INTRODUCCIÓN
Este artículo es una modificación de su primera redacción, realizada el 16 de abril de 2013. En aquella versión, enlazaba mi documento titulado Contra la corrupción y la crisis, cambios profundos con la publicación que de él había hecho el Aula Europea de Humanidades, ya que sus 17 páginas lo hacían muy largo para un blog. Al haber desaparecido de este portal, lo he traído a la garita. Podéis leerlo a continuación de esta introducción.
Este documento es una enumeración de las cosas que creo que se deberían hacer o se deberían cambiar en diversos campos de la economía y de la política para salir de la complicadísima situación que atravesamos. No es un documento sistematizado, por lo que se podrán echar en falta muchas cosas y, desde luego, no se profundiza demasiado, pues es únicamente una invitación al diálogo que pretende señalar cuáles serían algunas de esas cosas que habría que hacer o cambiar. Y es así porque este documento lo elaboré como el punto de partida de un debate. Hace unos meses, se me ocurrió pulsar entre unas decenas de amigos y familiares la posibilidad de lanzarnos a formar un partido político, pero, como no soy partidario de hacer las cosas de la nada (habilidad, por otra parte, al alcance solo de Dios), presenté mi llamada adelantando un embrión, un perfil de las líneas que yo creía que debía seguir ese partido, en caso de que al final unos pocos nos hubiésemos decidido a seguir adelante y emprender la tremenda, hermosa y romántica tarea de poner en pie entre todos un nuevo partido. Tranquilos: apenas quince personas se molestaron en responderme, y todas para decirme que no, así que ese partido no llegará a fatigar al mundo.
Esta chaladura mía nació de la inquietud de pensar que, cuando llegue 2015, inevitablemente va a haber elecciones, inevitablemente van a ganarlas algunos o alguno e inevitablemente quien las gane gobernará. Y si quienes ganen y gobiernen resultan ser del mismo perfil que los partidos del status actual; si los hilos los siguen manejando PP, PSOE, CiU, PNV, IU (sus contradicciones federalistas siguen siendo un gran lastre) o UPyD (cuidado con el currículum oculto de este partido y su sentido de lo público); si los mueven, en especial, los siempre bien colocados cuatro primeros, ya podemos decir que nos hemos caído con todo el equipo y que el régimen de la Constitución de 1978 quedará quién sabe si para siempre convertido en la caricatura de democracia de los últimos, al menos, 20 años. Y yo tiemblo de ver cada día más recuperado al PP, que ya está dando síntomas de querer resucitar el ladrillazo. El PSOE anda aún tambaleándose, y ya prefiero ni hablar del PNV y CiU, que están o se muestran cada vez más convencidos de que lo de la independencia es cuestión de (poco) tiempo. No se puede decir que nada del desastre haya cambiado sustancialmente. Y 2015 no está tan lejos. Ojo, que nos va a pillar votando más de lo mismo, porque no se ven síntomas de propuestas políticas nuevas, sólidas y convincentes. ¿O hay alguna y yo la desconozco?
Esta chaladura mía nació de la inquietud de pensar que, cuando llegue 2015, inevitablemente va a haber elecciones, inevitablemente van a ganarlas algunos o alguno e inevitablemente quien las gane gobernará. Y si quienes ganen y gobiernen resultan ser del mismo perfil que los partidos del status actual; si los hilos los siguen manejando PP, PSOE, CiU, PNV, IU (sus contradicciones federalistas siguen siendo un gran lastre) o UPyD (cuidado con el currículum oculto de este partido y su sentido de lo público); si los mueven, en especial, los siempre bien colocados cuatro primeros, ya podemos decir que nos hemos caído con todo el equipo y que el régimen de la Constitución de 1978 quedará quién sabe si para siempre convertido en la caricatura de democracia de los últimos, al menos, 20 años. Y yo tiemblo de ver cada día más recuperado al PP, que ya está dando síntomas de querer resucitar el ladrillazo. El PSOE anda aún tambaleándose, y ya prefiero ni hablar del PNV y CiU, que están o se muestran cada vez más convencidos de que lo de la independencia es cuestión de (poco) tiempo. No se puede decir que nada del desastre haya cambiado sustancialmente. Y 2015 no está tan lejos. Ojo, que nos va a pillar votando más de lo mismo, porque no se ven síntomas de propuestas políticas nuevas, sólidas y convincentes. ¿O hay alguna y yo la desconozco?
Contra la corrupción y la crisis,
cambios profundos
I. Lo que cualquiera puede ver en la
España de 2013
Empiezo
a escribir este artículo el 7 de marzo de 2013. En este día, España lleva ya no
menos de tres años metida en una profunda crisis que alcanza a todas las
facetas de la vida del país, y se da además la casualidad de que los medios de
comunicación se hacen hoy eco de unas encuestas según las cuales los dos
problemas que más preocupan a los ciudadanos son el paro y la corrupción.
Quienes andamos por el medio siglo sabemos muy bien que el paro es en nuestro
país como las lluvias torrenciales: por temporadas nos abandona y por
temporadas nos arrasa, pero, en esta ocasión, el turbión afecta a más de seis
millones de personas, es, cualitativa y cuantitativamente, el más grave que
jamás hayamos padecido y la honda inquietud que está provocando no procede solo
de su cariz actual, sino también de las tenebrosas perspectivas que proyecta
hacia el futuro. En lo tocante a la corrupción, esos mismos cincuentones, gran
parte de los cuales éramos en la época de la Transición unos jovenzuelos llenos
de ideales e ilusiones, hace ya muchos años, con asuntos como los casos Puerta,
Roldán, Naseiro o Funeraria, comenzamos a descubrir que la implantación de un régimen
democrático no implicaba necesariamente la desaparición de esa lacra, lo cual
contribuyó no poco a desinflar nuestros ideales y vaporizar nuestras ilusiones,
aunque a cambio nos fue haciendo menos ingenuos y más realistas, cosa que
tampoco viene mal. Todavía más: poco imaginábamos quienes en 1978 votábamos
radiantes la Constitución que esta plaga de la corrupción empezaría muy pronto
a crecer y crecer, ni menos aún que, con el paso del tiempo, lo haría hasta el
punto que ha alcanzado hoy, 7 de marzo de 2013, día en que los medios la
señalan como la segunda preocupación de la ciudadanía. A cualquiera que viviera
las alegres esperanzas de aquellos días y contemple ahora a lo que hemos
llegado, solo se le pueden venir a la cabeza palabras como desastre, expolio,
desencanto o estafa, y todo gracias especialmente a la corrupción, que además
constituye en la actualidad una de las mayores amenazas para el sistema
democrático en sí, por motivos diversos:
-El
exceso de casos registrados representa que nuestro marco político es
inservible, ya que carece de mecanismos para impedir los abusos de los poderosos
o incluso los fomenta.
-Su
persistencia indica que el sistema legal, igualmente, no está capacitado para
combatir, perseguir, castigar y cortar unas prácticas que no solo son delictivas,
sino que ponen en duda principios tan importantes como el de la igualdad de los
ciudadanos ante la ley o el de que esta impere realmente en España.
-Pone
bajo sospecha a la clase política en su conjunto, lo que hace que cada vez sea
menor la credibilidad de los gobernantes y, por expansión, del sistema. Cada
vez está más extendida la idea de que los políticos son deshonestos, solo
piensan en el beneficio personal, gobiernan de espaldas al bien común y gozan
de absoluta impunidad.
-Se
percibe como uno de los principales motivos de la actual crisis, por la
connivencia entre los poderes políticos y los económicos para lucrarse de forma
irregular, con el añadido de que las grandes pérdidas que han originado los
negocios ilícitos y las operaciones ruinosas se están tratando de enjugar
sometiendo a grandes sacrificios y privación de derechos a una ciudadanía que
no es responsable de las faltas y errores cometidos.
Si
en la política nos golpean males como la corrupción, la confusión y la falta de
credibilidad en partidos, personas e instituciones, en el terreno económico, la
situación que atravesamos es igualmente grave, con una profunda crisis que no
puede desligarse de la política. Sin entrar en demasiados detalles, España
tiene acumulada una gran deuda externa y un enorme déficit y a diario recibimos
noticias inquietantes en torno a amenazas diversas de los mercados. Hemos sido
objeto de un rescate bancario por valor de 100.000 millones de euros, y se
calcula que, en términos globales, la banca española lleva inyectados más de 150.000
millones de euros en ayudas, cuyo pago, nuevamente, deberá salir de sacrificios
impuestos a la ciudadanía. El paro alcanza a seis millones de trabajadores y los
salarios menguan constantemente. Se recortan sueldos a los funcionarios, se
congelan pensiones y se ha puesto en marcha una reforma laboral que abarata y
facilita el despido, produce empleos de condiciones miserables y, al menos
hasta la fecha, en lugar de detener el paro, lo está aumentando. Se ha elevado
considerablemente el IVA, se crean nuevas tasas a diario y seguimos siendo un
país donde el mayor aporte fiscal procede de los asalariados, que son también
los sometidos a condiciones más exigentes. Al lado de esto, la economía
sumergida es de 260.000 millones de euros y el fraude fiscal anual es de 30.000
millones. Aparte de lo dicho, preocupan de manera acuciante otros problemas,
como el general empobrecimiento, los desahucios, la incertidumbre laboral, el
todavía elevado precio de la vivienda, la falta de perspectivas económicas y de
futuro (especialmente, para los jóvenes) o la emigración (desde 2011 han
emigrado más de 117.000 españoles), que se ceba nuevamente en los jóvenes.
Realidades como esta última o la situación del paro (con más de seis millones
de parados, un 26% de tasa global de desempleo y un 50% o quizás más entre los jóvenes) hacen que el momento actual
se parezca a épocas de subdesarrollo o de gran depresión.
En
el capítulo de los derechos e igualdad, existen también importantes problemas.
Son conocidos los recortes en la dependencia, y también en la sanidad y la
educación públicas, tanto en medios como en personal, así como las políticas de
privatización directa de estos sectores o de favorecimiento de sus competidores
del área privada, como puede verse muy bien en comunidades como Madrid,
Valencia o Cataluña. Multitud de noticias e informaciones dan cuenta de los
privilegios de los políticos en materia de cotización y jubilación, en una
época en que se están retrasando las edades de jubilación para la totalidad de
los ciudadanos y como tributo a unas exigencias de los sectores europeos más
ferozmente liberales, exigencias que aplicaron a todos menos a sí mismos y de
manera fulgurante y servil unos dirigentes que habían tenido mucha responsabilidad
en el surgimiento y expansión de la crisis. También es destacable el desigual
trato que reciben por parte de la justicia las personas relacionadas con los
ámbitos del poder, ya sea bajo la forma de dilaciones que evitan sus condenas o
mediante indultos. A propósito de estos, es destacable la desmesurada cifra de
los que se han concedido en el periodo democrático (aproximadamente 17.000),
así como la frecuencia con la que en los medios de comunicación aparecen
noticias que informan sobre arbitrariedades, discriminaciones e injusticias,
mientras se reducen los medios para la administración de justicia. La sensación
de indefinición jurídica se agrava con la multiplicidad y frecuentes
desigualdades que genera el régimen autonómico, régimen que produce incluso
discriminaciones y diferencias de trato entre territorios, que afectan a campos
como el régimen fiscal (cupo navarro y conciertos vascos), ley electoral o
prestación de servicios (sanidad, pago de peajes, dependencia…). El Estado de
las Autonomías, mirando objetivamente los datos que ofrece la realidad, ha sido
también el caldo de cultivo de gran parte de la corrupción reinante y de las
inversiones desorbitadas y políticas irresponsables que están en la base de la
actual crisis (cajas, aeropuertos sin tráfico, AVE no rentable, universidades
autonómicas con escasa matriculación…), hasta el punto de que son cada vez más
quienes se cuestionan su conveniencia e incluso su viabilidad.
Todo
lo dicho hasta aquí, sin ser exhaustivo, es un buen reflejo de la inquietante
situación que atraviesa hoy España y de las intolerables actitudes que están
adoptando los partidos políticos y los dirigentes, que pasan por posturas tales
como minimizar la corrupción o pretender que esta crisis se afronte a base de
sacrificios de la ciudadanía y hasta que dure, pero con una asunción de
responsabilidades por lo que a ellos les toca reducida a unos mínimos puramente
cosméticos y sin modificar un milímetro las actuales estructuras políticas, lo
que, de consumarse, representaría que, una vez superada la actual etapa
adversa, seguirían gobernando los mismos que han provocado el desastre y se han
corrompido, y además, del mismo modo y con las mismas reglas políticas y el
mismo marco económico que han servido para que sus beneficiarios se
enriquecieran y se adueñaran del poder hasta el punto de manejarlo a su antojo
y haber adulterado gravemente la democracia, mientras que para la mayoría han
traído consecuencias como el empobrecimiento o la ruina, el desempleo, la
pérdida de derechos y la incertidumbre.
Aceptar
esto conllevaría un grave peligro para la ciudadanía, primero, porque
significaría que, en cuanto la situación se normalizase, volverían a instalarse
la corrupción, el abuso y el cada vez más creciente autoritarismo, ejercido por
los mismos grupos dominantes y con el mismo único propósito de obtener el
beneficio propio a toda costa y saltándose todas las barreras, como se ha
estado haciendo impune y alegremente hasta ahora y durante muchos años;
segundo, porque las cosas incluso empeorarían, ya que, según lo que estamos
viendo en el momento actual, las fuerzas conservadoras están instalando un
marco de reducción de los derechos democráticos, autoritarismo en el ejercicio
del poder, destrucción del estado de bienestar, eliminación de los instrumentos
de defensa de la ciudadanía frente a las extralimitaciones y construcción de
unos cauces laborales abusivos destinados a crear un empleo precario y mal
pagado, todo ello, nuevamente en busca del beneficio de los grandes inversores
y de los “bien colocados” de la actual situación. Lo que esto representaría
para un gran número de ciudadanos es un futuro en el que no habría garantías ni
respaldos ante el dominio de los poderes económicos o políticos. Conceptos como
seguridad, amparo legal, prosperidad o planes de futuro estarían llamados a la extinción, bajo la
permanente amenaza del despido caprichoso, del sueldo miserable y de la permanente
incertidumbre, y con la concurrencia de la sistemática persecución a los
derechos a que estamos asistiendo; este panorama no es una exageración
apocalíptica y, de hecho, muchos ya lo están sufriendo, especialmente, entre
los jóvenes, porque cada vez parece más claro que las políticas conservadoras
no persiguen solamente el enriquecimiento, sino que, de forma deliberada y nada
casual –a la vista de sus leyes y de sus prácticas-, pretenden que la
ciudadanía y las clases trabajadoras estén cada vez más desprotegidas y
atemorizadas y sean cada vez más dependientes, lo que las haría más dóciles,
pasivas, manejables y disponibles,
es decir, menos libres.
En
conclusión, como señalaba en las primeras líneas, en España, a 7 de marzo de
2013, nos encontramos en una delicada situación, con dos tremendas amenazas:
una feroz crisis económica y una no menos feroz crisis política, la cual hace
que cada vez seamos más los que pensamos que nuestro país es una
pseudodemocracia o lleva –a paso de buen andarín- camino de serlo, pues no
puede considerarse democrático un país donde la crisis económica la generan
unos y la pagan otros (mientras que los que la generaron siguen mandando y
hasta reciben ayudas económicas que convierten en ganancias), existen todo tipo
de desequilibrios y desigualdades, los corruptos no son juzgados, la justicia
es lenta, se recortan derechos y libertades y los poderes políticos y
económicos se permiten arbitrariedades e incumplimientos de sus obligaciones, o
quitan y ponen leyes a su antojo, o se saltan sin más las que interceptan sus
planes. Semejante situación no puede
continuar, porque representa un completo fraude a la ciudadanía y una
adulteración del régimen de libertades y justicia en el que creemos y queremos
vivir. En lo referente a la crisis económica, los instrumentos paras superarla
están en gran parte fuera del alcance del compromiso de los ciudadanos, pero,
en lo relativo a la reorientación política y la profundización democrática, podemos
y debemos adoptar posiciones que impidan que el modelo se reproduzca, que
impidan o dificulten que, cuando llegue 2015, haya, con unas pautas exactamente
iguales a las actuales, unas elecciones en las que gane de manera clara o tal
vez apurada el PP y quede segundo el PSOE (o al revés), obtengan unos grupos
parlamentarios nutridos que les permitan gestionar sus chantajes políticos de
estos 37 años el PNV y CiU, aparezca cualquier otro convidado esperado o
inesperado (tipo nacionalistas sui
generis como CC, o UPyD, que ya va dando muestras de no aportar grandes
novedades, o IU, que acumula demasiadas contradicciones) y se proceda a
reflotar intacto y como si aquí no hubiera pasado nada un sistema viciado que
necesita múltiples y serias modificaciones. Eso no puede suceder, porque, si
sucede, será una catástrofe, la consagración de un sistema que ha dado sobradas
muestras de su agotamiento e inutilidad y una nueva burla a las aspiraciones y
derechos de la ciudadanía, burla que no sabemos por cuánto tiempo se podrá
prolongar. Sea con los antedichos actores o con otros (sería muy deseable que
surgieran otros menos gastados, con ideas y modos más aceptables y que
inspirasen más confianza), el guión debe cambiar sustancialmente. Pasemos a
este capítulo.
II. Unas cuantas medidas que parecen
necesarias
Si
queremos mejorar el sistema político actual y avanzar hacia uno en el que se
eviten las injusticias y disfunciones que hoy padecemos, habrá, obviamente, que
cambiar, pero no cambiar cualquier cosa, sino el marco político y de
convivencia en que hoy nos movemos, y de manera en algunos aspectos sustancial,
cosa inevitable cuando existen, como parece innegable, problemas de gran calado.
Habrá que quitar algunas cosas y poner otras nuevas, muchas de ellas,
importantes. Sin duda es aceptable la estructura general de nuestro sistema,
representada por la Constitución de 1978, ya que establece un régimen
democrático moderno con valores como la justicia, la igualdad, el estado de
derecho, las libertades básicas, los derechos humanos o el apoyo social a
quienes más lo necesiten. Un régimen basado en tales fundamentos es la mejor
opción en el mundo actual, pero, al lado de esto, en ese marco existen otros
elementos que deben como mínimo cuestionarse, no por capricho, sino porque
objetivamente han demostrado no funcionar o, en algún caso, incluso ser
perjudiciales, por lo que quizás debieran eliminarse o modificarse, aunque ello
representase alterar la Constitución, lo cual no tiene por qué representar
forzosamente una merma de democracia, ya que esta es un sistema que admite
muchas formas de realización. Esos aspectos irán apareciendo en el desarrollo
que a continuación se aborda.
1.
Medidas relativas a la justicia y la lucha contra la corrupción
En
un país donde la corrupción es un problema capital, resulta indispensable
conseguir un poder judicial fuerte, intachable e independiente, que garantice la
verdadera igualdad de todos ante la ley y el castigo de los delitos. En
democracia no puede haber abusos de poder, privilegios, discriminaciones ni
injusticias, y algunas de estas cosas se están viendo actualmente en España. En
este terreno, serían necesarias medidas como las siguientes:
a)
La modernización de los medios materiales de la justicia. Que se la dote del
personal y las inversiones necesarias.
b)
Que la comisión de delitos se persiga siempre con rigor, independientemente de
quien los cometa. Que se persigan y penalicen las obstrucciones cometidas desde
dentro del sistema. Ejemplos como el de Carlos Fabra no nos presentan como un
modelo de justicia.
c)
Que no existan amnistías o indultos sin una motivación muy seria. Que el
indulto no sea la vía de escape de corruptos, amigos del poder o “padrinos”.
Que se limite la aplicación de estas figuras y se regulen de forma rigurosa, incluyendo penas por
aplicación indebida y haciendo imposible la arbitrariedad.
d)
Luchar contra la actual lentitud de la justicia. Lograr una tramitación rápida
y eficaz de los procedimientos. Que la lentitud deje de ser la causa de que
haya delitos que queden impunes.
e)
Introducir los cambios legales y políticos que sean necesarios para lograr la
independencia de la justicia y una verdadera separación de poderes. A tal
efecto, es necesario desvincular los nombramientos de altos cargos judiciales y miembros de altos tribunales del control de
los partidos políticos.
f)
Anular la actual subida de las tasas judiciales y toda medida que comprometa la
universalidad y accesibilidad de la justicia.
2.
Medidas relativas al desempeño democrático del gobierno y la acción política
a)
Como premisa para un ejercicio responsable de la política, se debe crear un
marco adecuado que impida los privilegios o la acumulación de poder en manos de
personas o grupos y fomente la máxima transparencia, para lo cual sería
necesario:
-Que
las elecciones se realizaran por el sistema de listas abiertas.
-Que
se modificase la actual ley electoral, que beneficia de manera muy injusta la
concentración del voto, lo cual lleva décadas privilegiando a los partidos
mayoritarios (PP y PSOE) y favoreciendo de manera desmesurada a los
nacionalistas (en especial, a PNV y CiU). Debería existir una ley en la que el
número de escaños fuera de verdad proporcional al de votos recibidos.
-Que
no se pudiese ejercer la presidencia del Gobierno por más de dos mandatos
consecutivos. La limitación de mandatos se debería hacer análogamente extensiva
a otros puestos.
-Que
no se pudiera ser diputados por más de tres mandatos consecutivos. Los
“parlamentarios eternos” tienen una peligrosa tendencia a convertirse en burócratas,
caciques, “conseguidores” o parásitos de la política. Esta medida fomentaría
además las muy necesarias democracia interna y permanente renovación en los partidos.
-Que
se fiscalizasen de forma muy severa los ingresos y las contabilidades de los
partidos políticos.
-Perseguir
de forma implacable la corrupción en la gestión pública y en la política.
b)
Que los delitos de corrupción no prescriban.
c)
Un pacto contra la corrupción con rango de ley, serio y que se cumpla.
d)
Control mediante ley de los sueldos de los cargos públicos, para que se
establezcan límites muy estrictos y precisos. En concreto, se deberán evitar
escándalos como la actual magnitud y desproporción de los sueldos de alcaldes,
concejales, consejeros y presidentes autonómicos. La fijación de los sueldos
será competencia del estado y se hará según los baremos establecidos. Se
evitarán las subidas arbitrarias y/o desproporcionadas. Se revocarán ciertos
privilegios de remuneración, jubilación y cotización de que hoy gozan en general
los cargos públicos. Obligación de declaración de bienes al entrar y salir del
cargo y existencia de un registro público y de fácil acceso de estas
declaraciones.
e)
Promulgación de una ley que establezca la responsabilidad incluso penal o con
los bienes personales de las decisiones descabelladas, arriesgadas en extremo o
contra derecho que tomen los cargos públicos (para evitar asuntos como el de Peleas de Abajo, Camps y el fútbol
y muchísimos parecidos).
f)
Romper el aislamiento de los poderes públicos y crear mecanismos de control de
las decisiones o perfeccionar los ya existentes. No todo vale. Ganar unas
elecciones no puede ser el pretexto para gobernar como a uno le dé la gana con
el dudoso argumento de “el pueblo me respalda”. Las leyes están por encima de
los gobernantes, no pueden incumplirlas o modificarlas a su antojo. Saltarse
estos elementales principios de gobierno democrático, cosa que no está siendo
infrecuente en los últimos tiempos, tiene que ser una práctica erradicada de
nuestra política, ya sea mediante el compromiso de asumir unos nuevos códigos
éticos del desempeño de la política o ya sea mediante controles institucionales.
g)
Creación de un catálogo que defina los puestos de carácter político o
administrativo que pueden existir en los distintos niveles, el cual impida la
creación o invención de figuras y puestos innecesarios destinados en realidad a
favorecer intereses personales, de allegados o partidistas. Dado que en
realidad las leyes actuales ya poseen mecanismos para impedir estos abusos,
otra alternativa sería ejercer una mayor vigilancia sobre estas conductas.
h)
Supresión o limitación muy estricta de la figura del asesor (en el segundo
caso: creación motivada, con límite temporal, con número máximo por organismo…,
aunque lo ideal sería la supresión, porque este procedimiento ha sido la vía de
entrada usada por los partidos para el reparto de prebendas, a menudo con
remuneraciones muy elevadas).
3.
Medidas relativas a la economía
a)
Aumento de las inspecciones y la presión para que la economía sumergida deje de
tener el enorme volumen que alcanza en España.
b) Idénticas medidas para luchar
contra el fraude fiscal.
c)
Establecimiento de una política fiscal proporcionada, para que en España no sigan
siendo los asalariados y los jubilados los que más aporten a la Hacienda
pública, dado que no son los que más ganan.
d)
Que desaparezcan los procedimientos que permiten que las grandes fortunas
coticen por debajo de lo que proporcionalmente debieran.
e)
Que se eliminen los privilegios fiscales y la permisividad existentes para las
grandes empresas, tanto nacionales como multinacionales.
d)
Que se deroguen de forma inmediata los
puntos más perjudiciales e injustos de la actual reforma laboral, tales como el
apartado relativo a indemnizaciones y despido.
e)
Que se potencie la eliminación de ese marco y la elaboración de un nuevo
acuerdo con la participación de sindicatos, patronales y Gobierno en el que no
estén fijados de antemano unos objetivos acordes con los principios
neoconservadores. Este acuerdo debe tener entre sus principales objetivos la
reducción del paro y la creación de empleos de calidad y remunerados de forma
apropiada.
f)
Que se abran nuevas perspectivas que eviten la dependencia del sector de la
construcción. Debe potenciarse la investigación, que abre campos nuevos para la
industria, un sector que crea riqueza sólida y empleo estable y que en los
últimos años ha experimentado un alarmante retroceso en nuestro país. Debe
potenciarse el sector de las energías limpias, que para España presenta grandes
posibilidades de futuro.
g)
La reducción del índice de paro del 50% entre los jóvenes precisa que no se les
ofrezca el subempleo como única salida. Los empleos basura son malos para el
trabajador y para el país, así que terminan siéndolo también para el
empresario. Es necesario crear planes para acabar con este problema, y así se
ha señalado desde instituciones europeas.
h)
Que se penalice fuertemente el despido de trabajadoras embarazadas y se mejoren
de forma sustancial los incentivos por tener hijos. Esta cuestión no afecta
solo a los derechos laborales, sino al estancamiento de la población y las
malas perspectivas de crecimiento que tiene España, tendencia que debería
cambiarse, pues representa la amenaza de graves problemas para el futuro. En
España urgen las políticas que fomenten la natalidad y luchen contra fenómenos
como el abandono rural.
i)
Supresión del régimen fiscal especial de la Iglesia católica y de cualquier
otra religión.
j)
Supresión del cupo navarro y los conciertos vascos. El régimen tributario debe
ser uno solo general para todos los territorios que integran el país.
k)
La administración de los bancos se ejercerá por personas de perfil
estrictamente profesional y económico, sin que se permita la participación en
los consejos de gobiernos, partidos políticos, sindicatos u otras entidades que
puedan representar la intromisión de perspectivas no profesionales en la
gestión.
l)
No obstante, los gestores de los bancos responderán de su labor ante los
organismos pertinentes, como es inexcusable. La mala gestión, en especial, la
que repercuta en pérdidas para el Estado, podrá ocasionar responsabilidades
penales. El Estado y el país deben protegerse contra episodios como la crisis
de la construcción o el asunto de las preferentes. Deben crearse mecanismos que
prevengan y castiguen con rigor las prácticas abusivas antes de que estas
lleguen a extenderse y producir graves perjuicios para la economía nacional.
m)
Los organismos de vigilancia (en especial, el Banco de España) están obligados
a controlar con especial rigor la gestión prudente de las entidades bancarias.
Se debe hacer más severo el régimen disciplinario ante errores en este campo
que puedan ocasionar crisis como la actual. El país debe ponerse a salvo de gestores
negligentes como Miguel Ángel Fernández Ordóñez o Rodrigo Rato y de personajes
como los dirigentes de Cajasur, CCLM, Nova Caixa, CAM, Bankia..., directivos
que han arruinado a sus entidades y ocasionado el desastre económico para el
país poniéndose ellos compensaciones económicas abusivas. El control y el rigor
incluso penal contra conductas como las de estas personas deben ser máximos.
n)
Realizar modificaciones legales tendentes a implantar cuanto antes la dación en
pago como sistema de liquidación de hipotecas en los casos en que un hipotecado
no pueda afrontar su deuda.
ñ)
Legislar en contra de prácticas abusivas como las hipotecas suelo, el cobro de
tasas indebidas o la imposición indebida de seguros y otros productos.
Sancionar estas prácticas con multa e indemnización al afectado.
o)
Separación clara entre la banca comercial y la de inversión. Creación de un
estricto régimen de control de productos financieros y de sanción de políticas
como las generalizadas entre los bancos en el asunto de las preferentes.
p)
Perseguir la colaboración de la Banca en blanqueo de capitales y la realización
de operaciones con paraísos fiscales.
4.
Medidas relativas a la protección y fortalecimiento del sector público
La
existencia de un sector público fuerte y modernizado en administración,
sanidad, educación, seguridad y otros servicios que tradicionalmente han tenido
una titularidad pública es garantía de gestión eficaz, imparcial y universal de
dichos servicios, anteponiendo el criterio del bien público general al de la
ganancia económica de empresas particulares. Contrariamente a lo que pretende
sembrar entre la opinión pública la propaganda de sectores políticos y
económicos interesados en adueñarse de estas prestaciones para convertirlas en la
fuente de su lucro particular, la asunción por parte del Estado de los
servicios públicos no es sinónimo inevitable de descenso en la calidad, sino
todo lo contrario: garantiza esa calidad y el que la prestación de servicios
públicos se realice valorando altamente criterios como la universalidad y la
igualdad. Esto no es esperable en absoluto en los modelos regidos
exclusivamente por el criterio empresarial, como demuestran sin duda los
ejemplos de EEUU, donde el objetivo de Barack Obama (ferozmente combatido por
los sectores más ultraconservadores de su país) es humanizar un sistema
sanitario que solo ampara de verdad a quien tiene dinero, o del Reino Unido,
donde la salvaje privatización de los servicios públicos llevada a cabo por
Margaret Thatcher en los años 80 produjo una inmediata caída en picado de la
calidad de un sistema que hasta entonces había sido modélico. Hoy en día, los
trenes británicos han dejado de ser ejemplo de puntualidad, mientras que los
transportes públicos de Londres se han hecho tan merecida como tristemente
célebres por sus precios desmesurados. Que la administración Obama se
interesase en su día por el sistema sanitario español como modelo debería
despejar todas las dudas acerca de su excelencia, de su viabilidad (demostrada
en datos comparativos con otros países europeos) y de la sesgada iniquidad de
los planteamientos de personajes como Esperanza Aguirre, Javier
Fernández-Lasquetty o Alberto Fabra. Otro propósito inconfesable de los ataques
del PP y todo el gran empresariado español (Juan Rosell, el delincuente
económico llamado Gerardo Díaz Ferrán, Isak Andic, que acostumbra a cotizar en
SICAVs…) al sector público y los funcionarios es que el modelo de asalariado
que representan estos últimos estorba a sus proyectos. El modelo de trabajador
por el que repetidamente se han pronunciado estos sectores es un empleado mal
pagado y con puesto inestable (es decir, el producido por la reforma laboral
del PP, la cual, quien siga atentamente las hemerotecas, podrá comprobar que se
ajusta milimétricamente a lo que venían proponiendo desde mucho tiempo atrás
estos sectores), modelo que favorece sus intereses económicos y de control
empresarial, por lo que un referente con trabajo estable como el del
funcionario es muy contrario a sus planes, no solo por esto, sino también por
otro factor que no suele contemplarse: el de la independencia. Aunque esto está
cada vez más en retroceso debido a los modos autoritarios que se están
imponiendo en la Administración, el funcionario es un trabajador con un
estatuto peculiar y muy molesto para quien tiene mentalidad de patrón-patrón:
no se debe al cien por cien a sus superiores, sino que responde antes que nada
ante el ordenamiento legal, por lo cual puede darse (y, de hecho, se da) la
negativa a obedecer mandatos que lo incumplan abiertamente. De hecho, cuando
Esperanza Aguirre alcanzó sus más delirantes cotas de ataque a los
funcionarios, desprestigio del colectivo y crítica de su estabilidad laboral,
voces conocedoras de la historia de España salieron para poner en su
conocimiento (tal vez no a la altura de su arrogancia) que esa estabilidad se
implantó hace cosa de un siglo como remedio contra la inestabilidad de la época
de las cesantías del sistema isabelino, la cual creaba unos funcionarios
inestables y demasiado dependientes del poder político que les suministraba el
puesto, cosa que producía un óptimo caldo de cultivo para la corrupción, los
abusos de los gobernantes y el caciquismo. ¿Es ese el sistema que añora el PP?
Este partido no ataca a los funcionarios por su impenitente vagancia e
ineficacia, cosa que es una repugnante mentira, pues, como sabe cualquiera que
conozca un poco el mundo, tales defectos no son lo imperante y están a la par
en el sector público y en el privado, sino porque son un estorbo para sus
intereses particulares.
Hecha
esta larga introducción, que juzgo necesaria después de casi un lustro de
ataques directos al sector público y sus profesionales, expongo aquí las
propuestas básicas para este apartado:
a)
Que se dé marcha atrás en los recortes realizados en el sector público,
incluidas las rebajas de sueldos a funcionarios. Los últimos cálculos, estiman
que en tres años se ha reducido en 60.000 el número de profesores en España,
mientras que ha aumentado en 400.000 el de alumnos; bastan estas cifras para
demostrar que el PP gobierna literalmente atentando contra el derecho a la
educación.
b)
Que no se realicen recortes en prestaciones en servicios básicos y que se
mantengan las inversiones para que funcionen de manera apropiada.
c)
Que el destino prioritario del dinero público sean los servicios básicos. Modificar
el artículo 135 de la Constitución en la dirección de blindar el pago de
intereses de la deuda es una muestra del ideario antisocial de PP y PSOE.
d)
Que la sanidad no sea sometida a cambios con el fin de convertirla en un
negocio. El sistema sanitario español es bueno, sostenible y no de los más
caros de Europa, por lo que pretender desmantelarlo es un grave ataque contra
los derechos de los españoles.
e)
Que las inversiones y ventajas económicas en educación se dirijan al sector
público. No es sostenible la existencia de un sector económico como la
enseñanza concertada española, compuesto por empresas privadas que reciben
subvenciones públicas, desempeñan un servicio público obteniendo lucro y
cobrando a las familias y, en algunas autonomías como Madrid, son además destinatarias
de medidas políticas que las privilegian, como las normativas para favorecerlas
en la concesión de suelo gratuito para la construcción de centros o las
exenciones fiscales destinadas hacer rentable el matricular a los hijos en
centros concertados.
f)
Que se aumente la inversión en educación.
g)
Elaboración de un nuevo marco educativo de amplio consenso y destinado a resolver
los problemas reales que existen en la enseñanza actual. Que se establezcan
mecanismos de consulta directa al profesorado. Si los ataques del PP al sector
son muy perjudiciales, el marco educativo creado por la LOGSE y la LOE no lo es
menos.
h)
Que se reabra la contratación de personal en los diversos sectores públicos en
los que está prácticamente congelada, ya sea de carrera o interino, ya que los
recortes de personal han incidido en un empeoramiento efectivo de las
prestaciones.
i)
Poner fin a la práctica de la externalización y vaciado de funciones en
departamentos públicos para cederlas a empresas privadas creadas con el
propósito de que se beneficien de este fraude personas y empresas de la órbita
del partido que lo pone en práctica.
5.
Medidas relativas a la forma de Estado
a) Replanteamiento del Estado de las
Autonomías, que contemplase sustanciales reformas sin excluir la supresión, por
las siguientes razones:
-Ya
desde el principio, representaron un marco con asimetrías territoriales tan
fuertes que no son razonables, por producir desequilibrio y discriminación. La
mejor prueba de esto son los regímenes fiscales particulares de Navarra y el
País Vasco.
-Produce
una innecesaria y costosa multiplicación de órganos, procedimientos y
estructuras políticas (parlamentos, gobiernos, altos cargos, procesos
electorales, defensores del pueblo, tribunales de cuentas…). Recuérdese,
además, que ha sido motivo de escándalo el que presidentes o consejeros
autonómicos tuvieran unos sueldos desaforados y muy superiores a los de sus
homólogos estatales, de responsabilidades bastante más amplias.
-Existen
incluso instituciones de carácter no estrictamente político que no solo no
tienen demasiado sentido económica y funcionalmente, sino que son casos
efectivos de privilegio; por ejemplo: ¿por qué tienen que existir mossos de
escuadra, ertzainas o policías forales navarros? No parece razonable que una
competencia tan importante como el orden público no sea de exclusiva responsabilidad
estatal, ni tampoco que unas comunidades las tengan y otras no. Debe añadirse
en este capítulo que la reciente radicalización de los planteamientos de
algunas fuerzas nacionalistas ha producido hechos tan inquietantes y
desafortunados como las declaraciones en las que, en octubre de 2012, el
consejero de Interior de la generalitat, Felip Puig, amenazó abiertamente con
utilizar a los mossos de escuadra como fuerza de defensa del referéndum
independentista que se propone poner en marcha el gobierno catalán, o la poco
clara participación de los mossos de escuadra en el caso del espionaje a
políticos. No resulta, pues, exagerado plantearse si es realmente acertado
dotar de cuerpos armados a instituciones en cuyos gobiernos han ocupado cargos
personas dispuestas a usarlos en conflictos contra el Estado.
-Con
el paso del tiempo y la llegada a cierto estado de relajación, hemos visto
incluso la creación de organismos de dudosa legalidad competencial (en
especial, las representaciones autonómicas en el exterior).
-Han
acabado creando un perjudicial estado de
confusión jerárquica. El permanente estado de reivindicación e incluso
beligerancia frente al estado central y la arrogancia de algunos líderes
autonómicos dan la impresión de que vivimos en un estado débil y de régimen
jurídico confuso, donde cualquier región puede imponer en su territorio normas
a su antojo (Eurovegas y dependencia en Madrid, inmersión lingüística en
Cataluña, vacaciones fiscales en el País Vasco, euro por receta…) o declararse
en rebeldía e incumplimiento de las leyes estatales, lo que es un
injustificable acto de desgobierno, además de una inexplicable conducta
antisistema de dirigentes u organismos que forman parte esencial del mismo
sistema.
-La
permanente tensión antes citada produce también un “despilfarro de fuerzas”: a
menudo las tensiones bloquean o entorpecen el progreso de políticas concretas;
el tiempo y el esfuerzo dedicados a querellas estado-autonomías se sustrae a
actividades más positivas.
-Es
incuestionable que la multiplicación de la clase política arrastrada por la
existencia de mini-estados autonómicos con sus gobiernos, sus parlamentos, etc.
ha traído un mayor desarrollo de la
corrupción, debido a la existencia del Estado de las Autonomías. Un vistazo al
mapa de la corrupción nos muestra cómo la mayoría de los casos están ligados a
las divisiones autonómicas de los diversos partidos, hasta el punto de que
muchos consideran a las CCAA como la versión actual del caciquismo.
-En
gran medida, el despilfarro en obras innecesarias o negocios ruinosos de todos
estos años (AVE, aeropuertos, carísimas autovías o autopistas que ahora apenas
se usan, universidades, Fórmula 1, Terra Mítica…) se ha debido al localismo
autonómico, porque estas obras e iniciativas no pocas veces han sido el
procedimiento para asegurarse el voto en alguna de ellas, cuando no dudosos
negocios de esas “divisiones autonómicas” de los partidos. Este fenómeno ha
tenido una versión municipal también muy dañina.
-Las
extralimitaciones identitarias de
algunas autonomías han sido también fuente de excesivos conflictos y de
inadmisibles desigualdades. Expresamos nuestro posicionamiento a favor de la
igualdad de todos los territorios de España y en contra de toda postura
separatista. Es necesario recalcar que, desde que se consolidó la democracia en
España, la mayor parte de las manifestaciones de violencia e intolerancia
política proceden de las filas del nacionalismo (terrorismo, kale borroka,
hostigamiento a quienes no piensan igual, quema de banderas…), ya que la
violencia ultraderechista ha quedado prácticamente reducida a ocasionales actos
de grupúsculos aislados. También han sido fuente de tensos conflictos de otro
tipo, como la segregación lingüística (rotulación de los comercios en Cataluña,
problemas con la escolarización…), las guerras de banderas, aventuras
desestabilizadoras e insolidarias como el descabellado plan Ibarretxe o el
actual y no menos descabellado proyecto de referéndum en Cataluña, etc.
-Existen
también unas diferencias de derechos digamos “de menor alcance” entre las
autonomías (sueldos de funcionarios, prestaciones médicas…) que tampoco parecen
muy justificables y no dejan de ser importantes.
b)
Establecimiento, en cualquier caso, de un principio de igualdad de derechos
interterritorial. Que no sea posible que en dos lugares distintos de un mismo
país los impuestos, las obligaciones, los derechos, la prestación de servicios
o el sometimiento a las leyes sean distintos. Con autonomías o sin ellas,
privilegios de origen territorial como el cupo navarro o los conciertos vascos
no tienen cabida en un país democrático.
6.
Medidas relativas a la política ambiental
a)
El compromiso con la defensa de la naturaleza, del medio ambiente y del
territorio, lejos de ser un adorno idealista, es un principio indispensable en
una sociedad moderna y democrática. Solo con ver el signo de los países donde
mayor y menor es este compromiso queda demostrada esta afirmación, por lo que
en España ese compromiso debería ser una política de estado y por encima de
diferencias partidarias.
b)
La defensa del medio ambiente es económicamente rentable para las personas, las
sociedades y el conjunto de la humanidad, aunque seguramente no lo es para los
oligarcas que controlan la economía y la política. El planeta es el hábitat de
la humanidad, de modo que su deterioro o destrucción es perjudicial para las
vidas (lo que incluye las economías, que son además menos importantes) de las
personas y los países. Creemos que debe cambiarse radicalmente el actual
régimen económico y político en este campo, ya que deteriora a diario y sin
demasiados escrúpulos el hábitat, lo que hace cada día mayor la destrucción planetaria
y perjudica a la calidad de vida de las personas. Por otra parte, hablando en
términos económicos, los gastos que deben afrontarse para remediar los daños
producidos por las malas políticas medioambientales (desde limpiezas y
descontaminaciones hasta tratamientos médicos de enfermedades producidas por la
contaminación) son cada vez más cuantiosos, por lo que una buena política
medioambiental tiene mucho de buena política económica.
c)
En la actual y devastadora crisis económica y política (que no olvidemos que se
está manifestando, entre otras cosas, en un grave ataque a los derechos de
todos), estamos sufriendo muy especialmente las consecuencias de una
especulación financiera e inmobiliaria que se asentó en la construcción de
viviendas, obras y edificaciones diversas sin más límite que las perspectivas
de negocio de inversores sin escrúpulos y políticos corruptos, lo que equivale
a decir sin ningún límite racional. La avidez de estos agentes económicos no
respetó ni las vidas ni las economías de personas y hasta países enteros, ni
menos aún los territorios, los paisajes, las condiciones de habitabilidad, la
contaminación o la fauna. Queda claro, pues, que los especuladores que nos han
arruinado y las élites políticas que ahora nos están asfixiando fueron y siguen
siendo feroces enemigos del medio ambiente; conclusión: este tiene los mismos
enemigos que la ciudadanía, el progreso económico, las libertades y la propia
democracia. Es necesario poner una especial vigilancia sobre playas, zonas de
gran atractivo natural y demás territorios que han constituido el objetivo
favorito de los especuladores inmobiliarios y sus cómplices, los corruptos de
la política, ya que sigue habiendo muestras muy palpables de su intención de
reanudar sus negocios a la menor ocasión.
d)
En el plano de lo concreto, esta defensa del territorio y del medio ambiente
debe materializarse en una formulación proteccionista y muy vigilante de las
leyes de costas y del suelo, así como de las normas y las competencias sobre
calificación de suelos. Concretamente en lo referido a estas, creemos que los
municipios no deberían poder calificar como urbanizable ningún terreno sin
trámites como un plan de urbanización, una motivación razonada, un seguimiento
económico y una inspección y permiso gubernativo. Desde Huelva hasta Gerona,
existe un alto número de ejemplos de sitios donde la ambición y/o corrupción de
políticos locales o autonómicos los ha convertido en los principales aliados de
los promotores y especuladores inmobiliarios que han destrozado los territorios
que esos responsables políticos hubieran debido defender.
e)
Persecución y control de las construcciones ilegales. Agilización de los
trámites de demolición. La construcción ilegal no solo afecta a esferas como el
negocio inmobiliario, sino a asuntos como los poblados marginales generadores
de todo tipo de problemas sociales y de delincuencia o la existencia de
viviendas en ramblas, laderas y otros emplazamientos peligrosos.
f)
La política energética debe enfocarse hacia la promoción de energías limpias y
renovables, por los siguientes motivos:
-En
primer lugar, y aunque no esté del todo ajustado a este apartado, la producción
de energía eléctrica está hoy en España en manos de empresas que están siendo
muy favorecidas en las tarifas, con cargo al consumidor. Las tarifas por
electricidad en España son muy elevadas y no existe una verdadera competencia y
diversificación de la oferta. Algo parecido ocurre con los combustibles para
vehículos, ya que las diferencias de los precios entre las gasolineras son tan
leves que prácticamente nos hallamos en una situación de oligopolio.
-Aunque
está claro que las actuales eléctricas seguirían llevándose el negocio, a largo
plazo, energías limpias como la solar o la eólica por fuerza tendrían que ser
más rentables para un país como España, pues nos permitirían dejar de ser
dependientes del exterior. En la actualidad, los detractores de estas energías
argumentan que su capacidad de suministro no cubriría las necesidades del país,
argumento que parece no tener en cuenta que las tecnologías avanzan, y lo hacen
deprisa, sobre todo, si la inversión es la adecuada, razón por la cual se hace
doblemente criticable la actual política del PP de retirada de ayudas al sector
a las energías renovables y de extrema restricción de inversiones en
investigación, pues, concretamente en este campo, además de cerrar la puerta al
progreso y la mejora económica que representa la investigación, lo hace en un
terreno donde las condiciones de España son todo lo ventajosas que no son en
otras fuentes de energía. Una vez más, el PP (y también el PSOE) parece pensar
más en los intereses de las grandes empresas. Hay que insistir en el hecho del
permanente progreso de la investigación en energías limpias, que abarca a
muchas fuentes, tales como la energía de las olas, las corrientes fluviales, la
fuerza magnética, el hidrógeno, el nitrógeno…
-Esta
apuesta por las energías limpias y renovables nos hace ser contrarios a la
energía nuclear y partidarios de su abandono al ritmo más rápido que sea
posible. Quienes la defienden acuden a argumentos de carácter práctico,
principalmente, el económico, discutido a menudo, y también recurren a la
afirmación de que la energía nuclear es, no ya segura, sino tal vez la más
segura de todas. Este argumento no merece muchas vueltas, basta con mencionar
los nombres de Chernobyl o Fukushima.
III. Conclusiones
Quienes
hayan leído lo anterior, podrán estar de acuerdo o no con lo que plantea, o
aceptar unas medidas y rechazar otras, lo cual entra por completo dentro de lo
esperable. Pienso, que, se compartan o no, todas las medidas aquí propuestas
tienen la virtud de no ser caprichosas, sino de estar sustentadas en
motivaciones reales. Habrá también quien pueda echar en falta alguna medida o
la alusión a algún tema en concreto, cosa también lógica, que podrá deberse a
que eso que se echa en falta yo no lo considero necesario o a que se me haya
pasado por alto su mención, ya que este documento no pretende ser exhaustivo.
Existen también algunos asuntos que están entre las preocupaciones generales y
que no he querido mencionar por no tener formada una opinión segura al
respecto; entre estos, el más importante es el de la jefatura del estado. Soy
de los que siempre han pensado que, en la situación actual de España, ese papel
lo estaba desempeñando la monarquía al menos lo suficientemente bien como para
que no fuese razonable ni práctico plantearse el sustituirla, aunque hoy en día
reconozco que quienes son contrarios a ella tienen cada vez más argumentos a su
favor, suministrados, por si fuera poco, por miembros de la propia institución.
Al
llegar hasta aquí, cualquiera puede plantearse lo siguiente: todo esto está muy
bien (o muy mal), pero ¿quién y cómo lo hace? El cómo está claro que debería
ser a base de elaborar políticas, estrategias y normas para llevar a cabo cada
medida, cosa compleja, pero viable para las organizaciones y personas
capacitadas: técnicos, expertos, administración, gobierno, instituciones,
asociaciones, partidos, empresas, ciudadanos…, en dos palabras: la sociedad.
Por supuesto, para que llegara a hacerse, las propuestas tendrían que ser
asumidas por un partido o varios, que liderasen la tarea de defenderlas y,
llegado el momento, aplicarlas. Algunas de ellas estoy seguro de que están
entre las que defienden algunos partidos políticos, pero, tomadas en su
conjunto, no creo que haya ninguno que tenga un programa igual, dado que he
presentado aquí algunos planteamientos muy radicales, lo reconozco, tal es el
caso de lo relativo a las comunidades autónomas, pero deberá también
reconocerse que sus motivaciones son sólidas y que, en último caso, si el
estado de las autonomías ha llegado a una situación de múltiples, graves e
innegables disfunciones, es absolutamente lícito y hasta necesario ponerlo en
tela de juicio, y si, por otra parte, en España hay quienes defienden el
federalismo sin darse cuenta de que el estado de las autonomías ya casi lo es,
con lo que bien podría objetárseles que están proponiendo algo que ya es casi
seguro que no va a solucionar nada o que va a empeorar las cosas, o quienes con
la cabeza muy alta y cara de agraviados manifiestan que quieren separar a sus
regiones del cuerpo de la nación, ¿por qué no podemos defender nuestras
posturas quienes creemos que lo mejor sería dar pasaporte a la
descentralización política y frenar en seco al separatismo?
En
todo caso, cuando digo que estas como cualesquiera otras medidas políticas
debería llevarlas a cabo la sociedad, tengo que dejar claro algo que he
pospuesto deliberadamente hasta este momento: que debería haber incluido un
apartado con medidas relativas a la sociedad española, que también tiene mucho
de que hablar, porque hemos fallado por extenso y por intenso.
Vuelvo
a las palabras iniciales de este artículo: los españoles consideramos hoy que
nuestra segunda preocupación es la corrupción: pues bien, resulta que uno de
los casos estelares de hoy es el caso Bárcenas, que está unido al ya viejísimo
caso Naseiro: ¿cuánto llevamos con la corrupción? ¿Cómo hemos podido aguantar
tanto? ¿Cómo han votado tantos españoles al partido de Naseiro y de Bárcenas
durante tanto tiempo? Otro de los casos que actualmente suenan es el caso Nóos,
en el que hoy ha aparecido envuelto Francisco Camps, que en su día estuvo ya
envuelto en casos de corrupción, al cual se votaba masivamente aun cuando ya
sonaba su nombre mezclado con la palabra corrupción, al cual se le medio
perdonaba porque, total, por unos trajes… ¿Cuántos de los que votaron y
defendieron a Camps estarán hoy entre los que se sienten muy preocupados por la
corrupción? He hablado de la feroz especulación y brutal corrupción en el
litoral mediterráneo: ¿habrá un mejor ejemplo de ambas que la Marbella nacida
del gilismo? Muchas veces, cuando he visto a la gente de Marbella clamando contra
Roca, contra Isabel Pantoja, contra Julián Muñoz, he pensado amargamente en el
estupor que me producía, en los tiempos en que Jesús Gil se presentaba a
alcalde y ganaba por mayoría absoluta, ver a exultantes marbellíes
congratulándose de los negocios, el dinero y la prosperidad que iba a traer ese
señor, cuyo lamentable pasado se sabía y al que llevaron al poder con sus
votos. Gil no engañó a nadie; Gil hizo lo único que sabía hacer y hasta lo
anunció con su habitual descaro; Gil llevó la corrupción a Marbella y Marbella
llevó a Gil al poder… a sabiendas: ¿cuántos marbellíes estarán hoy preocupados
por la corrupción? Y que nadie piense que es solo Marbella, porque en España,
desde hace mucho, han sido bastantes los pueblos que han hecho alcaldes a chorizos
declarados, a corruptos con condena firme: les bastaba con prometer que
garantizarían puestos de trabajo en la construcción por lo civil o por lo
criminal. Mientras escribía este artículo, no dejaba de hacerme una pregunta:
¿qué lugar ocuparía la corrupción entre las preocupaciones de los españoles en
el año 2000, o en 2003, o en 2006, años en que sería la misma que ahora o más,
porque los casos que están saliendo ahora son los que se fraguaban o ya se destapaban
entonces, que era cuando lo que bajaba como un torrente eran los ríos de
billetes de 500 euros. ¿Y aquella frase repetida por millares de bocazas,
muchos de los cuales quizás hoy estén sufriendo un paro lacerante, aquello de:
“Si yo pudiera, haría lo mismo”? Voy a dejar explícito aunque no haga falta lo
que quiero decir: España ha sido un excelente caldo de cultivo para la
corrupción. Hoy mismo, oía una noticia en la radio: las autoridades europeas
van a investigar y quizás sancionar a las gasolineras españolas, ese
floreciente oligopolio, por bajar los precios justamente los lunes, ya que es
el día en el que se hacen los muestreos oficiales sobre precios. ¿Podrá este
país donde al sinvergüenza se le llama listo superar una crisis producida en gran
parte por la corrupción?
Ese
será nuestro principal reto: hacernos honestos, intransigentes con la mentira y
el fraude, firmes para exigir a nuestras autoridades que castiguen a los
ladrones, maduros para no transigir con gobernantes ineptos y/o deshonestos,
perspicaces para no dejarnos engañar por mitos y promesas falsas, fuertes para
defender nuestros derechos. Si en los tiempos que vienen no nos desprendemos de
la pasividad, el cinismo, la tolerancia con los ladrones y la sumisión, lo que
nos caiga encima nos lo tendremos bien merecido.
9
de marzo de 2013
Pablo López Gómez
Voy a llevarte un poco la contraria por una vez y sin que sirva de precedente. Yo no te dije que no y no solamente te digo que no, sino que te animo para que no desfallezcas y la idea siga adelante, con mi apoyo en todo lo que pueda. Creo que es indispensable una "regeneración", en profundidad de la "clase política" actual y hay que volver a los orígenes de los principios democráticos, de los valores humanos y sociales y de un largo etc que pueden parecer utópicos y si no se afrontan nunca serán, no sólo utópicos, sino imposibles. Un abrazo y adelante
ResponderEliminarBueno, Paco, la verdad es que he cortado por lo sano, porque, de los que respondisteis, la mayoría hicisteis matizaciones y recomendaciones particulares muy intreresantes. Cuando he dicho que todo el mundo dijo que no, debería más bien haber dicho, que, por razones diversas, nadie vio muy viable el proyecto, cosa que entiendo, porque, como os dije a algunos, soy el primero en ser consciente de que para hacerlo en serio habría que currar muchísimo, y, seguramente para nada o para muy poco. En lo que dices tú de la necesidad de regeneración estaba de acuerdo todo el mundo. En realidad, los hechos son tan claros que todos estamos bastante de acuerdo en las ideas, lo complicado es la materialización. Un abrazo.
ResponderEliminarPablo Yo vi inviable el proyecto debido a cómo está organizado el sistema electoral Un sistema que tira en todas las elecciones miles de votos a la basura Este sistema está hecho para perpetuarse una y otra vez Perdona como está saliendo el comentario sin puntos, sólo te puedo comentar desde Safari y aún así a veces como estaba vez sigue habiendo dificultades Sigo en otro momento y leeré tu documento que te has avanzado hasta pronto
ResponderEliminarNo te preocupes por lo de los puntos, Hesperetusa, se lee bien. En cuanto a lo otro, yo sé que es muy improbable que ciudadanos sin militancia política anterior se lancen a montar partidos, así que tampoco esperaba que aquel intento que hice fuera a tener más resultado que charlar con unos cuantos amigos. El documento este no es exactamente aquel, sino que tiene algunos retoques estructurales para hacerlo más adecuado a la publicación. Si leíste el otro, este se le parece mucho. Los puntos fuertes son, aparte de abogar por la lucha contra la corrupción o el reforzamiento de la justicia, como defenderíamos todos, el mantenimiento de un sector público fuerte, la supresión del estado de las autonomías y una política energética, industrial y territorial muy respetuosas con el medio ambiente. Al final, hago una pequeña reflexión sobre un asunto: algo muy importante que debe cambiar (quizás lo más importante) es la mentalidad de los españoles, porque no debemos olvidar que la crisis de hoy es fruto de los errores y abusos de la época de bonanza, época en la que la mayoría de la gente estaba muy contenta con las mentiras de los poderosos y los partidos e incluso había una cierta permisividad y hasta complicidad con los corruptos; total, si traían riqueza... ¿La ética? Eso era cosa de curas y de aguafiestas. Nos creíamos muy listos y nos estafaron como a tontos. Un saludo.
ResponderEliminarEs que sin ética no hay convivencia que aguante. Y esa costumbre que tenemos aquí de jalear la picaresca, e incluso algo más gordo. Por ejemplo, el asunto del Dioni, que en su día hizo tanta gracia y hasta se puso a grabar discos... Tengamos en cuenta que esa delincuencia a pequeña o mediana escala no es más que la punta del iceberg de la grande. Y ahora con la crisis ha saltado a la palestra. Por eso, yo diría que tolerancia cero con los que practican la picaresca porque cuando alguno consigue salta a otra esfera se llena las manos de millones.
ResponderEliminarSobre la creación de un nuevo partido, hace unos años que me está pareciendo indispensable. Con el 11M tuve la esperanza pero no se produjo. Si tienes la inquietud deberías ponerte a ello buscando alianzas con sectores profesionales. Cuantos más amigos mejor pero hace falta algo más. Tampoco iría mal una página en facebook anunciándolo. Claro que supone mucho curro, por eso hace falta mucha gente, división de trabajo y listo. Precisamente ahora hay muchos medios. Yo lo apoyaría si, como parece, coincide con mi ideología.
Saludos
Surgió poco después UPyD, que tiene algunos planteamientos muy buenos, pero falla en otros -defensa de energía nuclear, por ejemplo-, por no hablar de un problema importante de este partido: que, algunos de sus planteamientos que parecían más rupturistas, como los territoriales o los educativos, los ha ido cambiando por razones oportunistas y, al final, no se sabe muy bien lo que propone. En política territorial, por ejemplo, después de empezar defendiendo claramente una recentralización, paso a una inaudita propuesta federalista, y ahora, en un folleto de hace días, se limitaba a decir que hay que resolver el modelo territorial. Lo de facebook no eres la primera persona que me lo dice, Molina; muchas gracias por decirme que me apoyarías. Un saludo.
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