Libros que he publicado

-2028. ¿Cómo será la Tercera República? -LA ESCUELA INSUSTANCIAL. Sobre la urgente necesidad de derogar la LOMLOE. -EL CAZADOR EMBOSCADO. Novela. ¿Es posible reinsertar a un violador asesino? -EL VIENTO DEL OLVIDO. Una historia real sobre dos asesinados en la retaguardia republicana. -JUNTA FINAL. Un relato breve que disecciona el mercadeo de las juntas de evaluación (ACCESO GRATUITO EN LA COLUMNA DE LA DERECHA). -CRÓNICAS DE LAS TINIEBLAS. Tres novelas breves de terror. -LO QUE ESTAMOS CONSTRUYENDO. Conflictividad, vaciado de contenidos y otros males de la enseñanza actual. -EL MOLINO DE LA BARBOLLA. Novela juvenil. Una historia de terror en un marco rural. -LA REPÚBLICA MEJOR. Para que no olvidemos a los cientos de jóvenes a los que destrozó la mili. -EL ÁNGULO OSCURO. Novela juvenil. Dos chicos investigan la muerte de una compañera de instituto. PULSANDO LAS CUBIERTAS (en la columna de la derecha), se accede a información más amplia. Si os interesan, mandadme un correo a esta dirección:
repmejor@gmail.com

Tenéis información de los precios aquí:

martes, 25 de marzo de 2025

El odio

    Ha producido una muy comprensible polémica la reciente publicación de El odio, un libro escrito por Luisgé Martín acerca de José Bretón, el hombre que en 2011 asesinó a sus hijos Ruth, de seis años, y José, de dos, y luego quemó sus cadáveres en una tremenda pira. La polémica, creo entender, se ha suscitado sobre todo por el hecho de que el libro se basa en testimonios obtenidos por el autor en entrevistas realizadas con el propio Bretón, y ha sido muy agitada, pues ha incluido una petición de paralización de la publicación realizada por Ruth Ortiz, la madre de los niños, petición que en un principio tuvo éxito, pero que luego ha sido revocada por un juez. En cualquier caso, la agitación prosigue, como prueba el hecho de que, hoy mismo, cuando he intentado buscar información sobre el libro en las librerías que lo venden en internet, la tenían suspendida, cosa que ocurría también en la página de la editorial que lo publica, Anagrama, en la que sin embargo sí se podía acceder a un comunicado sobre el espinoso asunto, en el cual se establecen paralelismos entre El odio y otras obras literarias, entre ellas, A sangre fría, de Truman Capote.

    Escritor homosexual escribe sobre horrible criminal real: esta es la similitud que se impone a bocajarro entre Capote y Luisgé Martín, pero, sinceramente, creo que no deberíamos enredarnos con el Capote, sino venir a nuestra propia situación de hoy. Todavía está muy presente el horrible asesinato de Ruth y José a manos de su desnaturalizado padre; el dolor de familiares y allegados por la aparición de este libro habría sido previsible, pero Ruth Ortiz lo ha hecho incuestionable al pronunciarse rotundamente contra él e intentar que no se publicase; José Bretón es un monstruo, una mancha humana: creo que, solo con esto, se hace difícilmente sostenible la publicación de El odio. Para colmo, he visto por ahí que el asesino lo ha utilizado para pedir perdón, y no sé si será verdad o no, porque no pienso leer el libro, pero, en todo caso, siendo como es un tremendo manipulador (su exesposa se ha encargado de recordárnoslo), era muy alto el riesgo de que se la jugase al intrépido documentalista y aprovechase la ocasión en beneficio propio. Aproximarse a los monstruos es peligroso, así que conviene meditar bien antes de hacerlo.

sábado, 15 de marzo de 2025

Antes que quitarme el hiyab, me cambio de instituto

     Solo los habitantes de Barrio Sésamo o los muy muy despistados ignorarán que los países más ricos y avanzados de Europa tienen ya desde hace años serios problemas de conflictividad social, inseguridad, delincuencia o terrorismo relacionados con la inmigración. Hemos conocido asuntos muy graves ocurridos en el Reino Unido, Francia, Holanda, Alemania, Bélgica, Dinamarca o Suecia, y no parece que vayan a cesar o disminuir. España ya no es ajena a este fenómeno y, como en el resto de países, la tendencia es también al incremento, o más bien deberíamos entender que nos hallamos ya ante un problema bien cuajado que hay que afrontar con seriedad y determinación. Últimamente, han salido a la luz pública algunos episodios de esos que no deben pasarse por alto y dos de ellos han sucedido en Cataluña, cosa que no debe extrañarnos, pues las políticas del antiespañolismo oligofrénico que impuso hace décadas el Honorable 😂😂😂😂 Jordi Pujol terminaron por convertir aquella región en lo que es hoy: una auténtica jaula de locos donde se juntan el fanatismo separatista, la inseguridad ciudadana, el desgobierno, el ultraizquierdismo más necio del mundo, un islamismo cada vez más envalentonado y las palmaditas de Pedro Sánchez en las espaldas de unos políticos tan buscavidas como él, es decir, en un polvorín que cualquier día estallará y solo Dios sabe con qué consecuencias. Los más conocidos de estos episodios han sido el rezo callejero en lo que ya se conoce como el califato islámico de Tarrasa y los disturbios acaecidos en Salt (os dejo este enlace, que incluye un vídeo en el que unos manifestantes vitorean a Pedro Sánchez). Este último artículo interesa por algún motivo más: primero, por un elocuentísimo cuadro acerca de la demografía de Salt; segundo, por otros datos acerca de la okupación en aquella localidad, que dejan claro que el estado de esta cuestión en la tómbola de la alegría en que se ha convertido España ha creado en quienes vienen de fuera la convicción de que aquí es un derecho que te regalen una vivienda y que, si no te la dan, puedes enfadarte, exigirla detrás de una pancarta y luego okuparla tú mismo, como hizo el clérigo musulmán de Salt que originó el follón. ¿Aprendemos, tomamos nota, hacemos algo o seguimos autoflagelándonos por ser tan fachas de no haber puesto en marcha aún un megaplán de vivienda destinado a responder a esta demanda?

    Otra incidencia -que ya he tratado aquí- fue la manifestación de jovenzuelas en Parla exgiendo que se respetase su derecho a llevar el hiyab en los institutos -gratificante ejercicio de las libertades ciudadanas que en los países donde es permitido obligatorio llevarlo les habría costado muy caro-, en la cual recibieron el apoyo logístico del Sindicato de Estudiantes, organización feminista donde las haya. Unos días después de este evento, publicó "El Mundo" un artículo del que tomo el título para este, en el que se daba audiencia a diversas voces que opinaban en torno al hiyab, casi todas, a favor. Voy a reproducir esas opiniones, acompañándolas de lo que yo les replicaría. 

    1.- Antes que quitarme el hiyab, me cambio de instituto. Este aviso sería un brindis al sol si las autoridades académicas hicieran lo que deben: regular ellas la prohibición de llevar la cabeza tapada en los institutos, sea con hiyab, con cabezón de cabezudo de las fiestas patronales o con casco de armadura, aunque solo fuera por el muy poderoso motivo de entorpecer con ello la copia en exámenes con receptores inalámbricos. No se puede dejar a los institutos al pairo en cuestiones tan conflictivas.

    2.- Es una falta de respeto (la prohibición de llevar el velo, se entiende). Falta de respeto es argumentar con semejante cinismo; falta de respeto es obligar a las mujeres a taparse la cabeza, como se hace en todos los países donde el islam manda;  falta de respeto es montar motines contra normas que se sabe que son razonables. Y, sobre todo, falta de respeto es matar a una mujer por llevar el velo mal puesto (a juicio de los canallas que la asesinaron), como le ocurrió a Mahsa Amini en Irán, o asesinar a cientos de manifestantes en las posteriores protestas. Busquen estás jóvenes que claman por el respeto quiénes fueron las víctmas de esta barbarie y con qué motivos y salvaje crueldad las mataron.

    3.- En ningún lado de la Constitución pone que se pueda prohibir esto ("esto" es llevar hiyab en el intituto). Argumento irrelevante y pueril, porque las constituciones de los países civilizados no están pensadas para ocuparse del hiyab.

    4.- Se supone que España es laica y que nos podemos vestir como queramos. España no es laica, sino aconfesional. Por otra parte, es de un monumental retorcimiento utilizar el laicismo y la libertad de culto como baza para defender una imposición del fundamentalismo religioso. Por lo demás, el "argumento" es de una puerilidad similar a la del anterior.

    5.- Si el problema es que algunas ocultan pinganillos debajo de los velos, que se tomen más tiempo para revisar. Eso, eso: si, por ejemplo, se pone un examen el martes a las doce de la mañana, se convoca a las ocho para poder hacer la revisión de velos y pinganillos. Y la mitad de los profesores ocupados en ello, como si no tuvieran más cosas que hacer. En manos de Groucho Marx, Álex de la Iglesia o Woody Allen, esto habría servido para unas escenas fabulosas.

    6.- ¡¡¡ATENCIÓN!!! Veamos ahora los preclaros dictámenes de CORAL LATORRE, secretaria general del Sindicato de Estudiantes. Todo esto se gritó micrófono en mano (vean de paso un buen retrato de la señora Latorre) y produjo el delirio de las manifestantes:

    Yo no llevo el hiyab, soy profundamente atea, pero esta lucha también es de todas las que defendemos unas aulas libres de islamofobia, racismo y machismo.

    Me he pasado 35 años en las aulas españolas y no hay nada de eso, como sabe todo el mundo. Esta repulsiva agitadora inventa lacras y remueve odios para presentarse ella como la salvaora. Hay que llevar mucho veneno dentro para practicar un juego tan peligroso y dañino.

    Si tan laicos son, que prohíban la religión católica.

    ¿El laicismo significa prohibir la religión católica? ¡Qué cacao mental, Dios mío! De todos modos, la señora Latorre, con estas palabras, se quita la careta.

    ¡Queremos estudiar en libertad!

    Pues para eso el hiyab no ayuda, sino que más bien sobra. Y, por otra parte, ¿qué estudia la treintañera Coral Latorre, líder del Sindicato de Estudiantes, organización hipersubvencionada por los gobiernos de izquierdas? Lo digo porque, según informaciones que no he logrado confirmar, lleva al menos siete años sin matricularse en nada. Supongo que habréis notado que aborrezco al Sindicato de Estudiantes, y algunos sabéis la razón: me he pasado décadas contemplando cómo esta nefasta organización instrumentalizaba a niños y adolescentes para usarlos como fuerza de choque en la defensa de interses oscuros. Esto del hiyab constituye una nueva vuelta de tuerca: ha actuado de sicario de una causa tan opresiva como el velo y una ideología tan totalitaria como el islamismo con tal de atacar a lo que ellos llaman el sistema capitalista, pero es la democracia. Mucho tienen que odiar a la libertad que esta señora invoca cínicamente para ponerse al servicio de tales intereses.

    7.- Al igual que hay gente que lleva cruces o se tatúa, pues nosotras llevamos el hiyab. La medallita colgada del cuello, el hiyab y el tatuaje en el mismo plano: quien así razona, se autodescalifica y descalifica su discurso, al mezclar lo ornamental con el simbolismo religioso. Por otra parte, y centrándonos en este, desde siempre se han paseado por los centros personas llevando colgados crucifijos, medallas de la virgen, manos de Fátima, estrellas de David o círculos del yin y el yang, todos ellos símbolos religiosos, sin que a nadie le molestase ni se pidiera su prohibición, y es que aquí está un matiz que muchos, incluido el gobierno francés, no han sabido captar: el hiyab no se combate en tanto que símbolo religioso, sino por representar una obligación discriminatoria impuesta contra las mujeres por la religión islámica, lo cual se demuestra por el mero hecho de que, si esas chicas que se manifestaron en Parla se lo quitasen, enseguida vendría algún papá, algún hermano, algún buen musulmán o algún imán a conminarlas a volvérselo a poner, y quizás con un bofetón de propina. ¿Alguien me lo va a negar? ¿Coral Latorre, quizás, Irene Montero, esa ministra de Igualdad gritona que padecemos ahora? Tal vez, porque el cinismo abunda hoy en día. Pero, en todo caso, lo hicieran o no, todos sabemos que el hiyab es una imposición. Por eso tampoco puede compararse con las tocas de las monjas, porque estas las llevan porque se han integrado voluntariamente en las órdenes que las imponen, por no hablar además de que, en la mayoría de esas órdenes, les permiten quitárselas cuando es pertinente.

    8.- Sería lo mejor no prohibir y dejar que las adolescentes decidan. Ya he expuesto las diversas razones que refutan esta solución. Es la desconcentante propuesta de Jadiya Amin, periodista afgana refugiada en España que ha sufrido en sus carnes la delicada tolerancia de los talibanes, pero pienso que hay que respetarla -aunque sin darle la razón, por supuesto-, porque su fe religiosa condiciona que se mueva en la indefinición. Ni se debe dejar la decisión en manos de unas adolescentes que en realidad no decidirían libremente ni es admisible este otro razonamiento suyo: si ahora se les obliga a quitarse el velo, puede pasar que su padre se las lleve a su país de origen. Entonces vamos a perder a esas niñas que merecen tener libertad y vivir en un país libre. Esto es una incongruencia, porque representaría acatar el chantaje del fundamentalismo y, para evitar la posiblidad de que las niñas fuesen arrojadas a un país sin libertades, limitarlas directamente nosotros en el nuestro, no se moleste usted en llevarse a la niña a Marruecos, jefe. No se puede reblandecer la protección de los derechos para que no se cabreen los energúmenos; si alguno los pisotea, la responsabilidad será suya, no de las sociedades que los defienden. Con arreglo al razonamiento de la señora Amin, en España deberíamos permitir la ablación del clítoris, y así evitaríamos que los padres desnaturalizados que la aceptan se llevasen a sus hijas a países donde es legal esta bárbara mutilación para que se la practicasen.

    Transigir con particularidades grupales que vulneran los derechos individuales no es un signo de respeto a las libertades, sino de debilidad ante quienes las cercenan y, por tanto, una forma de atacarlas y limitarlas. Disfrazar la imposición del hiyab como un derecho es un acto de repugnante cinismo y apuntarse a esa "reivindicación" o impulsarla, como han hecho la avispada Coral Latorre y su organización, un síntoma de calamitosa estupidez. En esa calamitosa estupidez se revuelca nuestro feminismo rampante de hoy, el de Irene Montero, el 8-M, la ministra Redondo, Ione Belarra, Yolanda Díaz y similares. Muy torpes tienen que ser si están actuando de burras de Troya de una ideología tan ferozmente machista como el islamismo y no solo no se dan cuenta, sino que se creen que son el no va más de la defensa de los derechos de la mujer. 

    

    

sábado, 1 de marzo de 2025

Parece que Trump tiene prisa

  ¿Y quién no? A todos nos gustaría que la guerra de Ucrania acabara cuanto antes, por razones que no hace falta explicar, pero que salieron en la canibalesca encerrona a que fue sometido ayer Zelensky en el despacho oval, pues el propio Trump habló de los millones de muertos, como si el presidente ucraniano no supiera muchísimo mejor que él los que ha habido, y hasta le llegó a acusar de estar jugando con la tercera guerra mundial, lo cual fue un alarde de jeta, como si Ucrania fuese la superpotencia imperial, la que tiene espeluznantes arsenales nucleares y la que invadió Rusia.

 


    Se defendió bien Zelenski, y eso que todo estaba en su contra en el bochornoso recibimiento que le preparó el Gobierno norteamericano -que, a juzgar por el espectáculo, parece no saber muy bien lo que es la diplomacia-, desde el hecho de que el encuentro no se desarrollara en su lengua hasta la presencia de hooligans desvergonzados que tuvieron la grosería de afearle su vestimenta, dignísima y de causas muy razonables y por todos conocidas, pasando por los inadmisibles modales de Trump y Vance. Les dijo que él no había empezado la guerra y que esta no podía cerrarse premiando al agresor, les advirtió que se arrepentirían si impulsaban la victoria de Putin y les dio a entender que no aceptaría acuerdos que perjudicasen a su país. Estuvo sólido, a pesar de que casi ni le dejaron hablar.

    El frustrante final de esta reunión ha provocado mayoritarias reacciones de apoyo a Ucrania y diversas reflexiones, las más acertadas de las cuales sugieren una reconstrucción del diálogo, particularmente, entre Europa y Estados Unidos, pero, en todo caso, el fiasco se veía venir, a juzgar por los resultados de la conversación previa mantenida entre Trump y Putin (CP1, CP2), que, en lo referente a las expectativas del mandatario norteamericano, se podrían resumir en que el acuerdo de paz que pondría fin a la guerra representará que: la recuperación por parte de Ucrania de territorios invadidos por Rusia es poco probable (o sea, una quimera); Ucrania no se adherirá a la OTAN, pues no tendría sentido; habrá una fuerza que velará por la pacificación, pero de eso se tiene que ocupar Europa, no los Estados Unidos; este país y Ucrania firmarán un acuerdo por el que los ucranianos le cederán el derecho a explotar recursos naturales de su territorio hasta un beneficio (para los yanquis, claro) de 500.000 millones de dólares, derecho cuya compensación sería la ayuda que los EEUU ya han prestado a Ucrania (o sea, que ya está pagao), la cual Trump ha llegado a estimar en 300.000 millones de dólares y la mayor de todos los cooperantes, pero parece que más bien se reduce a 115.000 millones y está por detrás de la de la UE, que ha sido de 138.000. Cuando uno ve la película que se ha montado Trump después de sus arreglos con Putin, se acuerda de Le gateau des rois, aquel cuadrito que salía en los libros de historia cuando llegábamos al siglo XVIII:



    Y por eso se entiende lo que pasa: que Trump tiene prisa: ¡menudo negocio se ha motado el tío: el lío se acaba, el fregao se lo deja a otros y el negociazo, para su país! ¿El Zelenski ese que va vestido de soldadito? ¡Qué tío más plasta! ¡Firma y calla, joder! ¿Que Ucrania pierde un tercio de su territorio después de una invasión brutal y la pérdida de miles de vidas humanas? ¡Que les den! ¿Que a los países limítrofes con Rusia y a Europa en general se les queda al lado una escalofriante amenaza permanente? ¡Es su problema!

    Esta es la razón de sus modales groseros y apremiantes ayer con Zelenski, aunque tampoco es que sean raros en él: ¡apurando, que voy con la saca! ¿Es su posición auténtica o ha salido pisando fuerte por cálculo y para intimidar? Eso solo lo sabe él, pero ni para Zelenski ni para Ucrania ni para Europa esto es un juego, así que todos esos actores han visto que ni la cosa se puede quedar así ni las ensoñaciones de Trump (y quizás también de Putin) pueden cumplirse, porque para ellos sería la claudicación y el desastre, de manera que ahora ocurrirá lo único que puede ocurrir: que les pondrán las cosas claras a EEUU y su presidente para que entren en razón. Y lo más acorde al sentido común -expresión que el propio Trump ha usado mucho en torno a este asunto- será que lo hagan. Lo que se alcance al final ya es otra cuestión, porque en esta guerra -en sentido literal y figurado- también participa Putin, y de este no podemos esperar nada bueno. Muchos especulan con que, en realidad, Trump a lo que aspira es a un entendimiento y alianza permanente con él, pero otros aseguran que no llegaría a eso ni aunque fuera su propósito, porque sería desastroso para todos, incluidos los Estados Unidos. Esperemos que sean estos últimos los que estén en lo cierto.

             

     

 

viernes, 28 de febrero de 2025

Nicolás Copérnico y el hiyab

     Aunque la algarada sobre la que voy a hablar (1) está relacionada con tres institutos de Parla -el "Nicolás Copérnico", el "Narciso Monturiol" y el "Humanejos"-, tomo para el título de esta entrada el nombre del polifacético sabio renacentista por razones que más adelante explicaré. En la mencionada localidad madrileña, tuvo ayer lugar una manifestación convocada por el Sindicato de Estudiantes, en la que alumnas de confesión musulmana y otras personas que les daban aliento y apoyo solicitaban que se permitiera en esos centros el uso del hiyab, ya sabéis, ese pañuelo que, por casta imposición de su religión, deben llevar las musulmanas tapándoles toda la cabeza para que no se les vea el pelo. 

    En la manifestación, se acusaba a los centros de racistas e islamófobos y de atentar contra la libertad de las portadoras de velo, mientras que desde los institutos argumentaban que no había nada de eso, sino que simplemente se trataba de una medida para dificultar que se copiase en los exámenes, cosa que ahora muchos intentan hacer por medio de auriculares, el uso de los cuales se podría muy bien ver favorecido por prendas como el hiyab, que los ocultarían. Esta motivación me parece muy sólida y razonable, justo lo contrario que las ideas geniales que algunos proponen como alternativa a la prohibición del velo, podéis verlo en el enlace de Antena 3. Por mi parte y desde mi experiencia en el mundo de la educación, añadiría algún argumento más. En primer lugar, las acusaciones de racismo e islamofobia solo pueden proceder de la frivolidad, la demagogia y la mala intención que tan alegremente galopan por nuestra sociedad en los últimos tiempos, a manos de personas u organizaciones que andan justitas de escrúpulos, entre las que se cuenta el Sindicato de Estudiantes, por las razones que expongo aquí. La verdad es justamente la contraria: en España en general y en los centros educativos en particular, tenemos tanto miedo a que nos llamen cosas como racistas o islamófobos y somos tan escrupulosos que nos pasamos, fisura por la que se cuelan a menudo los jetas para sacar provecho sometiéndonos a chantajes morales. Este asunto, sin ir más lejos, es un ejemplo cabal de ello. En segundo lugar, de boca de la encendida oradora, he oído dos acusaciones delirantes dirigidas contra los centros: la de machismo (cuando es justamente al revés: hace falta tener una cara de cemento para no reconocer que el verdadero machismo está en la religión y las familias de esas musulmanas a las que imponen el velo) y la de discriminación: sostiene la señora Latorre que a las musulmanas no se les deja llevar velo, mientras que los cristianos pueden llevar medallas, pero sucede que estos objetos no son simétricos, como demuestra el hecho de que muchos musulmanes entran a los centros con manos de Fátima o medias lunas, que sí serían equiparables a las medallas, y nadie les pone la menor objeción.

    Dejo para el final lo del atentado contra la libertad, por ser un asunto de mayor importancia. En la carnavalesca sociedad que nos hemos montado los españoles, está muy extendida y goza de muy buena salud la convicción de que la libertad consiste en hacer lo que a uno le da la gana, lo cual es una grosera simplificación que, de ser cierta, haría imposible la pervivencia de las sociedades civilizadas. En estas existen normas que limitan los abusos, las imprudencias y los excesos, precisamente para que podamos convivir de forma respetuosa y, gracias a ello, ser ciudadanos libres de verdad. La ciudadanía no solo consiste en gozar de libertades, sino también en estar sometido a obligaciones y respetar las normas. Y se da la circunstancia de que una norma de esos institutos injustamente atacados y criticados, una norma razonable, razonada y nada abusiva, es la prohibición del hiyab. El problema consiste, pues, en una cosa muy simple: que a algunos de esos que entienden que la libertad es hacer lo que les da la gana y, si no les dejan, se enfadan y montan el pollo (en este caso, el Sindicato de Estudiantes y las portadoras de hiyab), han decidido precisamente esto: montar el pollo, conseguir sus caprichos mediante el desorden, el insulto y la intimidación. En conclusión, lo que está ocurriendo en Parla es que los que atacan a la libertad son justamente los que se quejan de que la suya está siendo conculcada. Hay en este capítulo un importante aspecto que no se puede despreciar: la cínica y acomodaticia inhibición de las autoridades educativas madrileñas. ¿Por qué el Sindicato de Estudiantes les ha montado el pifostio precisamente a esos tres institutos? Porque la prohibición del uso del hiyab está dentro de sus normas particulares, ya que, en materia de vestimenta, la Consejería de Educación deja las normas a decisión de cada centro.

    Pero esto puede ser razonable en lo tocante a las camisetas de tirantes o los pantalones que dejan ver medio tanga, pero no en cuanto a una prenda como el hiyab, cuyo delicado contenido político es notorio, por lo que las autoridades no pueden inhibirse y ponerse mirando hacia La Meca o hacia Segovia, ya que eso significa dejar a los centros desamparados y a tiro de desaprensivos, que, presionando a los débiles, tendrán más fácil conseguir sus oscuros objetivos. Algo parecido ocurrió con el Ayuntamiento de Parla, que se reunió con los directores de los centros y el Sindicato de Estudiantes para llegar a un acuerdo. ¿Qué acuerdo? ¿Que el Sindicato de Estudiantes metiese su pezuña en las normas de los centros y las modificase a su antojo? No se me ocurre otro posible, y la prueba de que es así es que, como las directivas no cedieron, el Sindicato de  Estudiantes fue a la huelga. Lo del Ayuntamiento fue vergonzoso: tratar a las instituciones y a los revoltosos en pie de igualdad y "mediar" para alcanzar un acuerdo que solo hubiera podido ser una claudicación de los institutos demostró que los regidores de Parla no están a la altura de su papel institucional: lo que debieron hacer y no hicieron fue defender sin ambigüedades la normativa de los centros, que es impecable. 

    No solo porque puede ayudar a copiar en los exámenes (una razón de mucho peso), sino además porque es un símbolo de la opresión de la mujer por parte de una religión que -dejémonos de hipocresías- de verdad la oprime, ponerle límites al hiyab, dejar claro que no puede imponerse donde entre en colisión con las libertades ciudadanas y los derechos de todos, es un deber de las autoridades de todo país democrático, de manera que lo que procede es que la prohibición de usarlo parta de las consejerías, para disipar malentendidos. Los centros educativos tienen pleno derecho a restringir su uso, y sus usuarias, si de verdad entienden lo que es la convivencia en una sociedad democrática, en la que a menudo nos toca acatar obligaciones, deben demostrarlo absteniéndose de llevarlo al instituto, y así, de paso, se demostrarán a sí mismas y nos demostrarán a los demás que es verdad que son libres de quitárselo cuando quieran, cosa que algunos dudamos. Yo, por ejemplo, creo que es una imposición solo sobre las mujeres, es decir, machista, de la religión musulmana, de manera que tiene algo de simbólico que esta escaramuza se haya librado en un centro que lleva el nombre de Nicolás Copérnico, un eximio científico, político y humanista que abrió la brecha del heliocentrismo en la astronomía, que es tanto como decir la puerta a la ciencia moderna y a la supresión de ciertas imposiciones de la religión sobre el conocimiento que ya en su época eran rémoras inadmisibles. Ya va siendo hora de que el Islam emprenda su particular giro copernicano y abjure de sus terracentrismos, y, desde luego, lo que no podemos consentir es que los implante en nuestra sociedad, no estamos para retrocesos.

    Quien piense que este incidente de Parla es un suceso trivial se equivoca de pleno, no solo por lo que acabo de manifestar acerca del hiyab, sino también por otros actores de la película, me estoy refiriendo, naturalmente, al sindicato de Estudiantes y a Podemos, que también se ha apuntado al jolgorio. Es una patética incongruencia que todos estos feministas 😂😂estén defendiendo el hiyab y que lo hagan en nombre de las libertades ¡y de los derechos de la mujer, nada menos! Lo hacen también en nombre de la identidad de las que lo llevan, pero esto es ya más esperable en la izquierda woke de nuestra época, que utiliza las identidades como mazos para cargarse la democracia y la igualdad de derechos que la caracteriza, porque los derechos en las sociedades libres son de ciudadanos individuales y los mismos para todos, no diferentes estatutos de privilegio para grupúsculos identitarios. También en esta ocasión, con la excusa de una inexistente vulneración de los inventados derechos de una identidad, la ultraizquierda ha intentado sacar tajada para lo que le interesa: destuir el Estado de derecho. No podemos dormirnos ante esto.


1.- Me baso en lo que se relata en dos noticias correlacionadas de OKdiario (OK1 y OK2) y en una de Antena 3, que incluye elocuentes imágenes de la manifestación y de Coral Latorre, secretaria general del Sindicato de Estudiantes y militante de Izquierda Revolucionaria, cuya formidable empanada mental puede calibrarse en esta entrevista. Por cierto, la señora Latorre tiene ya 30 TACOS, una edad un tanto pintoresca no ya para dirigir un sindicato de estudiantes, sino tan siquiera para estar en él, a no ser que sea una contumaz repetidora o ande ya por su segunda o tercera carrera.

lunes, 17 de febrero de 2025

La antiejemplar universidad española

     He puesto en un buscador las palabras "corrupción en la universidad" y lo primero que me ha salido es este enlace al libro de José Penalva que lleva el mismo título y que ya comenté aquí en 2011, cuando se publicó. Aparece también, como no podía ser menos, la imprescindible página de la ATU (Asociación para la Transparencia en la Universidad), con su exhaustivo muestrario de manifestaciones concretas de este mal en nuestro país, que nos deja una idea muy clara de sus aterradoras dimensiones. Es también de gran interés esta noticia televisiva de 2018, porque hace referencia a los degradantes casos de tres importantes políticos: los peperos Pablo Casado y Cristina Cifuentes con sus másteres tramposos y la efímera ministra socialista Carmen Montón, a la que haber presentado una tesis plagiada le costó el puesto. También a Cifuentes el asunto del máster le costó el puesto y la carrera política, mientras que no fue así con el señor Casado, el cual, no obstante, optó poco después por suicidarse políticamente. Y, por supuesto, si hablamos de corrupción en la universidad, no podemos pasar por alto el apestoso papel del rector Goyache (que contaminó de forma inevitable  a su universidad, nada menos que la Complutense) en el asunto más vergonzoso en el que se ha visto en los últimos años envuelta esta institución: la cátedra, máster o lo que sea que dirige, digiere, codirige o lo que sea doña Begoña Gómez, esposa de Pedro Sánchez.

    Es innegable que la universidad española padece hoy un grave problema de corrupción, pero tiene además otro no menos grave con la violencia, ejercida de forma abrumadora (o quizás total, amén de totalitaria) por grupos de alumnos de filiación izquierdista, ultraizquierdista o separatista, es decir, del proceloso universo Frankenstein, proceloso y antidemocrático, de forma cada vez más intensa e inquietante, como vendrían a demostrar, entre otras muchas cosas, sus desmanes en la universidad.

    En Cataluña, las hordas de energúmenos separatistas se han adueñado de los campus con modos chulescos y sin complejos para ejercer las más diversas formas de la violencia física. Se han hecho los amos y proclaman que lo son, dando de paso un aviso de lo que sería esa Cataluña independiente que por fortuna nunca será: una dictadura coreana en la que todo aquel que no fuera catalanista sería reprimido, agredido o expulsado, pero irrita e inquieta la tolerancia con que las autoridades políticas tratan hoy a estos cafres totalitarios. Ya lo de las autoridades académicas no es tolerancia, sino que es algo mucho peor: una hipócrita complicidad que intentan disfrazar con una torpe equidistancia, imperdonable cuando en un lado hay agresores y en el otro, agredidos. Las acciones violentas son incontables y van dirigidas contra todo aquel que no sea separatista, pero se ceban especialmente con las asociaciones de alumnos, dignísimos, que no se arrodillan y las denuncian en voz alta, tales como S'hacabat o Valents. Os dejo aquí un pequeño muestrario de atropellos: encapuchados 2019; a urgenciastestimonio de un alumno; documental de S'hacabat; de hace cuatro días.

    Si pasamos a los energúmenos ultraizquierdistas, tendré que empezar por un vídeo que es ya un clásico, en el que la presencia de cierto afamado profesor me obliga a puntualizar que este vandalismo no es siempre obra exclusiva de alumnos. Otro lamentable rasgo de estas encerronas, la viscosa complicidad de decanos, rectores y demás, quedó muy claro en el numerito que se le montó a Isabel Díaz Ayuso en la azacaneada Complutense, que fue además amenizado con el discurso de la mejor alumna de la promoción saliente de Ciencias de la Información, quien dio una vergonzosa muestra de oportunismo, de vanidad y, sobre todo, de grosería, tan enorme que hacía que uno se preguntase, viendo a la mejor de la promoción, cómo sería el peor, o la peor. Del escrache contra Ayuso se pueden sacar otras muchas ilustrativas enseñanzas. Así, en este artículo de okdiario, nos enteramos de que la persona que lo organizó ni siquiera era alumna de la Complutense, sino de la Autónoma, y de que todo fue una acción de activistas semiprofesionales del Sindicato de Estudiantes y otras hierbas similares, para demostrar al mundo que... ¡Ayuso es una fascista!: ¿puede pedirse un mejor retrato del talante y la naturaleza de estos grupos? Si por otra parte no enteramos de que algunos miembros del Gobierno aplaudieron este vandálico aquelarre, tendremos todo el derecho a sospechar que este desmán y todos los de su especie, lejos de ser espontáneos actos de rebeldía de unos "estudiantes" un poco merluzos, son en realidad arteros ataques orquestados por el sucio sectarismo de la banda Frankenstein.

    Este juego me parece que está fuera de toda duda, visto lo visto, y es altamente peligroso. Y esos políticos inmorales lo siguen practicando. El escrache contra Rosa Díez gestionado por Pablo Iglesias fue en 2013; lo de Ayuso ocurrió en 2023, y hace nada, el pasado día 13, Iván Espinosa de los Monteros vio como una horda de energúmenos de la ultraizquierda pisoteaba su libertad de expresión. Observen cómo tituló "El País" la noticia: Cientos de estudiantes evitan un acto de Espinosa de los Monteros (la negrita es mía, claro). ¡Evitan!, algo así como decir: Los bomberos evitan que se queme una fábrica. ¡Hicieron bien estos chicos, qué c _ j _ nes! ¡A un facha como ese Espinosa no se le puede dejar hablar, los que a Frankenstein y a "El País" no les gusten no tienen derechos ciudadanos!

    Este es el delirio totalitario que ha implantado en los campus Frankenstein, el engendro que acapara hoy el poder político. Nótese que lleva implícito el aplauso de la violencia propia y una convicción de tener el derecho a ejercerla, todo ello bastante prolongado ya en el tiempo y demasiado generalizado (nadie ignora que el ámbito universitario no es el único en que se impone). Cuidado con este jueguecito, que suele llevar a finales nada deseables, y a veces, trágicos. En lo que toca a la universidad, que se deje instrumentalizar para estas batallas le hace un gran daño en su labor, en su funcionamiento y en su prestigio, por lo que esos rectores, decanos y demás que las permiten o incluso las apoyan delatan su irresponsabilidad y su incompetencia.

domingo, 9 de febrero de 2025

Apuesten por Pili

     Hablaba en un artículo que publiqué el pasado diciembre y que titulé Las delfinas de seis mujeres que son o han sido ministras de Pedro Sánchez y que yo presentaba allí como las personas mejor situadas para sucederle en el trono del PSOE. Ayer sábado, tuvo lugar en Zaragoza un acto político en el que la figura estelar fue Pilar Alegría, que ya ha iniciado su ofensiva para alcanzar la presidencia autonómica de Aragón. Aunque ella está muy segura de que lo logrará (vean el penúltimo párrafo de esta reseña), yo creo que eso aún está por ver, pero, en lo referido a la carrera por la sucesión de Pedro Sánchez, voy a darles un consejo: apuesten por Pili. En otros artículos ya he señalado los más poderosos méritos que atesora, tales como su lacerante incultura, su acerada sumisión a Sánchez (por quien suelta con asiduidad sonrojantes mentiras) o su excepcional capacidad para perpetrar desastres, como demostraría el hecho de que es la responsable de la aplicación de la LOMLOE, pero el acto de hoy, ese del que podéis ver un resumen en la reseña enlazada arriba, añade elementos muy significativos y que hay tomar muy en serio, así que os lo dejo aquí enlazado:

MITIN DE PILAR ALEGRÍA EN ZARAGOZA

    Dura solo treinta minutos, y no habla solo ella, sino que la acompañan dos teloneros que también tienen lo suyo. A quien lo vea, le quedará muy clara una cosa: que Pilar Alegría aspira muy en serio a ser la sucesora de Pedro Sánchez. Y no solo estoy hablando como en el artículo de las delfinas de su buen posicionamiento, sino además de los movimientos creo que muy deliberados y medidos que ella misma hace para conseguirlo. Como en todos los mítines, Alegría habla de los méritos de su partido y de las vergüenzas de los rivales, pero al referirse a estas desliza algunas mentiras de gran calibre, como esa de que la oposición se ha resistido a que se destinasen ayudas a los damnificados de la dana. Me fijo en esta porque es muy particular: una calumnia malévola y rastrera destinada a ensuciar la imagen del enemigo, una canallada muy del estilo de un gran malvado: Pedro Sánchez.

    Y en esto radica el rasgo que delata el firme propósito de Alegría de sucederle: en el estilo. Dejando aparte que no se olvida de dedicarle en algún momento una buena dosis de adulación, dirigida a él con nombre y apellido, dejando aparte incluso esos guiños a sus colegas -ese "pollo sin cabeza" que estaba sin duda destinado a que el camarada Óscar Puente se echase una risita de satisfacción-, lo que nos está diciendo a gritos que Pilar Alegría quiere el puesto de Pedro Sánchez es que le ha copiado por completo el estilo: dice las cosas que diría él, miente como él y, sobre todo, habla como él. Fijaos bien, porque es fabuloso: los mismos gestos del rostro, las manos y el cuerpo, las mismas pausas, el mismo humor... En las sectas, el discípulo que quiere ganarse el favor del Gran Jefe le imita en todo, aspira a parecerse a él al máximo, quiere ser como él, casi se diría que quiere ser él, porque sabe que esto le complace. Este es el camino de adoración y sumisión que siguen los que aspiran a ser un  día los señalados. Y ese es el que ha elegido en esa secta que es hoy el PSOE la hermana Pilar Alegría. 

    No la pierdan de vista, porque me temo que no es la mosquita muerta que se limita a repetir lo que le dicen, sino que es muy ambiciosa y tiene metas muy elevadas. Apuesten por Pili.

jueves, 30 de enero de 2025

Bizarro - bizarre

     Siempre que tengo la desdicha o el descuido de ver una película mala, me compenso después entrando a ver las críticas que los lectores le hacen en Filmaffinity, porque con algunas de ellas me doy verdaderos jartones de reír, y hoy se ha dado el caso de que he caído en la trampa de La bala de Dios, un bodrio que he dejado a medio ver, así que allí que me he metido para resarcirme. Mirando los extractos de las valoraciones de los críticos periodísticos, me he encontrado con esta frase:

    Es un collage tan bizarro como pomposo, filmado con la (falsa) intensidad de alguien que está convencido de que tiene algo importante que decir.

    ¿Qué pinta ahí la palabra "bizarro"? Intentaré aclararlo con un pequeño viaje a través de tres diccionarios.

    1.- Según el Diccionario de la Real Academia Española (edición de 2014), la palabra "bizarro" significa en primer lugar "valiente", en el sentido de "arriesgado", y, en segundo lugar, "generoso", "lucido" o "espléndido".

    2.- Si nos vamos al diccionario de Oxford de la lengua inglesa (edición de 1974), nos encontramos con esto: bizarre: grotesque; odd, lo que vendría a ser "grotesco" y "extraño". 

    3.- Para afinar un poco más, si consultamos el diccionario Español - Inglés de la editorial Larousse (edición de 1976), hallaremos que para la palabra inglesa "bizarre" da las siguientes equivalencias españolas: "extraño", "curioso" (en el sentido de "raro") y "estrafalario".

    He recurrido a dos diccionarios de inglés porque "bizarre" es lo que, cuando yo estudiaba esta lengua (de las ediciones que cito deduciréis que hace ya bastante de ello), llamábamos un false friend (uno de los ejemplos más citados, por cierto), es decir, un falso amigo, o sea, una palabra que nos podía parecer fácil por su semejanza con otra de nuestra lengua (de ahí lo de amigo), pero que en realidad nos engañaba, porque sus significados en inglés y en español diferían notablemente (de ahí lo de falso).

    Ahora lo entendemos mejor: si a la frase que cito le quitamos "bizarro" y le ponemos "grotesco" (de las traducciones que se nos ofrecen, es la más acorde con la infumable La bala de Dios), pasa de ser un tanto incomprensible a tener un sentido muy claro e instructivo. 

    Es curioso lo que está ocurriendo últimamente con la palabra "bizarro", que era ya desde hace décadas un término caído en total desuso, un auténtico arcaísmo, pero algunos la han resucitado... con un significado que le es ajeno y se corresponde con el que tiene en la lengua inglesa, de donde hay que deducir que esos "revividores" deberían ser más cuidadosos con su comprensión del inglés y más respetuosos con su expresión en español. Los profesores de mis lejanos tiempos nos aconsejaban que tuviérmos cuidado con los false friends y que, tan pronto como un término presentara síntomas de serlo, acudiéramos a un buen diccionario o cualquier otra fuente autorizada para salir de dudas. Han pasado muchos años, pero el rigor y la atención siguen siendo unas prácticas excelentes.