ampara saltarse la ley. La le dice que hay que utilizar el lenguaje inclusivo.

    Y se habrá quedado tan ancha. ¿Se imaginan que un día esta señora llega a ministra, o a consejera? Sería para echarse a temblar: ¡ay del que levantase la frente! Lo que decía de los sindicatos de izquierdas: lo suyo son las batallitas políticas de los partidos que los teledirigen, aunque sea, como en este caso, sobre los huesos de un profesor, para el que la representante de STECyL pide la represión pura y dura. Esta señora Fulconis no tiene ni idea de lo que es enseñar, pero es una maestra en mentir. J. P. S. ha hecho algo que es de lo primerito que le toca a un profesor: desterrar un error; J. P. S. ha hecho un uso dignísimo de la libertad de cátedra, nada menos que emplearla contra la burricie sembrada con la peor de las intenciones, aun sabiendo que se iban a lanzar sobre él los sectores educativos más siniestros y personajes como la señora Fulconis: eso es lo que hacen los auténticos maestros: poner la verdad ante todo; y por último: la ley no obliga a usar el lenguaje inclusivo (por ahora, aunque el totalitarismo está en ello), eso es una mentira repugnante de esta sindicalista.

    A lo que se ha llegado, como colofón, es a un final esperpéntico: un buen profesor puesto en el punto de mira por hacer que sus alumnos pusieran bien lo que estaba mal y las autoridades regionales castellanoleonesas arrugándose ante el acoso del oscurantismo y pariendo esta "solución": consultar a la RAE, un disparate monumental. ¿De verdad que cada vez que cuatro ociosos se pongan histéricos por una corrección de aula va a tener que tomar cartas en el asunto la RAE? Pues que no les pase nada a los académicos, porque aulas en España hay cientos de miles y a la fuerza indomable de la estupidez, una vez movilizada, la veo capaz de meter las narices en todas y cada una de ellas.

    Amigo J. P. S., colega, compañero: recibe desde aquí mi aplauso y mi apoyo. Has hecho lo que debe hacer un profesor y quizás, si todos los demás hicieran lo que tú (que es a lo que estarían obligados), conseguiríamos librar a nuestros niños y jóvenes de esta calamidad emburrecedora del lenguaje inclusivo. 


1.- Contra esta aberración he escrito bastantes artículos. Os dejo aquí algunos enlaces:

-Unidas Podemos y su neolengua.

-Carmen Calvo, esa gran filóloga (incluye el revolcón que le dio la RAE).

-Propaganda institucional.

martes, 10 de octubre de 2023

Rosalía de Castro

     Leí hace poco La sombra de Rosalía, un interesante libro de José Manuel Brea que presenta la biografía de Rosalía de Castro (1837 - 1885) trenzada en dos perspectivas, una externa y objetiva y una subjetiva desde la óptica de la propia poetisa. El haber accedido a una profundización en la difícil trayectoria vital de Rosalía, su gran importancia poética y su rico, complejo y a menudo atormentado universo espiritual, me animó a releer la obra que representa la cumbre de su producción poética, En las orillas del Sar, un poemario que se publicó por primera vez en 1884, aunque tuvo una complicada andadura editorial, que incluye una edición de 1909 hecha por Manuel Murguía, viudo de Rosalía de Castro, que se permitió algunas libertades textuales desaprobadas por la crítica posterior. 

    Todos sabemos que Rosalía es hoy considerada una autora de gran importancia, tanto para la poesía gallega como para la poesía española. A esta última, junto con Gustavo Adolfo Bécquer, aportó una crucial renovación, en una época -último cuarto del siglo XIX-, en la que empezaba a dar síntomas de agotamiento, mediocridad y artificiosidad. De ese bache nos sacó la nueva mirada que trajeron estos dos poetas de vida breve y destino trágico, con su indagación sin prejuicios en la propia subjetividad y sus conflictos, su refinada melancolía y su diversidad métrica, que les condujo a hallazgos rítmicos tan felices como innovadores (para ver hasta dónde se pudo llegar con esto, pulse aquí). 

    Los versos iniciales de El rayo que no cesa (Un carnivoro cuchillo / de ala dulce y homicida /sostiene un vuelo y un brillo / alrededor de mi vida), que sin duda fueron ciertos para el propio Miguel Hernández, podrían servir también para Bécquer y Rosalía: los tres murieron jóvenes, los tres vieron de un modo u otro la tragedia en sus vidas y, en la poesía y en las existencias de los tres, la muerte tuvo una importante presencia. En lo referido a Rosalía, junto a hechos tan tremendos como el fallecimiento de dos de sus hijos, encontramos otros menos dramáticos, como el haber dedicado unos versos al cementerio de Adina, en Iria Flavia, en el cual finalmente ella misma sería enterrada. Aquí os dejo un par de estrofas de esa composición:

                                                                    O simiterio de Adina

                                                                n'hai duda que é encantador

                                                                cos seus olivos escuros

                                                                de vella recordazón.

                                                                    Co seu chan de herbas e frores

                                                                lindas, cal n'outras dou Dios,

                                                                cos seus olivos escuros

                                                                que nel se sentan ó sol.

        Como siempre que escribo algún artículo sobre poetas, voy a terminar incluyendo alguna de sus composiciones, que en este caso procedrán de En las orillas del Sar, libro de amplias y variadas inquietudes en el que podemos encontrar temas como el amor, la alegría, la patria gallega, los paisajes soleados o brumosos, la historia, la justicia social, los sentimientos religiosos y, por supuesto, la muerte y la trascendencia. Voy a dejaros dos poemas que se encuentran juntos en la obra, los que llevan los números 82 y 83. El primero, en el que brilla de forma patente la musicalidad de los versos de Rosalía, describe con registros lúgubres el momento de la despedida, el entierro:

                                                                    En la altura los cuervos graznaban, 

                                                                los deudos gemían en torno del muerto,

                                                                y las ondas airadas mezclaban

                                                                sus bramidos al triste concierto.

                                                                    Algo había de irónico y rudo

                                                                en los ecos de tal sinfonía;

                                                                algo negro, fantástico y mudo

                                                                que del alma las cuerdas hería.

                                                                    Bien pronto cesaron los fúnebres cantos,

                                                                esparciose la turba curiosa,

                                                                acabaron gemidos y llantos

                                                                y dejaron al muerto en la fosa.

                                                                    Tan solo a lo lejos, rasgando la bruma,

                                                                del negro estandarte las orlas flotaron,

                                                                como flota en el aire la pluma

                                                                que al ave nocturna los vientos robaron.


    El segundo, a través de un contraste entre las horas dulces y las amargas expresado en dos estrofas contrapuestas, concluye en una interpretación muy pesimista de lo que es la vida:

                                                                    Ansia que ardiente crece,

                                                                vertiginoso vuelo

                                                                tras de algo que nos llama

                                                                con murmurar incierto,

                                                                sorpresas celestiales,

                                                                dichas que nos asombran:

                                                          así cuando buscamos lo escondido,

                                                          así comienzan del amor las horas.

                                                                    Inaplacable angustia,

                                                                hondo dolor del alma,

                                                                recuerdo que no muere,

                                                                deseo que no acaba,

                                                                vigilia de la noche, 

                                                                torpe sueño del día

                                                       es lo que queda del placer gustado,

                                                      es el fruto podrido de la vida.