Libros que he publicado

-LA ESCUELA INSUSTANCIAL. Sobre la urgente necesidad de derogar la LOMLOE. -EL CAZADOR EMBOSCADO. Novela. ¿Es posible reinsertar a un violador asesino? -EL VIENTO DEL OLVIDO. Una historia real sobre dos asesinados en la retaguardia republicana. -JUNTA FINAL. Un relato breve que disecciona el mercadeo de las juntas de evaluación (ACCESO GRATUITO EN LA COLUMNA DE LA DERECHA). -CRÓNICAS DE LAS TINIEBLAS. Tres novelas breves de terror. -LO QUE ESTAMOS CONSTRUYENDO. Conflictividad, vaciado de contenidos y otros males de la enseñanza actual. -EL MOLINO DE LA BARBOLLA. Novela juvenil. Una historia de terror en un marco rural. -LA REPÚBLICA MEJOR. Para que no olvidemos a los cientos de jóvenes a los que destrozó la mili. -EL ÁNGULO OSCURO. Novela juvenil. Dos chicos investigan la muerte de una compañera de instituto. PULSANDO LAS CUBIERTAS (en la columna de la derecha), se accede a información más amplia. Si os interesan, mandadme un correo a esta dirección:
repmejor@gmail.com

Tenéis información de los precios aquí:

martes, 12 de noviembre de 2024

"Hotel California" y "Maldito duende": dos canciones inquietantes

        No son pocas las canciones que, bien en alguno de sus pasajes o bien en su totalidad, hacen que uno se pregunte qué es lo que le quieren decir, cuál es su significado, de qué cosas le hablan exactamente, y en bastantes ocasiones la pregunta va acompañada -o quizás, motivada- por la sensación o la certeza de que su mensaje enmascara algo oscuro que no se ha perfilado con exactitud. Hay entre ellas dos que me gustan mucho, como no podía ser menos, porque son extraordinarias: Hotel California y Maldito duende. Otra cosa que ambas tienen en común es que han sido objeto de numerosas interpretaciones (aquí va una más), debido a eso que decía: su ambigua vaguedad.
    Hotel California (1) es una canción de 1976 del grupo norteamericano Eagles. Alguien nos cuenta lo que le pasó: iba una noche viajando por la autovía, se sintió cansado y decidió parar en un hotel a dormir. Desde el momento en que una bella mujer le recibe en la puerta, el personaje empieza a presentir que algo va mal, él mismo nos lo dice: 
This could be heaven or this could be hell
    Mal asunto ese de no saber si uno está en el cielo o en el infierno. Todo es misterioso y desasosegante a partir de ahí: la mujer le conduce alumbrada solo por una vela, mientras en el pasillo oye una voces que parecen darle la bienvenida al hotel, pero nada de eso es seguro, porque nada en general es seguro: ni el servicio del hotel, ni el trato, ni esas voces que no le dejan dormir. Resultan ser los bellos amigos de esa mujer (que es amante del lujo, lo que debe ponernos en guardia), que están en una fiesta, bailando en el patio. Pero es falso, no hay tal fiesta, porque no se divierten: unos quieren recordar y otros olvidar; son prisioneros; quieren matar a una bestia (¿la que los tiene atrapados?) con sus cuchillos, pero no pueden. El juego es cada vez más angustioso. Lo último que recuerda el viajero es a sí mismo huyendo hacia la salida, pero se le interpone el conserje, que le comunica amablemente que en aquel sitio se puede entrar cuando uno quiera, pero de él no se sale jamás.
    En general, Hotel California se interpreta como una alegoría sobre la droga, y no seré yo quien lo discuta. Al principio, se te presenta con un rostro bello y atractivo y te introduce con facilidad en su palacio, donde hay sitio para todos y diversión continua, pero, cuando la "fiesta" muestra su verdadera cara de horror y muerte, o no tienes ya fuerza para salir o hay mil obstáculos que te lo impiden. La canción tiene unas cuantas connotaciones satánicas, tales como llamar "bestia" a quien tiene atrapados a los danzantes, lo que equivale a identificarlo con el diablo, o esa horrenda imposibilidad de abandonar el establecimiento, como si fuera el infierno, ese infierno que presiente el viajero al principio, cuando todavía estuvo a tiempo de darse media vuelta y escapar, pero no lo hizo, lo que quizás sea una alusión a que la única manera de no ser atrapado por las drogas es no probarlas, no entrar en el Hotel California, decir no (como en aquella campaña de hace muchos años) cuando te la ofrecen. Señalo lo de las resonancias satánicas porque esta es otra de las interpretaciones que podrían hacerse: que lo que pasa en Hotel California es que el personaje está muerto y donde ha llegado es al infierno.
    Maldito duende (2) es una canción de 1990 del grupo zaragozano Héroes del Silencio. También es un mensaje transmitido en primera persona, pero, mientras que en Hotel California da miedo lo que le pasa al protagonista, en Maldito duende el que da miedo es él mismo, aunque no solo eso, como veremos. Al contrario que la canción de Eagles, la de Enrique Bunbury no es un relato, sino algo así como una confidencia en la que el emisor nos va transmitiendo sus impresiones, que constituyen una tensión entre un marco nocturno inconcreto e irreal y las divagaciones del personaje ("divagar" es el verbo que él mismo usa para referirse a su discurso, ¡pero también envuelto en la duda!), nada precisas, ni que decir tiene, pero que arrojan de él un retrato muy poco tranquilizador. Quizás una de las grandes virtudes de esta canción es que tanto el personaje como el entorno -los dos elementos capitales que la sostienen como mensaje- están dibujados con tantas marcas de vaguedad o incluso contradicción que consiguen crear una lograda atmósfera de misterio: el personaje no sabe si la noche es magia (un término que encierra el misterio en su propio significado), sino que lo ha oído; un duende (¿existen?) le invita a soñar (actividad regida por lo irracional); lo que percibe le viene sobre todo a través del sentimiento o la impresión; suceden cosas imposibles, contradictorias: estrellas que te iluminan y amaneceres que se aceleran, cuartos que menguan, distorsiones del tiempo y el espacio...; tanta charla por ahí (¿de dónde viene, de quién, a cuento de qué?); no le es posible escapar... Esta enumeración caótica de cosas vagas o imposibles nos presenta a alguien abrumado por el caos que le rodea, confuso y caótico él mismo. 
    Pero en medio de toda esto se disparan pinceladas que nos advierten que este personaje no es bueno: no se arrepiente de "lo de ayer" (no hace falta que sepamos lo que hizo: la implicación de que es algo de lo que pudiera arrepentirse ya implica a su vez que seguramente fue malo) y está demasiado contento de que su escudo protector sea la fuerza.
    ¿Qué pasa aquí? ¿Quién es este? Creo que pocas canciones se pueden prestar tanto a la multiplicidad de interpretaciones y me temo que muy pocos estarán seguros de que la suya sea acertada, yo por lo menos no lo estoy de la que voy a aventurar. Creo que esto está hecho a propósito, que lo que el autor pretendía en realidad era edificar un monumento de ambigüedad, irrealidad e inconcreción para que nos quedásemos con la duda antes que con la resolución del acertijo, que seguramente no la tiene, y esa es la gracia. 
    Pero los frikis de la racionalidad como yo jamás renunciamos a introducir el bisturí de la lógica en los mensajes que se nos ponen por delante, así que voy a permitirme siquiera aventurar unas cuantas observaciones interpretativas. La primera pregunta a la que voy a responder es esta: ¿quién habla en Maldito duende? Creo que es el propio maldito duende, que nos está tomando el pelo, como esos fantasmas guasones de algunos cuentos que se cruzan con los paseantes en la noche oscura y les avisan apurados de que por allí hay fantasmas para darles luego un susto y reírse de su escepticismo. Los bonachones, claro, porque hay otros que les hacen cosas peores. Pues eso mismo hace el maldito duende: nos dice que la noche es toda magia y luego pasa a contarnos en que consiste esa magia (¡si lo sabrá él!): el esplendor de las estrellas, sí, pero también el eterno hacerse y deshacerse con la inexorable llegada, ¡tan pronto!, del amanecer, más todo ese delirio que he expuesto más arriba y que, por tanto, no será necesario repetir. El horror del caos, la locura, más el lacerante castigo de la soledad, ese crucial Y yo estoy tan solo que no podemos pasar por alto, porque, como buen monstruo (da toda la impesión de que lo es), el maldito duende es prisionero de su reino, la noche, de la que no puede escapar. Si os fijáis, el motivo de la imposibilidad de escape lo comparte con el personaje de Hotel California, aunque por razones bien distintas (3). Y también aquí, dadas las ingratas características de la estrellada noche que el maldito duende nos describe y dado lo atormentado del personaje, cabría preguntarse si esa noche no será el infierno. Podría ser, como también podría ser que ese infierno fuese el de la droga, ya que se trata de un mundo alucinado e imposible donde no debemos descartar la presencia del crimen, pero no tendría que serlo necesariamente, pues también podría ser el de la locura o, simplemente, un infierno que no tuviera nada que ver con nuestro mundo real, insisto en la suprema indefinición de Maldito duende, tan desasosegante, como insisto en que es una de sus mayores virtudes artísticas.


1. Os dejo aquí la letra y un vídeo de la canción con la letra sobrepuesta. En este enlace encontraréis información general.
2. Aquí tenéis la letra y un conocidísimo vídeo de la canción: Maldito duende. Aquí, información general.
3. Recordaría más al Minotauro, que es guardián y verdugo en su laberinto, pero a la vez, cautivo. En La casa de Asterión, Borges nos lo muestra como al maldito duende, describiendo orgullosamente su dominio, que le aflige tanto que, al final, se siente dichoso cuando Teseo lo mata.

domingo, 27 de octubre de 2024

Las fotos de Aldama, las incontinencias de Errejón y el telediario de las tres

     Quizás no eran las cero horas del día de hoy cuando encendí el ordenador y ya en medios como "El Mundo" u "OKdiario" se publicaban unas fotos en las que se demostraba que Pedro Sánchez, al contrario de lo que ha venido sosteniendo, sí conocía a Víctor de Aldama, el hombre clave de la extensa constelación de chanchullos en que están enfangados Jose Luis Ábalos, Koldo García Izaguirre y un buen surtido de nombres importantes del Gobieno y el PSOE. El diario "El Mundo", poseedor de la exclusiva, ha hecho pública esta galería, breve, pero incontestable:

PEDRO SÁNCHEZ SÍ CONOCÍA A VÍCTOR ALDAMA

    Estas fotos tienen unas implicaciones gravísimas. El acto en el que aparece Aldama se realizó el 3 de febrero de 2019 en el teatro de La Latina y fue la presentación de la candidatura de Pepu Hernández a la alcaldía de Madrid. Aldama está en una de esas filas en las que se sienta el público selecto -muy cerca de él e incluso por detrás creo reconocer a Simancas, a Franco y a Uribes- y la foto en que posa junto a Sánchez no procede de un encuentro casual de un admirador, sino que se la hicieron en una zona de acceso restringido donde muy probablemente tuvieron alguna charleta. Este Aldama está hoy en la cárcel por sus negocios sucios, algunos de ellos vinculados con el vertedero de corrupción que gira en torno a Koldo y Ábalos, así que estamos ante una más de las razones por las que Sánchez debería dejar de ser presidente del Gobierno y quizás también una de las que un día le lleven a la cárcel.

    Hoy, en el telediario de La Uno de las 15:00, o sea, muchas horas después de que esas fotos ya se conocieran, al hablar de este asunto, que debería estar produciendo un cataclismo político, no se ha dicho una sola palabra de ellas, pero sí se ha expuesto, con abundancia de imágenes, la que supongo que debe de ser la "explicación" gubernamental: que el señor Sánchez se fotografía con mucha gente.

    Después de la noticia de las fotos, que se ha despachado con una prontitud y una superficialidad muy inadecuadas, el informativo (?) ha abordado el asunto de la incontrolada y tal vez un poco babosa conducta sexual de Íñigo Errejón. Como aún no son bien conocidas, no voy a profundizar en las andanzas de este patético esperpento, pero sí debo subrayar esto: que algunas de las políticas y leyes impuestas por los partidos en los que ha militado estaban destinadas a criminalizar a los hombres por el hecho de ser hombres, mediante el procedimiento de penalizar de manera desmesurada sus actos más triviales en materia sexual, así que estaría muy bien que a este inquisidor de conveniencia le administraran una buena dosis de su putrefacta medicina. Pero lo que quería deciros es otra cosa: después de contar brevemente lo último acerca de este apestoso asunto, el telediario de la La Uno ha tenido a bien extenderse durante un tiempo similar sobre el famoso caso Nevenka Fernández / Ismael Álvarez, que se cerró judicialmente en 2003, es decir, hace más de veinte años: ¿a qué venía esta incursión en tan rabiosa actualidad? 

    Los informativos de las cadenas estatales dan verdadero asco, porque han abandonado su obligación de contar objetivamente la realidad y se han convertido en un fétido sumidero de mentiras impuestas por las conveniencias del Gobierno y sus compinches o de propaganda de los que mandan, propaganda asquerosa segregada con un igualmente asqueroso desprecio a la inteligencia de los usuarios y a su derecho a recibir una información imparcial y veraz. Otra de las funciones aberrantes que están cumpliendo es la de servir de arma para atacar (si se considera oportuno, con mentiras y calumnias) a los enemigos de esa banda infame que se ha adueñado de la nación. 

    No me extraña que sus audiencias hayan caído en picado; yo mismo, por ejemplo, solo los veo o los escucho para estar al tanto de lo que dicen quienes no piensan como yo y, cuanto más los veo, más me refuerzo en mis convicciones. 

lunes, 21 de octubre de 2024

"El anhelo intelectual", de Alberto Royo

     Termino de leer El anhelo intelectual, último libro de Alberto Royo, y descubro que no salta la sorpresa en Las Gaunas: el tipo sigue estando convencido de que el conocimieno es algo maravilloso y de que la enseñanza es esencial e inexcusablemente la transmisión de concimiento desde alguien que lo posee, o sea, el profesor, hacia alguien que carece de él y debe (y a veces incluso quiere) recibirlo, es decir, el alumno. Cuando verdades tan grandes y provechosas pueden expresarse en tres líneas, nos hallamos ante la áurea sencillez de los clásicos. Y la verdad es que Alberto no intenta engañar a nadie (no le sugiero, por tanto, apuntarse al equipo de cierto importantísimo personaje), porque alguien que le pone ese título a un libro no nos deja dudas de que piensa que el conocimiento es un bien supremo.

    Puesto que comparto esas convicciones, celebro que Alberto haya escrito un libro donde las defiende y las razona, un libro que, como todos los suyos, además de atesorar unos contenidos sólidos e interesantes, es agradable de leer, tanto por la claridad expresiva como por esos golpes de humor con que el autor suele alegrar sus escritos.

    Comienza el libro con un breve prólogo de Albert Boadella que gira en torno a una puntualización muy relevante: que el desastre educativo que padecemos hoy es un fruto indigesto de aquella siembra de mayo del 68 que, buscando destruir los caducos pilares de la opresiva sociedad burguesa, se llevó por delante cosas muy valiosas, al menos, una: la autoridad que en toda cadena educativa (familiar, docente o de cualquie otro ámbito) le corresponde a quien posee el conocimiento sobre quien carece de él (1).

    De esa fuente nacen esos niños que son uno de los grandes problemas de la enseñanza de hoy, esos alumnos montaraces que no reconocen ninguna regla. Curiosamente, la primera de las dieciséis partes del libro de Alberto se ocupa de los alumnos, pero de los otros, los buenos, los que quieren aprender, los que, como él dice, tienen afán de conocimiento, pues debemos hacer todo lo posible por protegerlos, por no desmoralizarlos. Ya que son los grandes damnificados de un sistema penosamente paternalista y con un concepto perverso de la inclusión que explota las carencias reales, supuestas o inventadas del alumno, esforcémonos al menos los profesores en cuidar a los verdaderamente interesados en aprender, con el fin de que mantengan su ilusión y su motivación. A Alberto, profesor de raza, le importan mucho los alumnos, por eso se preocupa de minucias como esta, o de otra que parece obsesionarle: la del ascensor social, es decir, la de que la escuela sirva, mediante la mejora del conocimiento de los alumnos, para que los menos favorecidos económicamente adquieran herramientas para prosperar en la vida, dignísima aspiración (la de prosperar en la vida y la de que la escuela facilite a sus alumnos instrumentos para ello). Alberto cree que nuestro actual sistema educativo, enemigo del conocimiento y del esfuerzo, perjudica enormemente a los alumnos más pobres, pues les arrebata el que quizás vaya a ser en sus vidas el único ámbito que pueda prepararle para la lucha por la vida. ¿Va a ser que este hombre es uno de esos monstruos que no aprecian el gran valor de la educación emocional y con perspectiva de género? Capaz.

    Pero bueno, no es cuestión de que les cuente el libro completo, cómprenlo, ¡no sean ratas!, que además está muy bien. O, al menos, vayan a la biblioteca, que allí se culturiza uno mucho. 

    Pasemos a los docentes. Según Alberto, ¿qué tiene que hacer un profesor que se ve atrapado en un sistema que prefiere las caricias en el lomo a la excelencia, un profesor como ese que hemos visto en el primer párrafo del artículo? Lo han adivinado: esconderse en el váter para llorar sin que le vean. O quizás no proponga eso, díganme cómo interpretan ustedes estas palabras de la página 117:

    No tenemos la mejor enseñanza ni la mejor ley ni los mejores políticos. Pero nosotros, precisamente nosotros no podemos permitirnos que la situación nos supere. Tenemos la obligación de enseñar.

    Una frase pa enmarcar. Vean esta otra, que está en la página 40: 

    Necesitamos que se prestigie el saber. Que se defienda el conocimiento. Que se ampare el derecho de los alumnos a ser instruidos y no solo a permanecer escolarizados. Que se entienda que la enseñanza no puede estar a expensas ni de los políticos ni de las modas. Que se deje de escuchar a quienes desconocen lo que ocurre dentro de un aula. Que se nos deje enseñar. Que se nos deje educar. Necesitamos un Día del Orgullo Intelectual

    Toda una declaración de principios, casi un programa, que, se lo digo en serio, a pesar de constar solo de cinco líneas, sería mucho más provechoso que la LOMLOE en su totalidad. Aunque eso del Día del Orgullo Intelectual... Yo sé que Alberto lo dice con retranca, pero, amigo mío, tal y como están hoy las cosas, hay que tener cuidado hasta con la retranca. ¿Me aceptas proponer que convirtamos todos los días del año en días del orgullo intelectual? 

    Aparecen en la frase algunos de los demonios de siempre: los políticos, los expertos y pedagogos, el vaciado de contenidos... Sobre ellos se habla bastante en el libro, y también sobre otros, como, Isabel Celaa (no estoy de acuerdo en que sea peor que Pilar Alegría; vamos a dejarlo en iguales, ni pa ti ni pa mí), lo emocional, la enseñanza como terapia, la burocracia inútil... Veo aquí a Alberto más pesimista que hace unos años y supongo que puede haber muchas razones, pero estoy seguro de que la principal se llama LOMLOE. Hablaré  en concreto de la burocracia, a la que le sobraría el adjetivo de inútil, porque lo que podríamos llamar burocracia útil no es burocracia, sino unas inevitables gestiones de carácter administrativo, provechosas, necesarias y que se han hecho toda la vida, cosas como una memoria de fin de curso. ¡Cómo será lo de la burocracia con la infecta, vomitiva, adoctrinadora, sectaria, emburrecedora y manipuladora LOMLOE! No me lo quiero ni imaginar, porque el hecho es que no hay un solo profesor en activo con el que hable que no se queje amargamente de ella. No solo es mala porque aburre al docente, sino también porque perjudica a la calidad de la enseñanza: a fin de cuentas, los profesores también tienen derecho a la vida y que nadie sea tan ingenuo o tan retorcido de pensar que, si les meten una sobrecarga horaria para rellenar papeles, no habrá ocasiones en que parte de ese tiempo sea detraído del destinado a preparar clases: esa leyenda de que el docente tiene que ser un apóstol dispuesto a echar más horas que un reloj es una aberración que, para más inri, la mayoría de las veces se la oyes a gente que defiende con uñas y dientes los derechos de los trabajadores. En fin, no entremos en esto. 

    Termina el propio autor su libro retomando un deseo expresado por Boadella en el prólogo: el de que exista una exigua minoría que se rebele contra la inmundicia, un puñado de gladiadores que traten con la correspondiente ferocidad a los males que aquejan a nuestra enseñanza con el fin de atajarlos. Sé que esos gladiadores existen, sé que estáis ahí. Uno de ellos es Alberto, a quien felicito por este libro. Os animo a todos a no permitir jamás que la situación os supere, a ser fieles hasta el fin a vuestra obligación de enseñar.


1.- Boadella atribuye esta "culpa" a su generación, es decir, la que se rebeló a finales de los sesenta. Los nacidos como él en los años 40 serían los mayorzotes (¡fumaban todos! Y nos daban algún cigarrito) de aquella armada iconoclasta, a la que los que nacimos de 1955 en adelante nos agregaríamos en calidad de chavalillos del grupo. Lo digo porque yo también soy testigo -y partícipe-, aunque más tardío, de aquella militancia en contra del principio de autoridad, de aquella moda de ponerlo en duda más a menudo de lo razonable. Boadella sostiene con toda la razón que el producto más lamentable de este experimento fue "el rey de la casa", es decir, esas hornadas y hornadas de niños endiosados porque sus padres, enemigos de la autoridad, no la ejercían con ellos, niños que, de adultos, si no lograban corregirse, devenían en energúmenos soberbios. No todos los hijos de esos padres "progres" fueron así, porque a la mayoría la realidad nos recondujo, pero quienes ejercemos la docencia sabemos que fueron los suficientes para que el problema resultase grave. Hay además otra cuestión -que recibe cumplida atención en este libro-: el odio a la autoridad anidó en legisladores y docentes -esos artífices de la LOGSE y sus hijuelas, esos profes amiguetes- que han agigantado el problema hasta traernos al desastre actual. Pidiendo perdón a Alberto, voy a permitirme enlazar aquí un artículo mío sobre El libro rojo del cole, porque nos permitirá ver cómo desde hace en torno a cincuenta años el pedagogismo y la izquierda política han construido una alianza letal para la escuela, la enseñanza, la cultura y la transmisión del conocimiento. 



miércoles, 16 de octubre de 2024

Lo que Pedro Sánchez es en 2024 ya lo era en 2017

    A principios del verano, la escena política española era un volcán dando esos primeros avisos que suelen preceder a las erupciones brutales y, como era previsible, dado que el tiempo vuela y esos avisos eran serios, llegó el uno de septiembre, venció la ilusoria tregua canicular y a quienes tenían deudas tremendamente onerosas les ha llegado la hora de ver la avinagrada cara del cobrador. Si alguien tiene en España deudas onerosas es Pedro Sánchez, un personaje que ha hecho cosas muy graves y, a pesar de todo lo que tiene encima y lo que le puede venir, las sigue haciendo. De unos meses a esta parte, hay una cosa que me asombra: ver como personajes destacados del mundo de la cultura, de la política o de la información hablan de Sánchez como si acabasen de descubrir la clase de personaje abyecto e irresponsable (y me quedo corto) que es, cuando ya en 2016 dio un aviso muy serio con su intento de pucherazo en el PSOE (la nave carcomida y apestosa que comanda) y después no ha parado de hacer cosas peores. Como muestra, voy a dejar algunas que en su momento abordé yo en este blog, la primera de las cuales es de 2017:
-2020: Primera vez que dije que había que destituirle. Han pasado cuatro años.
-2020: Su mujercita. Lo de esta señora ya era escandaloso entonces, no entiendo cómo algunos han tardado cuatro años en entenderlo.
-2023 y 2024: ¿Hubo pucherazo en julio de 2023? Pucherazo 1. Pucherazo 2. Pucherazo 3. Pucherazo 4
-Hace tres días: La España del esperpento.
    Esto es solo una selección de los artículos míos en los que he hablado muy explícitamente de graves atropellos cometidos por Sánchez, la mayoría de los cuales, a mi modo de ver, son delitos y deberían llevarle ante los tribunales. Ni es todo lo que he escrito sobre él ni, por supuesto, es la décima parte de lo que se sabe (¿que hay del robo aquel de los datos de su móvil?). De 2017 a 2024: esta es la razón por la que me asombra que, si un ciudadano de a pie como yo lleva siete años viéndolo y escandalizándose, gente muchísmo más informada y situada en esferas del poder o próximas parezca que empiezan a verlo ahora: ¿qué habría pasado si las élites se hubieran escandalizado hace ya siete años? Se hubieran escandalizado y hubieran reaccionado, como era su obligación, quiero decir. Ha habido una pasividad, una comprensión y un miedo inexplicabes y hay que decir bien alto que, de las organizaciones políticas, solo Vox ha mostrado desde el principio clara, explícita y contundentemente una oposición frontal y una condena absoluta de Sánchez, a quien tienen emplazado ante los tribunales por diversos asuntos. ¿Habrá que pensar que vivimos en un país donde las élites y millones de ciudadanos han aguantado en silencio a un canalla por miedo a que les llamasen fachas? Sería penoso. Lo que rodea hoy a Sánchez y al PSOE apesta a delito, pero no creo que los chachullos de Begoña o de David Azagra, y ni siquiera los negocios sucios que van saliendo en el caso Koldo, sean peores que indultar a Junqueras, amnistiar a Puigdemont, medio despenalizar la malversación o hacer leyes que han favorecido a violadores. ¿Por qué a tantos ha tardado tanto en caérseles la venda de delante de los ojos?  

domingo, 13 de octubre de 2024

La España del esperpento

  El 24 de julio de 2023, escribí un artículo titulado Pues el caso es que Frankenstein ha decaído, y mucho, en el que analizaba los resultados de las elecciones generales del día anterior y, entre otras cosas, decía esto: 

    Paradójicamente, en el plano cualitativo, aunque cuantitativamente haya decrecido, la bestia cantonalista será mucho más feroz, despiadada e insaciable, como durante toda la campaña han venido anunciando ERC, el PNV o Bildu, con unas peticiones que eran más bien aterradoras amenazas. Pensemos, además, que en ese  minimonstruo articulado que es Sumar hay también componentes cantonalistas y unamos a ello la gran novedad: que ya se está señalando que Sánchez podría depender de la panda de Puigdemont, y pudiendo, ¿que hará sino hacello?, que diría Garcilaso de la Vega. ¡Qué guerras de bandas van a montar, qué débil va a ser Frankenstein II de España!

    Y, como todos sabemos, las bestias y los monstruos, cuando están debilitados, son mucho más peligrosos, pues se ven urgidos por el miedo y la ansiedad, así pues, siendo en la legislatura que vamos a estrenar nuestro viejo Frankenstein un monstruo debilitado, asusta pensar en los terrores a los que no va a vacilar en someternos, teniendo en cuenta los que ya ha perpetrado, de cuya descomunal envergadura no hace falta hablar. Que Dios nos pille confesados, es para echarse a temblar, y estoy hablando completamente en serio.

    Ha pasado algo más de un año y aquel pronóstico se ha cumplido con creces y se le ha añadido además, y con virulencia, un factor que en aquel artículo no contemplaba: el florecimiento de los asuntos feos, malolientes o de juzgado de guardia que el PSOE ha venido sembrando durante los seis años de despótico dominio de Akenapedrón I. El resultado es que hoy nos encontramos en un sainete delirante que bien podríamos definir como la España del esperpento, dejaré aquí algunas de las pinceladas que componen el cuadro: un presidente del Gobierno IM-PRE-SEN-TA-BLE, cercado por sus propios abusos y disparates, su sumisión al separatismo y a los albaceas del terrorismo, los chanchullos de su familia y la corrupción de su partido; un buen puñado de asuntos de corrupción, en cuyas investigaciones suenan demasiados nombres de altísimas personalidades: Ábalos, Torres, Armengol, Marlasca, Illa...; amistades muy peligrosas (¡ese Aldama!); Delcy con sus lingotes y su príncipe, un tal Zapatero; un ministro de Asuntos Exteriores autorrebajado a la condición de conseguidor del separatismo; la esposa del presidente del Gobierno ascendiendo de categoria académica por su linda cara y metida en extraños negocios; un músico mediocre que resulta ser el hermano del faraón recibiendo privilegios inexplicables e inexplicados y llevando a la AEAT a ponerse en evidencia; un fiscal general del Estado al que nadie le compraría un coche viejo; un Tribunal Constitucional exonerando a tipos que han dispuesto de cientos de millones públicos como si fueran suyos y dando por buena una ley de amnistía redactada por un abogado patibulario y defensor de narcotraficantes y golpistas; un golpista reclamado por la justicia haciendo y deshaciendo en la gobernabilidad del país y paseándose tan tranquilo ante las narices de los cuerpos de seguridad; ministros y portavoces que a diario mienten obscenamente para tapar la basura de su partido; vicepresidentas y ministras que no saben ni hablar; unas leyes educativas detinadas a adoctrinar y que favorecen la ignorancia... Y lo último, una guinda berlusconiana que reúne todos los méritos para coronar este pastel (💩): un ministro sexagenario perdiendo el culo por una jovenzuela me temo que más de treinta años más joven que él, llevándosela a viajes oficiales, pagándole unas extrañas minutas, facilitándole un pisáncano al lado de la plaza de España y presentándose en un acto académico de la señorita con un ramo de flores y haciéndose pasar por su tío: ¿se puede ser más esperpéntico? 

    Y me dejo mucho, como sabéis bien. He hablado de esperpento y eso siempre nos hace  pensar en las obras de Valle-Inclán y, con muy buena lógica, en las que él explícitamente relacionó con este concepto literario de su creación, es decir, Luces de bohemia y Martes de Carnaval, pero pienso que el esperpento español de hoy recuerda más bien a otra gran creación valleinclanesca en ese mismo registro, aunque esta, en el género novelístico: el Ruedo Ibérico, el ambicioso retablo en que el autor gallego quiso pintar la España decadente de los últimos treinta años del siglo XIX, es decir, el desmoronamiento del periodo isabelino. Mal que le pese al señor Urtasun, ministro de Cultura con todos los pronunciamientos favorables, eso del ruedo le ajusta a la perfección a la España a la que la cuadrilla (¡venga términos taurinos!) a la que él pertenece nos ha traído, pero dan ganas de pensar que, en los casi cien años que han pasado desde que Valle empezó a publicar esta magna obra, una de dos: o muy poco han cambiado las cosas o estamos experimentado una regresión, lo digo porque el título de la primera de las novelas que la componen, La corte de los milagros, le vendría que ni pintado a lo que expongo en el párrafo anterior. ¿Y qué me dicen del título de la segunda y última del ciclo que llegó a componer completa, o sea, Viva mi dueño? Francamente, cuando oigo hablar o veo actuar a los ministros o los altos cargos del PSOE, sea o no refiriéndose al Puto Amo, siempre tengo la sensación de que en cualquier momento se van a arrancar gritando eso mismo: ¡Viva mi dueño!

    Lo dicho la España progresista del sanchismo y sus aliados de Frankenstein 2 progresa hacia atrás.

sábado, 21 de septiembre de 2024

La jornada partida y la jornada continuada en la enseñanza

     Por lo que llevo viendo en los medios más o menos desde principios de este mes, se ha removido en el mundo educativo el debate sobre la jornada partida y la jornada continuada, creo, aunque no podría asegurarlo, que por alguna iniciativa que ha tomado la Comunidad de Madrid en favor de la primera. En mi desempeño como profesor, trabajé nueve años en EGB y los veinteséis restantes lo hice en diferentes ramas de secundaria, tanto de la LGE como del sistema LOGSE. Mi primer contacto con el debate sobre la jornada fue en el curso 1985-1986, estando en un centro de EGB, y de entonces procede mi postura ante este asunto, que no ha cambiado y esta: para secundaria, lo más conveniente es la jornada continuada, mientaras que para primaria es mejor la partida.

    En lo referido a la secundaria, me parece que no hay margen para la discusión, porque, seamos sinceros, el asunto principal de esta controversia es la disposición del tiempo personal de padres, profesores y alumnos, y, en lo relativo a tal cuestión el ámbito educativo difiere muy poco del profesional, en el cual, con rarísimas excepciones, todo el mundo prefiere la jornada continuada, porque le deja la tarde libre, sin partírsela, lo digo en estos términos tan de andar por casa porque son los más adecuados, e incluso voy más lejos: quienes abordan este debate acudiendo a argumentos pedagógicos, psicológicos, sociológicos y blablablabla, aparte de hacerlo generalmente con generosas dosis de demagogia, parecen no percibir que se pueden encontrar argumentos de esa condición tanto para defender su posición como la contraria. En consecuencia, en este nivel la cuestión está muy clara: la jornada continuada es beneficiosa para los profesores y no perjudica a los padres, pues sus hijos están ya en edades con la suficiente autonomía como para que ellos no tengan que llevarlos al centro ni traerlos, y ni tan siquiera tendrían que estar en casa para darles la comida. 

    ¿Qué sucede con los alumnos? Pues que están ya en un rango de edad  cuya autonomía se parece a la de los adultos, así que prefieren también tener las tardes completas. Y no les perjudica tenerlas ni les impide organizar ni su ocio, ni su educación, ni su trabajo ni nada de nada, de modo que hace falta tener una jeta de cemento armado para sostener, como parecen sostener algunos por ahí, que también a los alumnos de secundaria les favorecería la jornada partida. Tengo, además, para este punto, una experiencia personal muy ilustrativa. Mi primer curso en la profesión, el 1983-84, fue en un instituto de Bachillerato y aún me tocó aquel año dar clases por la tarde. Dos tardes por semana, tuve que hacerlo con grupos de segundo de BUP. El rechazo y la desmotivación con aquel horario se podían tocar con los dedos y más de una vez me dijeron los propios chicos que aquel segmento vespertino era inaguantable.

    Muy distinto me parece lo de la primaria y de nuevo la autonomía de los alumnos es un factor crucial. Cuando en el curso 85-86 el MEC abrió la puerta a que se implantase la jornada continuada en los centros públicos de EGB, lo hizo de una manera bastante irresponsable, pues arbitró un sistema en que el cambio de jornada quedaba en manos de los centros, que podían conseguirla si había acuerdo entre los profesores y los padres, es decir, dio carta blanca al caos, al dejar en manos de estos colectivos lo que sin duda era potestad y OBLIGACIÓN de la Administración, que es quien tiene la responsabilidad de gestionar los servicios públicos. No debemos pasar por alto que entonces mandaba el PSOE, o sea, el partido que cuatro años más tarde implantaría el caos educativo bajo la forma de una ley orgánica: la funesta LOGSE, así que este disparate de la jornada continuada bien puede considerarse que fue un aviso de lo que vendría después. Hay, además, otro factor que lo vincula con la LOGSE. Como pude ver con mis propios ojos, la marejada por la jornada continuada en EGB era cosa en realidad de los profesores de la llamada segunda etapa, es decir, los cursos 6º, 7º y 8º, y la normativa aquella que dejaba su implantación en manos de profesores y padres fue fruto de la presión de los sindicatos, como también lo fue que en la nefasta LOGSE los cursos 7º y 8º dejaran de ser de primaria y pasasen a ser de secundaria, bajo la forma del primer ciclo de la ESO (cursos 1º y 2º), probablemente la novedad más demencial de esta catastrófica ley. Y, según circuló entonces por todos los foros educativos, fue el coladero hacia la jornada continuada que impusieron los sindicatos al negociar la ley, en vista de que el truquito de negociarlo centro a centro con los padres tuvo unos resultados muy pobres. 

    En el centro en que yo estaba se impulsó esa negociación, y diré por qué: porque había una profesora de segunda etapa que tenía un interés personal muy fuerte en la jornada continuada, que fue quien lo movió todo. Los profesores de preescolar, ciclo incial y ciclo medio (alumnos de cuatro a once años) se mostraban muy remisos, aunque no lo decían abiertamente, y entre los de segunda etapa algunos veíamos una cosa: que para nuestros alumnos el cambio era medio viable, pero, para los otros ciclos, no era bueno. Con el adelanto de la hora de entrada que inevitablemente imponía, íbamos a hacer madrugar a niños muy pequeños, y eso no es bueno; el atracón concentrado de trabajo que suponía meter todas las horas de clase en la mañana era desaconsejable incluso para nuestros alumnos de sexto y, por último, el hecho de que gran parte de los alumnos del centro no tuviesen aún la autonomía para irse solos a casa a una hora en la que muchos padres no estaban era perjudicial para las familias. Eso era lo que sabían los profesores de los alumnos de entre cuatro y once años, pero no se atrevían a decirlo en voz alta, por lo menos, el año en que yo estuve. Al siguiente, que era en el que se tenía que tomar la decisión, no se tomó, pero ni la profesora que lo movió todo ni yo estábamos ya allí. 

    Suele decirse que los colegios no son guarderías, pero los profesores de primaria deben asumir una cosa: que, aun siendo eso verdad, de manera implícita, cumplen la función y lo sensato es aceptarlo y desempeñarla lo mejor posible. Lo he visto como padre y como profesor y, sinceramente, creo que para los niños de esa edad es más benigno el horario de la jornada partida y, por otra parte, lo que beneficia a muchas familias tampoco debe menospreciarse, porque no dejamos de ser los agentes de un servicio a la sociedad. Quiero añadir además esto: al contrario que el de secundaria, por razones de edad, el alumno de primaria asume bien el hecho de estar en el colegio por las tardes -en realidad, empieza por no plantearse tan calderoniano conflicto-, pero es cierto que en esa banda las clases se hacen más cuesta arriba. Ahora bien, como desde hace ya bastante en los centros se divide en dos periodos de 45 minutos (y no de una hora, como fueron durante mucho tiempo), esto se ha mitigado mucho. Que nadie me venga con que las clases de tarde son completamente inútiles porque no se puede hacer nada, pues he dado centenares de ellas y ya lo creo que se pueden aprovechar, como he hecho yo mismo y he visto hacer a decenas de compañeros.

    Aunque me lluevan tomates, patatas podridas y gatos muertos, debo decir que el profesor de primaria que se afane por la jornada continuada pensando solo en su mejora horaria no está siendo un buen profesional. Y, a última hora, quien no esté para muchos planteamientos altruistas, que piense que en los centros privados y concertados sí que van a estar dispuestos a responder a esa demanda de los padres, y no están los tiempos como para ponérselo fácil a la competencia. Por otra parte, sería realmente chusco que cierta necesidad social la tuviera que afrontar el sector privado porque la enseñanza pública dejara de cubrirla.

    

 

lunes, 9 de septiembre de 2024

Queridos profesores: los sindicatos os volverán a traicionar

    Así que andaos con ojo. Van a hacerlo con premeditación y alevosía CCOO  y UGT, porque lo han hecho siempre, y tengo serias dudas acerca de CSIF y ANPE, porque llevan demasiado tiempo -desde 1990- de guerra más simulada que real (1) con el universo LOGSE y las políticas de los distintos gobiernos, tanto nacionales como autonómicos. Como sería injusto y perjudicial que pareciese que meto a todos los sindicatos en el mismo saco, puntualizaré que hay algunos, como la federación SPES (no sé si se seguirá llamando así), que me merecen confianza y respeto por una razón: me consta su rotundo rechazo del desastre logsiano.
    Viene esta advertencia a cuento de un artículo que he leído hoy en "El Mundo", en el cual se habla de la necesidad de un cambio de rumbo en la enseñanza española y se menciona una posible rebelión, a causa del descontento entre los profesores. Si dejamos aparte el terrorismo educativo ejercido por las distintas marcas del separatismo, el gran problema que aqueja hoy a nuestra enseñanza y el que más perjudica al profesorado es el deterioro de la profesión gracias al marco legal, la LOMLOE, que se concreta en males como estos: la conflictividad, las faltas de respeto (que empiezan en la propia Administración), el exceso de absurda burocracia y el desaliento que produce el que su dignísima figura se empobrezca porque el sistema les obliga a usar metodologías estúpidas, a transmitir conocimientos pobres o nulos y a regalar aprobados y títulos a quienes no los merecen. Así de sencillo. En este marco, aplaudo y apoyo a dos profesionales que hablan en el artículo: Raquel Haro, profesora de Lengua Española, y Paco Benítez, profesor de Inglés, porque denucian esas cosas. Aplaudo también y agradezco sus manifestaciones a Sara Sánchez, que sostiene puntos de vista muy parecidos, pero se manifiesta en su condición de madre de un alumno que está sufriendo las lamentables consecuencias de una legislación aberrante. Si la movilización fuera contra los males que señalan estas personas, la consideraría necesaria y muy bienvenida, pero...
    Pero lo que pasa es que aquí quienes movilizan son los sindicatos y, como ya he señalado, durante décadas me han demostrado que sus especialidades son las siguientes: adueñarse de las protestas, desnaturalizarlas y hacer que fracasen o empujarlas hacia "logros" que solo les benefician a ellos y a sus amos. Así pues, queridos profesores, si os acabáis rebelando contra esta infame LOMLOE, tened cuidado con los sindicatos, porque os traicionarán. Partidarios como son de esa ley, se infiltrarán entre vosotros, pactarán con el Gobierno lo que este quiera y, encima, dirán que eso era lo que vosotros pedíais.
    Mirad lo que le preocupa a Maribel Loranca, de UGT: la oferta de cursos para FP y la universalización de la etapa de 0 a 3 años. Que no os líe: esto no son problemas educativos, sino de gestión de la educación: ni son los males generales de la enseñanza de hoy ni corresponde a los profesores movilizarse para resolverlos. También piensa que el Ministerio tiene que "acometer con urgencia la negociación con los sindicatos del futuro Estatuto Docente". ¡Ah!, esa retórica sindical... Es divina de la muerte. Está claro, ¿verdad? El Ministerio tiene que negociar eso con ellos, ya nos dirá la señora Loranca por qué, si son cuatro gatos huidos del aula que solo se representan a sí mismos. Pero, ya veis, ella se ofrece a usurpar vuesta voz y vuestros intereses. Decidme: ¿qué estatuto profesoral saldría de una negociación entre el Ministerio y UGT? Pues eso.
    Pero tened cuidado, porque a doña Maribel no le importaría unir sus fuerzas a "alguna protesta a gran escala", iniciativa sobre la que advierte Francisco García, de CCOO, que también reclama negiciaciones al Ministerio. ¿Sobre qué? Sobre la reforma de la profesión docente, o sea, sobre lo mismo que UGT, pero denominado con otras palabras. Insisto: ¡¡¡tened cuidado!!!, que ese estatuto, si llegase a materializarse, sería el marco por el que se regiría vuestra profesión, y estos tunantes ya le quieren hincar el diente, en virtud, otra vez, de su representatividad de burócratas sindicales, o sea, de miembros de una maquinaria temible que ha demostrado ser supereficaz para someter a alumnos, profesores y normas educativas a los intereses, mandatos y doctrinas del extremismo pedagógico izquierdista. 
    Y no olvidéis esto: UGT y CCOO son siervos del gobierno, de manera que, si están levantando esta liebre, es porque el ministerio ya la tiene en el punto de mira. La comedia es esta: simular que vosotros pedís lo que ellos negociarán con el gobierno, que dará lo que ya tenía previsto, y quizás incluso tratado de antemano con ellos. No son conspiranoias: la burocracia de los sindicatos y la del gobierno y las  consejerías comparten muchos cromos. 
    CSIF y STE (al menos, en castilla La Macha) ya se han apuntado a esta coreografía (todo lo que digo aquí lo saco del artículo) y ANPE lo hace también, pero, como lobo gris del gremio, disimula mejor y deja caer una referencia al incremento de la burocracia, para hacerse el chachi ante los profesores. 
    La cosa no puede estar más clara. Estos avezados cazadores de recompensas, que llevan etiquetas de representantes del profesorado pero que, merced a las liberaciones, son en realidad machacantes de los gobiernos, ya tienen puestos los deberes y este año toca desviar vuestra atención de los problemas reales y atraerla hacia el asunto este del estatuto, con movilizaciones incluidas, para darle más colorido. Cuidado con este señuelo, porque me temo que os querrán colar un docuemento en que hará más carrera quien abrace más árboles. Si creéis que me paso de suspicaz, leed el artículo, porque ahí se ve con una claridad meridiana: se pronuncian dos profesores y cuatro sindicalistas, y, mientras que los profesores hablan de unas cosas (las que ya he mencionado), los sindicalistas se inclinan por otras, pero, sobre todo, por una, y TODOS: el Estatuto Docente. ¡Lagarto, lagarto! 
    Que tengáis un fenomenal curso 2024 - 2025.   
    


1. En el año 2011, hubo en Madrid una huelga con poderosos fundamentos y gran respaldo del profesorado, de la que informé por extenso aquí. Esa huelga se la cargaron vilmente y por intereses propios los sindicatos -con el inestimable apoyo de un puñado de imbéciles que estaban borrachos de 15M-, alegando una inexistente falta de seguimiento. De todos modos, la que con el tiempo se destapó como la mayor traición al profesorado fue la huelga de 1988 -última gran movilización de ámbito nacional-, que muchos, ingenuamente, celebramos entonces como una gran victoria, pero que fue nada menos que el preámbulo de la pildorita que nos colaron después: la LOGSE, una operación de la que fueron cómplices necesarios CCOO, UGT y el inenarrable STE. DESCONFIAD DE LOS SINDICATOS DE IZQUIERDA, porque se consideran sindicatos de clase y, para ellos, defender a los profesores es como defender los intereses corporativistas de unos burguesitos. En 1988 eran partidarios de un desatre como la LOGSE y hoy lo son de la LOMLOE, que es peor.