Dilema: conflicto que se produce cuando tienes que elegir entre dos alternativas igualmente buenas o igualmente malas. Dilema en el que nos vemos últimamente muchos profesores: LOMCE del PP o protestas en su contra que han organizado los sindicatos progresistas, las cuales llevan implícito el dar por bueno el modelo LOGSE. Única salida que veo razonable: decir NO a las dos. Mi NO a la LOGSE se debe a que en sus veinte años de aplicación ha arrasado la enseñanza, en especial, la pública. Mi NO a la LOMCE se debe sobre todo a que es una propuesta del PP, lo que resulta inseparable del maltrato que este partido nos esta infligiendo a los profesores y de su decidido propósito de rematar la enseñanza pública. Quiero, no obstante, dejar aquí una serie de consideraciones acerca de la LOMCE.
1.- El papel que asigna a los directores de los centros públicos.- Es inadmisible, ya que en la práctica representa convertirlos en señores todopoderosos al estilo de los de los centros privados, modelo tan del gusto del PP, empeñado no solo en la supresión de lo público, sino en gestionar lo poco que por fueza tenga que quedar según la despótica disposición de los gobernantes, no bajo el dominio de las leyes. No es admisible que el director quite y ponga profesores a su antojo, porque existen unos concursos de traslados que emanan de esos derechos laborales que tanto disgustan al PP y los protegen; como es habitual en este partido, esto está destinado a fomentar la indefensión y la sumisión ante el poder.
2.- La falta de consenso y diálogo.- Esta ley está hecha a la medida del PP, que ha hecho solo algunas consultas cosméticas a partidos y sindicatos, ahora bien, este extremo no puede aducirse como crítica por los continuistas logsianos (izquierda política y sindical más sacerdocio pedagogista), ya que su ley se la guisaron y se la comieron también entre ellos, pero llamaron "consultas con la comunidad eductiva" a los acuerdos con sindicatos y CEAPA, o sea... consigo mismos. Los grandes marginados de LOGSE y LOMCE han sido los verdaderos expertos en educación, es decir, los profesores, a quienes sería inexcusable consultar, pero saltándose los tamices corporativos de las organizaciones sindicales. Se debía y se podía, pues con los medios informáticos es más que viable, pero quizás sus respuestas hubieran escapado al control político, cosa que no interesa a los autores de estas leyes, más políticas que educativas. Mientras las leyes educativas se hagan así, es decir, sin grandes consensos políticos y de espaldas al profesorado, tendremos las porquerías perniciosas que llevamos años padeciendo.
3.- Las reválidas.- En abstracto, las considero positivas, como ya expliqué aquí, pero recalco lo de "en abstracto", porque cualquiera sabe con qué concreciones se puede descolgar el PP. En general, me reafirmo en mi tesis de que las reválidas deberían obligarnos a los profesores a ser más serios y exigentes y contribuirían por tanto a erradicar el aprobado regalado, esa seña de identidad logsiana que tantos estragos ha hecho.
4.- Lo de subvencionar colegios no mixtos.- Se descalifica por sí solo. Los colegios en que no se mezclen chicos y chicas son una antigualla que de ningún modo se debería pagar con el dinero de todos. El que quiera ponerlos, que se los pague, y, en cuanto a los padres que quieran mandar ahí a sus hijos... pues lo siento por los niños: pasé cuatro años en internados masculinos, podría escribir páginas y páginas acerca de lo mucho que eso me hizo perder.
5.- Lo de que favorece a la escuela privada.- Me parece horrible, claro, pero... ¿no favoreció la socialista LODE a la enseñanza privada al ser la creadora de la peculiar red concertada? ¿No tienen CCOO y UGT robustas secciones de concertada que les han llevado a firmar convenios que han fortalecido este sector? Seamos coherentes.
6.- Los itinerarios a los quince años y lo de pasar con dos suspensas.- Dos tiritas, lo cual es otra muestra de que esta ley, en realidad, no está demasiado preocupada por lo educativo. Me sigo pronunciando por la propuesta del Manifiesto de maestros y profesores, con su primaria terminada a los catorce años y, a partir de ahí, tres opciones: dos con la primaria aprobada (bachillerato y FP) y una de formación general y/o iniciación profesional para quienes no la hayan aprobado. Y por supuesto, con unos niveles de exigencia serios y una red de pasarelas. Podéis consultar también aquí.
7.- La notable carencia de debate en torno a los contenidos de los programas.- El de Lengua, con la unión de Lengua y Literatura en una sola asignatura, es un disparate inaplicable (inaplicable en condiciones, se entiende), y esto no lo digo solo yo. Creo que en otras asignaturas también sería conveniente alguna revisión. ¿Cómo se entiende que se plantee un cambio de sistema educativo sin decir ni una palabra de esto?
8.- La importancia concedida a la Religión.- Absolutamente coherente con el perfil y los actos de este gobierno confesional en un estado aconfesional. Así es España. La enseñanza en un país que se declara laico no debería incluir la religión, por razones diversas (ver 1 y 2). Dicho esto, a uno le deja perplejo oír a Rubalcaba eso de que el PSOE revisará el concordato cuando gobierne. Genial, pero la idea llega con 31 años de retraso.
9.- La cuestión lingüística.- Este es un asunto muy grave que hay que resolver cuanto antes. En esta democracia de mirar para otro lado que nos hemos montado, se produce el hecho inaudito de que, en los territorios gobernados por los nacionalistas o improntados por sus idearios segregacionistas, se margine a personas que quieren estudiar en la lengua oficial del país y una de las más importantes del mundo. Cuando en todo él el español crece, tiene peso y gana prestigio, en zonas de España como el País Vasco o más aún Cataluña, es perseguido. Las políticas de inmersión lingüística de Cataluña son nazis; la prohibición de rotular los comercios en español que se hace en Cataluña es nazi y una vergüenza para quienes gobiernan el país (que es España, naturalmente: Cataluña es solo una región); la persecución de la lengua española en la propia España que se practica en Cataluña y algo menos (ahora) en el País Vasco es nazi; la marginación y práctica prohibición de estudiar en español que sufren quienes así quieren hacerlo en Cataluña son nazis. Cuando Artur Mas se pronuncia (como le he visto hacer hoy en un telediario) llamando al catalán "nuestra lengua" con un deliberado propósito de recalcar que el español no lo es, se muestra como el nazi segregador que es él, ya que comete el atropello de excluir de la sociedad catalana a quienes prefieren el español (una de sus lenguas oficiales) y de marginar el uso de esta; cuando afirma que la política de inmersión produce cohesión social, miente, porque esa política, que en realidad es de segregación y acoso, solo ha producido marginación y miedo entre quienes prefieren hablar en español y se sienten por ello inquisitorialmente señalados; cuando Irene Rigau dice que la ley será imposible de aplicar, está una vez más practicando esa curiosa conducta antisistema que lleva años practicando la Generalitat, que sin embargo forma parte del sistema y se beneficia del marco democrático que le procura. Todo esto es innegable, porque está corroborado por el testimonio de padres que se han visto hostigados por querer que sus hijos estudiasen en español y por el cada vez mayor número de personas a las que la imposición y el uso segregador del catalán están expulsando de Cataluña. ¿Qué decir del País Vasco? No es ocioso recordar que allí esta tarea ya la llevó a cabo hace años el abertxalismo, que exilió con sus amenazas a 177.000 vascos (según calcula Mikel Buesa) y expulsó a base de llamarlos "maketos" y "txakurras" a muchos funcionarios no vascos que trabajaban allí con todo el derecho del mundo, bastantes de ellos, profesores, por cierto, cuyos puestos fueron usurpados en gran parte por gente que procedía de las ikastolas y no tenía más mérito que hablar en euskera y ser fiel a los principios fundamentales del movimiento euskaldún. Bien, pues ahora, tanto Bildu como el PNV se quejan de la invasión competencial y la regresión lingüiística que representa la ley Wert.
Estos excesos del nacionalismo, que vienen de lejos y son cada vez más acusados y graves, hay que pararlos cuanto antes. Que tengan cuidado el PSOE, IU, CCOO, UGT o la Ceapa; que escojan bien a los compañeros de viaje en su guerra escolar y los argumentos que utilizan. No se puede, por ejemplo, decir que la LOMCE es segregadora (como se aducía en la pasada huelga general del 9 de mayo) y luego ir de la mano con segregadores conspicuos como los nacionalistas catalanes y vascos o los ultrarregionalistas valencianos, que también tienen lo suyo; no se puede alzar la bandera del progresismo y seguir hoy en día pretendiendo que el nacionalismo en España lo es, porque eso ya no engaña a nadie: los nacionalistas catalanes y vascos no solo no son progresistas, sino que yo dudo mucho de que sean siquiera demócratas, a juzgar por el pasado de Bildu, las prácticas de acoso y segregación que aquí señalo o la afición a quemar banderas de los exaltados del PNV, ERC o CiU. La deriva nacionalista preocupa, solo gente tan ciega como los líderes políticos españoles sería incapaz de ver su cada vez mayor agresividad. En su último libro, Muñoz Molina nos avisa en más de una ocasión de que no estemos tan confiados, porque en la vida ningún suceso es excluible y, hacia finales de los ochenta, nadie en los Balcanes hubiera dicho que iban a acabar a tiros. Puede que me llaméis alarmista, pero la capacidad de sembrar discordia y prender catástrofes que tienen los nacionalistas está constatada por la historia. Medio al hilo de todo esto, mirad lo que dice hoy en una entrevista en "El Mundo" Álvaro Rodríguez Bereijo, expresidente del Constitucional: "Fue un error que el Estado transfiriera Educación y Sanidad. Yo las recuperaría". Y yo, porque razones parece que no faltan. Leed la entrevista, son dos páginas con reflexiones muy interesantes acerca de esas cosas que hoy nos producen inquietud a todos.
Termino: no a la LOMCE, pero también no a la LOGSE. Sí a una ley que abarque el máximo consenso posible, que presente garantías de durar y servir, que se ocupe de la educación y no de ser un instrumento político y que salga de un largo proceso de reflexión y diálogo en que a los profesores se nos preste la atención que merecemos, que, en este asunto, es mucha. No sé yo si esto sería posible hoy en día.
Si me salgo del tema de la lengua y de la confesionalidad en un Estado aconfesional, posiblemente metiese la pata, por eso me limito a agradecerte el estupendo análisis que haces de la nueva ley de educación y la clase que impartes en tú artículo. Saludos
ResponderEliminarGracias a ti, Paco. Una de las cosas que más me interesa que veáis los que no sois profesores -porque es algo que no va a salir en los periódicos- es que la alternativa LOMCE/movilización sindical (=defender la LOGSE) tampoco arregla nada, porque el asunto es mucho más complejo. Un saludo.
ResponderEliminarMuy bueno, como todas tus reflexiones. Lo enlazo en El Ballet el jueves.
ResponderEliminar¿No te enteraste de cómo se burló ayer un locutor de radio de los maestros? Bochornoso. La gente da crédito a patanes de tal categoría que luego es muy difícil defender la Educación Pública. Ains.
http://elballetdelaspalabras.blogspot.com.es/2013/05/locutor-de-radio-vilipendia-los-maestros.html
Paco, sobre la confensionalidad en un Estado aconfesional de pega hay que hablarlo y denunciarlo. Ya sabes que me caliento y no tengo un escribir tan educado como Pablo, que es una delicia leerlo.En facebook hay un aluvión de imágenes satíricas al respecto (a la victoria de los obispos, no a lo bien que escribe Pablo, aunque ya hay alguno que leyendo cierta reseña me ha comentado que quiere hacerse con La República Mejor). Ya os las pondré el jueves para los que no tenéis facebook.
De todos modos va a haber que resetear España.
Un abrazo a los dos.
Ains ¿qué sería de mí sin vuestras reflexiones?
Muchas gracias por tus piropos, Patricia. En cuanto a lo del locutor merluzo ese, claro que me enteré, porque leí el artículo que le dedicas en tu blog. Si nos pusiésemos a escarbar en el fondo de armario cultural de las distintas profesiones, a lo mejor resultaría que los lucotores de los medios de comunicación tendrían motivos para echarse a temblar, porque se oye y se ve cada cosa... Yo creo que ese señor debería haber pensado en aquel refrán que dice: "Quien tiene casa de cristal no debe tirar piedras", si es que lo conoce. Además, hay otra cosa: quienes suspendieron aquella famosa prueba no son profesores, sino personas que aspiraban a serlo y no lo consiguieron por razones obvias, en cambio, las burradas e inconveniencias que les oído yo decir a bastantes locutores, con las que se podrían llenar muchas páginas, han sido cometidas por profesionales en ejercicio. Otra más: aquel famoso revuelo del examen a muchos profesionales de la enseñanza nos llevó a reflexionar sobre la necesidad de mejorar los procesos formativos de los futuros profesores, pero, cuando un locutor deportivo suelta un taco que van a oír millones de personas, entre ellas, muchos jóvenes, o dice, por poner un ejemplo entre mil, "hacer aguas" (=orinar) donde debería decir "hacer agua" (=naufragar, hundirse), no tengo constancia de que haya valoraciones autocríticas en el sector de la comunicación, a juzgar por cómo siguen haciendo esas cosas.
ResponderEliminarUn abrazo, reina.
Teniendo en cuenta que muchos no son ni periodistas...
EliminarHace unos años hice un artículo justo de las incorrecciones en los medios de comunicación. De todos modos, después de haber visto la palabra "arruinamiento" en un periódico de tirada nacional...
Pues es lo que hay. Y no conduce a nada que nos metamos en guerras gremiales, pero, claro, si a la más mínima aprovechan para despellejarte, acabas saltando a la arena. De todos modos, no perdamos nunca de vista el hecho de que hay un gobierno autonómico (el de Madrid) que está en manos de un partido (el PP) que lleva años empeñado en una encarnizada persecución al profesorado. Sabíamos que el talento de Esperanza Aguirre y de Lucía Figar no daba para mucho, pero últimamente hemos podido comprobar que, como personas, dan todavía para menos.
ResponderEliminarPor cierto, que se me olvidaba: si puedes, pásame el artículo.
ResponderEliminarEn general estoy de acuerdo con lo que escribes, Pablo, puesto que lo haces desde una sincera preocupación por el futuro de la educación en general y de la educación pública en particular. Pero apuntaré algo sobre una cosa en la que discrepo. Tiene que ver con el tema de las reválidas. Creo que son un despropósito tal y como se plantean y sólo van a traer más caos y problemas a una estructura educativa que está ya a punto de quebrarse. Me centro en la de 4º ESO porque es la que más problemas, en mi opinión, va a generar (aunque la de 6º de primaria, por la edad de los niños también puede dar para una discusión). La presión por unos resultados buenos en esas reválidas para que el centro pueda sobrevivir va a convertir a los profesores de 4º en meros "preparadores de pruebas" y a los alumnos en críos estresados sin capacidad de disfrutar con el aprendizaje (muchos profesores imagino que estarán encantados con las reválidas porque así podrán utilizar el miedo y la coacción para hacerse con unas clases a las que su falta de capacidad les impedía controlar. Pero eso es otro tema). Los alumnos con 15 años, tras pasar por una primer ciclo de la ESO (tres años ahora) que no va a cambiar casi nada, se van a enfrentar a una prueba idiota que no va a servir para que estén mejor formados ni preparados, que no les abre ninguna puerta diferente al futuro y que sólo vale para contentar a los fanáticos que consideran las pruebas externas como la mejor manera de evaluar los conocimientos de los alumnos (una absoluta falacia que no es sostenible desde ningún punto de vista intelectualmente serio), establecer sus “científicos” rankings y construir clasificaciones indecentes e innecesarias. Son indecentes estas clasificaciones no porque crea que vayan a segregar sino porque serán utilizadas para construir un artificio, una falsa verdad, que nos querrá convencer de que dependiendo de la posición en esas listas, dependiendo de si pasas una puñetera prueba o no, todo lo que has conseguido en los años anteriores valdrá para algo o no servirá para nada. Incluso servirán (no tengo dudas) para querer evaluar la labor de los profesores de una manera descontextualizada, a través de esas notas, sin conocer nada sobre la realidad de su trabajo y su implicación en el día a día.
ResponderEliminarComo dudo mucho que racionalicen el currículo y la distribución horaria de las asignaturas en 4º esto va a significar nos vamos a encontrar con la obligación a terminar como sea el imposible temario que nos obligan a impartir en las pocas horas semanales de las que disponemos, y ya no seremos capaces de establecer el ritmo de trabajo necesario para una adecuada comprensión de los conceptos tratados. Como ejemplo te pondré mi asignatura, Física y Química. No conozco a un sólo profesor de esta materia (preocupado porque sus alumnos aprendan) que sea capaz de terminar el inflado currículo que nos imponen. Al final, los departamentos redistribuyen los contenidos a lo largo de 4º y 1º de Bachillerato para poder salir del paso y asegurarse de que los alumnos en 4º disponen del mínimo tiempo suficiente para asimilar las primeras nociones serias de Física que aparecen en este nivel. De esta forma los preparamos a conciencia para los desafíos de cursos superiores aún a costa de "eliminar" o "reducir" otras partes del currículo impuesto que se dejan para más adelante. Pues bien, ahora tendremos que acelerar, correr, dar todo de manera superficial, sin profundizar, casi sin prácticas, sin grandes complejidades, sin retos. Al final convertiremos la asignatura en eso que tantos recuerdan con asco de la Física y la Química: aplicación de fórmulas en ejercicios sencillos y memorización de conceptos que no serán entendidos en profundidad. Y todo para prepararlos para un examen que sólo les servirá para hacer el Bachillerato. Bachillerato al que accederán después de un curso perdido intelectualmente en la preparación de una reválida. Un panorama fantástico
No puedo estar más de acuerdo contigo, Pepe. Te diré que, cuando yo estudiaba, las reválidas se estaban suprimiendo, porque, aunque todavía no había entrado en vigor la ley de Villar Palasí, la ideología educativa dominante ya renegaba del aprendizaje memorístico, de la reducción de la evaluación a un examen, de la enséñanza de la Literatura como un listado de autores y obras (el equivalente a eso de las fórmulas que tú mencionas), etc. y abogaba por la evaluación continua, por la enseñanza práctica y activa y por el seguimiento cercano del alumno, es decir, por que fuese evaluado por su profesor de todo el curso, que era el que lo conocía. Todos estos son principios de la renovación pedagógica que me parecen muy aceptables y que aplico en mi prácticsa docente. Cuando yo hacía mi bachillerato elemental (que acababa en 4º, el equivlente por edad al actual 2º de ESO), estudiaba "libre", sistema que co nssitía en que te pasabas el curso estudiando en un colegio sin capacidad oficial para aprobártelo y en juni ibas a unos exámenes que se hacían en un instituto oficial, es decir, te jugabas el curso a un examen: ¿crees que alguien que ha padecido eso puede defender las reválidas? Yo hice (por elección voluntaria) la reválida de sexto y la aprobé con buena nota sin haberla preparado, porque en el sitio en que había hehco el curso nos enseñaban más; yo he padecido como profesor esa neura por la nota de que tú hablas, porque es el repugnante sistema en que ha desembocado la selectividad: hoy mismo, he estado hablando con una amiga que está harta de que los alumnos de 2º de bachilleratro protesten si se les pone un 9, de la demencial y absurda competitividad que ha instaurado este sistema, de la perversa desvalorización de algunas carreras que ha acarreado...: entenderás que no sea un entusiasta de este tipo de pruebas. (El sistema me obliga a cortar, continuo en otro comentario)
ResponderEliminarContinuación:
ResponderEliminarEntonces, ¿Por qué en principio no me parecen mal? Porque, y eso todos lo sabemos muy bien, la LOGSE era unb sistema con demasiados fallos que además se agravó con vicios de aplicación. Uno de ellos, a mi juicio, el más grave, ha sido el del aprobado regalado, que ha traído males como el derrumbe de los niveles de aprendizaje, la incapacitación de los alumnos para responsabilizarse de sus obligaciones de estudiar (ya que saben que pueden aprobar sin hacerlo) y el consiguiente desprestigio del sistema y sus representantes, es decir, los profesores. El aprobado fácil, como es lógico, no figura entre los elementos del sistema, pero como la elevación del éxito escolar se convirtió muy pronto en un objetivo político que demostrase la excelencia de un sistema muy criticado, muy pronto, desde la sociedad, los medios de comunicación y la Administración (representada por la inspección y los comisarios políticos de la LOGSE esparcidos por los centros), se creó un fuerte sistema de presión sobre el profesorado para que no fuese demasdiado exigente, con el resultado ya conocido: no solo no se aumentó el famoso éxito escolar (que se idesntificaba con el aprobado), sino que lo que aumentó fue el fracaso, porque, aun con presiones, era muy difícil aprobar al cada vez más alto número de alumnos que habían interiorizado la convicción de que ellos no tenían que hacer el menor esfuerzo. Aquí es donde veo que a lo mejor podrían ser buenas las reválidas, y por una razón que tú criticas y que, en condiciones normales sería, en efecto, muy criticable: podrían hacer que esos profesores (no seamos corporativistas y reconozcamos que son muchos) que se han acomodado a regalar aprobados, a no exigir y a noi exigirse, a lo mejor no tendrían más remedio que mirar un poquito hacia los programas y apretar a los chavales ese poquito inexcusable.
Y es que, Pepe, la LOMCE por supuesto que no es el camino, pero la nefasta y disparatada LOGSE ha traído las cosas a un estado que es inexcusable reparar. Los últimos 20 años han sido una pasada de rosca que, de tan mal como está esto planteado, hemos llegado a lo contrario de lo que se predicaba, mucho de lo cual, como ya te he dicho, a mí me parece aceptable: se predicaba un aprendizaje práctico y no memorístico, pero, en Literatura, al haberla dejado sin horas (nosotros también tenemos unos programas imposibles), prácticamente nos vemos empujados a las abominables listas de autores y obras; se predicaba una evaluación por parte del profesor que conocía al alumno, pero al final, la burocratización y el poder de reclamación dado a los padres han traído una selectividad y unos exámenes de septiembre unificados que entran parcialmente en contradicción con esto (y es que en la actualidad se han aniquilado la confianza en el profesor y la confianza del profesor); se predicaba una evaluación por el trabajo continuo del profesor y la picaresca y las reclamaciones se han cargado esto y nos están llevando cada vez más a refugiarnos en ese documento objetivo ante las quejas que es el examen; se presentaron unos programas absurdamente ambiciosos e inviables y el descenso en la adquisición de conocimientos ha sido tan b rutal que estamos buscando f´rmulas para remediarlo, entre las cuales se propone lo de las reválidas... En fin, Pepe, perdona el rollazo, pero es que lo que pasa es esto: hemos llegado a un despropósito tal que hasta pueden parecer útiles cosas que sabemos que no son buenas. Y lo malo es que esto no parece tener un buen futuro, a juzgar por las posturas y la propuestas de quienes tienen la potestad de hacer y deshacer.