El pasado martes, día en que empezaba el esperado juicio del prusés, parte de los profesores del instituto público "Lliçà D'Amunt" de Barcelona escenificó un paro en apoyo de los golpistas a quienes juzga el Supremo, durante el cual no solo dejaron temporalmente desatendidos a sus alumnos, sino que algunos de ellos intentaron arrastrarlos a su sainete. Este ha sido un acto más de manipulación y adoctrinamiento escolar en Cataluña y creo que merece la pena que reproduzca aquí la imagen con que ABC ilustra la noticia:
Estremecedor, ¿verdad?, niños utilizados bajo esas dos banderas de discordia. Una de las bajezas más atroces del prusés es su indigna relación con la enseñanza, que se ha adornado con las peores conductas: adoctrinamiento, manipulación, acoso a profesores y alumnos disidentes, abusos de autoridad y dejaciones por parte de multitud de profesores...: la galería es extensa y diversa (1). Cualquier gestor público con dignidad, responsabilidad y sentido del deber haría lo posible por combatir esto; pues bien, la señora Celaa, que es nada menos que la ministra de Educación, no solo no ha hecho nada por combatirlo, sino que además ha usado su cargo para frenar a quienes sí lo hacían, como hizo cuando ninguneó y descalificó el informe sobre adoctrinamiento que había elaborado la alta inspección educativa. Esta dejación -que se produjo en un momento tan delicado como el actual y que ha intentado justificar con la mentira de que el Estado central no puede intervenir en esas cuestiones por estar transferidas en Cataluña las competencias educativas- constituye una grave mancha en su gestión, por sí misma y porque estuvo motivada en realidad por el deseo de su Gobierno de no incomodar al separatismo que campa hoy a sus anchas en Cataluña.
Pero no es la única. Ya cuando llevaba solo un mes en el cargo, doña Isabel Celaa nos inquietó con las primeras señales de lo que nos esperaba con ella, en una entrevista que analicé aquí. En ella pudimos comprobar que la ministra no veía problema alguno en asuntos como el bilingüismo (que está presentando incontables disfunciones), la ineficaz selectividad actual o los ataques al español en Valencia, Baleares y Cataluña. Además de esto, nos anunció el que sin duda ha sido su principal proyecto: poner en pie una nueva ley educativa, un empeño que ha constituido un enorme disparate por tres razones: el procedimiento elegido (parchear la LOMCE), la pobreza y muy incompleta representatividad de los apoyos con que contaba y la pretensión de que entrase en vigor en el curso 2019-2020. Lo que otros con más apoyos y maduración no han conseguido en lustros por la falta de ese inexcusable consenso que nunca termina de hallarse, la señora Celaa pensaba hacerlo en 14 meses, con un grupo parlamentario de 84 diputados y con el respaldo de los que quieren cargarse el sistema más los que aspiran a romper el país: difícilmente se podrá actuar más de espaldas a la realidad.
Con el viaje a ninguna parte de Pedro Sánchez y su Gobierno ya acabado, su ministra de Educación se ha pronunciado nuevamente, y nuevamente lo ha hecho mediante una entrevista en "El País", como si quisiese dar una forma circular a su mandato. Y no puede caber duda de que así lo hace, porque la entrevista -un fárrago lleno de ensoñaciones y olvidos, leedla si queréis- sirve exclusivamente para una cosa: dejar constancia de la obcecación de Celaa en el empeño absurdo de su ley educativa. Según se nos informa en el comienzo, hoy, 15 de febrero -es decir, solo siete meses y medio después de anunciarnos que iba a ponerla en marcha-, Isabel Celaa ha presentado esa ley ante el consejo de ministros, en la misma reunión que liquidaba la legislatura: ¿puede haber un cúmulo de circunstancias con mayor carga simbólica? Es, creo, un excelente compendio de la gestión de una ministra que ha acostumbrado a no hacer lo que tenía que hacer mientras hacía cosas que ni eran necesarias ni tenían sentido. En menos de tres meses, será ministra en funciones y muy probablemente en junio será ya exministra: ¿qué futuro espera alguien con estas perspectivas para una ley hecha con precipitación meteórica, sin apenas publicidad ni debate, plagada de lagunas, con pésimos apoyos y presentada en una reunión que era más bien un funeral?
1.- Os dejo aquí unos cuantos enlaces:
-El "profesor" que da castellano en catalán:
-Otros profesores indignos:
-KGB lingüístico:
-Apología del golpismo (que, como se ve, es constante, militante y con el perpetuo propósito de envolver en ella a los alumnos):
En la semántica más exigente y ortodoxa se diría que el sintagma "la gestión de Celáa" es una expresión o un enunciado que tiene significado pero que no tiene referente. ¿Qué gestión tiene la ministra de Educación? No intervenir, dejar hacer, hacer como que se hace, anunciar que va a hacer. Y mentir, manipular. Para más inri, no hacer nada. Dejar todo en manos del mismo secretario de Estado que diseñó la LOE. Su departamento ha preparado un anteproyecto de nueva ley educativa, la enésima norma de estas características, que no verá la luz a causa de la anticipación de las elecciones. Los borradores de ese anteproyecto nos muestran unas dosis de logsianismo subnormal heavy pero heavy. En lugar de haber aprendido del fracaso de todas las reformas perpetradas desde la malhadada LOGSE y de los efectos desestabilizadores de estar cambiando continuamente las leyes educativas, el gobierno del postureo, los fuegos artificiales y los neones intermitentes y estridentemente luminosos nos castiga con una dosis de pedagogismo del cutre, aderezado con más concesiones a separatistas, soberanistas, xenófobos, racistas y totalitarios excluyentes. Aquellos que quieren convertir la educación en la palanca del cambio político, de la construcción nacional, la normalización lingüística, la ingeniería social y el adoctrinamiento de los niños (y de las niñas, of course) en los ideales más sectarios y posmodernos que imaginarse pueda. Vuelvo al principio. ¿Qué gestión? A los que todavía estén en activo en el mundo educativo lo que seguro que les resultará insufrible del paso de esta señora por el MEC es la digestión.
ResponderEliminarDe acuerdo al cien por cien. Supongo que, con la perspectiva de los años, que hará posible una valoración más objetiva que la que podamos tener hoy, esta etapa de Sánchez recibirá un juicio severamente descalificatorio. Son demasiados desastres.
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