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lunes, 18 de enero de 2010

Regular (mal) lo innecesario

Hoy nos hemos quedado todos boquiabiertos con una iniciativa de la Universidad de Sevilla, de la que hemos sabido que ha implantado una norma según la cual, si un alumno es sorprendido copiando, el profesor no podrá arrebatarle el examen ni expulsarle y el alumno tendrá derecho a continuar el examen. Y recalco lo de que tendrá derecho, porque en todos los medios (periodísticos, radiofónicos y televisivos) donde he consultado la noticia, los defensores de esta aberración más propia de dementes que de responsables educativos han argumentado con todo el cinismo del mundo que esta medida servía para proteger el derecho del alumno a terminar su examen. Omitían el pequeño detalle de que eso representaba en la práctica defender también el derecho a copiar. Yo creía que ese derecho no existía, que en los exámenes el alumno estaba obligado a demostrar sus conocimientos, no a hacer trampas, pero me inclino a pensar que estaba equivocado y que ese derecho sí existe, tal y como se está poniendo últimamente esto de los derechos. Otro pequeño detalle que parece pasárseles por alto a estos celosos defensores de los derechos es la existencia de una figura: la infracción en flagrante, que es la que de toda la vida ha legitimado eso que hasta ahora parecía tan lógico de que un profesor que sorprendiera a un alumno copiando le quitase el examen, lo expulsase y le galardonara con un merecidísimo cero: a los tramposos hay que castigarlos, los centros educativos (muy en especial, las universidades), deben ser templos del saber donde se premie el conocimiento y el juego limpio, no antros tabernarios que, bajo el disfraz de la defensa de los derechos, amparen los comportamientos picarescos: que la Universidad de Sevilla haya decidido tomar como modelo el patio de Monipodio es algo que no nos satisface ni a los más empedernidos admiradores de Cervantes. Pero, en fin, también en esto debo de estar equivocado, porque ahora, al menos en la Universidad de Sevilla (aunque espero que el ejemplo no cunda), lo que habrá de hacer el profesor es, acabado el examen, llevarlo ante una comisión paritaria de alumnos y profesores, que decidirán si en efecto hubo o no copia. Que me perdonen si se sienten ofendidos, pero este procedimiento me parece llevar el garantismo a unos extremos de estupidez impropios de personas en plenitud de sus facultades.
Supongo que algún día parará esto, que algún día nos libraremos de los excesos de la corrección política y de la pesadilla de perversión de los derechos en que estamos metidos. Cuando ese día llegue, tendremos que evaluar los daños que esos excesos y esa pesadilla hayan producido en la vida pública. En el mundo de la educación, mucho me temo que esos daños van a ser escalofriantes. Y si es en ese reino taifa de la LOGSE en que han convertido Andalucía, prefiero ni pensarlo. A la conjura de los demagogos y los oportunistas sin escrúpulos se ha unido la de los necios, con resultados desastrosos. ¿Tendrán que rendir cuentas los responsables o serán juzgados por una comisión paritaria de chorizos y bufones?

2 comentarios:

  1. Pertinente reflexión la suya. Lleva toda la razón. La hipertrofia de derechos alcanza límites grotescos. Suponen una grave amenaza al estado de derecho. Pero claro, ¿qué podemos esperar de este gobierno señoreado por ministros y ministras que tienen las meninges de cartón piedra? Cuando toda una ministra de cultura creyó ser motejada con el nombre de un ratón de dibujos animados (Dixie) por desconocer la comunísima locución latina “dixit” (“El maestro lo dijo”). Es que estas cosas son de juzgado de guardia.
    Esto de la Universidad de Sevilla es como si el policía, a partir de ahora, tuviera que dejar consumar el acto de hurtar al carterista pillado in fraganti, y luego una comisión paritaria de ladrones y policías estudiaran si el sorprendido se apropió realmente de cosa ajena o sólo fue un intento infructuoso. Tremendo.

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  2. Efectivamente es cosa de idiotas; uno no quiere ofender, pero faltan palabras.Gracias a que están saliendo a relucir casos absurdos, como el de esta normativa de la Universidad de Sevilla, puede que mucha gente tenga noticias por primera vez de las barbaridades que se están haciendo y defendiendo en el mundo de la educación (hasta hace poco sólo en Secundaria y Primaria, ahora ya también en la enseñanza superior) desde la LOGSE. No olvidemos que la actual LOE es poco más o menos lo mismo.
    Hasta que no apartemos a los pedagogos de la dirección del sistema educativo no levantaremos cabeza.
    Saludos

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