Cualquiera que lo desee podrá comprobarlo, porque, cuando leáis esto, seguramente la sesión parlamentaria de hoy en el Congreso estará ya completa en internet. Ha sido cuando debían de ir quince o como mucho veinte minutos de debate, y de la siguiente manera: en la segunda interpelación al presidente del Gobierno, que ha corrido a cargo de Santiago Abascal, a grandes rasgos, el jefe de filas de Vox ha preguntado a Sánchez qué soluciones pensaba dar a los actuales problemas energéticos de España y en un apartado de su planteamiento ha afirmado que el Gobierno parecía desentenderse de ellos, mientras se ocupaba de iniciativas de escasa utilidad, entre las que ha citado las Matemáticas con perspectiva de género.
Estaba meridianamente claro que ni de lejos era esta la cuestión básica sobre la que se interesaba Abascal, pero ha sido a ella a la que se ha agarrado Sánchez para iniciar su respuesta, con el siguiente razonamiento: que las Matemáticas con perspectiva de género son importantes porque hoy mismo nos hemos enterado de que una niña de 14 años fue asesinada ayer por un individuo de 22. Huelga decir que está completamente fuera de lugar en este momento entrar en consideraciones pedagógicas, pero ya sí que resulta pertinente proclamar esto: que vincular cualquier forma de estudiar las matemáticas con un asesinato (aun con la muy discutible pretensión de que pudiera evitarlo) es un completo disparate, por lo heterogéneas que son y lo alejadas que están ambas cosas.
Si solo fuera por esto, ni merecería la pena ocuparse del tema, porque estaríamos tan solo ante una majadería, bien que dicha en el Congreso y por el presidente del Gobierno, lugar y persona de los que serían deseables discursos de mayor inteligencia y seriedad, pero sucede que el episodio resulta muy lamentable y digno de atención por otro motivo: si como afirmación era una estupidez, como acto, la respuesta del presidente Sánchez ha sido algo mucho peor: ha sido una verdadera indignidad, ya que ha supuesto la instrumentalización de un hecho trágico y muy doloroso tan solo para salir del paso en un lance parlamentario. La incongruente alusión de Abascal a las Matemáticas con perspectiva de género no tenía la menor importancia, pero, aunque la hubiera tenido, Pedro Sánchez no estaba legitimado en absoluto para intentar capearla con un hecho tan grave y doloroso como un asesinato, y menos aún, tan reciente, sin pararse a pensar en ello o ni siquiera en que lo hacía ante millones de espectadores, entre los que tal vez incluso podría hallarse algún allegado de la víctima.
Hay ciertos asuntos con los que jamás se debe frivolizar, por lo que es mejor pararse a pensar un poquito antes de utilizarlos para el lucimiento facilón de la pirotecnia parlamentaria.
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