Basta con echar un vistazo al gráfico que os adjunto arriba (sacado de ABC) para que veamos lo importantes que han sido las elecciones europeas que se acaban de celebrar. En 2009, PP y PSOE se zampaban ellos solitos 47 de los 54 escaños y el 80'9 de los votos, mientras que en 2014 se han quedado en 30 escaños y el 49'07 de los votos. Con una participación muy similar, han perdido 17 escaños, el 31'83 del porcentaje de voto emitido y un número de votos que os reflejo en esta tablita obra del guachimán con unos datos sacados de "El País". Me figuro que el PSOE y el PP se habrán hecho una igual y que estarán temblando solo de verla, aquí la tenéis:
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PP
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PSOE
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Los dos juntos
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Votos 2009
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6.670.377
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6.141.784
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12.812.161
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Votos 2014
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4.074.363
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3.596.324
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7.670.687
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Votos perdidos
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2.596.014
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2.545.460
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5.141.474
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Lo primero que nos dice es los muchos votante que han perdido PP y PSOE; lo segundo, es que, en lo referido a pérdida de votos, el descalabro también ha sido muy similar: se castiga al PP, al PSOE y, tal vez, al bipartidismo, al menos, como ellos lo han llevado a la práctica.
La formación de Pablo Iglesias ha conseguido cinco escaños y este líder anuncia que no pararán hasta expulsar del poder al PSOE y al PP; su radicalismo asusta a ABC, medio que quizás olvide que los grupos como Podemos han nacido en parte de la corrupción e incompetencia del PP y el PSOE; también parece asustarse un poco "El País", que hace una interesante transposición a un hipotético parlamento español de los resultados de estas elecciones, cuya fragmentación igualmente ha nacido en parte de la corrupción e incompetencia del PP y el PSOE; el PP se mueve entre la penosa tranquilidad de algunos y la petición de autocrítica de otros y, por último, en el PSOE se ha producido algo que es a la vez un bombazo y un asomo de coherencia, esa rareza en la política española: la dimisión de Rubalcaba, acto que, a la larga, si el PSOE se decide por fin a abordar la gran renovación que necesita desde hace años, puede ser una de las consecuencias más importantes de estas elecciones. En una nota marginal, se debe señalar por fin que los que quieren independizarse son, en realidad, cuatro gatos, mirad las cifras.
Y todo esto, sin meternos en los inquietantes resultados que llegan de Europa.
¿Eran importantes estas elecciones o no lo eran? ¿Acabarán constituyéndose en un primer paso importante para derribar el régimen de corrupción, merma de derechos, y déficit democrático en que se está convirtiendo España? Creo que todavía nos queda mucho por ver, no sería mala idea estudiarse muy en serio (algunos ya lo hacemos) los programas y propuestas de las formaciones emergentes.
Eran importantes. Y las próximas lo serán más. Me encanta ver ese "acordeón" de colores cambiando de sonido, que el anterior chirriaba y mucho.
ResponderEliminarSaludos
¡Uy, ya lo creo! Y qué nerviosos se han puesto todos al comprobar que quizás, pese a sus enormes esfuerzos por atontarnos y tenernos bien controladitos hay quienes se les han salido del redil. Andan realmente preocupados, ¡pobres!
ResponderEliminarY con razón, Vega: si estos resultados marcasen una tendencia sólida -que habrá que verlo-, uno de los posibles finales sería que a un buen puñado de chupones ventajistas se les acabaría el negocio, pero no hay que echar las campanas al vuelo, porque desmontar el tinglado en que se ha convertido el actual régimen político no va a ser fácil. Deberíamos empezar por arrimar el hombro todos.
EliminarPues sí, Ana, y es que cosas como la corrupción, la siega de derechos, el desmontar la democracia o el gobernar de espaldas a la ciudadanía son muy malos lubricantes. Un saludo para ti.
ResponderEliminarDe acuerdo en todo, con un matiz: "los que se quieren independizar" son "cuatro gatos" en toda España pero, en Cataluña, son unos cuantos más. Creo que es un dato a tener en cuenta. Por lo demás, es bueno que alguien cuestione a los grandes, aunque personalmente "Podemos" no me inspira más confianza que los otros. Queda por ver si se repite en las generales (yo me inclino por pensar que será así).
ResponderEliminarHay que fastidiarles con lo del ámbito de decisión, Alberto, que no es Cataluña ni el País Vasco, sino España, y ahí salen como un corte raquítico del quesito. De Podemos ya hemos hablado y, desde luego, si no quiere pasar de Podemos a Pudimos, tendrá que proponer cosas todo lo rupturistas que quieras, pero razonables. Hay mucho por ver, en efecto.
ResponderEliminarYo en eso, ya lo sabes, tengo mis dudas, Pablo. No discuto que legalmente sea así, pero no tengo nada claro que sea sensato, políticamente hablando, insistir en el ámbito de decisión nacional. Ojo, no digo que sea un error, sino que no lo tengo claro.
EliminarAlberto, en el País Vasco, PNV y Bildu suman 385.000 votos (algo más del 50%); en Cataluña, ERC tiene 594.000 (23%) y CiU, 540.000 (21%): en total, de 15.900.000 votos, estos señores suman 1.540.000 mal contados: un diez por ciento. El ámbito de decisión no es un juego, es un principio que mantiene unido a un país, y un país no es una peña gastronómica, así que ese asunto debe ser intocable. Otros datos: en las anteriores europeas, los nacionalistas formaron un engendro llamado Galeuska que incluía también a nacionalistas gallegos, los cuales hace unos años parecía también que se iban a comer el mundo, mientras que hoy ni salen en las tablas de resultados: si se sabe cómo tratarlo, el nacionalismo puede retroceder (mira el plan Ibarreche), mientras que si se les da demasiado, acaban convirtiéndose en un factor de desestabilización (mira el propio Ibarreche, o Herri Batasuna o, ahora, Mas y ERC: ¿qué crees que vamos a ganar si se les dice que sí a lo del referéndum? No se ganaría ni aunque lo perdieran, porque mañana saldrían con otra). Fíjate, además, en ese 23-21 que se ha producido hoy en Cataluña: ¿qué significa? ¿Todos son independentisitas? Tampoco es para tirar cohetes lo de ERC, teniendo en cuenta las horas bajas de PP y PSOE: ¿porque 590.000 personas de un censo de 5.300.000 voten radical vamos a darles las llaves del reino? No es el caso. Ceder ante grupos que han crecido en buena parte silenciando y cercando a los que pensaban diferente sería un disparate y una falta de sentido democrático.
ResponderEliminarA mí es que intocables me parecen pocas cosas, Pablo, aunque entiendo perfectamente tu argumentación y me parece razonable, como siempre. Pero es que hay veces que es preferible tocar algo para no tener que asumir luego algún tipo de desastre. A ver si me sé explicar:por un lado, creo que una postura menos rígida por parte de "España" no desactivaría el independentismo pero de alguna manera lo moderaría; por otro, para mí es innegable que el nacionalismo sigue creciendo en Cataluña pero es probable que más como una válvula de escape muy hábilmente estimulada por la oligarquía catalana que por un convencimiento ideológico (cuidado, que haya aumentado no quiere decir que, a día de hoy, ganaría el "sí" en un hipotético referéndum; por fin, llegamos a la pregunta clave: ¿qué hacemos si Cataluña insiste en celebrar la consulta (yo diría que lo hará ocurra lo que ocurra) y "España" mantiene su oposición? Porque yo solo veo dos opciones: uno, que se admita la consulta y dos, que se haga cumplir la Constitución (con todo lo que esto podría suponer, ojo, que Vidal Quadras ya habló de los tanques...). La cuestión, Pablo, es si no habría una vía intermedia entre lo que Cataluña quiere preguntar y lo que "España" no, antes de llegar a un punto sin retorno en el que los unos hagan su consulta por c... y los otros tomen medidas "drásticas". Eso es lo que yo me pregunto.
EliminarAlberto, es que hay un orden legal y todas esas gaitas sin importancia. Y no es por capricho. España es España desde hace siglos; en Cataluña y en el País Vasco hay mucha gente que no quiere esas aventuras; el crecimiento del nacionalismo en los últimos años ha sido a base de lo que ha sido: imposición del miedo. Ahora lo que toca es reconducir este disparate. Mira esto:
ResponderEliminarhttp://www.elmundo.es/pais-vasco/2014/05/29/53873258268e3efb708b457a.html
No podemos andar así eternamente.
No digo que sean gaitas sin importancia, Pablo, el asunto es complejo y por eso no es fácil de enfocar. Yo no discuto la legalidad, pero me pregunto si no habría alguna manera de buscarle una salida al problema, nada más. Por otra parte, no creo que el crecimiento del nacionalismo se deba solamente a la imposición del miedo, como dices. Seguro que una parte sí. Seguro que también hay gente que es nacionalista por una cuestión práctica (por decirlo en plan fino). Pero hay otro sector que no está a gusto, que no siente cómodo. Y esto, en mi opinión, no hay que infravalorarlo. Pero ya digo que el tema no es nada sencillo.
ResponderEliminarPablo, te dejo el enlace a un interesante artículo: http://politica.elpais.com/politica/2014/01/18/actualidad/1390059028_662750.html
ResponderEliminarEl asunto es supercomplejo, Alberto. Te diré una cosa: yo nací en Barcelona y salí de allí con cinco años, pero siempre he ejercido de catalán, y siempre digo esto: durante el franquismo, el anticatalanismo era muy consistente, pero llegó la Transición y cataluña empezó a ser bien vista, como una especie de referente de avance económico, social y político. ¿Qué ha pasado últimamente? Que desde la época de Carod, los excesos del nacionalismo han hecho crecer el anticatalanismo visceral. Lo cuento en uno de mis artículos (Cataluña contra Cataluña, que, por cierto, fue publicado en una versión reducida en una carta a "El País"). Conocía el artículo de Molinas queme mandas. Sobre el asunto hay mucho escrito y uno de los que más se han prodigado es nuestro amigo Muñoz Molina, con severas descalificaciones del nacionalismo. Mira esto, que no es de él:
ResponderEliminarCataluña como problema democrático:
http://elpais.com/elpais/2013/03/21/opinion/1363886812_954555.HTML
El tigre que nunca debió salir de su jaula:
http://elpais.com/elpais/2013/10/13/opinion/1381691679_350617.HTML
Estoy de acuerdo, pero creo que ha sido un poco "la pescadilla que se muerde la cola". El independentismo y el "anti-independentismo" son los que han radicalizado posturas. No sé si fue antes el huevo a la gallina pero sí que los más cerriles de cada bando se frotan las manos y, entre unos y otros, en Cataluña como en el resto de España, se habla mucho de esto y poco de lo demás. Y así, claro, todos ganan (bueno, no todos, porque los ciudadanos pierden pero, ellos, los unos y los otros, sí ganan). Leeré los artículos, Pablo. Gracias y un abrazo.
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