El 24 de julio de 2023, escribí un artículo titulado Pues el caso es que Frankenstein ha decaído, y mucho, en el que analizaba los resultados de las elecciones generales del día anterior y, entre otras cosas, decía esto:
Paradójicamente, en el plano cualitativo, aunque cuantitativamente haya decrecido, la bestia cantonalista será mucho más feroz, despiadada e insaciable, como durante toda la campaña han venido anunciando ERC, el PNV o Bildu, con unas peticiones que eran más bien aterradoras amenazas. Pensemos, además, que en ese minimonstruo articulado que es Sumar hay también componentes cantonalistas y unamos a ello la gran novedad: que ya se está señalando que Sánchez podría depender de la panda de Puigdemont, y pudiendo, ¿que hará sino hacello?, que diría Garcilaso de la Vega. ¡Qué guerras de bandas van a montar, qué débil va a ser Frankenstein II de España!
Y, como todos sabemos, las bestias y los monstruos, cuando están debilitados, son mucho más peligrosos, pues se ven urgidos por el miedo y la ansiedad, así pues, siendo en la legislatura que vamos a estrenar nuestro viejo Frankenstein un monstruo debilitado, asusta pensar en los terrores a los que no va a vacilar en someternos, teniendo en cuenta los que ya ha perpetrado, de cuya descomunal envergadura no hace falta hablar. Que Dios nos pille confesados, es para echarse a temblar, y estoy hablando completamente en serio.
Ha pasado algo más de un año y aquel pronóstico se ha cumplido con creces y se le ha añadido además, y con virulencia, un factor que en aquel artículo no contemplaba: el florecimiento de los asuntos feos, malolientes o de juzgado de guardia que el PSOE ha venido sembrando durante los seis años de despótico dominio de Akenapedrón I. El resultado es que hoy nos encontramos en un sainete delirante que bien podríamos definir como la España del esperpento, dejaré aquí algunas de las pinceladas que componen el cuadro: un presidente del Gobierno IM-PRE-SEN-TA-BLE, cercado por sus propios abusos y disparates, su sumisión al separatismo y a los albaceas del terrorismo, los chanchullos de su familia y la corrupción de su partido; un buen puñado de asuntos de corrupción, en cuyas investigaciones suenan demasiados nombres de altísimas personalidades: Ábalos, Torres, Armengol, Marlasca, Illa...; amistades muy peligrosas (¡ese Aldama!); Delcy con sus lingotes y su príncipe, un tal Zapatero; un ministro de Asuntos Exteriores autorrebajado a la condición de conseguidor del separatismo; la esposa del presidente del Gobierno ascendiendo de categoria académica por su linda cara y metida en extraños negocios; un músico mediocre que resulta ser el hermano del faraón recibiendo privilegios inexplicables e inexplicados y llevando a la AEAT a ponerse en evidencia; un fiscal general del Estado al que nadie le compraría un coche viejo; un Tribunal Constitucional exonerando a tipos que han dispuesto de cientos de millones públicos como si fueran suyos y dando por buena una ley de amnistía redactada por un abogado patibulario y defensor de narcotraficantes y golpistas; un golpista reclamado por la justicia haciendo y deshaciendo en la gobernabilidad del país y paseándose tan tranquilo ante las narices de los cuerpos de seguridad; ministros y portavoces que a diario mienten obscenamente para tapar la basura de su partido; vicepresidentas y ministras que no saben ni hablar; unas leyes educativas detinadas a adoctrinar y que favorecen la ignorancia... Y lo último, una guinda berlusconiana que reúne todos los méritos para coronar este pastel (💩): un ministro sexagenario perdiendo el culo por una jovenzuela me temo que más de treinta años más joven que él, llevándosela a viajes oficiales, pagándole unas extrañas minutas, facilitándole un pisáncano al lado de la plaza de España y presentándose en un acto académico de la señorita con un ramo de flores y haciéndose pasar por su tío: ¿se puede ser más esperpéntico?
Y me dejo mucho, como sabéis bien. He hablado de esperpento y eso siempre nos hace pensar en las obras de Valle-Inclán y, con muy buena lógica, en las que él explícitamente relacionó con este concepto literario de su creación, es decir, Luces de bohemia y Martes de Carnaval, pero pienso que el esperpento español de hoy recuerda más bien a otra gran creación valleinclanesca en ese mismo registro, aunque esta, en el género novelístico: el Ruedo Ibérico, el ambicioso retablo en que el autor gallego quiso pintar la España decadente de los últimos treinta años del siglo XIX, es decir, el desmoronamiento del periodo isabelino. Mal que le pese al señor Urtasun, ministro de Cultura con todos los pronunciamientos favorables, eso del ruedo le ajusta a la perfección a la España a la que la cuadrilla (¡venga términos taurinos!) a la que él pertenece nos ha traído, pero dan ganas de pensar que, en los casi cien años que han pasado desde que Valle empezó a publicar esta magna obra, una de dos: o muy poco han cambiado las cosas o estamos experimentado una regresión, lo digo porque el título de la primera de las novelas que la componen, La corte de los milagros, le vendría que ni pintado a lo que expongo en el párrafo anterior. ¿Y qué me dicen del título de la segunda y última del ciclo que llegó a componer completa, o sea, Viva mi dueño? Francamente, cuando oigo hablar o veo actuar a los ministros o los altos cargos del PSOE, sea o no refiriéndose al Puto Amo, siempre tengo la sensación de que en cualquier momento se van a arrancar gritando eso mismo: ¡Viva mi dueño!
Lo dicho la España progresista del sanchismo y sus aliados de Frankenstein 2 progresa hacia atrás.
No hay comentarios:
Publicar un comentario