Ya lo habréis visto en los medios: la universidad de Sevilla ha retirado de sus estatutos el artículo que establecía que un alumno que fuera sorprendido copiando podría terminar el examen y vería conculcados sus sacrosantos derechos de tramposo si a cualquier profesor facha-autoritario-antipedagógico se le ocurría intentar arrebatarle el examen.
El rector de la universidad, Joaquín Luque, ha explicado que la norma se retira no por mala, sino por haber sido malinterpretada, mientras que algunos medios periodísticos andaluces todavía se preguntan qué pretendía la universidad con la instauración del artículo derogado.
Queridos amigos: la norma del rectorado sevillano no era mala, sino que había sido malinterpretada por el resto del mundo. El señor Luque demuestra poca firmeza en sus convicciones: si la norma era tan buena, debían haberla mantenido disgustase a quien disgustase.
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