Un buen número de medios de comunicación se han hecho hoy eco de unas declaraciones de Tomás Gómez en las cuales el líder del PSOE madrileño dice saber de buena tinta que "Eurovegas ha caído". No se han hecho esperar los desmentidos, del propio Adelson, del alcalde de Alcorcón y del consejero regional Salvador Victoria, quien asegura que este proyecto va a proporcionar 200.000 puestos de trabajo, aunque se olvida, como es habitual, de clarificar, cuáles, cómo, cuándo, durante cuánto tiempo, de qué calidad... También omite este buen samaritano la mención de los negocios que este proyecto va a atraer a los sectores económicos afines al PP, especialmente, del sector de la construcción, verdadero objetivo de este atropello.
Lo que realmente no acabo de ver claro en este sainete es la posición de Tomás Gómez (lo que equivale a decir del PSOE), porque sus declaraciones han sido de una alarmante ambigüedad: ¿qué pretendía con ellas? ¿Reprocharle al PP que haya echado a perder tan imprescindible proyecto? ¿Reprocharle a González su silencio? Lo que no parece es estar felicitándose por el hecho de que Eurovegas se haya ido al traste. ¿Qué quieren Tomás Gómez y el PSOE? ¿Qué Eurovegas continúe adelante o que se busquen otras vías de inversión y progreso no condicionadas al negocio del ladrillo? ¿Se cree lo de los 200.000 puestos de trabajo o piensa que esto es un cebo para embaucar a la ciudadanía? ¿Confía en el proyecto Eurovegas o cree que seguirá el modelo de la Warner o Terra Mítica, es decir, que será un chanchullo más para que se forren un círculo de amiguetes poderosos y que luego quedará ahí como un engendro marchito? Sería bueno que Tomás Gómez y el PSOE hablasen claro de esto, porque de ambigüedad, silencios cómplices y demagogia ya estamos hartos.
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