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martes, 12 de julio de 2022

Culto al líder

     Empiezo a ver el debate sobre el estado de la nación y ya desde el minuto uno me asalta un recuerdo de las cortes franquistas o de aquellas ceremonias estalinianas que veíamos hace años: todos los diputados del PSOE aplaundiendo con expresión almibarada. Se me ocurre de repente un símil taurino: ¿en qué se diferencian José Tomás y Pedro Sánchez? En que a José Tomás le aplauden cuando termina alguno de esos faenones en que demuestra que es un enorme torero, mientras que Sánchez no necesita demostrar nada (lo cual, bien mirado, nos favorece, porque cada vez que demuestra sus "méritos"...), pues sus acólitos se ponen a aplaudirle en cuanto asoma la nariz, y se tiran cinco minutos con las palmas echando humo, solo les falta ponerse a gritar: "¡Sánchez! ¡Sánchez! ¡Sánchez! ¡Sánchez!" A lo mejor me equivoco, pero no recuerdo que esto pasara en otros periodos de nuestra democracia. Lo del aplauso pringoso empezó en la era de Sánchez, con esperpentos como aquel del gabinente en pleno recibiéndole a la entrada de un consejo dando palmas como si se fuera a arrancar por bulerías, o el de aplaudirle a todo un general de la Guardia Civil en una sesión informativa, o el aborregamiento de todo un país poniéndolo a aplaudir a las ocho de la tarde durante meses así porque sí, al aire, a no se sabe qué. Ciudadanos, ministros o diputados aplaudiendo por motivos inexistentes, con el entusiasmo de niños en un cumpleaños y con el sentido del ridículo desterrado a lejanos confines. ¡A lo que nos están llevando!

18 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. El hiperliderazgo que sufre el PSOE después de que las elecciones primarias sustituyeran una democracia representativa y participativa por otra plebiscitaria se manifiesta en su forma autocrática de gestionar la res pública y en la exteriorización de los apoyos y adhesiones al líder supremo.
    El hoy principal partido político de España es ya, merced a esas primarias que algunos incautos apoyamos en su día y que han sido un fiasco, un régimen personal, es decir, un régimen que pivota sobre la voluntad del césar, caudillo, líder supremo, gran timonel o jefe-jefe. Esa forma de gobernar y liderar tiene como ventaja que se quita de en medio la tediosa y engorrosa tarea de tener que negociar todo. Y además no es necesariamente un sistema político totalitario, pues es compatible con cualquier ideología y también con la ausencia de líneas programáticas, pues todo lo decide el césar. El líder tiene las manos libres para decidir lo que quiera. Como el dueño de un cortijo.
    En España tuvimos un régimen personal que lo mismo fue antiamericano que proamericano, autárquico o partidario del Mercado Común (precedente de la CEE y de la UE), nacionalcatólico y secularizador. Lo que le conviniera al caudillo para mantenerse en el poder era el único condicionante de su política. Utilísimo en tiempos cambiantes. Bien es cierto que el caudillo de España por la gracia de Dios había accedido al poder tras un golpe de estado cruento y fracasado que devino en una fratricida guerra civil que terminó con el establecimiento de una dictadura sanguinaria y brutalmente represiva, pues pretendía exterminar a media España. Y que el actual presidente ha llegado adonde ha llegado mediante procedimientos democráticos y pacíficos. Desde ese punto de vista, la legitimidad de origen no es la misma. En cuanto a la legitimidad de ejercicio, los dos regímenes personales cada vez se parecen más.

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    1. Como es habitual, coincido en lo esencial de tus planteamientos, pero a este comentario quiero hacerte dos precisiones:
      La primera es un triste sarcasmo a algo muy razonable que tú dices en serio: la dictadura franquista no pretendía exterminar a media España, sino a todo aquel español que le hubiese parecido susceptible de eliminación. Si eso hubiera supuesto el 80 por ciento, pues adelante. Esto, aparte de retratar el verdadero fondo del franquismo, viene también un poco a cuento para sacarles los colores a los antifranquistas de play station de hoy en día, que se montan películas maniqueas tipo "Juego de tronos" (por seguir la línea de un tronao que afirmaba que ese centón era la octava maravilla) pensando que lo de la República y la guerra fue un combate del Bien (o sea, el pueblo revolucionario) contra el Mal (o sea, el fachofranquismo), sin tener ni puta idea de que en el lado republicano hubo unas tremendas sangrías de revolucionarios matando a republicanos y en el franquista el señor Franco Bahamonde (¿cuántos podemitas ignorarán su segundo apellido?) eliminó a un buen puñado de seguidores suyos en cuanto se le hicieron molestos, generales incluidos, empezando por el capitalísimo caso del general Amado Balmes.
      La segunda pecisión viene a propósito de tu irreprochable afirmación de que Sánchez ha alcanzado la presidencia de manera legítima sin la menor duda, pero su problema es que la legitimidad también puede perderse. La forma más habitual es pisotear esas leyes que te la dieron, y en esto Sánchez ha dado ya innumerables pasos algo más que atrevidos. La Ley de Memoria Democrática aprobada hoy, sin ir más lejos, es uno de esos pasos, y muy firme y prolongado, pero ha dado unos cuantos más, y no timoratos. Veremos cómo acaba este sujeto.

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    2. En el análisis de las diferencias y semejanzas de dos regímenes personales justamente he querido insistir en lo que decía Ignacio Sotelo: hay dos legitimidades, de origen y de ejercicio. Si el poder se ha obtenido legítimamente, pero se ejerce de forma despótica, sin respeto a la ley a las normas más elementales de la ética, se ha perdido la legitimidad de ejercicio. Y desde ese segundo punto de vista, es más que discutible que Pedro esté gobernando legítimamente.
      En cuanto a otro aspecto de la sectaria, cainita y nefasta ley de memoria, orwelliana donde las haya, me he referido exclusivamente al régimen de Franco terminada la Guerra Civil. El relato maniqueo que sigue existiendo en cierta izquierda de los buenos e inmaculados republicanos y los abyectos franquistas es para mí inasumible. Me quedo más con lo que dicen Trapiello, Pedro Corral o en parte Javier Cercas (al que han acusado de blanquear el fascismo) y los textos de Unamuno en plena Guerra Civil: los hunos y los otros, que niega expresamente esa visión sectaria y maniquea de la contienda. En fin, que un sector de la izquierda, me temo que mayoritario, ha vuelto a emponzoñar y dividir canallescamente a la sociedad española jugando con los instintos más bajos y los mitos inveterados. Una muestra más de la abyección de Sánchez y del descerebramiento de los comunistas y asimilados. Que quieren erigirse en adalides de los derechos humanos. Manda huevos. Con la clase política actual no se hubiera podido hacer la transición. Habríamos terminado como en todo el siglo XIX y el 31. Las dos Españas.

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    3. No sé quién ha dicho -lo vi ayer, pero no lo recuerdo- que con esta izquierda a la muerte de Franco habríamos tenido otra guerra civil. Y no son pocos los que enuncian las sospecha de que con esta ley terminemos un día viendo cómo se les paga indeminzaciones o se les ponen placas a asesinos etarras, por aquello de que esta norma también considera víctimas a "comunidades, lenguas y culturas". Aquí es donde muchos sospechan que está detrás la mano de Bildu. Y mientras Sánchez impulsa esto, estamos contemplando cómo en extensas regiones de España se impide u obstaculiza la enseñanza en español, las cosas que están ocurriendo hoy aquí pasan de indignantes. Yo, francamente, no entiendo que tengan que existir leyes como las de memoria histórica o esta de memoria democrática, hijas de padres como Zapatero o Sánchez, lo cual ya bastaría para ponernos en guardia frente a ellas. La historia, para los historiadores, que allá se las compongan en sus investigaciones y su contraste de fuentes y sus debates, y la memoria es cosa de cada cual. Llamar leyes de memoria a lo que tiene toda la pinta de ser instrumentos al servicio del control de las ideas, de la libertad de expresión y del relato dominante (como dicen los totalitarios de hoy) es un ejercicio más de manipulación política... e histórica. Menudo palo les arreaba el jueves Joaquín Leguina en ABC.

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    4. Coincido plenamente con tu comentario. No leí entero la tercera de ABC. Solo leí la parte liberada. Pero Leguina ya ha opinado otras veces sobre la barbarie totalitaria de las leyes de memoria. Y es que lo que tú dices lo he repetido yo también hasta la saciedad. La historia que la hagan los historiadores. Con rigor científico, objetividad, ecuanimidad. En serio. Con honestidad intelectual y nivel académico. No puede ser un panfleto ni nada que se le parezca. Y la memoria no se puede legislar, Se pretenden fines muy espurios con esta abyecta e infame ley. Uno, desviar la atención; dos, dividir a los españoles en buenos y malos, como hacía Franco; tres, lograr esos efectos de reconocimientos e indemnizaciones a víctimas reales o supuestas, entre los cuales estarían los luchadores por la patria vasca, es decir, los terroristas; cuatro, construir una historia oficial que enseñar en las escuelas que criminalice toda opinión contraria a lo establecido en la ortodoxia abertzale y pseudoizquierdista; cinco, excluir a la oposición de derechas de la legitimidad para gobernar, aunque gane las elecciones. Tenemos el precedente de Largo Caballero en 1934; y seis, eternizar la división entre las dos Españas, de forma que los hijos, nietos, bisnietos y tataranietos de los vencedores de la guerra tengan que estar pidiendo perdón permanentemente por las culpas heredadas. Así de crudo. Yo he firmado contra esta ley y cuento los días para su derogación.

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    5. Yo no solo firmé, sino que, a pesar de había mirado en internet la página de la organización convocante y me generó bastantes dudas, acudí a la concentración que tenían convocada para el miércoles 13 a las 20:00 ante el Congreso, porque considero que estas leyes de memoria son una auténtica amenaza a las libertades. Pues bien: a los cinco minutos de estar allí, ya me había arrepentido, porque cierto lenguaje y otros detalles que prefiero omitir me hicieron pensar que en aquella concentración dominaba una verdadera nostalgia del franquismo. Habría allí unas doscientas personas y, a pesar de no encontrarme muy a gusto, decidí esperar quince o veinte minutos para ver cómo discrurría el acto, pero no aguanté ni cinco más. ¿El motivo? Tenía a poca distancia un grupito de personas y al poco se acercó a saludarles alguien que llevaba una camiseta estampada con la cara de... Blas Piñar. Ahí ya fue cuando entendí que estaba entre personas con las que no tenía nada en común.
      Lo que el PP y el PSOE han hecho permitiendo durante años que el separatismo creciera y creciera ha tenido una consecuencia terrible: la propia amenaza que esos separatistas (que no olvidemos que han ejercido práticas como el asesinato, el atentado, el secuestro, el chantaje (económico y político), la extorsión, la violencia callejera, el golpismo, el segregacionismo, la corrupción...) suponen y el debilitamiento del proyecto de convivencia que supuso la apuesta constitucional. Y ahora, desde Zapatero y con Pedro Sánchez, más el arreón que están dando los separatistas de todos los colores, se ha abierto una puerta que añade un peligro: el fortalecimiento de los nostálgicos de Franco, que son Vox, como canallescamente nos quiere hacer creer la izquierda, sino otros colectivos menos visibles y no sabemos hasta qué punto organizados. Pero, en todo caso, lo que yo vi ayer fue un síntoma que hay que tomarse muy en serio, porque pienso que, hasta 2012 más o menos, hubiera sido impensable que nadie saliese a la calle con una camiseta de Blas Piñar, pero, con lo que han traído la podemia, el PSOE radicalizado o el prusés, ¿pues por qué no, y más si lo hacía en una manifestación pacífica y denunciando un abuso totalitario? A fin de cuentas, si en España se hacen leyes de memoria como las que tenemos y en ellas mete su cucharón Bildu, se gobierna de forma cesarista o se indulta a gente como Junqueras o Juana Rivas, ¿por qué no va a poder un ciudadano ponerse una camiseta de Blas Piñar?
      España se está radicalizando y, como tú dices, caminamos hacia las dos Españas, pero me da la impresión de que cada vez con más mala leche y, si en la presidencia del Gobierno hay uno que está haciendo las cosas que hace Pedro Sánchez, y eligiendo los amigos que elige, y privilegiándolos como los privilegia, más otras como esos megas de su teléfono que andan por ahí en paradero desconocido, la conclusión es que le estamos echando gasolina al fuego.
      Para acabarlo de arreglar, cuando iba hacia Sol, junto a la esquina de Cedaceros, vi un grupito en el que destacaba la despreciable figura de un señor llamado Jaume Asens. ¡Más me hubiera valido quedarme en casa!

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    6. Aclaración: aunque por el sentido se entiende, quiero hacer una corrección: donde digo "que son Vox, como canallescamente nos quiere hacer entender la izquierda" debí haber escrito "que no son Vox, como canallescamente nos quiere hacer entender la izquierda".

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    7. Una de los objetivos que perseguía el autócrata con la exhumación de Franco del Valle de los Caídos era provocar el resurgimiento de la extrema derecha, polarizar y dividir. Para presentarse como el máximo opositor de Franco. En este ardid seguía la estela de ZP, del juez Garzón y otros. Es lo que los que los contrarios a este personaje llamamos el comodín de Franco. Los nostálgicos del franquismo, identificados con posiciones ultras, representan hoy en día una minoría exigua, prácticamente irrelevante. Basta con que en una concentración cinco o seis saquen unas pancartas o unas fotos aprovechando el clima de indignación y repulsa que ha tenido el pacto de la infamia con Bildu para esta repulsiva y execrable ley. Que espero que pronto sea derogada y se tire al cubo de la basura. Nacho Varela escribió hace ya un tiempo un artículo titulado La estrategia de la discordia, en el que hablaba de cómo este irresponsable sátrapa primero la utilizó con éxito para reventar el PSOE y despertar los más bajos instintos de lo peor del infantilismo izquierdista y la visceralidad y más tarde aplicar la misma medicina a la confrontación política en España. Se trata de provocar la crispación, la polarización y el enfrentamiento para que unas masas idiotizadas localicen al enemigo y se unan en torno a quien con más fuerza puede combatir a ese enemigo. Es la táctica de embarrar el terreno de juego. Estilo Donald Trump. Esa polarización, en un país con la tradición histórica española es una irresponsabilidad. Pero ahora, con la economía por los suelos y la credibilidad del gobierno y los podemitas bajo mínimos, con la indignación con los nacionalistas (cleptómanos, violentos y golpistas) puede ser además un error. Porque el polarizador puede no ser percibido como el salvador frente a todos los males, sino como la encarnación de males mayores e incluso peores que los que él se ofrecía a limpiar. De hecho, Antonio, el trilero trolero, es el presidente del gobierno más odiado y repudiado de estos cuarenta y tantos años de democracia. Régimen político que al parecer nos ha traído la heroica lucha de los gudaris encapuchados. Hay que joderse.

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    8. Me jode decir esto, porque no acostumbro a valorar las capacidades de la gente, pues son en realidad muy difíciles de determinar pero, como estoy de acuerdo contigo en que Sánchez está practicando ese juego de desenterrar a Franco y otros delirios -como esas peticiones de perdón que se saca a veces de la manga para criminalizar a su propia nación-, habré de decir que, además de ser un malvado y un insensato, con esa estrategia está demostrando ser muy cortito de entendederas.
      Cuando desenterraron a Franco, si él y Redondo -al que aún no había tirado como un trapajo usado- imaginaron que estaban haciendo un gran negocio político, los hechos demostraron que fue todo lo contrario, por estas razones:
      -Con su interés por el desaparecido y ya muy olvidado dictador, por aquellos días el PSOE y el Gobierno dieron la impresión de ser los más franquistas de España.
      -Montaron un conflicto completamente innecesario con la familia, la judicatura y otros sectores, como si el país y su Gobierno de inútiles no hubieran tenido cosas mejores en las que ocuparse.
      -Resucitaron a esos mermados y dispersos sectores verdaderamente franquistas y les dieron una razón para revitalizarse.
      -¿Y acaso con eso consiguió el aplauso enfervorizado de la ciudadanía? En absoluto, y él lo sabe muy bien, por mucho que pusiera a su Brunete mediática a dar la impresión de que sí. A la inmensa mayoría de los españoles la batallita le produjo una completa indiferencia, y el resto se dividió entre unos pocos que la vimos como una penosa jugada demagógica y otros pocos a los que les pareció bien, pero sin grandes alegrías.
      Por eso digo lo de las pocas luces de Sánchez, porque no está valorando bien los efectos de su izquierdismo montonero: la gente en general considera la guerra y el franquismo como lo que son: cosas ya muy pasadas y superadas, así que a él no le beneficia, sino todo lo contrario, crear crispación (¡y encima se atreve a decir que son los demás quienes lo hacen!) desenterrando a Franco, remover conflictos donde ya no los había, hacer leyes estalinianas de memoria o demenciales de transexualidad, etc. Todo eso le está perjudicando, porque la gente ya está viendo que el mentiroso especializado en prometer cosas que no valen nada o nuca va a cumplir es además un tipo peligroso para la convivencia, camorrista y amigo de los peores. Y demasiado amigo de alcaldadas. Y autor de patinazos muy graves, como su política con el norte de África, que no ha podido ser más perjudicial. Y con asomos de asuntos oscuros. Y que se empeña aún en tratar a Aragonés como a algo distinto del bandolero mindundi que es. ¡La de votos que le va a costar esa recepción de ayer, con las banderas igualadas, el lenguaje y la escenificación de un encuentro entre dos Estados soberanos! ¿Aún no se ha dado cuenta Sánchez de que todas esas peligrosas y costosas aventuras le están hundiendo? ¿Aún no ha entendido lo que significa que un paisano con una visera llena de roña se atreva a decirle a un presidente del Gobierno eso de "tú qué vas a arreglar"? ¿No ha comprendido el deprimente significado de que su única respuesta fuera callarse y darse media vuelta? Entonces es que es un completo imbécil. Ahora, no te pierdas a Feijoo, que parece que ha decidido adoptar la estrategia de darle aire de vez en cuando para hacerse el moderado y el responsable. Sería rarísimo que ese señor no fuera el próximo presidente del Gobierno, a ver qué sorpresas les da a quienes creen en él.

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    9. Totalmente de acuerdo con lo que dices sobre el suicida de la Moncloa. Nada que añadir. Salvo el hecho de que a sus palmeros y subvencionados sí los está movilizando y animando. Es deprimente, pero en el arte de la propaganda y de jugar con los sentimientos colectivos ha jugado bien sus bazas. Aunque yo creo que es ya un personaje amortizado. Eso sí, nos espera un año terrible. Con el personaje en todo su esplendor, que no se va a rendir y que va a dar la batalla. La canallada de la infame ley de desmemoria filoetarra está generando la primera rebelión oficial organizada y no de meros francotiradores en la familia socialista. Pero también el entusiasta de la izquierda más reaccionaria. Ahí tienes todos los artículos que salen en su ayuda. Pedro Sánchez es el secretario general al que más socialistas detestan, pero también es el más querido por IU, Podemos y la izquierda rancia y radical que nunca ha dejado de existir. Tengo la impresión, por otro lado, de que pese a que no se arruga y la moral en la trinchera rojimema esté muy alta, el rechazo general que provocan su figura y su política le van a pasar una factura en las urnas si se presenta.
      Si hablamos de quien se presenta cada vez con más fuerza como su alternativa y tiene un futuro más prometedor que mi paisano y marmolillo Pablo Casado, a mí me provoca más reservas que entusiasmo. Aunque le reconozco mucha más capacidad política que a su predecesor. Porque mide mucho mejor las palabras y es a todas luces mucho más inteligente. En el fragor de la batalla ha prometido que esta infame ley de desmemoria la va a derogar. También Rajoy prometió lo propio con la nefanda ley de memoria histérica y sectaria de ZP y no lo hizo. Núñez Feijíoo sigue los consejos de los gurús mediáticos de dar imagen de centro y moderación para pelear por ese espacio electoral que hay entre PP Y PSOE. Yo creo que hay reformas y contrarreformas que son inaplazables y que no se trata simplemente de reemplazar al zote de la Moncloa, sino también de coger el toro por los cuernos de los gravísimos problemas que tenemos. Ser un Mariano Feijoy no sería un buen negocio para el país.

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    10. No espero nada bueno de Feijoo, al que concedo altísimas probabilidades de ser el sucesor de Sánchez. Aznar, que tenía más agallas que él y una valoraración más sincera de la unidad nacional (el asunto más acuciante de la actualidad), sabes tú muy bien las cesiones que hizo al llegar al poder, que estarán para siempre en el debe del PP, así que de este, que es un cínico y se ha hecho el amo de su taifa entre otras cosas por incorporar a su oferta una inmersión lingüística feroz en Galicia (hábil operación con la que le ha robado una baza esencial al galleguismo izquierdista, su oponente más poderoso allí gracias a uno más de los derrumbes del PSOE), en lo referido a la política territorial, lo que nos colará será unos enjuagues bajo cuerda con el nacionalismo (¡qué bien se va a entender con el PNV!) del tamaño 6XL, porque tiene muchas afinidades con ellos; de hecho, una de las primeras cosas que ha hecho ha sido pasarse por Cataluña a besarle el anillo al catalanismo, esa versión chachi del separatismo. Y, en cuanto a la memoria democrática, pactará con la izquierda y el nacionalismo una memoria cosensual, reconciliar, ecuménica o el nombre que se inventen en la que vete a saber lo que nos colarán, porque este está clarísimo que le ha sacado mucho partido a eludir el debate cultural y de ideas y que va a seguir así. Lo mismo que con Aznar pasamos a llamar Lleida a lo que en español se llama Lérida, a Feijoo lo veo capaz de hacer una ley trans más disparatada que la de la Montere y quedarse tan tranquilo. Si el prusés le hubiese caído en suerte a él, por supuesto que no habría llegado a las locuras de Sánchez, pero no creas que hubiera sido mucho más firme que Rajoy. Este es uno de nuestros grandes problemas: que el tinglado del PPOE les ha rendido grandes réditos, por lo que se resisten a ser ellos mismos quienes se lo carguen por mucho que vean que ya es un desastre, lo que lleva aparejado seguir padeciendo los chantajes nacionalistas y los delirios progres. Un ejemplo: ¿ha dicho Feijoo algo acerca de las leyes educativas? ¿Crees que en algún momento sería capaz de proponer algo radicalmente distinto a lo que hay, aunque todos sepamos que es una catástrofe? Yo de Feijoo no espero mucho.
      En cuanto al kamikaze (modalidad suicida de Pedro Sánchez, es decir, la de morir matando), poco que no hayamos dicho ya: su problema es gravísimo, porque le afecta no solo a él sino a la decrépita y desprestigiada izquierda, amarrada a unas propuestas demenciales, y a sus terminales mediáticas, que me temo que cada vez le son menos útiles, porque también se han echado mucha mierda encima ellas solitas.

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    11. No conozco a Feijoo como conozco a Pedro Sánchez pero no me inspira ninguna confianza. Y me temo que va a ser conservador en el peor sentido de la palabra. Coincido con tus apreciaciones sobre los problemas más graves que tenemos. Me gustaría equivocarme, pero no tengo ninguna confianza en él.

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    12. Ni yo tampoco. Luego existe otra cuestión: cuando, como es muy probable, alcance el Gobierno, se va a encontrar una situación endiablada, en todos los frentes imaginables. Para un marco así, inspira muchísima más confianza que Sánchez, pero sin duda va a tener que buscar aliados y alianzas, y aquí es donde pueden traicionarle esas típicas mezquindades peperas.

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  3. En un régimen personal la relación del caudillo con sus seguidores no es una relación democrática. Está más próxima al vasallaje del medievo. No existen ni la crítica, ni la participación ni el debate. Todo el poder reside en el jefe, de forma que quienes tengan aspiraciones a desempeñar un cargo no han de concurrir ante unos electores ni acumular méritos objetivos: todo se debe al dedo redentor o exterminador del caudillo. Pues lo que el señor me dio el señor me lo quitó. De ahí que la relación entre el líder y sus conmilitones se base en la adhesión incondicional y la lealtad inquebrantable al jefe supremo.
    Resulta curioso que cuando con una intención sectaria y maliciosa, como es negar la legitimidad a priori de una posible alternativa al gobierno “de progreso” y “de izquierdas”, gane o no en las urnas, se estén buscando restos del franquismo hasta debajo de las piedras, los parecidos entre el tardofranquismo y el tardosanchismo (en feliz ocurrencia de León Teodoro Gross) sean cada vez más asombrosamente reales.
    Los diputados del partido que soporta al gobierno (valga en este caso el dudoso anglicismo que puede dar lugar a un divertido eqívoco), todos designados a dedo por el único secretario general elegido en primarias, compiten entre ellos para ver quién aplaude más y quién exterioriza con más entusiasmo su adhesión incondicional a quien los nombró, esperando que el caudillo les renueve en las próximas listas electorales. Vano empeño en algunos casos, pues la voluntad de los emperadores a veces es azarosa, como se demostró con los ceses de los otrora adictos Ábalos, un tal Iván y doña Carmen Calvo, que fueron arrojados a las tinieblas exteriores por el designio iracundo del céar. Si bien la diferencia es que en los tiempos de la oprobiosa era en el veraneo del palacio de Ayete donde el dictador pergeñaba o culminaba sus reajustes ministeriales y nombramientos de Consejeros Nacionales del Movimiento. Y entonces la señal fatídica que recibía el justiciado era la llegada del motorista con un telegrama de palacio. Ahora, o bien se le envía un wassap o bien el interesado se entera por una página web a la que en palacio le han filtrado la noticia. Y en el mejor de los casos se le insinúa que ya es prescindible en una conversación privada. Es entonces cuando el cesado sabe que ya no forma parte de los elegidos sino de aquellos a los que el caudillo ha aplicado la ley de Kleenex: usar y tirar. Lo que el señor les dio el señor se lo quitó. Y a veces el caudillo se compadece de los destituidos y les concede un premio de consolación. Para mostrarles que al igual que se deja arrebatar por momentos de ira también es capaz de sentir compasión y gratitud con los que tantos méritos hicieron tragando sapos, haciendo genuflexiones y mostrando esa adhesión incondicional y lealtad inquebrantable que ya formaba parte de la fraseología del régimen anterior. Un régimen que quieren declarar ilegal, como si la Constitución no hubiera derogado todas las leyes fundamentales del franquismo.
    A mí lo que me extraña es esta tremenda involución antidemocrática. Porque estas muestras de adhesión al jefe eran mucho más discretas y morigeradas con otros líderes. Y me extraña que no sientan vergüenza con esa foto que mencionaba Pablo de los ministros recibiendo al presidente como si fuera un torero el líder de los comunistas de Corea del Norte.

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    1. Excelente retrato de los procedimientos del neroncente que nos gobierna, al que también le llegará su san Martín, aunque este en este asunto parece más sagaz que Zapatero y parece que ya se lo huele. Lo de los aplausos ha acabado siendo un síntoma tan valleinclanesco como significativo. Mira, yo seguí muy por extenso este debate en RTVE, lo que equivale a decir que lo hice en algo así como el Pravda de la URSS de los años cuarenta. Aparte de lo que yo señalo en mi artículo, las cámaras estuvieron atentísimas no solo a quién aplaudía, sino a cuánto, de tal manera que hasta esa inexplicablemente bien ponderada Antena3 de hoy se permitió comentarios acerca de la duración de una tanda de aplausos y hubo seguimientos al grado entusiasmo con que lo hacían los ministros podemitas. Un dato: al acabar la sesión del miércoles por la mañana, dedicada tan solo a la alocución del Amado Líder, cuando Yoli Tenacillas abandonaba las Cortes, se acercó un periodista de RTVE y la interpeló acerca del hecho de que en alguna de las pausas se había visto que no aplaudía. En dos palabras: TE CAGAS. Tú recordarás que en los actos de Stalin las tandas de aplausos podían durar quince minutos o más, porque nadie se atrevía a ser el primero en flojear en el aplauso. ¿Nos estará llevando a esto el personajillo este que nos gobierna hoy, que para colmo es un inútil? Lo que hizo en el debate fue lo de siempre: enmascarar su fracaso, su incompetencia y sus gravísimos errores en una montaña de promesas inútiles, perjudiciales o inviables, pero, como eso se demostrará cuando haya pasado algún tiempo de la escenificación, pues parecerá que ha hecho algo importante y hasta la próxima. Así hasta que le pille el toro, que, como te he dicho más de una vez, el revolcón que le dará estará a la altura de sus hazañas, así que va a ser aterrador. El precedente de Zapatero lo va a dejar enanito.

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  4. Mi padre, que en paz descanse, votó en el 82 a Felipe como tantos otros. Mi hermano mayor y yo éramos unos adolescentes en aquella época. El mismo día de la victoria electoral, mientras veíamos en la tele la famosa escena del balcón de Ferraz; Felipe y el Guerra abrazados, se volvió hacia nosotros, nos miró con pena y nos dijo:" Grabáoslo bien, éstos, harán bueno a Franco". Cuando se murió Franco yo tenía seis añitos, por lo que las batallitas del "antifranquismo" a mí me suenen a aquellos tebeos del "profesor Tragacanto, y su clase que es de espanto". El culto al líder del que hablas , no lo veo ahora diferente al que gozaron Felipe, Guerra, Zapatero o cualesquiera otros del PSOE. En cuanto a mí, en lo político, y sin olvidar las sevicias del PP, he de decir que la mayoría las iniciativas políticas que han resultado en mayor pobreza y menos libertades para mí y mi familia, las ha perpetrado este partido vasallo del PSC conocido por lo común como el PSOE. Espero que reviente de tal modo que desaparezca ya que, de no hacerlo, lo que reventará será España y con ella las últimas pocas libertades civiles que pudiéramos tener los charnegos, los maquetos y los churros.

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    1. ¡El profesor Tragacanto, otra lectura común, Paco! No sé cómo habría afrontado es ese señor la LOGSE. Yo era algo mayor que tú en el año 82 y también voté al PSOE con entusiasmo. Ya desde los mismos finales de los años 70, se había hecho un lugar común la palabra "desencanto", pero para referirse sobre todo a la desilusión que generó entre los españoles la tan esperada democracia, aunque fue un poco culpa de todos: de un pueblo sin cultura política sufcienta para entender que solo por votar un país no se convierte en Jauja y de la inexperiencia y/o maldad de demasiados políticos. Tengo una anécdota parecida a la tuya. Entre los que entonces éramos de izquierdas, generaba grandes expectativas el PSOE, pero yo tengo un amigo también profesor que entonces tenía una compañera que había tenido como alumnos a algunos de los notables del PSOE y solía decirles en la sala de profesores que se desengañasen, que ella los conocía y eran peores que los otros (se refería a los de UCD). Ya para el 84 o el 85 empezamos a darnos cuenta de que no mentía, y eso que el caso Alonso Puerta era de finales de los años 70. Después de haberles votado muchas veces, al final también tengo que decir que los socialistas me han perjudicado personalemnte con sus políticas, en especial, por una cosa: sus leyes educativas. Y además, mucho, porque, si comparo mi situación porfesional desde 1983 hasta que, más o menos por 1996, empecé a trabajar en un marco completamente logsiano, no me cabe la menor duda de que mi profesión empeoró, y eso que antes había estado en FP y en algunos centros de EGB que no eran Disneylandia precisamente. A partir de la ley impuesta por los socialistas, el desempeño de la docencia se hizo más ingrato y el respeto al profesor se despeñó. La calidad de vida de millones de personas, tanto docentes a los que la LOGSE ha amargado como alumnos que se vieron abocados a verse inmersos en centros docentes de vida deteriorada por el gamberrismo favorecido por esa ley, fue peor de lo que hubiera sido con un marco legislativo no dominado por unas pautas demenciales. Y ni que decir tiene que la calidad de la enseñanza, como todos sabemos, se vio también muy perjudicada. Hacer unas leyes para regular una determinada actividad con el resultado de que esta empeora sensiblemente es algo más que un fracaso: es un desastre. Y mantenerlo haciendo oídos sordos a las críticas durante treinta años roza lo delictivo. Me quedo ya sin calificativos para la LOMLOE. Y luego están esas cosas de las que hablas tú. No veo improbable la desaparción del PSOE.

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