Circula hoy por los medios la noticia de que Bertomeu Muñoz, ex-alcalde socialista de Santa Coloma de Gramanet imputado por corrupción urbanística en la operación Pretoria, podrá abandonar la cárcel en libertad provisional porque va a pagar la fianza de 500.000 euros que le impuso el juez. ¿Tenía el señor Muñoz los 500.000 euros? Unos pensamos que tal vez tendría eso y más, pero está claro que hay otros que piensan que no los tenía, y por eso han ingresado en la cuenta abierta por el propio Muñoz al efecto sus donativos para pagar la fianza. Lejos de mí la intención de prejuzgar la culpabilidad o inocencia de Bertomeu Muñoz, pero supongo que se me entenderá si digo que, estando como estaba imputado en un caso de corrupción urbanística, todos los que han aportado dinero para pagar su fianza han corrido un serio riesgo de ayudar a alguien de quien en su día quizás se demuestre que se enriqueció de forma ilícita en un sector económico como el de la vivienda, de tan innegable calado social y en el que en los últimos veinte o veinticinco años se ha producido un encarecimiento que ha perjudicado a millones de españoles. Insisto: la calidad de vida -ese bien que últimamente tanto se aprecia- de muchísima gente, en su gran mayoría, jóvenes, se ha visto en las últimas tres décadas sensiblemente empeorada por culpa de lo caros que se han puesto los pisos, y ese encarecimiento se ha debido en gran parte a que un buen número de políticos corruptos han contribuido a que los pisos subieran para beneficiar a sus partidos o beneficiarse ellos mismos. En estas circunstancias, no entiendo muy bien cómo ha podido el señor Muñoz reunir 500.000 euros en una colecta ciudadana. Muchos de los que han participado, al parecer, son vecinos de Santa Coloma: ¿cuántos estarán pasando importantes dificultades para pagar hipótecas que a lo mejor no representan ni la mitad de lo que este imputado por corrupción ha reunido en unas semanas? ¿Y si un día se demuestra que, en efecto, el señor Muñoz se enriqueció por los beneficios obtenidos en un mercado que a ellos les está asfixiando? ¿Qué pensarán entonces de sí mismos: que fueron solidarios con un falso inocente, que han sido cómplices de un chorizo o que son sencillamente idiotas? ¿No habría sido más prudente esperar a que se pronunciase la justicia? Y lo malo es que, encima, en España no son infrecuentes las respuestas colectivas de ciudadanos que apoyan a políticos que presunta o probadamente han robado dinero público, jamás llegaré a entenderlo. Francamente, estamos como estamos por méritos propios.
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Hace 2 días
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