Esas fueron las palabras de José Mourinho en su rueda de prensa de ayer, después de que el Real Madrid fuera eliminado de la liga de campeones: "Me gusta estar donde me quieran". Pues entonces, hijo mío, me temo que no vas a estar a gusto en ninguna parte. Y no será porque los demás seamos torvos y malvados o por esa confabulación del mundo contra Mourinho de la que echas mano con tanta frecuencia, exactamente, cada vez que pierdes o algo se te tuerce, sino porque eres un auténtico especialista en hacer que te detesten. Te lo buscas con ahínco y eficacia, sacas de ti tanta mentira, tanta manipulación, tanta soberbia, tanto veneno, tanta gracieta desafortunada, tanta saña contra aquellos a los que conviertes en tus enemigos, ya sean adversarios deportivos como el Barcelona, colegas que alguna vez te han superado como Guardiola o Del Bosque o subalternos que no te ríen las gracias como Casillas, que, al final, eres aún peor que el caballo de Atila: no es que la hierba no crezca por donde pasas, es que la tierra se calcina.
Y no te confundas: es verdad que, durante la mayor parte del tiempo que has estado aquí, toda la prensa madridista y un elevado porcentaje de la afición han estado contigo, han respaldado tus mistificaciones y te han jaleado, pero no ha sido por mérito tuyo. En los segundos, ha sido porque el hincha, por lo general, va con su equipo contra viento y marea; en los primeros, porque el encanallamiento de los medios de comunicación españoles alcanza también a los deportivos, naturalmente: resulta patético ver cómo ahora te vuelven la espalda y te sacan los defectos, esos mismos defectos que sin el menor reparo convertían en virtudes cuando les caías bien o les convenías.
Quiero terminar este artículo haciendo una aclaración: no es un artículo deportivo. Cuando abrí este blog, me hice desde el primer día el propósito de excluir de él el tema del fútbol, un tema menor que, sin embargo, es como la madreselva o el sándalo: puede acabar adueñándose de cualquier jardín, y estoy satisfecho de haber cumplido ese propósito, pero este caso es distinto, porque aquí de lo que estoy hablando es de ética deportiva e informativa. Mourinho ha sido un hombre que ha ensuciado la competición con mentiras y manipulaciones con tal de ganar, y de paso ha conseguido agriar el ambiente sembrando su mala leche, sus insinuaciones viperinas, sus ofensas...: estos métodos hay que desaprobarlos aunque sea en el deporte, y poco importa que yo sea del Barça, porque, al fin y al cabo, con él como rival, a mi equipo le ha ido bien, por suerte para el Barça y para el deporte: qué malo habría sido que la propuesta de ganar con fullerías y sembrando discordia hubiera tenido éxito. Por esto es por lo que hay que criticar a Mourinho y por lo que tendremos que sentirnos todos dichosos cuando se largue.
El mundo del fútbol se me escapa completamente, me entero que ha habido un partido importante por el barullo de la calle, no sabía la noticia de la eliminación del Real Madrid. Poco puedo aportar.
ResponderEliminarLo que si he comprobar ahora es que tras varios intentos usando cuatro navegadores diferentes he podido comentar.
Hesperetusa: lo importante con mucho es lo último, qué duda cabe: hay más sensatez en un solo comentario tuyo que en los millones de páginas de toda la prensa deportiva del mundo mundial, te lo dice uno que comete el pecado de leerla de vez en cuando. Habré de confesarlo: solo por hojear el "Sport", debería ponerse muy en duda mi inteligencia.
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