Como es de dominio público, Joan María Piqué, uno de esos fanáticos imbéciles que por solo estos dos méritos tienen halagüeñas perspectivas de éxito en el separatismo catalán, es un individuo que hace unos días se permitió publicar un tuit que era una incitación a la insurrección armada. Por si esto fuera poco, lo hizo ocupando un cargo político (jefe de prensa de la consejería de Interior), pero ningún poder público regional o nacional ha mostrado la menor intención de proceder legalmente contra él, cosa que no extraña en este país enloquecido (aunque por suerte otras organizaciones sí se han ocupado de hacerlo, concretamente, SCC, a quien aplaudo), como tampoco extraña que este fenómeno cobre casi 70.000 euros por cumplir tan delicadas tareas, pues de todos es sabida la generosidad con que la Generalidad tira del dinero público para recompensar a sus esbirros, o el guerracivilismo expresado sin complejos por cargos públicos nacionalistas, cosa que ya se conoce al menos desde 2012 y por boca de un consejero de Interior, Felip Puig.
Y es que el separatismo catalán es tan obscenamente inclinado a la violencia que no solo la practica desde el vandalismo callejero, sino que además la fomenta desde cualquier poder institucional que ocupe, como deja muy claro una noticia un tanto extensa que viene hoy en El Confidencial, cuya lectura os recomiendo. En ella se da cuenta de un informe recién publicado por el Observatorio Cívico de la Violencia Política en Cataluña, que revela que esta se concretó durante los últimos seis meses de 2019 en 977 actos, de los que el 96'22% fueron obra de independentistas. Insisto en que leáis la noticia, porque aporta datos y matices muy significativos; yo me voy a limitar a reproducir aquí un párrafo que me parece sencillamente genial. Por lo visto, la Generalidad tiene un observatorio similar (la Oficina de Derechos Civiles y Políticos, creada por el Honorable Quim Torra), el cual tiene registrados solo 283 actos, que atribuye en su mayoría a españolistas y extremistas de derecha. Esta sensible diferencia la explica José Domingo, uno de los impulsores del Observatorio Cívico, dando cuenta de ciertas particularidades metodológicas del estudio de Torra:
No considera como episodios violentos las duras manifestaciones de octubre. Por ejemplo, el hecho de arrojar una bengala contra un helicóptero [episodio por el que hay un imputado], tirar adoquines a la policía o incendiar contenedores no están considerados actos violentos por el Govern, sino que entran dentro de la libertad de expresión. En cambio, computa como agresión el hecho de retirar lazos amarillos o pancartas políticas de las fachadas de edificios públicos, que no deben contener propaganda partidista. E incluso llega a calificar de violencia simbólica el hecho de que en un encuentro de la liga femenina de balonmano el Hércules de Alicante se negó a disputar el partido si las jugadoras catalanas mantenían el lazo amarillo colgando en sus camisetas. Es incomprensible. Nosotros, en cambio, computamos todos los incidentes habidos.
Estos son los criterios con los que la Generalidad determina lo que es o no es violencia política. Saque cada cual sus conclusiones.
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Esta violencia política se ejerce desde hace tiempo en Cataluña en especial, pero cada vez en mas sitios de España en particular. Su tronco es la imposibilidad de estudiar en español en cualesquiera sitios donde éso suceda, afectando ahora mismo a la cuarta parte de los educandos españoles. También afecta, por su propósito final, a una tercera parte de los aspirantes a la función pública. Los partidos localistas no hubieran sido causa necesaria sin el PSOE y el PP, que han sido además causa eficiente. Ésta es la primera violencia, la mas importante, y la fuente de todo lo demás. Como no afecta a las élites, por el contrario las favorece como oligarquía, también en " Madrid", no sólo va a ir a menos, sino que irá a mas. De " Europa" , que nadie espere nada para coirregur ésto. Nos " corregirán" las pensiones y los salarios, ésto no. De hecho Alemania promueve en el resto de países estas cosas, que muy bien se guarda de evitar en su país. EEUU, también!
ResponderEliminarEs indiscutible que los nacionalistas han ganado dos batallas cruciales: la de la educación y la de la lengua, y que en ambos casos ha sido por una lamentable incomparecencia del adversario. El precio que hemos pagado (y seguimos pagando) ha sido elevadísimo. Yo creo que es reversible, pero tendríamos que estar dispuestos a grandes cambios y una durísima confrontación política.
EliminarPuede y debe revertirse, es una injusticia. Por otra parte, estoy viendo estos días diversos documentales de historia, hoy veía uno sobre el exterminio de las personas ilustradas y capaces en Polonia durante la segunda guerra mundial, por los nazis y los comunistas. Éso es lo que se está haciendo, mas sibilinamente en Espala, y contra España. Como me dijo un gran amigo exiliado en Madrid:" mira Paco, de lo que se ha tratado siempre en Cataluña, es que no haya una clase media charnega". Lo mismo vale para el País Vasco. No es casualidad que los cuadros nacionalistas estuviesen fueran todos comunistas en los 70, ni que fueran al Deustche Schule en los 59-60
EliminarAnte lo que no me queda más remedio que añadir, una vez más, que ese plan se llevó a cabo en gran parte con la pasividad de los gobiernos centrales y, en Cataluña, con la complicidad de la izquierda. Y siguen así. Hoy mismo, he visto unas palabras de Carmen Calvo que hablaban de ERC como partido de izquierdas y, por lo tanto, homologable a todos los efectos, lo que hay que oír. Volviendo a lo de recomponer esto, yo también creo que debe hacerse, pero exigirá un giro copernicano del sistema político español y un esfuerzo y una decisión colosales para bajarles los humos a los que en Cataluña, la comunidad vasca y otros sitios se creen los amos del cortijo.
EliminarLa violencia política está ligada al nacionalismo catalán desde sus orígenes, incluso antes de la guerra. En época contemporánea no podemos olvidar a Terra Lliure, que aunque duró menos que ETA, fue de una brutalidad y una crueldad terrible. Pero lo que más destaca últimamente, desde que la familia Pujol y Artur Mas decidieron tirarse al monte es que la violencia no se ejerce desde las instancias políticas más marginales, sino que con el cambio de estrategia, esa violencia es institucional y está respaldada por el núcleo duro del poder institucional. El "apreteu" de Torra, los tuits de Torrent, la apología de la acción directa y las mismas acciones vandálicas y salvajes respaldadas por diversas instituciones: ayuntamientos, consejerías, etc. Y la actitud del poder político en España y en la comunidad catalana oscila entre la inacción y la justificación. No se van a parar con la crisis del coronavirus. No vamos a ser mejores después de la pandemia. Si no se hace frente a esta chusma y se la mete en vereda, pues terminaremos mal. O viviremos en amplios espacios de impunidad y barbarie.
ResponderEliminarYo ya te he dicho otras veces que ojalá termine pronto la pandemia, por razones de salud, economía y supervivencia, primero que nada, pero también por otra cosa: porque desaparezca por fin ese parapeto que algunos está utilizando para cometer abusos y otros para hacer políticas penosas. Y estoy seguro de que, cuando ya no exista esa urgencia que lo tapa todo, la pugna política se va a encabronar mucho, porque ya son muchas y muy gordas las cosas inadmisibles.
Eliminarhttps://www.impulsociudadano.org/el-independentismo-genero-el-9622-de-la-violencia-politica-en-cataluna-en-el-segundo-semestre-de-2019/?fbclid=IwAR3Br6KpC4xwGUK_KVIYqvb8ZapfY3KYPR-mZ6CZpB3FaOqp7U6Q2I4TOxI
ResponderEliminarFenomenal. En la página de Impulso Ciudadano hay más información y un enlace al informe completo.
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