Cuatro reflexiones sobre la fuerte remodelación ministerial

     Hace apenas unas horas, Pedro Sánchez ha hecho efectiva por fin la remodelación ministerial que se venía rumoreando desde hace unas semanas. Dada su profundidad, constituye una verdadera crisis gubernamental, y de gran calado, que ya a simple vista suscita inquietantes reflexiones.

    1.- La deletérea inconsistencia de Pedro Sánchez y su proyecto. Pedro Sánchez lleva como presidente del Gobierno desde el 2 de junio de 2018, fecha en la que ascendió tras la moción de censura a Mariano Rajoy, con los apoyos que todos sabemos, tan variopintos como disolventes (de la nación). En 2019 se vio obligado a convocar unas elecciones generales para el 28 de abril, tras las que no pudo formar gobierno, con lo que convocó otras para el 10 de noviembre. Esta vez, con 120 escaños, sí lo formó, pactando una coalición con Podemos y "disfrutando" del mismo apoyo parlamentario de la moción de censura. Hoy, 10 de julio de 2021, fuerza esta profunda crisis. Todo esto, en algo más de tres años. Es difícil prosperar con el demencial balance aquí expuesto, que es el fruto del proyecto de Sánchez. ¿Que cuál es ese proyecto? Lo desgranó ayer muy bien Isabel Díaz Ayuso, pero puede rastrearse en sus políticas, sus procedimientos, sus constantes mentiras y los aliados que ha elegido para alcanzar el poder y mantenerlo. Si nadie lo remedia, Pedro Sánchez nos buscará la ruina. 

    2.- Un ligero vistazo a los salientes. Todos los medios señalan que entre ellos se encuentra gran parte del núcleo duro del Gobierno y algunos de los que le han hecho a Sánchez el trabajo más sucio. A esto podrían añadirse algunos matices particulares. Carmen Calvo: una puñalada trapera. Iván Redondo y Ábalos: el premio a la operación Murcia; Ábalos, además, con lo de Delcy, Plus Ultra y otros asuntillos tiene un futuro problemático. Laya, Celaa y Campo: unidad de quemados, más, en el caso de las dos primeras, medalla de oro a la incompetencia. Duque y Uribes: inexistentes.

    3.- Los podemitas, intactos. Lo cual, dado que cuatro de los cinco que son se encuentran entre lo más inane e incompetente del gabinete (¿por qué despachar a Laya y no a Garzón o a Castells?), se debe interpretar como síntoma de que la remodelación busca sobre todo la permanencia en el poder, ya veremos si le sale la jugada a Sánchez. Otro dato: esos cinco ministros están asociados a los planes más radicales, cismáticos y demagógicos del Gobierno, de modo que el mantenerlos es muy significativo de las preferencias del presidente.

    4.- Un par de cositas sobre los entrantes. Inquieta, y mucho, que Sánchez haya colocado a Ánder Gil como presidente del Senado. Lo de Iceta es indicativo de la irrelevancia del Ministerio de Cultura, pues ha otorgado esta competencia a un político muy criticado por su deficiente bagaje cultural, aunque he visto en un comentario de "El Mundo" algo que puede ser la clave: ¿será el señalado para acometer la segregación de las selecciones deportivas vascas y catalanas? No es descartable, pues se trata de un disparate, y ya sabemos cuánto le gustan los disparates a Pedro Sánchez. En cuanto a los nuevos nombrados, sé muy poco sobre ellos, pero, como a muchos, me sorprende el salto de ayuntamientos a ministerios que han dado tres de de las designadas, ya veremos cómo resulta.