Del viernes a hoy, vuestro amigo el guachimán ha vivido dos experiencias que le han hecho pensar que a lo mejor va a ser verdad eso que dice el Gobierno de la luz al final del túnel y los brotes verdes. Osa las refiero brevemente.
1.- El guachimán se ahorra un euro. El viernes por la tarde fui a Madrid a casa de una amiga. Como llegué a las 19:50 y dejé el coche aparcado en una calle con estacionamiento vigilado hasta las 21:00, me acerqué al dispensador para sacarme el ticket y allí me encontré las siguientes tarifas:
-Una hora: 1 € 20 cts.
-Una hora y media: 2 € 20 cts.
Yo necesitaba una hora y diez minutos, pero, entre que me pasaba o no llegaba, tenía que pagar un euro por esos diez minutos, así que lo que hice fue irme a dar una vueltecilla y volver a los diez minutos, confiando en que, en ese ínterin, no viniese un controlador y me multase. Tuve suerte: cuando volví diez minutos después, no había multa ninguna. Pude ya sacar un ticket de una hora, con lo cual, ¡me ahorré un euro!
Esto es indiscutiblemente un brote verde de nuestra economía, pero... ¿os habéis parado a pensar en el simpático sistema de los parquímetros de Madrid? En primer lugar, ya tiene narices el hecho de que, cuando tras años de polémica se haya obligado a los parkings privados a tarifar en segundos, los parquímetros municipales lo sigan haciendo por tramos. Si el guachimán no hubiese sido tan astuto y valeroso, habría pagado una hora y media cuando solo necesitaba una hora y diez. En segundo lugar, también manda narices que una hora cueste 1 € y 20 cts. y una hora y media se vaya a los 2'20; sí, ya sé que dicen que es disuasorio para que la gente no se apalanque, pero, además de disuasorio, es abusivo. En tercer lugar, algo que no había mencionado hasta aquí: algunos sabéis que los parquímetros madrileños no devuelven dinero sobrante; así, si yo hubiese tenido solo una moneda de un euro y otra de cincuenta céntimos, a no ser que alguien me hubiese dado cambio (y los establecimientos de Madrid ya están hartos de esto y no suelen darlo), habría tenido que pagar 1'50 € por un servicio cuyo precio fijado es de 1'20 €. Para quienes no lo sepáis, os explicaré que estos parquímetros que no dan cambio los impuso Gallardón cuando era alcalde de la capital, con gran indignación y protesta de los ciudadanos, ya que existen en el mundo parquímetros que sí lo dan, pero lo que sí sabéis todos es lo sensible que es este señor al sentir de los ciudadanos y a sus protestas, aunque sean tan justas como en este caso. De todos modos, algo bueno tendrán estos parquímetros, porque, con el paso del tiempo, he ido a ciudades que antes tenían otros que sí daban cambio y los han sustituido por estos que introdujo Gallardón. ¡Qué cucos! ¿Cuánta pasta de gañote se estarán llevando el ayuntamiento de Madrid y algunos otros con eso de tarifar por tramos? ¿Y con lo de "disuadir"? ¿Y con lo de no devolver cambio? Pasta de los ciudadanos, naturalmente. ¡Esto sí que son brotes verdes!
2.- Al guachimán le tocan ocho euros. Esta mañana he visto que el jueves me tocaron ocho euros en la lotería primitiva del jueves pasado. Esto es indiscutiblemente otro brote verde de nuestra economía, pero... ¿Os acordáis de un artículo mío que se titulaba Dentellada del 20% a la ilusión? Analicemos este brote verde a la luz de aquel artículo. Los ocho euros con que he sido agraciado me han caído en el sorteo número 93 de la lotería primitiva. En ese sorteo se recaudaron 14.411.350 euros, de los que 7.926.242'50 fueron destinados a premios, con lo que quedaron para el Estado 6.485.108'50 (o sea, el 45%). Ahora bien, en este sorteo, hubo 201 premios de 2.948'44 euros (=592.636'44 €), siete premios de 39.074'98 euros (=273.524'86 €) y un premio de 1.823.499 euros. Estos premios sumados alcanzan la cifra de 2.689.660'3 euros. Como todos ellos superan los 2.500 euros, el Estado, gracias a una idea de Rubalcaba que el PP cazó al vuelo, los va a gravar con un veinte por ciento, lo que añadirá 537.932'06 euros a lo que ya se llevaba y así le quedará un premio final de 7.023.040'5 euros, una cifra bastante por encima de los miserables ocho euros del guachimán: ¡esto sí que son brotes verdes! Era lógico que el Estado se llevase una proporción de los juegos de azar que organiza, y ya se llevaba una más bien suculenta; el invento ese de llevarse además un 20% de determinados premios es, directamente, meter mano en la cartera de los premiados, la mayoría de los cuales son gente normal y corriente, no traficantes de premios. Tomemos como referencia la cifra de este sorteo del que hablo, redondeémosla en 500.000 € y multipliquémosla por 93. Lo que nos sale son 46'5 millones de euros: eso más o menos sería lo que lleva rapiñado el Estado solo en la lotería primitiva y solo hasta el jueves 21 de noviembre de este año. ¿Cuándo eliminará el PP este abuso? ¿Lo suprimirá Rubalcaba, que es su papá intelectual, si llega al poder? Ya veremos.
Y te acuerdas, Pablo, cuando la regulación de las tarifas de aparcamiento era tarea del Ministerio de Sanidad... ¡y Consumo! Si es que aquí siempre se han mezclado churras con merinas, y así es imposible regular con racionalidad. Aunque como también se habla de cleptocracia (que, por lo que cuentas, en Hispania bien podríamos denominarla "abusocracia" o "rapiñocracia"), tengo mis dudas: estulticia vs sagacidad. No sé... Me han perder lo poco que me quedaba de patriotismo bien entendido.
ResponderEliminarEn cualquier caso, ¡felicidades por tu fortuna lotera!
Gracias, Pepe, porque, al final, es lo único que importa: con esos ocho euros, ya tengo garantizada una vejez digna, y no como el Carlos Fabra ese, que seguro que se la pasa en la cárcel, a la vista del rigor con los corruptos que emplea la justicia española. ¿Que no sabes de qué te hablo? Pues mejor que no lo averigües, porque se te van a caer las muelas del cabreo.
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