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viernes, 28 de febrero de 2025

Nicolás Copérnico y el hiyab

     Aunque la algarada sobre la que voy a hablar (1) está relacionada con tres institutos de Parla -el "Nicolás Copérnico", el "Narciso Monturiol" y el "Humanejos"-, tomo para el título de esta entrada el nombre del polifacético sabio renacentista por razones que más adelante explicaré. En la mencionada localidad madrileña, tuvo ayer lugar una manifestación convocada por el Sindicato de Estudiantes, en la que alumnas de confesión musulmana y otras personas que les daban aliento y apoyo solicitaban que se permitiera en esos centros el uso del hiyab, ya sabéis, ese pañuelo que, por casta imposición de su religión, deben llevar las musulmanas tapándoles toda la cabeza para que no se les vea el pelo. 

    En la manifestación, se acusaba a los centros de racistas e islamófobos y de atentar contra la libertad de las portadoras de velo, mientras que desde los institutos argumentaban que no había nada de eso, sino que simplemente se trataba de una medida para dificultar que se copiase en los exámenes, cosa que ahora muchos intentan hacer por medio de auriculares, el uso de los cuales se podría muy bien ver favorecido por prendas como el hiyab, que los ocultarían. Esta motivación me parece muy sólida y razonable, justo lo contrario que las ideas geniales que algunos proponen como alternativa a la prohibición del velo, podéis verlo en el enlace de Antena 3. Por mi parte y desde mi experiencia en el mundo de la educación, añadiría algún argumento más. En primer lugar, las acusaciones de racismo e islamofobia solo pueden proceder de la frivolidad, la demagogia y la mala intención que tan alegremente galopan por nuestra sociedad en los últimos tiempos, a manos de personas u organizaciones que andan justitas de escrúpulos, entre las que se cuenta el Sindicato de Estudiantes, por las razones que expongo aquí. La verdad es justamente la contraria: en España en general y en los centros educativos en particular, tenemos tanto miedo a que nos llamen cosas como racistas o islamófobos y somos tan escrupulosos que nos pasamos, fisura por la que se cuelan a menudo los jetas para sacar provecho sometiéndonos a chantajes morales. Este asunto, sin ir más lejos, es un ejemplo cabal de ello. En segundo lugar, de boca de la encendida oradora, he oído dos acusaciones delirantes dirigidas contra los centros: la de machismo (cuando es justamente al revés: hace falta tener una cara de cemento para no reconocer que el verdadero machismo está en la religión y las familias de esas musulmanas a las que imponen el velo) y la de discriminación: sostiene la señora Latorre que a las musulmanas no se les deja llevar velo, mientras que los cristianos pueden llevar medallas, pero sucede que estos objetos no son simétricos, como demuestra el hecho de que muchos musulmanes entran a los centros con manos de Fátima o medias lunas, que sí serían equiparables a las medallas, y nadie les pone la menor objeción.

    Dejo para el final lo del atentado contra la libertad, por ser un asunto de mayor importancia. En la carnavalesca sociedad que nos hemos montado los españoles, está muy extendida y goza de muy buena salud la convicción de que la libertad consiste en hacer lo que a uno le da la gana, lo cual es una grosera simplificación que, de ser cierta, haría imposible la pervivencia de las sociedades civilizadas. En estas existen normas que limitan los abusos, las imprudencias y los excesos, precisamente para que podamos convivir de forma respetuosa y, gracias a ello, ser ciudadanos libres de verdad. La ciudadanía no solo consiste en gozar de libertades, sino también en estar sometido a obligaciones y respetar las normas. Y se da la circunstancia de que una norma de esos institutos injustamente atacados y criticados, una norma razonable, razonada y nada abusiva, es la prohibición del hiyab. El problema consiste, pues, en una cosa muy simple: que a algunos de esos que entienden que la libertad es hacer lo que les da la gana y, si no les dejan, se enfadan y montan el pollo (en este caso, el Sindicato de Estudiantes y las portadoras de hiyab), han decidido precisamente esto: montar el pollo, conseguir sus caprichos mediante el desorden, el insulto y la intimidación. En conclusión, lo que está ocurriendo en Parla es que los que atacan a la libertad son justamente los que se quejan de que la suya está siendo conculcada. Hay en este capítulo un importante aspecto que no se puede despreciar: la cínica y acomodaticia inhibición de las autoridades educativas madrileñas. ¿Por qué el Sindicato de Estudiantes les ha montado el pifostio precisamente a esos tres institutos? Porque la prohibición del uso del hiyab está dentro de sus normas particulares, ya que, en materia de vestimenta, la Consejería de Educación deja las normas a decisión de cada centro.

    Pero esto puede ser razonable en lo tocante a las camisetas de tirantes o los pantalones que dejan ver medio tanga, pero no en cuanto a una prenda como el hiyab, cuyo delicado contenido político es notorio, por lo que las autoridades no pueden inhibirse y ponerse mirando hacia La Meca o hacia Segovia, ya que eso significa dejar a los centros desamparados y a tiro de desaprensivos, que, presionando a los débiles, tendrán más fácil conseguir sus oscuros objetivos. Algo parecido ocurrió con el Ayuntamiento de Parla, que se reunió con los directores de los centros y el Sindicato de Estudiantes para llegar a un acuerdo. ¿Qué acuerdo? ¿Que el Sindicato de Estudiantes metiese su pezuña en las normas de los centros y las modificase a su antojo? No se me ocurre otro posible, y la prueba de que es así es que, como las directivas no cedieron, el Sindicato de  Estudiantes fue a la huelga. Lo del Ayuntamiento fue vergonzoso: tratar a las instituciones y a los revoltosos en pie de igualdad y "mediar" para alcanzar un acuerdo que solo hubiera podido ser una claudicación de los institutos demostró que los regidores de Parla no están a la altura de su papel institucional: lo que debieron hacer y no hicieron fue defender sin ambigüedades la normativa de los centros, que es impecable. 

    No solo porque puede ayudar a copiar en los exámenes (una razón de mucho peso), sino además porque es un símbolo de la opresión de la mujer por parte de una religión que -dejémonos de hipocresías- de verdad la oprime, ponerle límites al hiyab, dejar claro que no puede imponerse donde entre en colisión con las libertades ciudadanas y los derechos de todos, es un deber de las autoridades de todo país democrático, de manera que lo que procede es que la prohibición de usarlo parta de las consejerías, para disipar malentendidos. Los centros educativos tienen pleno derecho a restringir su uso, y sus usuarias, si de verdad entienden lo que es la convivencia en una sociedad democrática, en la que a menudo nos toca acatar obligaciones, deben demostrarlo absteniéndose de llevarlo al instituto, y así, de paso, se demostrarán a sí mismas y nos demostrarán a los demás que es verdad que son libres de quitárselo cuando quieran, cosa que algunos dudamos. Yo, por ejemplo, creo que es una imposición solo sobre las mujeres, es decir, machista, de la religión musulmana, de manera que tiene algo de simbólico que esta escaramuza se haya librado en un centro que lleva el nombre de Nicolás Copérnico, un eximio científico, político y humanista que abrió la brecha del heliocentrismo en la astronomía, que es tanto como decir la puerta a la ciencia moderna y a la supresión de ciertas imposiciones de la religión sobre el conocimiento que ya en su época eran rémoras inadmisibles. Ya va siendo hora de que el Islam emprenda su particular giro copernicano y abjure de sus terracentrismos, y, desde luego, lo que no podemos consentir es que los implante en nuestra sociedad, no estamos para retrocesos.

    Quien piense que este incidente de Parla es un suceso trivial se equivoca de pleno, no solo por lo que acabo de manifestar acerca del hiyab, sino también por otros actores de la película, me estoy refiriendo, naturalmente, al sindicato de Estudiantes y a Podemos, que también se ha apuntado al jolgorio. Es una patética incongruencia que todos estos feministas 😂😂estén defendiendo el hiyab y que lo hagan en nombre de las libertades ¡y de los derechos de la mujer, nada menos! Lo hacen también en nombre de la identidad de las que lo llevan, pero esto es ya más esperable en la izquierda woke de nuestra época, que utiliza las identidades como mazos para cargarse la democracia y la igualdad de derechos que la caracteriza, porque los derechos en las sociedades libres son de ciudadanos individuales y los mismos para todos, no diferentes estatutos de privilegio para grupúsculos identitarios. También en esta ocasión, con la excusa de una inexistente vulneración de los inventados derechos de una identidad, la ultraizquierda ha intentado sacar tajada para lo que le interesa: destuir el Estado de derecho. No podemos dormirnos ante esto.


1.- Me baso en lo que se relata en dos noticias correlacionadas de OKdiario (OK1 y OK2) y en una de Antena 3, que incluye elocuentes imágenes de la manifestación y de Coral Latorre, secretaria general del Sindicato de Estudiantes y militante de Izquierda Revolucionaria, cuya formidable empanada mental puede calibrarse en esta entrevista. Por cierto, la señora Latorre tiene ya 30 TACOS, una edad un tanto pintoresca no ya para dirigir un sindicato de estudiantes, sino tan siquiera para estar en él, a no ser que sea una contumaz repetidora o ande ya por su segunda o tercera carrera.

lunes, 17 de febrero de 2025

La antiejemplar universidad española

     He puesto en un buscador las palabras "corrupción en la universidad" y lo primero que me ha salido es este enlace al libro de José Penalva que lleva el mismo título y que ya comenté aquí en 2011, cuando se publicó. Aparece también, como no podía ser menos, la imprescindible página de la ATU (Asociación para la Transparencia en la Universidad), con su exhaustivo muestrario de manifestaciones concretas de este mal en nuestro país, que nos deja una idea muy clara de sus aterradoras dimensiones. Es también de gran interés esta noticia televisiva de 2018, porque hace referencia a los degradantes casos de tres importantes políticos: los peperos Pablo Casado y Cristina Cifuentes con sus másteres tramposos y la efímera ministra socialista Carmen Montón, a la que haber presentado una tesis plagiada le costó el puesto. También a Cifuentes el asunto del máster le costó el puesto y la carrera política, mientras que no fue así con el señor Casado, el cual, no obstante, optó poco después por suicidarse políticamente. Y, por supuesto, si hablamos de corrupción en la universidad, no podemos pasar por alto el apestoso papel del rector Goyache (que contaminó de forma inevitable  a su universidad, nada menos que la Complutense) en el asunto más vergonzoso en el que se ha visto en los últimos años envuelta esta institución: la cátedra, máster o lo que sea que dirige, digiere, codirige o lo que sea doña Begoña Gómez, esposa de Pedro Sánchez.

    Es innegable que la universidad española padece hoy un grave problema de corrupción, pero tiene además otro no menos grave con la violencia, ejercida de forma abrumadora (o quizás total, amén de totalitaria) por grupos de alumnos de filiación izquierdista, ultraizquierdista o separatista, es decir, del proceloso universo Frankenstein, proceloso y antidemocrático, de forma cada vez más intensa e inquietante, como vendrían a demostrar, entre otras muchas cosas, sus desmanes en la universidad.

    En Cataluña, las hordas de energúmenos separatistas se han adueñado de los campus con modos chulescos y sin complejos para ejercer las más diversas formas de la violencia física. Se han hecho los amos y proclaman que lo son, dando de paso un aviso de lo que sería esa Cataluña independiente que por fortuna nunca será: una dictadura coreana en la que todo aquel que no fuera catalanista sería reprimido, agredido o expulsado, pero irrita e inquieta la tolerancia con que las autoridades políticas tratan hoy a estos cafres totalitarios. Ya lo de las autoridades académicas no es tolerancia, sino que es algo mucho peor: una hipócrita complicidad que intentan disfrazar con una torpe equidistancia, imperdonable cuando en un lado hay agresores y en el otro, agredidos. Las acciones violentas son incontables y van dirigidas contra todo aquel que no sea separatista, pero se ceban especialmente con las asociaciones de alumnos, dignísimos, que no se arrodillan y las denuncian en voz alta, tales como S'hacabat o Valents. Os dejo aquí un pequeño muestrario de atropellos: encapuchados 2019; a urgenciastestimonio de un alumno; documental de S'hacabat; de hace cuatro días.

    Si pasamos a los energúmenos ultraizquierdistas, tendré que empezar por un vídeo que es ya un clásico, en el que la presencia de cierto afamado profesor me obliga a puntualizar que este vandalismo no es siempre obra exclusiva de alumnos. Otro lamentable rasgo de estas encerronas, la viscosa complicidad de decanos, rectores y demás, quedó muy claro en el numerito que se le montó a Isabel Díaz Ayuso en la azacaneada Complutense, que fue además amenizado con el discurso de la mejor alumna de la promoción saliente de Ciencias de la Información, quien dio una vergonzosa muestra de oportunismo, de vanidad y, sobre todo, de grosería, tan enorme que hacía que uno se preguntase, viendo a la mejor de la promoción, cómo sería el peor, o la peor. Del escrache contra Ayuso se pueden sacar otras muchas ilustrativas enseñanzas. Así, en este artículo de okdiario, nos enteramos de que la persona que lo organizó ni siquiera era alumna de la Complutense, sino de la Autónoma, y de que todo fue una acción de activistas semiprofesionales del Sindicato de Estudiantes y otras hierbas similares, para demostrar al mundo que... ¡Ayuso es una fascista!: ¿puede pedirse un mejor retrato del talante y la naturaleza de estos grupos? Si por otra parte no enteramos de que algunos miembros del Gobierno aplaudieron este vandálico aquelarre, tendremos todo el derecho a sospechar que este desmán y todos los de su especie, lejos de ser espontáneos actos de rebeldía de unos "estudiantes" un poco merluzos, son en realidad arteros ataques orquestados por el sucio sectarismo de la banda Frankenstein.

    Este juego me parece que está fuera de toda duda, visto lo visto, y es altamente peligroso. Y esos políticos inmorales lo siguen practicando. El escrache contra Rosa Díez gestionado por Pablo Iglesias fue en 2013; lo de Ayuso ocurrió en 2023, y hace nada, el pasado día 13, Iván Espinosa de los Monteros vio como una horda de energúmenos de la ultraizquierda pisoteaba su libertad de expresión. Observen cómo tituló "El País" la noticia: Cientos de estudiantes evitan un acto de Espinosa de los Monteros (la negrita es mía, claro). ¡Evitan!, algo así como decir: Los bomberos evitan que se queme una fábrica. ¡Hicieron bien estos chicos, qué c _ j _ nes! ¡A un facha como ese Espinosa no se le puede dejar hablar, los que a Frankenstein y a "El País" no les gusten no tienen derechos ciudadanos!

    Este es el delirio totalitario que ha implantado en los campus Frankenstein, el engendro que acapara hoy el poder político. Nótese que lleva implícito el aplauso de la violencia propia y una convicción de tener el derecho a ejercerla, todo ello bastante prolongado ya en el tiempo y demasiado generalizado (nadie ignora que el ámbito universitario no es el único en que se impone). Cuidado con este jueguecito, que suele llevar a finales nada deseables, y a veces, trágicos. En lo que toca a la universidad, que se deje instrumentalizar para estas batallas le hace un gran daño en su labor, en su funcionamiento y en su prestigio, por lo que esos rectores, decanos y demás que las permiten o incluso las apoyan delatan su irresponsabilidad y su incompetencia.

domingo, 9 de febrero de 2025

Apuesten por Pili

     Hablaba en un artículo que publiqué el pasado diciembre y que titulé Las delfinas de seis mujeres que son o han sido ministras de Pedro Sánchez y que yo presentaba allí como las personas mejor situadas para sucederle en el trono del PSOE. Ayer sábado, tuvo lugar en Zaragoza un acto político en el que la figura estelar fue Pilar Alegría, que ya ha iniciado su ofensiva para alcanzar la presidencia autonómica de Aragón. Aunque ella está muy segura de que lo logrará (vean el penúltimo párrafo de esta reseña), yo creo que eso aún está por ver, pero, en lo referido a la carrera por la sucesión de Pedro Sánchez, voy a darles un consejo: apuesten por Pili. En otros artículos ya he señalado los más poderosos méritos que atesora, tales como su lacerante incultura, su acerada sumisión a Sánchez (por quien suelta con asiduidad sonrojantes mentiras) o su excepcional capacidad para perpetrar desastres, como demostraría el hecho de que es la responsable de la aplicación de la LOMLOE, pero el acto de hoy, ese del que podéis ver un resumen en la reseña enlazada arriba, añade elementos muy significativos y que hay tomar muy en serio, así que os lo dejo aquí enlazado:

MITIN DE PILAR ALEGRÍA EN ZARAGOZA

    Dura solo treinta minutos, y no habla solo ella, sino que la acompañan dos teloneros que también tienen lo suyo. A quien lo vea, le quedará muy clara una cosa: que Pilar Alegría aspira muy en serio a ser la sucesora de Pedro Sánchez. Y no solo estoy hablando como en el artículo de las delfinas de su buen posicionamiento, sino además de los movimientos creo que muy deliberados y medidos que ella misma hace para conseguirlo. Como en todos los mítines, Alegría habla de los méritos de su partido y de las vergüenzas de los rivales, pero al referirse a estas desliza algunas mentiras de gran calibre, como esa de que la oposición se ha resistido a que se destinasen ayudas a los damnificados de la dana. Me fijo en esta porque es muy particular: una calumnia malévola y rastrera destinada a ensuciar la imagen del enemigo, una canallada muy del estilo de un gran malvado: Pedro Sánchez.

    Y en esto radica el rasgo que delata el firme propósito de Alegría de sucederle: en el estilo. Dejando aparte que no se olvida de dedicarle en algún momento una buena dosis de adulación, dirigida a él con nombre y apellido, dejando aparte incluso esos guiños a sus colegas -ese "pollo sin cabeza" que estaba sin duda destinado a que el camarada Óscar Puente se echase una risita de satisfacción-, lo que nos está diciendo a gritos que Pilar Alegría quiere el puesto de Pedro Sánchez es que le ha copiado por completo el estilo: dice las cosas que diría él, miente como él y, sobre todo, habla como él. Fijaos bien, porque es fabuloso: los mismos gestos del rostro, las manos y el cuerpo, las mismas pausas, el mismo humor... En las sectas, el discípulo que quiere ganarse el favor del Gran Jefe le imita en todo, aspira a parecerse a él al máximo, quiere ser como él, casi se diría que quiere ser él, porque sabe que esto le complace. Este es el camino de adoración y sumisión que siguen los que aspiran a ser un  día los señalados. Y ese es el que ha elegido en esa secta que es hoy el PSOE la hermana Pilar Alegría. 

    No la pierdan de vista, porque me temo que no es la mosquita muerta que se limita a repetir lo que le dicen, sino que es muy ambiciosa y tiene metas muy elevadas. Apuesten por Pili.