El pasado 29 de enero, apareció en "El Mundo" una entrevista a José Antonio Marina con esta elocuente y rotunda frase suya como titular:
El concepto del deber ha sido expulsado de la escuela
Y no vayáis a creer que se quedó ahí, porque la frase completa era esta: Pero el concepto de deber también ha sido expulsado de la escuela. Y es una estructura de la inteligencia. ¡Casi nada!: deber e inteligencia unidos íntimamente, o sea, dinamitar los pilares de la pedagogía innovadora, que está plagada de simpáticos ácratas convencidos de que los alumnos que desprecian las reglas es porque son los más inteligentes, mientras que los que las cumplen lo hacen por simple mediocridad. Y, para los que tengan aún dudas de que el señor Marina ha asumido un fuerte giro de timón, también dijo estas cosas:
-La educación es la construcción de la memoria; no podemos hacer nada sin ella. Sin embargo, no se está educando la memoria en la escuela. La educación la ha desprestigiado. Me produce una irritación tremenda cuando se la relaciona con los Reyes Godos.
-[La memoria cayó en desgracia] por la ignorancia de todos los gobiernos. Y por un tipo de psicología que ha dicho que el paradigma tradicional era malo y la "escuela nueva" es buena, cuando se ha visto que para algunas cosas el modelo antiguo es mejor. La escuela tiene un lío psicológico y pedagógico muy serio.
-Estamos fomentando en los niños una falta de atención por no educarla.
-Se nos ha cruzado otra mala herencia de la psicología: la excesiva importancia que da a la motivación. Se dice que si un niño no está motivado no puede realizar una acción, cuando el progreso de la Humanidad radica en que podemos hacer cosas aunque no estemos motivados, simplemente porque es nuestro deber.
Todo eso lo habría firmado este humilde guachimán, pero seguramente estaréis de acuerdo conmigo en que choca un poco viniendo de Marina, si atendemos a su trayectoria de los últimos años. Hace no muchos, tuve el privilegio de asistir en la Fundación Ramón Areces a un mano a mano entre él y Ricardo Moreno Castillo, en el cual era este el rotundo e inequívoco defensor de la escuela en que encajarían las ideas arriba expresadas, la del "modelo antiguo", como dice Marina, mientras que a él se le podía ver como el defensor de la escuela de la LOGSE, los pedagogos y la innovación, esa que ha hundido nuestra enseñanza y con la que ahora se muestra tan severo. Y no hablo a humo de pajas, porque a Marina le hemos visto decir tonterías como esa de que un niño que sube del 1 al 4 ha progresado más que uno que pasa del 9 al 10, uno de esos dogmas-trampa de los pedagogos por completo incompatible con lo que defiende ahora, o fundar cátedras en Inteligencia Ejecutiva cuando esto era lo que molaba. ¿Y qué hay de aquel proyecto llamado Superpadres que se sacó de la manga allá por 2012 en colaboración con Planeta? Ni os molestéis en buscar, porque en internet ya se ha esfumado todo rastro suyo.
Parece que ese José Antonio Marina ha caducado y ha vuelto el de los primeros tiempos, el bueno, el profesor que escribió libros como Teoría de la inteligencia creativa, lo que debe alegrarnos, porque en este sí que es esperable que diga cosas como las que dice ahora sobre la atención, la memoria, el esfuerzo y el deber, las cosas que diría un educador, no un pedagogo, un psicólogo o un "experto". ¡Por fin ha descubierto lo que son y el daño que han hecho!, lo mismo, supongo, que, después de aventuras como el famoso Libro blanco de la profesión docente y su entorno escolar, le habrá ocurrido con los políticos, a juzgar por lo que en la entrevista deja caer acerca de los gobiernos. No, don José Antonio, el problema no eran ni son los docentes, aunque está muy bien que aspiremos a su excelencia, el problema son los pedagogos, los psicólogos, los "expertos" y los gobiernos, que han hecho las cosas que han hecho, ahí tiene usted la LOMLOE, que pone los pelos de punta. Y todavía no me explico cómo en la entrevista comete usted el desliz de mencionar a la nefasta Irene Rigau, con las cosas que hizo esa distinguida señora, se conoce que aún no está curado del todo.
Terminaré con una puntualización. Dice Marina que otro mal de nuestra enseñanza es que se ha dado excesiva importancia a la motivación por un mal legado de los psicólogos. Esto hay que matizarlo, porque el regalito envenenado que han dejado a la escuela los psicólogos no es exactamente una excesiva importancia de la motivación, sino algo mucho peor: una excesiva importancia de un concepto aberrante de la motivación. Lo que las monsergas de los autodeclarados expertos han implantado con la etiqueta de "motivación" han sido cosas como dar clase disfrazado de payaso, contar chistes, dar bollos o regalar aprobados, pero, como ya he dicho en otras ocasiones, eso no es motivar, eso es engatusar con premios ajenos al acto educativo, o sea, un chantaje facilón, al contrario que la motivación auténtica, que consiste en la compleja y ardua tarea de conseguir que el alumno se sienta atraído por lo que se le enseña, bien por ello mismo o bien por el beneficio que el conocimiento de esa materia pueda aportarle. El alumno verdaderamente motivado se sentirá satisfecho con premios de auténtico valor, logros como haber aprendido algo que ha acabado interesándole o pareciéndole importante, haber superado un reto, tener la sensación de que en algo ha mejorado o móviles similares. Será un alumno que no necesitará pseudomotivaciones como que el "profe" de historia aparezca un día disfrazado de húsar, e incluso tendrá la sensatez y la perspicacia suficientes para entender que esos trucos, en el mejor de los casos, son tan solo juegos extravagantes. No lo rebajemos, no le ofendamos, no lo tratemos como a un delfín al que se da un pez para que pase por el aro, porque, inyectando en la enseñanza esta pervertida "motivación" circense, se ha conseguido confundir a los alumnos, tiene razón Marina. Los alumnos son seres humanos, no delfines de delfinario o monos de feria, no perdamos de vista este pequeño detalle, respetémoslos y no les motivemos con miserables chucherías, sino con retos elevados, los cuales no solo no excluyen el esfuerzo, sino que rara vez pueden darse sin él. O sin el sentido del deber, pues son virtudes que congenian maravillosamente.
Es curioso que Marina vuelva al "sentido común" en la educación del que habla Ricardo Moreno. Coincido con lo que dice en esta entrevista, que rectifica su línea equidistante entre el pedagogismo rampante y una posición crítica. Debe de ser que le hacen poco caso y necesita audiencia. O que es ya tan obvio el destrozo pedagógico que no cabe mantener medias tintas. No sé. Desde luego, el desastre educativo no lo pueden disimular. Pese a que las autoridades educativas, nacionales y autonómicas, continúen en su línea de destrucción del sistema.
ResponderEliminarEncuentro muy significativo este pronunciamiento de Marina, porque ha sido durante los últimos años el "experto creíble" del que han tirado los gobiernos, preferentemente del PP. Si hubiesen presentado el libro blanco de Tiana o de Alicia Delibes, nos habríamos muerto de risa, pero si era de Marina, no, porque el prestigio no se lo puede neegar nadie. Por eso, que ahora condene el estado en que ha quedado la escuela es muy significativo: ya no criticamos los descontentos de siempre, sino que lo hace alguien que ha estado en el otro lado, y con argumentos con unas connotaciones tremendas -al menos, para quienes hemos estado en esta guerra-, como eso de los reyes godos, que, aunque parezca una tontería, es darles en los morros a Enguita, Acaso, Tiana, Santos Guerra, la propia Gomendio con la que colaboró...: gente que tal vez se haya revolcado alguna vez en ese tópico. En cuanto a sus motivaciones, creo que van por el lado de las dos que tú dices, aunque yo me inclino más por la segunda.
EliminarMarina, que no es tonto y conoce bien el sector educativo, sabe lo que ha pasado con todos los estragos del pedagogismo. No en vano fue catedrático de instituto y no es un pedagogo pseudoexperto sin experiencia docente. Pero ha jugado a la equidistancia para ser aceptado por unos y por otros. Procurando no molestar al establishment pedagógico, que nunca lo ha visto como uno de los suyos, pero que no lo ve como un enemigo frontal, como sí lo son los que niegan la validez de la “nueva educación” o de “la pedagogía como ciencia”. He leído la entrevista entera y les da un buen y merecido repaso a los responsables del destrozo educativo. Llega un poco tarde. Y supongo que no les sentará bien, porque Marina tiene muy buena imagen. Prestigio en algunos sectores. Yo lo defendí hasta que comprobé su oportunismo en un asunto en el que el compromiso con lo que uno sabe y cree es exigible.
ResponderEliminarPero al margen de la entrevista y el personaje, que más vale que abandone el lado oscuro, lo que me sigue pareciendo atroz es que el destrozo educativo y el disparate pedagógico no paran. Con estas últimas ministras y el incesante despiporre autonómico el camino a la perdición continúa y acelerando el paso. Parece mentira que años de comprobación empírica del desastre no hayan hecho la más mínima mella para un cambio de rumbo.
Creo que tú y yo hemos tenido unas posturas parecidas con respecto a Marina: creer en él por las razones que tú enumeras aquí y retirarle el crédito cuando se vio claro que le interesaban más el supuesto caso que se le hacía (digo supuesto porque al final lo usaban solo como mascarón para hacer luego lo que les daba la gana) y ciertas oportunidades de negocio que intentó aprovechar. En cuanto a lo del cambio de rumbo, la razón es muy clara: lo marcan los políticos y desde la implantación de la LOGSE siempre han optado por la línea de una educación sin exigencia aunque representase el desastre a ojos vista, porque creían que eso les beneficiaba electoralmente, es canallesco. Lo del PSOE es de juzgado, fíjate que trayectoria: LOGSE - LOE - LOMLOE, que es como decir pozo - barranco - abismo, pero el PP no ha sido mejor, primero, por eso que hemos comentado siempre de que en sus comunidades han practicado las mismas políticas que el PSOE y segundo, porque la LOCE y la LOMCE tampoco representaban una rotunda negación de la LOGSE, que es de donde todo emana. La prueba principal es la que digo siempre: que respetaban la estructura de las etapas dejando intacta la ESO, que es el núcleo del problema. No creeré en ninguna propuesta de cambio educativo que no empiece por cargarse la ESO y alargar la primaria hasta las catorce años. Esto lo dejé ya muy claro aquí: https://papabloblog.blogspot.com/2019/07/por-una-seria-modificacion-de-la.html.
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ResponderEliminarComo sabemos, Pablo, rectificar es de sabios. Y merece un aplauso, sin connotación motivadora.
ResponderEliminarLo que parece claro es que las innovaciones (o improvisaciones) educativas de los últimos decenios, salpicadas de pedagogismo, no parecen haber acarreado buenos resultados. Al contrario, por lo que ya sabemos y por lo que se refleja en este informe periodístico reciente:
Un test viral de cultura general deja en evidencia a jóvenes: "Me van a quitar el bachillerato"
https://www.lavanguardia.com/cribeo/viral/20220203/8031032/test-viral-cultura-general-deja-evidencia-jovenes-me-quitar-bachillerato.html
La verdad es que he tenido que ver el vídeo para convencerme de que no es un montaje, aunque también está claro que se toman la prueba con una seriedad cero. Sí saco una inferencia que quizás sea exceso de suspicacia mío. A ver: las niñas son catalanas y tienen dudas acerca del autor del "Quijote", y cuando les preguntan por el año en que comenzó la Segunda Guerra Mundial, empiezan haciéndose un lío con la primera y la segunda y terminan liándose entre 1914 y... 1714. ¿Tiene todo esto algún significado secundario? Tal vez sí, pero tal vez no, porque con lo del "Quijote" tengo yo este testimonio que apunta a que esa burrada concreta es de ámbito nacional, aunque es con alumnos de 3º de ESO:
Eliminarhttps://papabloblog.blogspot.com/2014/04/praxis-educativa-14-quien-escribio-el.html
En cuanto a lo de la sabiduría de Marina, inapelable.
Los estragos de la LOGSE y sus excrecencias son innegables. Pero al margen de la grave responsabilidad de los partidos que han promovido esas "reformas" y quienes de hecho solo las han retocado tras hacer mucho ruido (algo parecido a lo que está haciendo el gobierno Sancheznstein con la reforma laboral heredada de Rajoy y Fátima Báñez) no podemos olvidar que desde finales de los 60 un poderoso grupo de presión, con ramificaciones en todos los partidos y sindicatos, confesiones religiosas, editoriales, medios de comunicación, universidades y otras entidades políticas y profesionales ha seguido defendiendo sus intereses corporativos, imponiendo su agenda, su lenguaje y, en última instancia, su poder. Y no olvidemos además que ese grupo de presión tiene una amplia proyección y presencia internacional. Desdeñar su importancia y echar la culpa al sistema, al capitalismo, al neoliberalismo, al partido A o al B es no señalar claramente al enemigo. Dicho esto sin restar a CCOO, UGT, los STES, los MRPPS, PSOE, IU, PNV, ERC, Podemos, los abertzales y los del 3% un ápice de culpa ni de responsabilidad en los disparates perpetrados. Culpa sin excusa ni atenuante tras treinta años sin el más mínimo atisbo de rectificación, de autocrítica ni de asunción de responsabilidades. Pero el principal culpable y responsable es el pedagogismo. Tan poderoso que Marina, en contraposición a lo que han hecho otros, se ha puesto de perfil frente a ellos para no ser "cancelado" ni "señalado" ni "liquidado". La secta pedagógica es implacable y tiene harta experiencia en hacer algo que es ahora muy común en la era de Internet: linchar y destruir.
ResponderEliminarEs que eso se le da muy bien porque concuerda mucho con su genealogía eclesiástica, lo que ocurre también con una de sus más fructíferas habilidades: la de situarse siempre en las cercanías del poder o incluso parasitarlo. El desastre educativo políticamente es de izquierdas, pero sus planteamientos apestan al sentido más hipócrita, clasista, paralizante y calamitoso de la caridad cristiana. Algunos pedagogos tienen la misma visión de los alumnos que tenían de los negritos las damas pías. Difícilmente se va a encontrar nada más clasista y reaccionario que la política educativa de la izquierda española.
EliminarY además los pedagogos han tenido por desgracia muchos cómplices. Por cobardía, por mediocridad, por esnobismo, borreguismo, por ganas de trepar, por miedo a ser señalado, muchos profesores han terminado sucumbiendo a lo que era la destrucción de su profesión y el fin de su dignidad.
ResponderEliminarEso es absolutamente cierto, pero siempre diré en su descargo que al profesorado se le ha dejado desamparado por completo. Si te sueltan en un centro donde las fuerzas vivas (dirección y orientación) son logsianas, y a menudo, ferozmente; donde si suspendes más de lo que gusta te van a presionar (hasta compañeros tuyos en las juntas de evaluación) y a dejarte solo ante los padres, además de crearte automáticamente una aureola de rígido sin mirar nunca por qué suspendes tanto; si tienes y con toda la razón el temor de que en cualquier conflicto, sea cual sea su causa, lo más probable será que la inspección se te ponga en contra; si el clima dominante y los sindicatos dominantes son de un progresismo tontuzo, borreguil y acrítico, a no ser que seas de los que comulgan con esto -que para nada son mayoritarios-, lo más probable será que te refugies en el acatamiento por miedo o comodidad, porque el profesor no tiene hoy en España un referente sólido y seguro en que refugiarse, algo así como lo que hubiera sido un sindicato profesoral potente, comprometido y contrario a la LOGSE. Hacer la guerra por tu cuenta cansa mucho, por eso la mayoría de la gente ha claudicado. Esto, repito, es un descargo, no una justificación. En los centros en los que ha habido tan solo media docena de profesores contestarios, las cosas han ido mejor, lo que hace pensar que quizás no estaríamos donde estamos si los insumisos hubieran sido más.
EliminarCuando hablo del profesorado no me refiero a la labor del día a día en un medio hostil en el que al final las fuerzas logsianas han alcanzado sus objetivos militares. Y yo no pido heroicidades. Lo que digo es que los profesores podrían haber pedido a sus teóricos representantes un cambio de rumbo. Se podrían haber manifestado colectivamente. Por ejemplo, en los claustros de profesores. Los logsianos, mucho mejor organizados, lo han tomado todo: la inspección, las administraciones educativas, los medios de comunicación, los sindicatos (casi todos). Y se han oído muy pocas voces en contra. En mi último instituto, donde la LOGSE se había anticipado y el mal era aún incipiente, aunque visible y divisable, fuimos muy pocos los que éramos partidarios de una contestación. La mayoría era partidaria de aguantar el chaparrón y jubilarse y daba la partida por perdida. Y en aquel claustro el estado de opinión era todavía claramente contrario a la barbarie pedagógica y no se oía ni una voz favorable. Excepto la orientadora, que defendía la doctrina como si fuera un comisario político maoísta. Y el Jefe de Estudios del Nocturno, que era de CCOO, que sostenía que la reforma era una mierda, pero que era lo que tocaba. Con los años he ido viendo que incluso hay sectores del profesorado que simpatizan con la pedagogía blandiblú. Y que conste que admiro la entrega y la dedicación de los profesores que en la secundaria y el bachillerato habéis estado dando el callo y no os habéis rendido. Por lo menos habéis trabajado con un mínimo de dignidad. Pese a que todo el viento soplaba en contra, yo sigo pensando que por acción y omisión, como colectivo, la mayoría del profesorado no ha hecho todo lo que podía para parar el engendro. ¿Cómo se entiende que un amplio sector vote en unas elecciones sindicales a los que están destrozando la profesión? Es que incluso yo achaco a muchos falta de capacidad para el análisis político, más allá de las consignas. Y de las emociones.
ResponderEliminarCoincido con la casi totalidad de lo que dices, pero hay algunas matizaciones. En mi anterior comentario yo hablaba del día a día no como mérito profesional, sino el escenario concreto en el que se ha producido la tiranía logsiana, en unos cuantos aspectos muy precisos, sobre todo dos: disciplina y calificaciones. Quienes estaban en contra de ellos en esos campos (que son de pura práctica didáctica), se veían envueltos en un conflicto que se extendía ya a esos derechos que hemos visto que el profesorado no ha sido capaz de defender, porque ese rodillo de la iglesia logsiana (con ramificaciones dentro y fuera de los centros, desde el PT miserable que se está currando un puestecillo cómodo hasta el program televisivo que viene a decir, por boca de cualquier piernas con etiqueta de experto, que tus ideas son fascistas) le sometía a una presión encaminada a arrebatarle su derecho a calificar objetivamente -¡que es también y antes que nada un deber!, la LOGSE ha sido la entronización de la prevaricación- y a hacerse respetar. Y aún iban más lejos, porque, si no calificabas a su gusto, ponían en tela de juicio tus metodologías -en general sin conocerlas y siempre por personas que no tenían otra que no hacer nada y aprobar a todos- y en consecuencia tu personalidad: nuevamente, como ves, el ataque a la práctica profesional llevaba ímplicito otro a importantes derechos: el de la libertad de cátedra y el de la limpieza de tu imagen. Ahí es donde está la cuestión: si ya era complicada la batalla por ejercer la honesta práctica educativa contra los sátrapas o los esbirros que impusieron la LOGSE, para defender los derechos que iban cosidos a ella, la tarea era imposible, porque eso no se puede hacer en plan Quijote solitario, o es muy duro, y lo que tenías enfrente eran los defensores de la LOGSE (por convicción, por corrupción o por conveniencia) más un curioso puñado de aliados entre los que se encontraban los sindicatos, los teóricos apoyos que dieron la espalda al profesorado, unos, por tibieza, otros, por militancia logsiana, como es el caso de CCOO. Aquí es donde no coincido contigo: en lo referido a la defensa de sus derechos, el profesorado estuvo abandonado, porque su principal teórico apoyo en este terreno, que deberían haber sido los sindicatos, le traicionó. Lo de CCOO ya es espectacular, porque, con el tiempo, la mayoría de los miembros con carné de este sindicato se hicieron defensores de la LOGSE (como el propio sindicato como institución, por la ecuación LOGSE = progresismo) y muchos de ellos coparon y siguen copando cargos, asesorías y demás, que te voy a contar a ti que no sepas. Lo de su apoyo amplio es relativo. Allá por 2010, que es cuando dejé de interesarme por estos temas, CCOO ganó las elecciones sindicales en Madrid, pero con una participación ridícula de más o menos un 30%: resultado: en un censo de unos 50.000 profesores, CCOO arrasó con unos 7.000 votos, o sea, el 14% del profesorado, el suelo de gente progresista de toda la vida que no se paraba preguntarse qué era exactamente CCOO y el qué les beneficiaba o les perjudicaba. No era apoyo masivo, como ves, y me temo que ahora será igual o peor.
EliminarConozco el dato de abstención. Apoyo masivo nunca ha habido a las reformas logsianas. Pero el pedagogismo logró neutralizar a sus adversarios y crear una poderosa red clientelar, al tiempo que contaba con la pasividad, la apatía o la resignación de una mayoría silenciosa. Situación por cierto muy similar a la de cierto régimen político que vivimos en España. El día a día del profesor en los institutos era uno de los principales aliados para tratar de demostrar que la LOGSE era irreversible, estaba blindada y nada se podía hacer contra ella.
ResponderEliminarLo suscribo al cien por cien: una minoría de mediocres y esbirros imponiendo su mierda y sacando provecho ante la pasividad, la apatía o la resignación de una mayoría que acataba (y sigue acatando, y la mierda cada vez es más gorda y más tóxica), como en ese régimen. Qué patético.
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