1. Frase afortunada
Una de las frases que más me llamaron la atención de entre las que pronunció Pedro Sánchez en su discurso de investidura del pasado día 22 fue esta cursilería: "Queremos que España se convierta en el mejor país del mundo para ser niño, desde el derecho a la educación hasta el derecho a jugar". No recuerdo si antes o después vino el anuncio de su propósito de aprobar una ley de protección a la infancia y a la adolescencia contra la violencia, cosa, evidentemente, con la que estaba vinculada. La frase es muy representativa del tono general del discurso, que para mí fue una clara muestra de la enorme deuda de Sánchez con el zapaterismo: el típico brindis al sol, el enunciar un deseo idílico y pretender hacerlo pasar como un planteamiento político razonable. Muy zapateristas fueron también otras dos cosas que esta articulación de propuestas conllevaba: el envolver en esos beatíficos tules una carga diabólica (y esa pretendida ley de protección de la infancia lo es o podría serlo) y el blindarla contra las posibles críticas en la excelsitud de los propósitos manifestados: ¿quién podría estar contra el paradisiaco bienestar de los niños? ¿Quién se podría oponer a que se les protegiera contra la violencia? Ante estas dos formidables barreras, haría falta tener muy claras las ideas y tentarse muy bien las ropas para atreverse a presentar objeciones a la iniciativa, pues se correría un serio riesgo de aparecer como un monstruo. Y no estoy frivolizando, porque este procedimiento, tan cómodo como cínico, se está usando de forma habitual desde las filas del progresismo en general y del PSOE en particular: si criticas ese carnaval conocido como Orgullo Gay o señalas los excesos en que están cayendo los movimientos LGTBI+, es que eres un homófobo; si señalas las grietas de la Ley contra la Violencia de Género (por las que se cuelan señoras como Juana Rivas o las de Infancia Libre), es que apruebas que se maltrate a las mujeres; si, a la vista de los planteamientos de Carmen Calvo o engendros similares, decides no comulgar con la rueda de molino de que todos deberíamos ser feministas, es que estas en contra de la igualdad de derechos de la mujer. Y así.
2. El niño de los balines
Pero la realidad es muy tozuda y tiene la mala costumbre de poner en evidencia las falsificaciones, aun cuando se disfracen de bellos sueños. En lo relativo a estos planes enunciados por Sánchez, la gran objeción que se plantea es esta: ¿acaso son infelices o están desprotegidos los menores en España? Sería de un cinismo brutal afirmar lo primero y, en cuanto a lo segundo, se da el triste sarcasmo de que, desde hace mucho tiempo, está abierto en nuestra sociedad un serio debate acerca del hecho de que quizás nuestras leyes sean excesivamente protectoras con ellos cuando se inclinan por el gamberrismo o la delincuencia. La alarma social sobre este asunto es seria y muy fundada; el último caso de envergadura ha saltado a los medios precisamente por los días en que Sánchez formulaba su propuesta: el de ese adolescente de catorce años que hirió en Málaga a niños y adultos con una escopeta de balines, hecho criminal por el que, por razones de edad, resulta inimputable. Es innecesario hacer más leyes de protección a los menores en un país donde ya están sobreprotegidos. Protéjaseles firmemente contra la violencia y la pobreza con las que ya hay, pero además no quiero dejar pasar la ocasión de señalar que, en este de Málaga como en muchos otros casos, unos menores que han sido víctimas de otro menor han quedado desprotegidos, gracias, paradójicamente, a la normativa de protección del menor. ¿Qué resultado tendría crear esa ley que propone Sánchez? Mucho me temo que este: la proliferación de expertos en la materia, más observatorios y organizaciones; un nuevo campo de fiscalización para psicólogos, pedagogos y demás; una nueva esfera de lucimiento para esos espontáneos que viven de "ayudar" a quienes no los necesitan para nada. De esto ya hay mucho en España, creo sinceramente que por esta vez nos lo podemos ahorrar.
2. El niño de los balines
Pero la realidad es muy tozuda y tiene la mala costumbre de poner en evidencia las falsificaciones, aun cuando se disfracen de bellos sueños. En lo relativo a estos planes enunciados por Sánchez, la gran objeción que se plantea es esta: ¿acaso son infelices o están desprotegidos los menores en España? Sería de un cinismo brutal afirmar lo primero y, en cuanto a lo segundo, se da el triste sarcasmo de que, desde hace mucho tiempo, está abierto en nuestra sociedad un serio debate acerca del hecho de que quizás nuestras leyes sean excesivamente protectoras con ellos cuando se inclinan por el gamberrismo o la delincuencia. La alarma social sobre este asunto es seria y muy fundada; el último caso de envergadura ha saltado a los medios precisamente por los días en que Sánchez formulaba su propuesta: el de ese adolescente de catorce años que hirió en Málaga a niños y adultos con una escopeta de balines, hecho criminal por el que, por razones de edad, resulta inimputable. Es innecesario hacer más leyes de protección a los menores en un país donde ya están sobreprotegidos. Protéjaseles firmemente contra la violencia y la pobreza con las que ya hay, pero además no quiero dejar pasar la ocasión de señalar que, en este de Málaga como en muchos otros casos, unos menores que han sido víctimas de otro menor han quedado desprotegidos, gracias, paradójicamente, a la normativa de protección del menor. ¿Qué resultado tendría crear esa ley que propone Sánchez? Mucho me temo que este: la proliferación de expertos en la materia, más observatorios y organizaciones; un nuevo campo de fiscalización para psicólogos, pedagogos y demás; una nueva esfera de lucimiento para esos espontáneos que viven de "ayudar" a quienes no los necesitan para nada. De esto ya hay mucho en España, creo sinceramente que por esta vez nos lo podemos ahorrar.
3. ¿Los protegería también de los iluminados, tecnócratas que rinden culto a las finanzas, experimentadores varios y otros especímenes que los merodean?
Y es que, en lo tocante a los niños y la educación, en cuanto te descuidas, te sale alguien que quiere sacar partido. ¿Los protegería Sánchez, que quiere que los nuestros jueguen más a gusto que ninguno del mundo, de innovadores que hacen cosas como birlarles la pelota? ¿O de los que se lanzan a la piscina haciendo alegres experimentos con algo tan importante como su educación? ¿O de tecnócratas como la señora Patricia Casado, que sale hoy en un suplemento de "El País" sosteniendo que educar en finanzas a los más pequeños es esencial, barbaridad cabalmente en la línea de las propuestas de la OCDE? Mucho me temo que no, porque todos estos vampirizadores de la infancia y la adolescencia están de lleno en la órbita educativa y cultural de su partido.
4. Yo soy Cora
Y, hablando de "El País", y de su órbita cultural y educativa (que es la de Sánchez y su partido), y de los niños: os recomiendo que no os perdáis este artículo: Yo soy Cora, que trata sobre una niña transexual que debe de tener ocho o nueve años y que empezó a forjar su decisión de cambiar de sexo cuando tenía tres. Hay que leerlo, repito, porque es interesante y esclarecedor. De lo que yo pienso, me limitaré a proclamar que soy absolutamente contrario a que decisiones como la que tomó Cora se dejen en manos de personas de su edad, pero en nuestro país las leyes lo permiten, supongo que en nombre de la protección a la infancia.
5. Víctima silenciada
Terminaré con un asunto tremendamente serio. Ayer, en el informativo de las 14:00 de RNE, oí a una locutora decir que esta había sido una semana luctuosa en lo referido a la violencia... ¿cómo lo digo para no molestar a nadie? ¿Machista? ¿De género? ¿Contra la mujer y la infancia? ¿Familiar? Elija cada cual lo que le parezca y vamos a los hechos: la cuestión fue que RNE se lamentaba por la muerte de cuatro personas por esa violencia: las tres mujeres y el niño que podéis ver en esta noticia de 20minutos. Media hora después, en el informativo de Antena 3, expresaban el mismo lamento. El problema es el siguiente: en esta semana, no han sido uno, sino dos los niños asesinados por sus progenitores: el que fue acuchillado por su padre en Beniel (que es del que se acordaron RNE, Antena 3 y 20minutos) y el que fue ahogado por su madre en Azpeitia (que es el que esos medios parecen haber olvidado). Rechina que en una noticia se diga que la semana ha sido trágica por la muerte de tres mujeres y un niño y se omita mencionar a un segundo niño que en esa misma semana ha sido víctima de igual violencia. Quienes quieran defender a estos medios informativos, supongo que argumentarán que sus noticias versaban sobre violencia machista, de género o como la quieran llamar, en la que debemos entender que el niño de Azpeitia no se computa, pero, en ese caso, lo que salta a la luz es que algo no funciona en unas leyes y unos cómputos que se acuerdan de un niño al que mató su padre y se olvidan de otro al que mató su madre. Cuando se produce una discriminación así, yo diría que no estamos ante una discriminación positiva, sino ante una discriminación aberrante. ¿Habrá alguna que no lo sea?
Cosas de niños, ya veis: así de complicado anda el mundo de la infancia.
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ResponderEliminarBuenas noches, Guachimán. Te pasaste por mi blog (bastante parado, por cierto) y dejaste un mensaje, y te devuelvo la visita. Suelo leer tus artículos con cierta regularidad, junto con los de otros blogs que me gustan. Y tus entradas relacionadas con la educación y la sociedad en España, como esta que acabo de leer, me dejan casi siempre con la moral algo baja. Porque me queda la sensación de que: A) La sociedad española está cada vez más crispada, con bandos enfrentados en casi todos los ámbitos y casi siempre por razones bastante baladíes; y B) La sociedad española cada vez es, en términos generales, más tonta (y me puedes incluir a mí en el grupo, por supuesto...). Espero que en el fondo esta sensación sea un error de percepción mío.
ResponderEliminarCreo que te dije que estaba dando clases en Hungría. Allí, tal vez debido a su pasado histórico, se mantiene un mayor respeto a la autoridad en todos los ámbitos, incluido el educativo. Por ponerte un ejemplo: En mi instituto no hay guardias. No hace falta. Puede haber algún problema de disciplina, pero es atajado rápidamente por la dirección del centro. Y como esa hay otras diferencias sustanciales con el sistema español. Y otras cosas que no son tan distintas, claro. Bueno, tal vez algún día escriba más sobre el tema. Saludos cordiales y hasta la próxima.
Hola, Weno, siempre eres bienvenido por aquí. La verdad es que esa sensación de España dividida y sociedad bastante entontecida por pretender guiarse por ciertas idealizaciones buenistas que no funcionan también la tengo yo y por eso la reflejo en mi blog. ¡Qué bueno sería que fuese una percepción particular de un pesimista!, pero me temo que no es así, porque yo no soy un pesimista y esa imagen es también la que reflejan las noticias que se ven. Y creo que tampoco eres tú: es que las cosas son como son. Coincido contigo en que la causa principal de lo que pasa aquí está relacionada con las jerarquías (que las hemo diluido, y vale lo mismo Torra que el rey o el alumno que el profesor), el respeto (que no existe: cualquier mico se ríe de quien le da la gana... y muchos lo encuentran gracioso) y la autoridad (que no se ejerce como se debiera, porque se pasan cosas que no se deberían pasar). Tiene mucho que ver con este sistema educativo disparatado que tenemos, pero más todavía con un concepto equivocado de los derechos que tenemos aquí, pues existe la sensación de que todos tenemos montones de derechos, pero nadie tiene un solo deber, que eso es muy facha. Sería muy interesante que te animases a escribir algo desde la perspectiva de alguien que vive en un sitio distinto y ve que las cosas pueden hacerse de otra manera. Un saludo igualmente cordial.
EliminarMe haces pensar en el zapaterismo desmadrado: "Vamos a ser los campeones de la Champions League". Ni Alemania, ni Francia, ni RU... Y después llegó la hecatombe.
ResponderEliminarY lo de la violencia con etiqueta nos muestra un despropósito maniqueo: hay violencia mala y otras violencias poco preocupantes.
Pero esto, Pablo, ¿pasa en algún otro país europeo?
Los niños necesitan protección, y los adultos y los ancianos... Sí. Pero de ciertos políticos que los manipulan, los ningunean o los infantilizan. Y la violencia, de cualquier género, es un mal social que hay que frenar, pero imposible de erradicar en ninguna sociedad (no es preciso señalar complejidades e interactuaciones de millones de individuos, mentalmente sanos o enfermos), por mucho mensaje y recuento mediático made in Spain.
Es que aquí hemos acabado creando una peligrosa sociedad de castas muy relacionada con el carné de supuesto progresista, que está llevando a lamentables licencias para todo. Esto se ve, por ejemplo con los nacionalistas: como de su pasado antifranquista salió que eran progresistas, se les ha permitido todo hasta que ha pasado lo que ha pasado. Y mira lo de la violencia de género: a los odiosos maltratadores se les podría perseguir igual sin necesidad de leyes discriminatorias. Lo del niño de Azpeitia es vomitivo y no sé si sabrás que hoy la Juanita Rivas (que nadie se explica por qué no está en la cárcel, como estaría si hubiera sido un hombre) ha presentado una denuncia contra su exmarido por violencia contra los hijos y respaldada por un informe de uno de esos supuestos psicólogos que la apoyan. El zapaterismo fue la época dorada de los lobbies y los tramposos que ya había y que desde entonces no han dejado de prosperar.
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