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martes, 3 de abril de 2018

Trenes musicales

   Hace ya mucho tiempo que apenas hago viajes en tren, me refiero a viajes largos, claro, esos viajes que tienen en la estación de llegada una ilusión o una incertidumbre. Y, sin embargo, durante una buena parte de mi vida, este romántico medio de transporte fue el que me llevó a muchos destinos importantes o el que me trajo de vuelta a casa después de andanzas a veces felices y otras no tanto. En tren crucé España siendo muy pequeño cuando mi familia se trasladó de Barcelona a Málaga. Debió de ser en 1962, y los que no conozcáis lo que eran los trenes de entonces difícilmente os haréis una idea de lo que fue ese viaje. He viajado en tren yo solo desde que tenía trece años, a Valencia o a Córdoba, porque algunos de los desplazamientos a la universidad laboral los hacíamos en ese medio: te daban el dinero para el billete, te lo comprabas y arreando; he montado en el mítico canfranero; he hecho dichosos viajes de más de seiscientos kilómetros volviendo a casa de permiso cuando estaba en la mili y viajes desoladores cuando tocaba volver al cuartel; hice una vez los 240 kilómetros que separan Valdepeñas de Córdoba en un tren que tardó diez horas en recorrerlos... He hecho muchos viajes interesantes en tren.
   Dije antes que el tren es un medio de transporte romántico, y lo es aunque solo sea por haber nacido en el siglo del Romanticismo, pero también porque los viajes largos en tren siempre llevaban envuelto un ingrediente de misterio, no solo por lo que te esperase en su destino, sino por las vicisitudes del viaje en sí, las personas, las incidencias, los paisajes... Los trenes de hoy han ganado en asepsia, velocidad y aislamiento, pero eso es lo que en gran parte les ha hecho perder aquel misterio: no voy a discutir que es una gran ventaja hacer en tres horas el recorrido que antes se hacía en seis, pero creo sinceramente que mirar un paisaje que discurría más calmoso, hablar con la gente del compartimento o del pasillo u observar la vida de las estaciones podía ser una forma no de perder el tiempo, sino de saborearlo y conocer las cosas más a fondo.
   Como compañero de penas y alegrías, de ilusiones y desengaños, el tren ha sido el protagonista de muchas canciones. Voy a dejaros aquí unas cuantas, empezando por este instrumental de Los Pekeniques, Tren transoceánico a Bucaramanga, en el que este sensacional grupo reproduce muy bien con su ritmo el avance de un potente convoy ferroviario:

   Paso ahora a los trenes alegres, los cuales tienen inevitablemente que empezar con aquel En el tren, tren, tren de Marisol:

  Alegre es también este O tren de Andrés Dobarro, de la época feliz de este cantante de final trágico:

     Subamos ahora al que probablemente sea el tren más gamberro del pop español: el de La gallina, de Micky y los Tonys:

   Cerraré este capítulo con un grupo norteamericano al que le tengo una especial simpatía, The Monkees. Aquí tenéis su Take the last train to Clarksville:

   Otro de mis ídolos es Miguel Ríos, de quien me gustan más las canciones de la primera época, como este Vuelvo a Granada, que presenta un viaje de retorno en el que la alegría aparece contenida por un leve matiz de tedio y cierta disconformidad.

   ¿Y qué me decís de este poderoso Never marry a railroad man, de Shocking Blue? El ritmo es brutal:

   Terminaré con la canción ferroviaria que más me gusta: Five hundred miles. Os pongo primero Quinientas millas, la versión en español que hicieron Los Mustang:

   Y ahora, la de Peter, Paul & Mary:

                     Espero que hayáis disfrutado en esta Estación de los Trenes Musicales. ¡Feliz viaje!




4 comentarios:

  1. Gracias por la entrada. Leyéndola me han venido a la mente un par de canciones más relacionadas con los trenes:

    "Last train to London", de la ELO. Creo que es un buen complemento a tu selección, porque su letra trata sobre perder un tren, y eso nos ha pasado a muchos.

    Last train to London

    "I treni a vapore", de Ivano Fossati (interpretada por Fiorella Mannoia). Después de todo, en los trenes también se duerme, y se sueña.

    I treni a vapore

    Saludos cordiales.

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    1. Aceptamos barco, digo tren, Weno. Las dos están muy bien. La de la Elo ha sido sencillamente un (clamoroso) olvido y la del señor Fossati no la conocía, pero es recibida en la estación con sumo placer. No ha sido el único (clamoroso) olvido, porque también podría haber entrado en el artículo "Penélope", de Juan Manuel Serrat, a la que vamos a hacer justicia:
      https://www.youtube.com/watch?v=GLQcZxsohQM
      Y todavía andarán por ahí unas cuantas más, seguro. Un saludo.

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  2. Adoro los trenes desde niña, Pablo. Mis padres no tenían coche e íbamos siempre en tren. Aquí va mi aportación: "Chattanooga choo choo" (siempre me gustó) https://www.youtube.com/watch?v=FdrYYUuT07Q
    ¡Viva la música!

    ¡Un abrazo!

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    1. ¡El Chattanooga! Otro penoso olvido, Lola, sabía yo que me ibais a poner las pilas con esto de los trenes musicales. Aquí van dos nuevos actos de reposición y justicia:
      -"Take the A train", de Duke Ellington:
      https://www.youtube.com/watch?v=cb2w2m1JmCY
      -Y el TRENECITO de Miguel Bosé y Ana Belén, dedicado a todos los que eran niños allá por los 80:
      https://www.youtube.com/watch?v=hpua0bn7euc
      ¡Aquellos trenes de los 60 y los 70, Lola! ¡Esos intercambios de tortilla, eso de hacerse amigos para siempre en el expreso! Si te digo la verdad, aunque esté hecha de cachondeo, la canción de Micky, esa de la gallina, era completamente realista. ¡Viva la música, sí señor! Y un abrazo, naturalmente.

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