Libros que he publicado

-2028. ¿Cómo será la Tercera República? -LA ESCUELA INSUSTANCIAL. Sobre la urgente necesidad de derogar la LOMLOE. -EL CAZADOR EMBOSCADO. Novela. ¿Es posible reinsertar a un violador asesino? -EL VIENTO DEL OLVIDO. Una historia real sobre dos asesinados en la retaguardia republicana. -JUNTA FINAL. Un relato breve que disecciona el mercadeo de las juntas de evaluación (ACCESO GRATUITO EN LA COLUMNA DE LA DERECHA). -CRÓNICAS DE LAS TINIEBLAS. Tres novelas breves de terror. -LO QUE ESTAMOS CONSTRUYENDO. Conflictividad, vaciado de contenidos y otros males de la enseñanza actual. -EL MOLINO DE LA BARBOLLA. Novela juvenil. Una historia de terror en un marco rural. -LA REPÚBLICA MEJOR. Para que no olvidemos a los cientos de jóvenes a los que destrozó la mili. -EL ÁNGULO OSCURO. Novela juvenil. Dos chicos investigan la muerte de una compañera de instituto. PULSANDO LAS CUBIERTAS (en la columna de la derecha), se accede a información más amplia. Si os interesan, mandadme un correo a esta dirección:
repmejor@gmail.com

Tenéis información de los precios aquí:

jueves, 10 de abril de 2025

El vídeo de Leo

     Le ha bastado menos de un minuto y medio a un profesor de la enseñanza pública de Madrid llamado Leo para dejarnos la enésima demostración de algo ya muy conocido: el poder de internet, y lo ha hecho mediante un vídeo -presumo que ya celebérrimo- en que nos explica las razones por las que se ha visto obligado a pedir una baja (1). Como es bastante breve, voy a permitirme transcribirlo en fragmentos que iré glosando.

    Me llamo Leo, profe de Secundaria en la escuela pública de Madrid, y soy una persona no binaria. No atiendo a los roles de género como otras personas.

    En estas dos líneas, Leo se identifica: nos da su nombre, su profesión y... su preferencia de género. Este último dato ya es tremendamente significativo, porque choca que un aspecto tan íntimo se espete a la primera de cambio y en un vídeo dirigido a miles de desconocidos. Esto, junto a las últimas palabras, que indican que su emisor lo hace sintiéndose diferente y situándose enfrentado al mundo, delata ya una cierta beligerancia, mientras que  el vocabulario propio de los círculos transexuales y su liturgia ("no binaria", "roles de género") nos avisa ya de un posicionamiento sesgado y sectario. Que no nos engañen su sonrisita y el victimismo que va a destapar a continuación: Leo quiere guerra.

    Cuando me presento, me gusta pedir dos cosas: una, que no imiten este acento andaluz tan bonito que tengo (me pone de los nervios), y otra, que me llamen por mi nombre, Leo, y mi pronombre, elle. Hay personas que no lo respetan y, si lo hicieran, me quedaría más tranquile. 

   Entramos aquí ya en la declaración abierta de hostilidades: me parece bien que, como todos, Leo aspire a que se le llame por su nombre, pero el resto de la humanidad no tiene por qué aceptar su particular visión del mundo ni asumir sus discutibles clasificaciones, que le hacen autopercibirse bajo esa estrafalaria etiqueta de no binario, cuando los ojos que la naturaleza nos ha dado a todos nos transmiten un tío con toda la barba. Por eso también resulta una extralimitación que pida que se le aplique el pronombre elle, y una extravagancia su uso del adjetivo tranquile, palabras ambas inexistentes en la lengua en que nos comunicamos todos los hablantes del español, cayendo con ello en ese alarde de soberbia tan propio de los transexuales: pretender que sea el mundo el que se someta a ellos, y no ellos los que acepten el mundo, como es justo, razonable y sensato. Que hayan conseguido contagiar esta histeria a las leyes, que les apoyan en sus abusivos caprichos y el ombligocentrismo que les aqueja, es un dato revelador de lo desnortadas que andan hoy algunas. El problema de fondo de esta gente es que se creen más que los demás y tienen la piel demasiado fina, como demostraría lo fácilmente que Leo se pone de los nervios y se intranquiliza.

    Aunque, por ley, en la comunidad eductativa, tenemos el deber de hablar sobre la discriminación hacia el colectivo, hay familias que se empeñan en ocultar esta temática. Las quejas me afectan personalmente, y acaban calando, y, aunque adoro mi trabajo y a mis estudiantes, por primera vez en siete años, me he tenido que coger mi primera baja. No ha sido nada bonito sentir que no quería dedicarme a esto, ¡con lo que me gusta a mí ser profe

    He podido comprobar que las confesiones de Leo han producido en algunos indignación y/o estupor, reacciones que mayoritariamente han sido motivadas por cosas que se dicen en este corte, especialmente, lo de la baja, pues, si no nos da más datos, este caballero la ha cogido porque ha habido quejas contra él, cosa que me parece una auténtica desvergüenza, ya que tal hecho no es motivo para que ni un profesor ni nadie abandone su puesto de trabajo. Si todos hicieran eso, el mundo se paralizaría y diariamente habría miles de millones de gandules en sus casas aquejados del síndrome del ofendidito, pero lo que realmente ofende es que Leo, encima, tenga el descaro de afirmar que adora su trabajo y a sus estudiantes, cuando se ha permitido el lujo de abandonarlos con total ligereza. No creo que se engañe ni a sí mismo y lo único que hace es quedar como un irresponsable y un inmaduro con un egocentrismo infantil. ¿Cómo? ¿Que me criticáis? ¿Que no os parezco superguay? Pues me enfado, lloro, pataleo y me quedo en casa, y luego hago un vídeo para que veáis lo que sufro.

     Proclama que le gusta ser profe, pero a mí me parece que la condición de profesor no es solo cosa de gusto, sino, muy por encima de eso, de ejercer como tal, y Leo, con su conducta, ha dejado claro que está muy muy verde. Un profesor tiene que ser referente de conocimiento, y él solo lo ha sido de egocentrismo y de sectarismo fundmentalista en su sacrosanta condición de "género"; un profesor no da la espantada por una estupidez, sino que cumple con las responsabilidades que le vinculan a sus alumnos, la primera de las cuales es asistir a dar sus clases; un profesor tiene que ser modelo de autodominio y control de las situaciones, ¿y qué ejemplo está dando Leo en este terreno con sus numeritos histéricos? El más deplorable posible, y todo, escudándose en el victimismo de la inexistente discriminación que sufre el colectivo al que se ha apuntado, victimismo que alimentan unas leyes que no solo desmienten que existan tales discriminaciones, sino que son una prueba efectiva de que los transexuales son hoy un colectivo privilegiado en España, ya que esas normas aberrantes los sobreprotegen, les favorecen con injustificadas discriminaciones positivas y hasta cometen el grave pecado de abrirles la puerta a ejercer el proselitismo en la escuela (2). Tendrá que entrarles en la cabeza a los transexuales que criticarles, no aplaudirles, no estar de acuerdo con ellos o rechazar sus excesos no es transfobia (ese martillo de herejes con que pretenden fulminar a todo aquel que no se doblegue ante sus ínfulas), sino ejercer el derecho a pensar y actuar como a cada cual le parece.

    Pero menos mal que todo el mundo no es igual.Quiero darle las gracias especialmente a mi alumna Ari y a su madre Amaya, porque siempre han estado ahí para tenderme una mano. Me consta que en los grupos de whatsapp y en otros espacios hay familias que nos critican y hacen de menos nuestra labor; Amaya no solo ha dado la cara por mí, sino que piensa que es una suerte que demos clase en ese colegio y eso me da mucha fuerza "pa" seguir adelante.

    Por mucho agradecimiento que Leo sienta hacia Ari, es una tremenda falta contra la deontología profesional el mencionar a una alumna en un vídeo abierto a todo el mundo como persona aliada con él en sus particulares guerras de patio de vecindad. Incluso aunque tuviera su permiso y el de sus padres, Leo debería haber tenido la suficiente responsabilidad como para omitir su mención, pues la está señalando públicamente (deberíamos tener cuidado con el manejo de las redes, sorprende que Leo haya menospreciado este principio, con el que los docentes están muy sensibilizados), cosa que es muy grave y quizás podría atraer sobre ella indeseables consecuencias. Pero ya sabemos que Leo no es un modelo de responsabilidad. Tampoco creo que sea cosa de buenos profesores el andar pendiente de los chafardeos por whatsapp, dedicarse a subir vídeos a las redes como un quinceañero ni, menos aún, el apelar al apoyo de alumnas y madres, pues el profesor debe ser modelo de firmeza y resolución: ¿qué confianza podrán depositar los alumnos en un maestro que tiene que recurrir a las niñas y las mamás para reforzarse? ¿Qué modelo de autoestima y autonomía transmitirá?

    Y, por cierto, cuando dice "nos critican", "nuestra labor", "demos clase", ¿a quiénes hace referencia esa primera persona plural? ¿A todos los profesores o solo a los que se dedican a las guerritas del elle y el tranquile? Da toda la impresión de que es a los segundos, que todo el mundo sabe que no están aportando grandes progresos ni mejoras a la escuela, porque no traen nada de conocimiento, pero sí demasiado conflicto y logomaquias absurdas.

    Necesitamos más familias como la de Ari y Amaya para apoyarnos frente a los que hacen mucho ruido. Si quieres apoyar la diversidad en las aulas, entra en el enlace (3) y te contamos. Y gracias a ti también por interesarte.

    Quizás otros no le hayan dado demasiada importancia a este colofón, pero a mí me parece una intolerable y muy explícita licencia proselitista. ¿Se las tomará este señor en clase? ¿Irá al instituto a hacer estas campañitas y a recomendar sitios militantes como Hortensia? De ser así, sería merecedor de una sanción. Ya solo la discutible clasificación de las personas que se expone en la página es un pronunciamiento sectario -y que afecta a algo tan delicado como la identidad sexual- que está por completo fuera de lugar en lo que la escuela debe ofrecer a sus alumnos, más aún cuando está concebida como una denuncia de las supuestas persecuciones con que el mundo conspira contra los transexuales y un llamamiento a tomar partido en favor de tan martirizado colectivo. Esto, insisto, tiene un nombre: proselitismo. Lo que dice Leo en el vídeo rechina, pero en clase sería adoctrinamiento, un exceso inadmisible, tal vez debería indagar si no estarán por ahí los motivos de que haya alumnos y padres que le rechacen. ¿No será él quien hace mucho ruido, un ruido estridente?

    Insistiré por enésima vez en una cosa: por mucho que el activismo LGTBIQ+ se frote las manos porque unas leyes aberrantes les han abierto de par en par las puertas de los centros para que ellos, bajo el pretexto de estar perseguidos, marginados y silenciados (cosa que es mentira), hagan proselitismo y presenten sus ofertas y sus gangas, en la naturaleza de la escuela lo que rige es la transmisión de conocimiento, no las monsergas sobre el género, el cisgénero, los binarios y los ternarios, ni menos aún el adoctrinamiento sobre opciones sexuales. Por fantásticas que les parezcan a los cruzados de la causa que entran a los centros a evangelizar, a los paniaguados mil y a las ministras en permanente estado de alteración, todas esas abominaciones del elle, le niñe, le profesore, el ser gestante, el heteropatriarcado y le monitore pedorre, son GILIPOLLECES, así que serán siempre legión los padres -y los alumnos- que, como creen en la escuela, no estarán dispuestos a que se convierta en un antro al que se va a hacer el gilipollas. Lo comunico para que entiendan que toda esa escoria estará siempre destinada al rechazo, y sus valedores, al fracaso, a no ser que se pongan tan intensitos que se ganen también el rechazo que generan sus mercancías. Por mucho que se monten en el BOE, será papel mojado: nunca conquistarán la escuela.

1.- Aquí os lo dejo: Leo nos cuenta sus penas.

2.- Véanse a tal efecto los fundamentos, los contenidos y los objetivos de la LOMLOE y la ley trans en su totalidad. En lo referido al derecho de conquista que les concede en el ámbito escolar, las cosas quedan muy claras en la sección quinta.

3.- Se refiere al que aparece sobreimpreso en la pantalla, que lleva a un sitio llamado Proyecto Hortensia.

lunes, 31 de marzo de 2025

Margarita Robles en cinco pinceladas

     Cuando hace ya algunos años el primer gobierno de Sánchez empezó a prodigar las evidencias de su inmundo pelaje, se hicieron usuales las valoraciones que dejaban a salvo a Margarita Robles -la única que lo está haciendo bien, la única responsable, la única con sentido de Estado... cosas así-, un espejismo que tenía una explicación muy sencilla: lo que la rodeaba era tan malo e insolvente que podía hacer que ella pareciera buena, aunque tampoco lo es. Otra cosa que sin duda le sirvió para que su imagen no se estropease mucho fue la experiencia, pues no olvidemos que lleva ya en política desde 1993. Aun con todo esto, en cuanto uno reflexiona un poco, descubre que, en el marco de la corte pedrista, esta señora es una más, o sea, la voz de su amo y alguien que no tiene el menor escrúpulo en sostener las mayores aberraciones si el jefe lo ordena, y ya era así desde antes incluso de la obtención del poder en 2018, como se demuestra en la primera pincelada que os voy a dejar.

    1.- Julio de 2017. Dentro de su inmenso cinismo, el PSOE blasona una y otra vez de su lealtad institucional recordándonos que apoyó la aplicación del 155 en Cataluña en 2017, pero conviene precisar que lo hizo solo cuando, después de declarar Puigdemont la independencia en octubre, el negarse habría sido ya una deslealtad tan brutal que le habría descalificado, pero, aun así, todavía en ese mismo mes, el PSC, esa viscosa sucursal del PSOE, ponía serios reparos. No obstante, esa insistencia tiene un segundo objetivo, y de mayor alcance: tapar (esa técnica tan del gusto de este PSOE sepulturero de sus desmanes) la deslealtad y el rechazo recalcitrante al 155 que mantuvo durante los meses previos al golpe separatista. Todavía en julio mostraba esta postura, que manifestó con reiteración. Y, como portavoz del partido en aquella época, fue Margarita Robles quien defendió esa terca negativa, y lo hizo con dureza y acritud, es una verdadera lástima que no haya podido encontrar ningún vídeo. Conviene recordar lo que fueron aquellos tiempos; la amenaza del separatismo fue feroz, grosera y apremiante, de modo que al Gobierno de aquel dubitativo Rajoy, aunque gozaba de mayoría absoluta, le hubiera venido muy bien sentirse fortalecido por el respaldo del PSOE, respaldo que le negó con sus permanentes reticencias, que solía verbalizar el piquito de la señora Robles. Este vacío al gobierno perpetrado en un momento muy crítico -cuando el apoyo hacía falta de verdad, no montándose al carro en diciembre- y motivado por el propósito de que fuera solo el PP el que se desgastara haciendo frente nada menos que a una intentona separatista, fue una felonía que debilitó a quien defendía la legalidad y causó un enorme daño a la democracia y a la nación. Y su portavoz fue, recalco, Margarita Robles.

    2.- El terremoto de Marruecos de 2023. Cuando tuvo lugar en septiembre de 2023 el terremoto que asoló Marruecos, nuestra ministra de Defensa parecía encontrar lógico que el Ejército español participase en las labores de ayuda ante la catástrofe y hasta nos recordaba la importancia de la celeridad en la intervención, demostrando así lo humanitaria y razonable que es.

    3.- La dana de 2024. Sin embargo, cuando en octubre de 2024 se produjo la catastrófica dana que causó la muerte a más de doscientas personas en Valencia y Albacete, la opinión de la Sra. Robles ya había cambiado de forma radical, pues consideraba que "lo que no podemos es que en un país el Ejército haga todo". El resultado de esto fue que, mientras cientos de personas morían, miles de personas quedaban atrapadas o sufrían graves daños y el agua arrasaba poblaciones y territorios, el ejército español tardó al menos dos días en intervenir, ante la impotencia, el asombro y la cólera del país entero. Esta fuera de toda discusión que esta pasividad fue otra de las maquinaciones de ese malvado que hoy nos gobierna, que no juzgó oportuno ser diligente cuando lo que se inundaba era una comunidad gobernada por el PP, y, una vez más, ahí estuvo la señora Robles para defender lo indefendible con estupideces insostenibles. Ni que decir tiene que las miserables declaraciones del vídeo que he enlazado la perseguirán mientras viva, si es que tiene conciencia.

    4.- La jura de bandera de Alcobendas. De algún tiempo a esta parte, se vienen celebrando en toda España juras de bandera organizadas por el Ejército, pero destinadas a civiles. Han sido actos irrelevantes y festivos hasta que, hace unos días, la señora Robles decidió prohibir a Isabel Díaz Ayuso que presidiera una que se iba a celebrar en Alcobendas, a la cual la presidenta acudió finalmente, aunque situada entre los invitados. Como la misma Ayuso señala, este atropello es una apropiación del Ejército por parte del Gobierno. Y, como todos sabemos, la señora Robles la ha ejecutado para satisfacer la inquina de Pedro Sánchez hacia la líder madrileña.

    5.- Desfile militar del 2 de mayo. Esa inquina contra Ayuso y la apropiación del Ejército aparecen también en la última pincelada de este breve retrato de Margarita Robles: la prohibición de que haya participación de unidades militares en la celebración del 2 de mayo, día de la comunidad de Madrid. En todas estas festividades ha habido siempre y sin nigún problema presencia militar, que en un país como el nuestro no se les regatea ni a las procesiones de Semana Santa, pero, una vez más, la servil ministra de Defensa se ha cuadrado ante la vileza de su jefe para asestar una ofensa gratuita a Madrid y a su presidenta. Ha esgrimido "motivos" como que se trata de una celebración civil o que no está bien que el Ejército desfile al son de pasodobles: este es el nivelazo -de cinismo, de inconsistencia y de falta de respeto a unos ciudadanos a los que constantemente tratan como a imbéciles- de la señora Robles y el Gobierno al que pertenece.

martes, 25 de marzo de 2025

El odio

    Ha producido una muy comprensible polémica la reciente publicación de El odio, un libro escrito por Luisgé Martín acerca de José Bretón, el hombre que en 2011 asesinó a sus hijos Ruth, de seis años, y José, de dos, y luego quemó sus cadáveres en una tremenda pira. La polémica, creo entender, se ha suscitado sobre todo por el hecho de que el libro se basa en testimonios obtenidos por el autor en entrevistas realizadas con el propio Bretón, y ha sido muy agitada, pues ha incluido una petición de paralización de la publicación realizada por Ruth Ortiz, la madre de los niños, petición que en un principio tuvo éxito, pero que luego ha sido revocada por un juez. En cualquier caso, la agitación prosigue, como prueba el hecho de que, hoy mismo, cuando he intentado buscar información sobre el libro en las librerías que lo venden en internet, la tenían suspendida, cosa que ocurría también en la página de la editorial que lo publica, Anagrama, en la que sin embargo sí se podía acceder a un comunicado sobre el espinoso asunto, en el cual se establecen paralelismos entre El odio y otras obras literarias, entre ellas, A sangre fría, de Truman Capote.

    Escritor homosexual escribe sobre horrible criminal real: esta es la similitud que se impone a bocajarro entre Capote y Luisgé Martín, pero, sinceramente, creo que no deberíamos enredarnos con el Capote, sino venir a nuestra propia situación de hoy. Todavía está muy presente el horrible asesinato de Ruth y José a manos de su desnaturalizado padre; el dolor de familiares y allegados por la aparición de este libro habría sido previsible, pero Ruth Ortiz lo ha hecho incuestionable al pronunciarse rotundamente contra él e intentar que no se publicase; José Bretón es un monstruo, una mancha humana: creo que, solo con esto, se hace difícilmente sostenible la publicación de El odio. Para colmo, he visto por ahí que el asesino lo ha utilizado para pedir perdón, y no sé si será verdad o no, porque no pienso leer el libro, pero, en todo caso, siendo como es un tremendo manipulador (su exesposa se ha encargado de recordárnoslo), era muy alto el riesgo de que se la jugase al intrépido documentalista y aprovechase la ocasión en beneficio propio. Aproximarse a los monstruos es peligroso, así que conviene meditar bien antes de hacerlo.

sábado, 15 de marzo de 2025

Antes que quitarme el hiyab, me cambio de instituto

     Solo los habitantes de Barrio Sésamo o los muy muy despistados ignorarán que los países más ricos y avanzados de Europa tienen ya desde hace años serios problemas de conflictividad social, inseguridad, delincuencia o terrorismo relacionados con la inmigración. Hemos conocido asuntos muy graves ocurridos en el Reino Unido, Francia, Holanda, Alemania, Bélgica, Dinamarca o Suecia, y no parece que vayan a cesar o disminuir. España ya no es ajena a este fenómeno y, como en el resto de países, la tendencia es también al incremento, o más bien deberíamos entender que nos hallamos ya ante un problema bien cuajado que hay que afrontar con seriedad y determinación. Últimamente, han salido a la luz pública algunos episodios de esos que no deben pasarse por alto y dos de ellos han sucedido en Cataluña, cosa que no debe extrañarnos, pues las políticas del antiespañolismo oligofrénico que impuso hace décadas el Honorable 😂😂😂😂 Jordi Pujol terminaron por convertir aquella región en lo que es hoy: una auténtica jaula de locos donde se juntan el fanatismo separatista, la inseguridad ciudadana, el desgobierno, el ultraizquierdismo más necio del mundo, un islamismo cada vez más envalentonado y las palmaditas de Pedro Sánchez en las espaldas de unos políticos tan buscavidas como él, es decir, en un polvorín que cualquier día estallará y solo Dios sabe con qué consecuencias. Los más conocidos de estos episodios han sido el rezo callejero en lo que ya se conoce como el califato islámico de Tarrasa y los disturbios acaecidos en Salt (os dejo este enlace, que incluye un vídeo en el que unos manifestantes vitorean a Pedro Sánchez). Este último artículo interesa por algún motivo más: primero, por un elocuentísimo cuadro acerca de la demografía de Salt; segundo, por otros datos acerca de la okupación en aquella localidad, que dejan claro que el estado de esta cuestión en la tómbola de la alegría en que se ha convertido España ha creado en quienes vienen de fuera la convicción de que aquí es un derecho que te regalen una vivienda y que, si no te la dan, puedes enfadarte, exigirla detrás de una pancarta y luego okuparla tú mismo, como hizo el clérigo musulmán de Salt que originó el follón. ¿Aprendemos, tomamos nota, hacemos algo o seguimos autoflagelándonos por ser tan fachas de no haber puesto en marcha aún un megaplán de vivienda destinado a responder a esta demanda?

    Otra incidencia -que ya he tratado aquí- fue la manifestación de jovenzuelas en Parla exgiendo que se respetase su derecho a llevar el hiyab en los institutos -gratificante ejercicio de las libertades ciudadanas que en los países donde es permitido obligatorio llevarlo les habría costado muy caro-, en la cual recibieron el apoyo logístico del Sindicato de Estudiantes, organización feminista donde las haya. Unos días después de este evento, publicó "El Mundo" un artículo del que tomo el título para este, en el que se daba audiencia a diversas voces que opinaban en torno al hiyab, casi todas, a favor. Voy a reproducir esas opiniones, acompañándolas de lo que yo les replicaría. 

    1.- Antes que quitarme el hiyab, me cambio de instituto. Este aviso sería un brindis al sol si las autoridades académicas hicieran lo que deben: regular ellas la prohibición de llevar la cabeza tapada en los institutos, sea con hiyab, con cabezón de cabezudo de las fiestas patronales o con casco de armadura, aunque solo fuera por el muy poderoso motivo de entorpecer con ello la copia en exámenes con receptores inalámbricos. No se puede dejar a los institutos al pairo en cuestiones tan conflictivas.

    2.- Es una falta de respeto (la prohibición de llevar el velo, se entiende). Falta de respeto es argumentar con semejante cinismo; falta de respeto es obligar a las mujeres a taparse la cabeza, como se hace en todos los países donde el islam manda;  falta de respeto es montar motines contra normas que se sabe que son razonables. Y, sobre todo, falta de respeto es matar a una mujer por llevar el velo mal puesto (a juicio de los canallas que la asesinaron), como le ocurrió a Mahsa Amini en Irán, o asesinar a cientos de manifestantes en las posteriores protestas. Busquen estás jóvenes que claman por el respeto quiénes fueron las víctmas de esta barbarie y con qué motivos y salvaje crueldad las mataron.

    3.- En ningún lado de la Constitución pone que se pueda prohibir esto ("esto" es llevar hiyab en el intituto). Argumento irrelevante y pueril, porque las constituciones de los países civilizados no están pensadas para ocuparse del hiyab.

    4.- Se supone que España es laica y que nos podemos vestir como queramos. España no es laica, sino aconfesional. Por otra parte, es de un monumental retorcimiento utilizar el laicismo y la libertad de culto como baza para defender una imposición del fundamentalismo religioso. Por lo demás, el "argumento" es de una puerilidad similar a la del anterior.

    5.- Si el problema es que algunas ocultan pinganillos debajo de los velos, que se tomen más tiempo para revisar. Eso, eso: si, por ejemplo, se pone un examen el martes a las doce de la mañana, se convoca a las ocho para poder hacer la revisión de velos y pinganillos. Y la mitad de los profesores ocupados en ello, como si no tuvieran más cosas que hacer. En manos de Groucho Marx, Álex de la Iglesia o Woody Allen, esto habría servido para unas escenas fabulosas.

    6.- ¡¡¡ATENCIÓN!!! Veamos ahora los preclaros dictámenes de CORAL LATORRE, secretaria general del Sindicato de Estudiantes. Todo esto se gritó micrófono en mano (vean de paso un buen retrato de la señora Latorre) y produjo el delirio de las manifestantes:

    Yo no llevo el hiyab, soy profundamente atea, pero esta lucha también es de todas las que defendemos unas aulas libres de islamofobia, racismo y machismo.

    Me he pasado 35 años en las aulas españolas y no hay nada de eso, como sabe todo el mundo. Esta repulsiva agitadora inventa lacras y remueve odios para presentarse ella como la salvaora. Hay que llevar mucho veneno dentro para practicar un juego tan peligroso y dañino.

    Si tan laicos son, que prohíban la religión católica.

    ¿El laicismo significa prohibir la religión católica? ¡Qué cacao mental, Dios mío! De todos modos, la señora Latorre, con estas palabras, se quita la careta.

    ¡Queremos estudiar en libertad!

    Pues para eso el hiyab no ayuda, sino que más bien sobra. Y, por otra parte, ¿qué estudia la treintañera Coral Latorre, líder del Sindicato de Estudiantes, organización hipersubvencionada por los gobiernos de izquierdas? Lo digo porque, según informaciones que no he logrado confirmar, lleva al menos siete años sin matricularse en nada. Supongo que habréis notado que aborrezco al Sindicato de Estudiantes, y algunos sabéis la razón: me he pasado décadas contemplando cómo esta nefasta organización instrumentalizaba a niños y adolescentes para usarlos como fuerza de choque en la defensa de interses oscuros. Esto del hiyab constituye una nueva vuelta de tuerca: ha actuado de sicario de una causa tan opresiva como el velo y una ideología tan totalitaria como el islamismo con tal de atacar a lo que ellos llaman el sistema capitalista, pero es la democracia. Mucho tienen que odiar a la libertad que esta señora invoca cínicamente para ponerse al servicio de tales intereses.

    7.- Al igual que hay gente que lleva cruces o se tatúa, pues nosotras llevamos el hiyab. La medallita colgada del cuello, el hiyab y el tatuaje en el mismo plano: quien así razona, se autodescalifica y descalifica su discurso, al mezclar lo ornamental con el simbolismo religioso. Por otra parte, y centrándonos en este, desde siempre se han paseado por los centros personas llevando colgados crucifijos, medallas de la virgen, manos de Fátima, estrellas de David o círculos del yin y el yang, todos ellos símbolos religiosos, sin que a nadie le molestase ni se pidiera su prohibición, y es que aquí está un matiz que muchos, incluido el gobierno francés, no han sabido captar: el hiyab no se combate en tanto que símbolo religioso, sino por representar una obligación discriminatoria impuesta contra las mujeres por la religión islámica, lo cual se demuestra por el mero hecho de que, si esas chicas que se manifestaron en Parla se lo quitasen, enseguida vendría algún papá, algún hermano, algún buen musulmán o algún imán a conminarlas a volvérselo a poner, y quizás con un bofetón de propina. ¿Alguien me lo va a negar? ¿Coral Latorre, quizás, Irene Montero, esa ministra de Igualdad gritona que padecemos ahora? Tal vez, porque el cinismo abunda hoy en día. Pero, en todo caso, lo hicieran o no, todos sabemos que el hiyab es una imposición. Por eso tampoco puede compararse con las tocas de las monjas, porque estas las llevan porque se han integrado voluntariamente en las órdenes que las imponen, por no hablar además de que, en la mayoría de esas órdenes, les permiten quitárselas cuando es pertinente.

    8.- Sería lo mejor no prohibir y dejar que las adolescentes decidan. Ya he expuesto las diversas razones que refutan esta solución. Es la desconcentante propuesta de Jadiya Amin, periodista afgana refugiada en España que ha sufrido en sus carnes la delicada tolerancia de los talibanes, pero pienso que hay que respetarla -aunque sin darle la razón, por supuesto-, porque su fe religiosa condiciona que se mueva en la indefinición. Ni se debe dejar la decisión en manos de unas adolescentes que en realidad no decidirían libremente ni es admisible este otro razonamiento suyo: si ahora se les obliga a quitarse el velo, puede pasar que su padre se las lleve a su país de origen. Entonces vamos a perder a esas niñas que merecen tener libertad y vivir en un país libre. Esto es una incongruencia, porque representaría acatar el chantaje del fundamentalismo y, para evitar la posiblidad de que las niñas fuesen arrojadas a un país sin libertades, limitarlas directamente nosotros en el nuestro, no se moleste usted en llevarse a la niña a Marruecos, jefe. No se puede reblandecer la protección de los derechos para que no se cabreen los energúmenos; si alguno los pisotea, la responsabilidad será suya, no de las sociedades que los defienden. Con arreglo al razonamiento de la señora Amin, en España deberíamos permitir la ablación del clítoris, y así evitaríamos que los padres desnaturalizados que la aceptan se llevasen a sus hijas a países donde es legal esta bárbara mutilación para que se la practicasen.

    Transigir con particularidades grupales que vulneran los derechos individuales no es un signo de respeto a las libertades, sino de debilidad ante quienes las cercenan y, por tanto, una forma de atacarlas y limitarlas. Disfrazar la imposición del hiyab como un derecho es un acto de repugnante cinismo y apuntarse a esa "reivindicación" o impulsarla, como han hecho la avispada Coral Latorre y su organización, un síntoma de calamitosa estupidez. En esa calamitosa estupidez se revuelca nuestro feminismo rampante de hoy, el de Irene Montero, el 8-M, la ministra Redondo, Ione Belarra, Yolanda Díaz y similares. Muy torpes tienen que ser si están actuando de burras de Troya de una ideología tan ferozmente machista como el islamismo y no solo no se dan cuenta, sino que se creen que son el no va más de la defensa de los derechos de la mujer. 

    

    

sábado, 1 de marzo de 2025

Parece que Trump tiene prisa

  ¿Y quién no? A todos nos gustaría que la guerra de Ucrania acabara cuanto antes, por razones que no hace falta explicar, pero que salieron en la canibalesca encerrona a que fue sometido ayer Zelensky en el despacho oval, pues el propio Trump habló de los millones de muertos, como si el presidente ucraniano no supiera muchísimo mejor que él los que ha habido, y hasta le llegó a acusar de estar jugando con la tercera guerra mundial, lo cual fue un alarde de jeta, como si Ucrania fuese la superpotencia imperial, la que tiene espeluznantes arsenales nucleares y la que invadió Rusia.

 


    Se defendió bien Zelenski, y eso que todo estaba en su contra en el bochornoso recibimiento que le preparó el Gobierno norteamericano -que, a juzgar por el espectáculo, parece no saber muy bien lo que es la diplomacia-, desde el hecho de que el encuentro no se desarrollara en su lengua hasta la presencia de hooligans desvergonzados que tuvieron la grosería de afearle su vestimenta, dignísima y de causas muy razonables y por todos conocidas, pasando por los inadmisibles modales de Trump y Vance. Les dijo que él no había empezado la guerra y que esta no podía cerrarse premiando al agresor, les advirtió que se arrepentirían si impulsaban la victoria de Putin y les dio a entender que no aceptaría acuerdos que perjudicasen a su país. Estuvo sólido, a pesar de que casi ni le dejaron hablar.

    El frustrante final de esta reunión ha provocado mayoritarias reacciones de apoyo a Ucrania y diversas reflexiones, las más acertadas de las cuales sugieren una reconstrucción del diálogo, particularmente, entre Europa y Estados Unidos, pero, en todo caso, el fiasco se veía venir, a juzgar por los resultados de la conversación previa mantenida entre Trump y Putin (CP1, CP2), que, en lo referente a las expectativas del mandatario norteamericano, se podrían resumir en que el acuerdo de paz que pondría fin a la guerra representará que: la recuperación por parte de Ucrania de territorios invadidos por Rusia es poco probable (o sea, una quimera); Ucrania no se adherirá a la OTAN, pues no tendría sentido; habrá una fuerza que velará por la pacificación, pero de eso se tiene que ocupar Europa, no los Estados Unidos; este país y Ucrania firmarán un acuerdo por el que los ucranianos le cederán el derecho a explotar recursos naturales de su territorio hasta un beneficio (para los yanquis, claro) de 500.000 millones de dólares, derecho cuya compensación sería la ayuda que los EEUU ya han prestado a Ucrania (o sea, que ya está pagao), la cual Trump ha llegado a estimar en 300.000 millones de dólares y la mayor de todos los cooperantes, pero parece que más bien se reduce a 115.000 millones y está por detrás de la de la UE, que ha sido de 138.000. Cuando uno ve la película que se ha montado Trump después de sus arreglos con Putin, se acuerda de Le gateau des rois, aquel cuadrito que salía en los libros de historia cuando llegábamos al siglo XVIII:



    Y por eso se entiende lo que pasa: que Trump tiene prisa: ¡menudo negocio se ha motado el tío: el lío se acaba, el fregao se lo deja a otros y el negociazo, para su país! ¿El Zelenski ese que va vestido de soldadito? ¡Qué tío más plasta! ¡Firma y calla, joder! ¿Que Ucrania pierde un tercio de su territorio después de una invasión brutal y la pérdida de miles de vidas humanas? ¡Que les den! ¿Que a los países limítrofes con Rusia y a Europa en general se les queda al lado una escalofriante amenaza permanente? ¡Es su problema!

    Esta es la razón de sus modales groseros y apremiantes ayer con Zelenski, aunque tampoco es que sean raros en él: ¡apurando, que voy con la saca! ¿Es su posición auténtica o ha salido pisando fuerte por cálculo y para intimidar? Eso solo lo sabe él, pero ni para Zelenski ni para Ucrania ni para Europa esto es un juego, así que todos esos actores han visto que ni la cosa se puede quedar así ni las ensoñaciones de Trump (y quizás también de Putin) pueden cumplirse, porque para ellos sería la claudicación y el desastre, de manera que ahora ocurrirá lo único que puede ocurrir: que les pondrán las cosas claras a EEUU y su presidente para que entren en razón. Y lo más acorde al sentido común -expresión que el propio Trump ha usado mucho en torno a este asunto- será que lo hagan. Lo que se alcance al final ya es otra cuestión, porque en esta guerra -en sentido literal y figurado- también participa Putin, y de este no podemos esperar nada bueno. Muchos especulan con que, en realidad, Trump a lo que aspira es a un entendimiento y alianza permanente con él, pero otros aseguran que no llegaría a eso ni aunque fuera su propósito, porque sería desastroso para todos, incluidos los Estados Unidos. Esperemos que sean estos últimos los que estén en lo cierto.

             

     

 

viernes, 28 de febrero de 2025

Nicolás Copérnico y el hiyab

     Aunque la algarada sobre la que voy a hablar (1) está relacionada con tres institutos de Parla -el "Nicolás Copérnico", el "Narciso Monturiol" y el "Humanejos"-, tomo para el título de esta entrada el nombre del polifacético sabio renacentista por razones que más adelante explicaré. En la mencionada localidad madrileña, tuvo ayer lugar una manifestación convocada por el Sindicato de Estudiantes, en la que alumnas de confesión musulmana y otras personas que les daban aliento y apoyo solicitaban que se permitiera en esos centros el uso del hiyab, ya sabéis, ese pañuelo que, por casta imposición de su religión, deben llevar las musulmanas tapándoles toda la cabeza para que no se les vea el pelo. 

    En la manifestación, se acusaba a los centros de racistas e islamófobos y de atentar contra la libertad de las portadoras de velo, mientras que desde los institutos argumentaban que no había nada de eso, sino que simplemente se trataba de una medida para dificultar que se copiase en los exámenes, cosa que ahora muchos intentan hacer por medio de auriculares, el uso de los cuales se podría muy bien ver favorecido por prendas como el hiyab, que los ocultarían. Esta motivación me parece muy sólida y razonable, justo lo contrario que las ideas geniales que algunos proponen como alternativa a la prohibición del velo, podéis verlo en el enlace de Antena 3. Por mi parte y desde mi experiencia en el mundo de la educación, añadiría algún argumento más. En primer lugar, las acusaciones de racismo e islamofobia solo pueden proceder de la frivolidad, la demagogia y la mala intención que tan alegremente galopan por nuestra sociedad en los últimos tiempos, a manos de personas u organizaciones que andan justitas de escrúpulos, entre las que se cuenta el Sindicato de Estudiantes, por las razones que expongo aquí. La verdad es justamente la contraria: en España en general y en los centros educativos en particular, tenemos tanto miedo a que nos llamen cosas como racistas o islamófobos y somos tan escrupulosos que nos pasamos, fisura por la que se cuelan a menudo los jetas para sacar provecho sometiéndonos a chantajes morales. Este asunto, sin ir más lejos, es un ejemplo cabal de ello. En segundo lugar, de boca de la encendida oradora, he oído dos acusaciones delirantes dirigidas contra los centros: la de machismo (cuando es justamente al revés: hace falta tener una cara de cemento para no reconocer que el verdadero machismo está en la religión y las familias de esas musulmanas a las que imponen el velo) y la de discriminación: sostiene la señora Latorre que a las musulmanas no se les deja llevar velo, mientras que los cristianos pueden llevar medallas, pero sucede que estos objetos no son simétricos, como demuestra el hecho de que muchos musulmanes entran a los centros con manos de Fátima o medias lunas, que sí serían equiparables a las medallas, y nadie les pone la menor objeción.

    Dejo para el final lo del atentado contra la libertad, por ser un asunto de mayor importancia. En la carnavalesca sociedad que nos hemos montado los españoles, está muy extendida y goza de muy buena salud la convicción de que la libertad consiste en hacer lo que a uno le da la gana, lo cual es una grosera simplificación que, de ser cierta, haría imposible la pervivencia de las sociedades civilizadas. En estas existen normas que limitan los abusos, las imprudencias y los excesos, precisamente para que podamos convivir de forma respetuosa y, gracias a ello, ser ciudadanos libres de verdad. La ciudadanía no solo consiste en gozar de libertades, sino también en estar sometido a obligaciones y respetar las normas. Y se da la circunstancia de que una norma de esos institutos injustamente atacados y criticados, una norma razonable, razonada y nada abusiva, es la prohibición del hiyab. El problema consiste, pues, en una cosa muy simple: que a algunos de esos que entienden que la libertad es hacer lo que les da la gana y, si no les dejan, se enfadan y montan el pollo (en este caso, el Sindicato de Estudiantes y las portadoras de hiyab), han decidido precisamente esto: montar el pollo, conseguir sus caprichos mediante el desorden, el insulto y la intimidación. En conclusión, lo que está ocurriendo en Parla es que los que atacan a la libertad son justamente los que se quejan de que la suya está siendo conculcada. Hay en este capítulo un importante aspecto que no se puede despreciar: la cínica y acomodaticia inhibición de las autoridades educativas madrileñas. ¿Por qué el Sindicato de Estudiantes les ha montado el pifostio precisamente a esos tres institutos? Porque la prohibición del uso del hiyab está dentro de sus normas particulares, ya que, en materia de vestimenta, la Consejería de Educación deja las normas a decisión de cada centro.

    Pero esto puede ser razonable en lo tocante a las camisetas de tirantes o los pantalones que dejan ver medio tanga, pero no en cuanto a una prenda como el hiyab, cuyo delicado contenido político es notorio, por lo que las autoridades no pueden inhibirse y ponerse mirando hacia La Meca o hacia Segovia, ya que eso significa dejar a los centros desamparados y a tiro de desaprensivos, que, presionando a los débiles, tendrán más fácil conseguir sus oscuros objetivos. Algo parecido ocurrió con el Ayuntamiento de Parla, que se reunió con los directores de los centros y el Sindicato de Estudiantes para llegar a un acuerdo. ¿Qué acuerdo? ¿Que el Sindicato de Estudiantes metiese su pezuña en las normas de los centros y las modificase a su antojo? No se me ocurre otro posible, y la prueba de que es así es que, como las directivas no cedieron, el Sindicato de  Estudiantes fue a la huelga. Lo del Ayuntamiento fue vergonzoso: tratar a las instituciones y a los revoltosos en pie de igualdad y "mediar" para alcanzar un acuerdo que solo hubiera podido ser una claudicación de los institutos demostró que los regidores de Parla no están a la altura de su papel institucional: lo que debieron hacer y no hicieron fue defender sin ambigüedades la normativa de los centros, que es impecable. 

    No solo porque puede ayudar a copiar en los exámenes (una razón de mucho peso), sino además porque es un símbolo de la opresión de la mujer por parte de una religión que -dejémonos de hipocresías- de verdad la oprime, ponerle límites al hiyab, dejar claro que no puede imponerse donde entre en colisión con las libertades ciudadanas y los derechos de todos, es un deber de las autoridades de todo país democrático, de manera que lo que procede es que la prohibición de usarlo parta de las consejerías, para disipar malentendidos. Los centros educativos tienen pleno derecho a restringir su uso, y sus usuarias, si de verdad entienden lo que es la convivencia en una sociedad democrática, en la que a menudo nos toca acatar obligaciones, deben demostrarlo absteniéndose de llevarlo al instituto, y así, de paso, se demostrarán a sí mismas y nos demostrarán a los demás que es verdad que son libres de quitárselo cuando quieran, cosa que algunos dudamos. Yo, por ejemplo, creo que es una imposición solo sobre las mujeres, es decir, machista, de la religión musulmana, de manera que tiene algo de simbólico que esta escaramuza se haya librado en un centro que lleva el nombre de Nicolás Copérnico, un eximio científico, político y humanista que abrió la brecha del heliocentrismo en la astronomía, que es tanto como decir la puerta a la ciencia moderna y a la supresión de ciertas imposiciones de la religión sobre el conocimiento que ya en su época eran rémoras inadmisibles. Ya va siendo hora de que el Islam emprenda su particular giro copernicano y abjure de sus terracentrismos, y, desde luego, lo que no podemos consentir es que los implante en nuestra sociedad, no estamos para retrocesos.

    Quien piense que este incidente de Parla es un suceso trivial se equivoca de pleno, no solo por lo que acabo de manifestar acerca del hiyab, sino también por otros actores de la película, me estoy refiriendo, naturalmente, al sindicato de Estudiantes y a Podemos, que también se ha apuntado al jolgorio. Es una patética incongruencia que todos estos feministas 😂😂estén defendiendo el hiyab y que lo hagan en nombre de las libertades ¡y de los derechos de la mujer, nada menos! Lo hacen también en nombre de la identidad de las que lo llevan, pero esto es ya más esperable en la izquierda woke de nuestra época, que utiliza las identidades como mazos para cargarse la democracia y la igualdad de derechos que la caracteriza, porque los derechos en las sociedades libres son de ciudadanos individuales y los mismos para todos, no diferentes estatutos de privilegio para grupúsculos identitarios. También en esta ocasión, con la excusa de una inexistente vulneración de los inventados derechos de una identidad, la ultraizquierda ha intentado sacar tajada para lo que le interesa: destuir el Estado de derecho. No podemos dormirnos ante esto.


1.- Me baso en lo que se relata en dos noticias correlacionadas de OKdiario (OK1 y OK2) y en una de Antena 3, que incluye elocuentes imágenes de la manifestación y de Coral Latorre, secretaria general del Sindicato de Estudiantes y militante de Izquierda Revolucionaria, cuya formidable empanada mental puede calibrarse en esta entrevista. Por cierto, la señora Latorre tiene ya 30 TACOS, una edad un tanto pintoresca no ya para dirigir un sindicato de estudiantes, sino tan siquiera para estar en él, a no ser que sea una contumaz repetidora o ande ya por su segunda o tercera carrera.

lunes, 17 de febrero de 2025

La antiejemplar universidad española

     He puesto en un buscador las palabras "corrupción en la universidad" y lo primero que me ha salido es este enlace al libro de José Penalva que lleva el mismo título y que ya comenté aquí en 2011, cuando se publicó. Aparece también, como no podía ser menos, la imprescindible página de la ATU (Asociación para la Transparencia en la Universidad), con su exhaustivo muestrario de manifestaciones concretas de este mal en nuestro país, que nos deja una idea muy clara de sus aterradoras dimensiones. Es también de gran interés esta noticia televisiva de 2018, porque hace referencia a los degradantes casos de tres importantes políticos: los peperos Pablo Casado y Cristina Cifuentes con sus másteres tramposos y la efímera ministra socialista Carmen Montón, a la que haber presentado una tesis plagiada le costó el puesto. También a Cifuentes el asunto del máster le costó el puesto y la carrera política, mientras que no fue así con el señor Casado, el cual, no obstante, optó poco después por suicidarse políticamente. Y, por supuesto, si hablamos de corrupción en la universidad, no podemos pasar por alto el apestoso papel del rector Goyache (que contaminó de forma inevitable  a su universidad, nada menos que la Complutense) en el asunto más vergonzoso en el que se ha visto en los últimos años envuelta esta institución: la cátedra, máster o lo que sea que dirige, digiere, codirige o lo que sea doña Begoña Gómez, esposa de Pedro Sánchez.

    Es innegable que la universidad española padece hoy un grave problema de corrupción, pero tiene además otro no menos grave con la violencia, ejercida de forma abrumadora (o quizás total, amén de totalitaria) por grupos de alumnos de filiación izquierdista, ultraizquierdista o separatista, es decir, del proceloso universo Frankenstein, proceloso y antidemocrático, de forma cada vez más intensa e inquietante, como vendrían a demostrar, entre otras muchas cosas, sus desmanes en la universidad.

    En Cataluña, las hordas de energúmenos separatistas se han adueñado de los campus con modos chulescos y sin complejos para ejercer las más diversas formas de la violencia física. Se han hecho los amos y proclaman que lo son, dando de paso un aviso de lo que sería esa Cataluña independiente que por fortuna nunca será: una dictadura coreana en la que todo aquel que no fuera catalanista sería reprimido, agredido o expulsado, pero irrita e inquieta la tolerancia con que las autoridades políticas tratan hoy a estos cafres totalitarios. Ya lo de las autoridades académicas no es tolerancia, sino que es algo mucho peor: una hipócrita complicidad que intentan disfrazar con una torpe equidistancia, imperdonable cuando en un lado hay agresores y en el otro, agredidos. Las acciones violentas son incontables y van dirigidas contra todo aquel que no sea separatista, pero se ceban especialmente con las asociaciones de alumnos, dignísimos, que no se arrodillan y las denuncian en voz alta, tales como S'hacabat o Valents. Os dejo aquí un pequeño muestrario de atropellos: encapuchados 2019; a urgenciastestimonio de un alumno; documental de S'hacabat; de hace cuatro días.

    Si pasamos a los energúmenos ultraizquierdistas, tendré que empezar por un vídeo que es ya un clásico, en el que la presencia de cierto afamado profesor me obliga a puntualizar que este vandalismo no es siempre obra exclusiva de alumnos. Otro lamentable rasgo de estas encerronas, la viscosa complicidad de decanos, rectores y demás, quedó muy claro en el numerito que se le montó a Isabel Díaz Ayuso en la azacaneada Complutense, que fue además amenizado con el discurso de la mejor alumna de la promoción saliente de Ciencias de la Información, quien dio una vergonzosa muestra de oportunismo, de vanidad y, sobre todo, de grosería, tan enorme que hacía que uno se preguntase, viendo a la mejor de la promoción, cómo sería el peor, o la peor. Del escrache contra Ayuso se pueden sacar otras muchas ilustrativas enseñanzas. Así, en este artículo de okdiario, nos enteramos de que la persona que lo organizó ni siquiera era alumna de la Complutense, sino de la Autónoma, y de que todo fue una acción de activistas semiprofesionales del Sindicato de Estudiantes y otras hierbas similares, para demostrar al mundo que... ¡Ayuso es una fascista!: ¿puede pedirse un mejor retrato del talante y la naturaleza de estos grupos? Si por otra parte no enteramos de que algunos miembros del Gobierno aplaudieron este vandálico aquelarre, tendremos todo el derecho a sospechar que este desmán y todos los de su especie, lejos de ser espontáneos actos de rebeldía de unos "estudiantes" un poco merluzos, son en realidad arteros ataques orquestados por el sucio sectarismo de la banda Frankenstein.

    Este juego me parece que está fuera de toda duda, visto lo visto, y es altamente peligroso. Y esos políticos inmorales lo siguen practicando. El escrache contra Rosa Díez gestionado por Pablo Iglesias fue en 2013; lo de Ayuso ocurrió en 2023, y hace nada, el pasado día 13, Iván Espinosa de los Monteros vio como una horda de energúmenos de la ultraizquierda pisoteaba su libertad de expresión. Observen cómo tituló "El País" la noticia: Cientos de estudiantes evitan un acto de Espinosa de los Monteros (la negrita es mía, claro). ¡Evitan!, algo así como decir: Los bomberos evitan que se queme una fábrica. ¡Hicieron bien estos chicos, qué c _ j _ nes! ¡A un facha como ese Espinosa no se le puede dejar hablar, los que a Frankenstein y a "El País" no les gusten no tienen derechos ciudadanos!

    Este es el delirio totalitario que ha implantado en los campus Frankenstein, el engendro que acapara hoy el poder político. Nótese que lleva implícito el aplauso de la violencia propia y una convicción de tener el derecho a ejercerla, todo ello bastante prolongado ya en el tiempo y demasiado generalizado (nadie ignora que el ámbito universitario no es el único en que se impone). Cuidado con este jueguecito, que suele llevar a finales nada deseables, y a veces, trágicos. En lo que toca a la universidad, que se deje instrumentalizar para estas batallas le hace un gran daño en su labor, en su funcionamiento y en su prestigio, por lo que esos rectores, decanos y demás que las permiten o incluso las apoyan delatan su irresponsabilidad y su incompetencia.

domingo, 9 de febrero de 2025

Apuesten por Pili

     Hablaba en un artículo que publiqué el pasado diciembre y que titulé Las delfinas de seis mujeres que son o han sido ministras de Pedro Sánchez y que yo presentaba allí como las personas mejor situadas para sucederle en el trono del PSOE. Ayer sábado, tuvo lugar en Zaragoza un acto político en el que la figura estelar fue Pilar Alegría, que ya ha iniciado su ofensiva para alcanzar la presidencia autonómica de Aragón. Aunque ella está muy segura de que lo logrará (vean el penúltimo párrafo de esta reseña), yo creo que eso aún está por ver, pero, en lo referido a la carrera por la sucesión de Pedro Sánchez, voy a darles un consejo: apuesten por Pili. En otros artículos ya he señalado los más poderosos méritos que atesora, tales como su lacerante incultura, su acerada sumisión a Sánchez (por quien suelta con asiduidad sonrojantes mentiras) o su excepcional capacidad para perpetrar desastres, como demostraría el hecho de que es la responsable de la aplicación de la LOMLOE, pero el acto de hoy, ese del que podéis ver un resumen en la reseña enlazada arriba, añade elementos muy significativos y que hay tomar muy en serio, así que os lo dejo aquí enlazado:

MITIN DE PILAR ALEGRÍA EN ZARAGOZA

    Dura solo treinta minutos, y no habla solo ella, sino que la acompañan dos teloneros que también tienen lo suyo. A quien lo vea, le quedará muy clara una cosa: que Pilar Alegría aspira muy en serio a ser la sucesora de Pedro Sánchez. Y no solo estoy hablando como en el artículo de las delfinas de su buen posicionamiento, sino además de los movimientos creo que muy deliberados y medidos que ella misma hace para conseguirlo. Como en todos los mítines, Alegría habla de los méritos de su partido y de las vergüenzas de los rivales, pero al referirse a estas desliza algunas mentiras de gran calibre, como esa de que la oposición se ha resistido a que se destinasen ayudas a los damnificados de la dana. Me fijo en esta porque es muy particular: una calumnia malévola y rastrera destinada a ensuciar la imagen del enemigo, una canallada muy del estilo de un gran malvado: Pedro Sánchez.

    Y en esto radica el rasgo que delata el firme propósito de Alegría de sucederle: en el estilo. Dejando aparte que no se olvida de dedicarle en algún momento una buena dosis de adulación, dirigida a él con nombre y apellido, dejando aparte incluso esos guiños a sus colegas -ese "pollo sin cabeza" que estaba sin duda destinado a que el camarada Óscar Puente se echase una risita de satisfacción-, lo que nos está diciendo a gritos que Pilar Alegría quiere el puesto de Pedro Sánchez es que le ha copiado por completo el estilo: dice las cosas que diría él, miente como él y, sobre todo, habla como él. Fijaos bien, porque es fabuloso: los mismos gestos del rostro, las manos y el cuerpo, las mismas pausas, el mismo humor... En las sectas, el discípulo que quiere ganarse el favor del Gran Jefe le imita en todo, aspira a parecerse a él al máximo, quiere ser como él, casi se diría que quiere ser él, porque sabe que esto le complace. Este es el camino de adoración y sumisión que siguen los que aspiran a ser un  día los señalados. Y ese es el que ha elegido en esa secta que es hoy el PSOE la hermana Pilar Alegría. 

    No la pierdan de vista, porque me temo que no es la mosquita muerta que se limita a repetir lo que le dicen, sino que es muy ambiciosa y tiene metas muy elevadas. Apuesten por Pili.

jueves, 30 de enero de 2025

Bizarro - bizarre

     Siempre que tengo la desdicha o el descuido de ver una película mala, me compenso después entrando a ver las críticas que los lectores le hacen en Filmaffinity, porque con algunas de ellas me doy verdaderos jartones de reír, y hoy se ha dado el caso de que he caído en la trampa de La bala de Dios, un bodrio que he dejado a medio ver, así que allí que me he metido para resarcirme. Mirando los extractos de las valoraciones de los críticos periodísticos, me he encontrado con esta frase:

    Es un collage tan bizarro como pomposo, filmado con la (falsa) intensidad de alguien que está convencido de que tiene algo importante que decir.

    ¿Qué pinta ahí la palabra "bizarro"? Intentaré aclararlo con un pequeño viaje a través de tres diccionarios.

    1.- Según el Diccionario de la Real Academia Española (edición de 2014), la palabra "bizarro" significa en primer lugar "valiente", en el sentido de "arriesgado", y, en segundo lugar, "generoso", "lucido" o "espléndido".

    2.- Si nos vamos al diccionario de Oxford de la lengua inglesa (edición de 1974), nos encontramos con esto: bizarre: grotesque; odd, lo que vendría a ser "grotesco" y "extraño". 

    3.- Para afinar un poco más, si consultamos el diccionario Español - Inglés de la editorial Larousse (edición de 1976), hallaremos que para la palabra inglesa "bizarre" da las siguientes equivalencias españolas: "extraño", "curioso" (en el sentido de "raro") y "estrafalario".

    He recurrido a dos diccionarios de inglés porque "bizarre" es lo que, cuando yo estudiaba esta lengua (de las ediciones que cito deduciréis que hace ya bastante de ello), llamábamos un false friend (uno de los ejemplos más citados, por cierto), es decir, un falso amigo, o sea, una palabra que nos podía parecer fácil por su semejanza con otra de nuestra lengua (de ahí lo de amigo), pero que en realidad nos engañaba, porque sus significados en inglés y en español diferían notablemente (de ahí lo de falso).

    Ahora lo entendemos mejor: si a la frase que cito le quitamos "bizarro" y le ponemos "grotesco" (de las traducciones que se nos ofrecen, es la más acorde con la infumable La bala de Dios), pasa de ser un tanto incomprensible a tener un sentido muy claro e instructivo. 

    Es curioso lo que está ocurriendo últimamente con la palabra "bizarro", que era ya desde hace décadas un término caído en total desuso, un auténtico arcaísmo, pero algunos la han resucitado... con un significado que le es ajeno y se corresponde con el que tiene en la lengua inglesa, de donde hay que deducir que esos "revividores" deberían ser más cuidadosos con su comprensión del inglés y más respetuosos con su expresión en español. Los profesores de mis lejanos tiempos nos aconsejaban que tuviérmos cuidado con los false friends y que, tan pronto como un término presentara síntomas de serlo, acudiéramos a un buen diccionario o cualquier otra fuente autorizada para salir de dudas. Han pasado muchos años, pero el rigor y la atención siguen siendo unas prácticas excelentes.

domingo, 19 de enero de 2025

Solo uno de cada cinco mil españoles es asesinado

     Así que podéis estar tranquilos, porque, a un asesinado por cada cinco mil, ¡ya sería mala suerte que os tocase a vosotros! Este artículo trata sobre la okupación de viviendas y la barbaridad que tiene por título está destinada a desenmascarar los retorcidos embustes con que los sectores izquierdistas intentan restar importancia a este problema, gravísimo y muy a menudo dramático, y, de paso y como es habitual en ellos, reducirlo a un interesado alarmismo de la fachosfera, el complot judeomasónico y demás descontentos con el Paraíso que nos han traído Sánchez y sus aliados, muy especialmente en este caso, los podemitas, los sumaritanos y restantes tribus antisistema. El punto de partida es un artículo de 2020 publicado en una página que se llama El Faradio. Diréis, con razón, que el artículo es un poco viejo, pero, como lo que me importa es el modo de razonar, que sigue siendo el mismo entre los sectores de los que hablo, podemos considerar que su vigencia es absoluta, porque, por otra parte, los datos de aquellos años eran muy parecidos a los de hoy. Lo que ese artículo pretendía era demostrar, como ya he adelantado, que el número de viviendas okupadas era en realidad muy pequeño y que no había razones para la inquietud social, sino que esta era fruto del alarmismo sembrado por los protervos también mencionados ya. Voy a extraer un par de citas del texto. En la primera, se habla de las viviendas okupadas en España en 2019, que, de acuerdo con las estimaciones de la PAH, eran unas 80.000, lo cual, según el experto consultado en el artículo, el sociólogo Emmanuel Rodríguez:

    Si se compara con el número de hogares en España, que son 19 millones, o las más de 25 millones de viviendas, se convierte en un dato irrelevante.

    La verdad es que no entiendo muy bien cómo se puede tener tanta desvergüenza. El dato de 80.000 viviendas okupadas es monstruoso, porque significa que en aquella época había decenas de miles de viviendas que habían sido usurpadas a sus legítimos dueños, miles de los cuales se habrían quedado en la calle y/o estarían siendo exprimidos por unos canallas, y al mismo tiempo desamparados por las instituciones. Pretender convencernos de que eso era una minucia y no un gravísimo problema solo porque representaba nada más que el 0'42% del total de hogares de la nación es retorcer los porcentajes de una manera aberrante. Vayamos con la otra cita:

    Sobre las casi 4.000 viviendas okupadas que [los cuerpos de seguridad] detectaban en la Comunidad de Madrid, solo algo más de 600 eran de particulares. Es decir, solo una de cada 5.000 viviendas en manos de pequeños propietarios de la región estaba okupada

    La frase es del mismo experto, que utiliza el adverbio "solo" como una guillotina, y, como a cualquiera, se me ocurre pensar si habría hablado con tan frío y "científico" distanciamiento si uno de esos particulares hubiera sido él. Casi aseguraría que no, porque ya se han dado algunos casos de listillos que desdramatizaban el grave problema de la okupación hasta que tuvieron la mala suerte de que les okuparon sus casas, lo que les llevó a dar un giro radical en sus posturas. Vuelvo a lo de antes: esas 4.000 o esas 600 viviendas okupadas representaban un grave problema y una desmesura, y lo mismo ocurría con la proporción a que aludía el señor Rodríguez. 

    Este es el punto que enlazo con el disparatado titular del artículo: restar importancia a un problema en función de su baja incidencia estadística siempre tiene algo de falaz, pero, si el problema es de gran envergadura (y la okupación lo es, muy ciego tiene que ser quien no lo vea), resulta una auténtica indecencia. Voy a daros algunos datos más recientes: el parque de viviendas de España en 2023 era de 26.902.443, mientras que las okupaciones fueron 15.289, un exiguo 0'056%, pero que levante la mano quien quiera que le toque esa lotería, incluidos don Emmanuel Rodríguez, don Pedro Sánchez, don Pablo Iglesias o doña Ada Colau. Además, en términos absolutos, la cifra también es desmesurada. 

    Yéndonos a otras lacras, si hiciésemos la excesiva proporción del título (la misma que hace el señor Rodríguez para la okupación, no lo olvidemos), teniendo en cuenta que hoy hay en España 48.946.035 habitantes, nos saldrían 9.789 asesinatos en un año, un dato escalofriante. Imaginemos ahora que una de cada cinco mil de las 24.950.928 mujeres que hay en nuestro país hubieran sido violadas: este horror lo habrían padecido 4.990, una catátrofe. ¿Sabéis cuáles han sido las últimas cifras reales? En 2023 hubo unos 300 homicidios, 336, si queremos pecisar, así que en este capítulo nos alejamos mucho de la tremenda proporción 1/5000, pero ¿y las violaciones? Fueron ¡4875!, o sea muy cercanas a ella, lo cual resulta desolador. No hay ningún motivo para felicitarse: ni en los 336 homicidios ni en las 4.875 violaciones, pero tampoco en las 15.289 okupaciones.

    Las proporciones y las estadísticas no son para jugar. Cuando un problema es grave, no se puede minimizar ni debe ser objeto de frivolizaciones. 

jueves, 2 de enero de 2025

Las campanadas de Sánchez (la Lalachús y el Broncano son solo dos esbirros muy bien pagados)

     Quiero pediros disculpas por empezar el año con un artículo sobre personajillos tan inanes como estos Broncano y Lalachús, pero me parece pertinente hacer una reflexión sobre lo ocurrido en la retransmisión de las campanadas de fin de año de 2024. 

    Si por algo se han distinguido siempre las fiestas navideñas es por los buenos deseos, pues siempre se han identificado con la paz, la felicidad, la concorcodia y las manifestaciones de buena voluntad. Las expresiones más repetidas -y con generosa insistencia- en estas fechas son "felices fiestas", "felices Pascuas", "feliz Navidad" o "feliz año nuevo" y hasta para detener la guerra, aunque sea de forma momentánea, tienen las fiestas navideñas una varita mágica tan poderosa que lograron hacerlo incluso en la Primera Guerra Mundial, una de las mayores carnicerías perpetradas por el ser humano. 

    Las Navidades son el momento más ajeno a la disputa, el conflicto y la mala leche, así que han rayado a mucha altura en estas aborrecibles especialidades Broncano y Lalachús cuando se han atrevido a meter su fétida pezuña cizañosa nada menos que en las campanadas de fin de año, con un aguijonazo envenenado que les retrata a la perfección: el muy desafortunado ultraje al Sagrado Corazón de Jesús. Viene muy a cuento que señale que yo no tengo creencias religiosas, pero, aun así, me parece deplorable este ataque alevoso, esta chabacana ridiculización de las creencias de millones de personas en un medio de comunicación de alcance mundial y en el que probablemente sea el momento de mayor audiencia del año. Lo de esta pareja de trogloditas no tiene nombre, y, para mayor indecencia, lo han hecho escudándose en el manoseado y perverso pretexto de la broma: NO, penosa parejita, esto no es una broma, no intentéis engañarnos, es una injuria, y ni que decir tiene que no le gastaríais una "broma" parecida a la religión musulmana, ni por supuesto a ese que ha puesto en TVE al señor Broncano para que le haga el trabajo sucio en los medios, o parte del mucho que hace su legión de lacayos en esa parcela. Aún más: ¿les tocaríais siquiera un pelo a Puigdemont, Otegui, ERC o el PNV? Ya lo dudo.

    Así que en el tránsito de 2024 a 2025 España ha inaugurado un nuevo género: las campanadas de Sánchez, porque nadie debe olvidar a qué amo sirven estos dos "cómicos": la mala leche que han tenido el atrevimiento de introducir en la sagrada tregua navideña es una mala leche vicaria, la del personaje que los ha puesto ahí para embarrar y destruir, y, si alguien lo duda, le formularé estas preguntas: ¿desconoce la usurpación que Sánchez ha hecho de los medios de comunicación públicos, que ha sometido a sus intereses, siempre abyectos? ¿Ignora que la mamarrachada de Lalachús ha sido defendida por el Gobierno? ¿Le parece aceptable que un presidente del gobierno se dedique a fomentar la discordia de manera sistemática? Desde que Pedro Sánchez llegó al poder, estamos retrocediendo de una forma alarmante: es alarmante un ataque grosero a millones de españoles como el que ha perpetrado Lalachús; es alarmante que haya elegido -creo que muy a propósito- un momento tan señalado; es alarmente que también las campanadas de Nochevieja se utilicen como instrumento bélico; es alarmante el vomitivo sectarismo de los medios de comunicación pública, pagados, encima, con dinero de todos; es alarmante que una petarda a la que pusieron a retransmitir las camapanadas porque ni es guapa ni es brillante ni es lista ni es buena suelte una coz en tan delicado momento y el ministro de Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes -nada menos- la justifique, la defienda y arremeta contra los perjudicados por el porcino regüeldo televisivo de la torpe presentadora: estamos yendo muy muy para atrás. También en lo personal: ¿de verdad que para la televisión oficial de un país como España dan la talla unos "profesionales" como Lalachús y Broncano? ¡Vaya tropa!, no nos merecemos este castigo, por no hablar de la imagen de nosotros que arrojan. A mí me preocupa mucho la deriva que estamos tomando.

    ¿A qué España se nos quiere llevar? A la de Pedro Sánchez, un gobernante que está poniendo los cinco sentidos en destruir nuestra nación, nuestra democracia y nuestra convivencia. Y mucho ojo, porque ya estamos bien metiditos en ella. Hay una cosa que no deja de sorprenderme: ¿cómo es posible que este embustero cobarde, el más aborrecido de todos los presidentes desde 1978 para acá (pondré dos ejemplos de mil: EJ1, EJ2), siga recibiendo la cantidad de votos que recibe, que en julio de 2023 fueron 7.760.970? Para entender tan formidable misterio, tuve que acudir a una hipótesis, la del pucherazo, que desarrollé aquí y aquí. Sé que es tan solo mi propia explicación, pero doy mucho crédito a los datos sobre los que la edifico, así que soy muy pesimista acerca de los planes que Pedro Sánchez nos tenga preparados.