Soy de los que creen que las bobadas, meteduras de pata y provocaciones de Alberto Garzón son actos muy calculados que obedecen a su propósito de no caer en un olvido que sería funesto para su carrera política. Como la irrelevancia de su ministerio conlleva el no ser digno de atención, lo mismo que las de Femen se la curran enseñando la pectoral y algunos famosos en horas bajas vendiendo sus trapos sucios en la telebasura, él la busca montando campañas propias de Andy Warhol, o diciendo estupideces de diversa índole, pero siempre de gran calibre. Como todos sabemos, la última hasta la fecha ha sido esa de la ganadería extensiva, que resulta tan perjudicial para nuestro sector alimentario y es tan gorda y tan burra que hasta ha conseguido que Sánchez y otros destacados socialistas le hayan condenado de forma clara y, algunos, también muy dura. La defensa de Garzón y de la podemia -con intervenciones de Iglesias, Echenique o Díaz cerrando filas- ha echado mano de un recurso tan fácil como deplorable: la mentira. Llevamos varios días oyéndoles clamar: ¡Bulo de la derechuza! ¡Mentira! ¡Garzón no dijo eso! El propio ministro ha aportado una explicación, en la que incluye una transcripción de la entrevista en The Guardian, que podéis ver aquí. Os voy a entresacar la traducción que hace de las famosas tres o cuatro líneas que han producido todo el revuelo:
Pero claro, es que cogen un pueblo de la España despoblada, meten 4.000 cabezas de ganado allí, o 5.000 o 10.000, contaminan los suelos, contaminan el agua y después normalmente se exporta... Es una carne de peor calidad, es un maltrato animal lo que se produce y es un impacto ecológico descomunal y desproporcional.
A la vista de esto, por comparar con lo que de verdad se publicó y hacerme una idea clara del asunto, he buscado la entrevista en The Guardian y lo que he encontrado ha sido esto:
They find a village in a depopulated bit of Spain and put in 4,000, or 5,000, or 10,000 head of cattle. They pollute the soil, they pollute the water and then they export this poor quality meat from these ill-treated animals.
Traducción de la negrita: "Y luego exportan esta carne de baja calidad de estos animales maltratados", o sea, lo que se ha venido difundiendo: ¿dónde está el bulo? Si os vais a los enlaces, veréis que el orden de las cosas dichas difiere algo en ambas versiones, de ahí que la alusión al gran impacto ecológico aparezca aquí solo en la frase de Garzón. De todos modos y ya solo con estos dos cortes, quedan claras estas cosas:
1.- Que Garzón y los suyos mienten al hablar de bulos en su contra, porque, aun en su propia versión, más "dulce", habla de carne de mala calidad que España exporta, que es el gran pecado que se le achaca y que, en efecto, cometió. Han alcanzado un alto nivel de manipulación llamando bulo a lo que no lo era, el bulo del bulo, vamos, el más difícil todavía en materia de embustes.
2.- Que esa versión que él presenta puede ser la verdadera o puede ser un pérfido ejercicio de atenuación mediante técnicas como el cambio de orden de las frases o el uso de modalizadores como ese "normalmente" tan oportunamente situado. Crea cada cual lo que le parezca, pero, en todo caso, importa poco, porque lo que se publicó, lo que llegó al lector y lo que se puede manejar en contra de nuestra ganadería es la versión más cruda, que, por otra parte, tampoco difiere tanto de esa otra suya más suavecita.
3.- Que, una vez más, Garzón ha dejado constancia de que su presencia en el Gobierno es prescindible por completo, pero ahora también de que es perjudicial. El responsable de sus actos es él y el de que los cometa desde un puesto tan alto, Pedro Sánchez, que fue quien lo puso. No estaría mal que, al menos, lo cesase de una vez, y redondearía la faena si suprimiera ese ministerio que dirige y que fue creado por exclusiva conveniencia particular de los partidos que nos gobiernan en coalición.
Post data: unas horas después de escribir este artículo, me entero de que en los presupuestos para 2022 se incluye una cláusula que transfiere al gobierno vasco todas las competencias sobre los secretarios, interventores y tesoreros de la Administración local en su comunidad. Esta gravísima decisión es un ataque a un cuerpo que durante siglos ha servido como sostén de una cierta cohesión legal nacional y de antídoto contra el caciquismo. Mientras andamos entretenidos con las memeces de un ministro insustancial, nos cuelan en silencio atropellos a la nación como este, ¿será lo que pretenden?
no ha sido un error , tampoco una casualidad.
ResponderEliminar¿Qué pretenden? Está claro; destruir el país.
Es exactamente lo que dice Agustín Valladolid en la columna en que denuncia lo de los interventores, tesoreros y secretarios, en la que incluye dentro de ese plan destructivo la limpia de gente incómoda que ha hecho el gobiernillo catalán en los mozos.
EliminarLo de la última concesión al PNV es terminar aceptando una vieja recomendación del partido de Sabino Arana. Un paso más en la destrucción del Estado de Derecho y sus mecanismos de control.
ResponderEliminarPues que se cumpla un sueño del iluminado aquel de Arana da que pensar. Si las autonomías eran esto...
EliminarY todo el culebrón de este necio pijoprogre indocumentado, que es un ridículo absurdo, deteriorará aún más la política española y la coalición Frankenstein. Es lo que tiene meter en el Consejo de Ministros a un politiquillo profesional sin formación ni experiencia profesional y que lleva al gobierno las paridas frívolas del bar de la Facultad y las asambleas de esos centros universitarios. Esto no da más de sí. ¿De qué sirve que el ministro de Agricultura haya respondido impecablemente a los disparates del microministro obsesionado por las macrogranjas (por utilizar la expresión de Villanueva)? Total, que a un mes de las elecciones en la región más ganadera de España un ministro del gobierno de España dice que la carne que exporta procedente de esas granjas malditas es de mala calidad. Este pequeñoburgués bocazas, estalinista y panoli, que sin el más mínimo asomo de dignidad aguanta las humillaciones del presidente y otros dirigentes socialistas sin dimitir, se ha convertido en un problema para Pedro Sánchez. Frankenstein era esto. Y como decían los dibujos animados doblados en cierto país sudamericano. "Se los advertí",
ResponderEliminarEn efecto, con aliados así, Sánchez podía esperar cualquier cosa, pero él se los buscó, él los encumbró y él no es mucho mejor, así que se lo tiene bien merecido. Los podemitas ya están en campaña, y para ellos la palabra se entiende también con sus connotaciones bélicas, así que las tiranteces con Díaz o las felonías como las de Garzón, Subirats y Montero (¡Montero pontificando sobre política territorial, a lo que hemos llegado!) van a estar a la orden del día.
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