Si teníamos pocos problemas en España, parece que, ante el obligado cierre de los centros, los "expertos" educativos se han conjurado en una furibunda ofensiva para dinamitar nuestra enseñanza. Hace diez días intentaba uno torpedear las vacaciones de verano; poco después, otro muy afamado proponía el aprobado general, y hoy me encuentro con un tercero que se descuelga diciendo que este curso habría que suprimir la selectividad. Cuando una conducta se repite, se convierte en costumbre, de manera que, puesto que los expertos educativos están demostrando su insistencia en aprovechar una situación dramática para ganar notoriedad, colar disparates o lo que quiera que pretendan, habremos de concluir que constituyen un colectivo de un oportunismo dudosamente ético. En el caso del artículo sobre la supresión de la selectividad del que me ocupo hoy, para más inri, se da la circunstancia de que viene firmado por Lucas Gortázar, un personaje que tuvo no hace mucho la desvergüenza de afirmar que hay un número importante de docentes que suspenden por ganar prestigio.
Desde que el señor Gortázar dijo tal cosa, yo le tengo a él por alguien que se mete a enredar en temas educativos solo por ganar notoriedad, y en su propuesta de suprimir este año la selectividad ha vuelto a demostrarlo, por mucho que se cure en salud diciendo que tampoco lo hace de forma categórica. Justifica su propuesta con el sempiterno recurso a la desigualdad, mirad lo que llega decir:
Pero además sabemos que hay sesgos de género y clase social importantes: chicos y alumnos de clase alta responden mejor y se benefician de la prueba de Selectividad.
Esto es un disparate que, como parece costumbre en el señor Gortázar, nadie sabe de dónde puede habérselo sacado. Es insultante para ese montonazo de alumnos de extracción social baja y esas chicas que superan la selectividad de forma óptima y ofensivo para quienes preparan las pruebas, pues presupone que las hacen con prejuicios clasistas y sexistas: ¿hasta cuándo va a estar la neoizquierda psicodélica aburriéndonos con sus discriminaciones que solo ven ellos, inventadas para justificar sus bochinches? Tomemos en consideración además otra cosa: este "argumento" contra la selectividad sería válido para este curso extraño y para todos los demás, por lo que insisto en algo que ya he señalado con otros "expertos": este señor está explotando la actual situación dramática para colarnos como propuestas de emergencia lo que en realidad son sus críticas de fondo: qué mal estilo, ¿no? No entro en las demás cosas que dice, de las que unas son disparatadas y otras no tanto, leedlas vosotros si estáis de humor.
No deja de ser curioso que, en un par de días, me haya visto obligado a escribir artículos contra propuestas de dos expertos que proponían lo mismo: la supresión de pruebas. La fobia de los pedagogistas hacia la evaluación de los conocimientos adquiridos es una contundente muestra de la inconsistencia de sus planteamientos. Habría muchas razones para defender que se mantengan las pruebas de selectividad, pero voy a esgrimir solo la que me parece más incontestable: lo que se juegan los alumnos en segundo de bachillerato son cosas muy importantes. Cuando en septiembre de 2019 lo empezaron quienes hoy lo cursan, las reglas del juego incluían la selectividad, y no necesitaré explicar que las reglas del juego no se cambian con la partida ya empezada: ni las secundarias ni, mucho menos aún, las que tienen la envergadura de la selectividad en nuestro sistema educativo.
Que dejen en paz por tanto el señor Gortázar y los demás expertos a los responsables educativos y a los profesores para que saquen adelante el curso que están gestionando e implementen las medidas que desde sus puestos estimen oportunas, pues ya tienen suficientes problemas como para que se les venga importunando con bizantinismos. Si al señor Gortázar le molesta la selectividad o no le gusta la que hay (a lo mejor en esto no estamos en desacuerdo), que intente cambiar las cosas por caminos rectos, y no enredando en momentos difíciles.
Desde que el señor Gortázar dijo tal cosa, yo le tengo a él por alguien que se mete a enredar en temas educativos solo por ganar notoriedad, y en su propuesta de suprimir este año la selectividad ha vuelto a demostrarlo, por mucho que se cure en salud diciendo que tampoco lo hace de forma categórica. Justifica su propuesta con el sempiterno recurso a la desigualdad, mirad lo que llega decir:
Pero además sabemos que hay sesgos de género y clase social importantes: chicos y alumnos de clase alta responden mejor y se benefician de la prueba de Selectividad.
Esto es un disparate que, como parece costumbre en el señor Gortázar, nadie sabe de dónde puede habérselo sacado. Es insultante para ese montonazo de alumnos de extracción social baja y esas chicas que superan la selectividad de forma óptima y ofensivo para quienes preparan las pruebas, pues presupone que las hacen con prejuicios clasistas y sexistas: ¿hasta cuándo va a estar la neoizquierda psicodélica aburriéndonos con sus discriminaciones que solo ven ellos, inventadas para justificar sus bochinches? Tomemos en consideración además otra cosa: este "argumento" contra la selectividad sería válido para este curso extraño y para todos los demás, por lo que insisto en algo que ya he señalado con otros "expertos": este señor está explotando la actual situación dramática para colarnos como propuestas de emergencia lo que en realidad son sus críticas de fondo: qué mal estilo, ¿no? No entro en las demás cosas que dice, de las que unas son disparatadas y otras no tanto, leedlas vosotros si estáis de humor.
No deja de ser curioso que, en un par de días, me haya visto obligado a escribir artículos contra propuestas de dos expertos que proponían lo mismo: la supresión de pruebas. La fobia de los pedagogistas hacia la evaluación de los conocimientos adquiridos es una contundente muestra de la inconsistencia de sus planteamientos. Habría muchas razones para defender que se mantengan las pruebas de selectividad, pero voy a esgrimir solo la que me parece más incontestable: lo que se juegan los alumnos en segundo de bachillerato son cosas muy importantes. Cuando en septiembre de 2019 lo empezaron quienes hoy lo cursan, las reglas del juego incluían la selectividad, y no necesitaré explicar que las reglas del juego no se cambian con la partida ya empezada: ni las secundarias ni, mucho menos aún, las que tienen la envergadura de la selectividad en nuestro sistema educativo.
Que dejen en paz por tanto el señor Gortázar y los demás expertos a los responsables educativos y a los profesores para que saquen adelante el curso que están gestionando e implementen las medidas que desde sus puestos estimen oportunas, pues ya tienen suficientes problemas como para que se les venga importunando con bizantinismos. Si al señor Gortázar le molesta la selectividad o no le gusta la que hay (a lo mejor en esto no estamos en desacuerdo), que intente cambiar las cosas por caminos rectos, y no enredando en momentos difíciles.
Buenos días, Guachimán! Yo, que sí considero que se dan circunstancias excepcionales que (en función de cómo evolucione la cosa) podrían tener que llevar a considerar la suspensión este año de la selectividad, no se me ocurre un conjunto PEOR de razones para justificarla que las que aparecen en el artículo que comentas. Por qué no decir, simplemente, "por una cuestión de seguridad sanitaria"? Todo lo demás sobra, y, como tú bien dices, destila una serie de planteamientos, opiniones y prejuicios que están totalmente fuera de contexto y hacen más mal que bien a nuestro ya maltrecho sistema educativo. Un saludo! (y espero que sigas bien).
ResponderEliminarHola, Weno, me alegro de leerte de nuevo. Naturalmente, siempre existen motivaciones de mayor y de menor peso, así que, si llegado el 20 de junio estamos aquí que hacer una selectividad presencial sería una locura, pues suspéndase. Ahora bien, fíjate en una cosa: yo lo que digo es que no se suspenda la selectividad, lo cual no excluye (si ello fuera viable y en términos razonables) que pudiera hacerse no presencial. En resumen: la selectividad es muy importante y no debe suspenderse, a no ser que, como tú apuntas, estemos en una situación de emergencia tal que hacerla sea una locura. Y, desde luego, lo que no es admisible es ya desde primeros de abril contar con que hay que suspenderla y por razones fútiles. Salud y saludos también para ti.
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